jueves, 16 de mayo de 2013

Carrefour: una vieja y nueva esclavitud, el terrorismo que los poderes mediáticos, los falsimedias no ven, no porque están ciegos sino porque son tuertos y ven lo que les interesa por eso atacan a Cuba y a Venzuela




Carrefour: una nueva esclavitud


Artículo publicado en Solidaridad Obrera el 22/02/13
Carrefour es una multinacional de origen y capital francés. En la actualidad se ha convertido en una especie de monstruo financiero que cuenta con unas 10.000 tiendas, repartidas principalmente en tres continentes: Europa, Asia y América. En total explota, y a veces humilla, a unos 360.000 trabajadores. Entendemos por explotar “cuando sacas a un trabajador toda su energía y a cambio le devuelves algunas migajas“.
Sí, ya sabemos que a eso se le llama capitalismo, pero también es cierto que no todas las empresas tienen el mismo grado de salvajismo ni todas aplican un mínimo nivel de ética que les permita lavarse la cara mínimamente. Vamos a explicar cuál es el funcionamiento de un negocio de este tipo, para que vean cuál es su relación con sus trabajadores, con sus clientes y con la sociedad en general.
Pongamos por caso una tienda media de cualquier barrio de Barcelona, pues ahora también las están abriendo. Su estructura laboral consta de una gerente, que es quien se lleva algo más de pasta. Esta persona demanda el personal necesario para cada tienda, mira que “su tienda sea más rentable que otras” y azuza a las encargadas. Estas susodichas encargadas han recibido un cursillo de formación acelerado de lameculos y explotadoras y en realidad son la parte esencial de la estrategia laboral de la empresa.
Primero seleccionan personas con un bajo nivel cultural, y que no tengan ningún tipo de experiencia en luchas sociales ni en defender sus derechos. Les inculcan que “ellas son empresa”, les pagan un salario de unos 1000 euros y un contrato de 40 horas semanales. Después, ellas solas se encargan de azuzar a sus trabajadoras para que trabajen más rápido, que no caigan enfermas y les digan que no son productivas si no son sumisas y lameculos como ellas. Su objetivo sibilino es que sus subordinadas crean que también “son empresa” y que aprendan a hacer de cajeras, policías y chivatas de otras compañeras. No siempre lo consiguen, aunque en la mayoría de los casos sí. La empresa ha descubierto que es más rentable hacer que las cajeras miren bolsos y que las reponedoras espíen clientes por los pasillos que poner un segurata, que supone un salario extra y otra cotización. ¿Y que tipo de contrato dirían que tienen estas dichosas y felices trabajadoras? Pues para diferenciarlas de las lameculos-encargadas, por supuesto, debe ser inferior al de ellas. Por lo más común hay de dos clases: de 20 horas a la semana o de 4 horas al día y 400 euros al mes (llamado trabajo precario) y el de 12 horas a la semana o de 2 horas al día y unos 200 euros al mes (llamado de subsistencia criminal). Las encargadas velarán para que sus trabajadoras hagan más horas de la cuenta, sin cobrar por supuesto, con la excusa de que no llega el relevo de la caja, que la estantería no está repuesta, que van lentas, que una compañera se ha puesto enferma y la han de suplir, etc. En ocasiones el aumento de la jornada laboral puede suponer un 20 o un 30% de la jornada ordinaria, extensible a toda la plantilla, lo que significa que el trabajo encomendado es imposible de realizar en el tiempo estipulado.
Cada día varias trabajadoras se dedican a retirar una ingente cantidad de alimentos a los que llaman “mermas”. ¿Qué es y en qué consiste una merma para Carrefour? Pongamos por caso los frankfurts, que se retiran 14 días antes de la fecha de caducidad. Todos los tipos de comidas preparadas (pastas, pizzas, carnes envasadas, etc) se retiran con 3 días de adelanto a que caduquen. La fruta, donde una pieza de la bolsa ligeramente picada supone la destrucción de la bolsa entera y cualquier tipo de producto envasado, por ejemplo un paquete de arroz con un rasguño, también se destruye.
Todas estas mermas se lanzan al contenedor, aunque previamente se rajan todos los productos con un cúter para que no puedan ser aprovechados por nadie. Como no desconocen que en los momentos actuales hay muchas personas pasando hambre, la destrucción y traslado de los alimentos desechados lo hacen a escondidas de los clientes y de sus propios trabajadores. Acostumbran a pasar por las tiendas, algo después de las 7 de la mañana, los camiones de la basura, que entran en los almacenes y cargan los productos desechados. ¿Falta decir que no se recicla absolutamente nada? La carne va mezclada con los cartones, las bolsas de arroces, la fruta, etc.
Utilizan la alevosía y la nocturnidad, así como la más alta insolidaridad con la sociedad, que es quien les hace enriquecerse. ¿Tan difícil sería llegar a un acuerdo con los comedores sociales, banco de alimentos o cualquier entidad altruista y solidaria para con los más pobres o desfavorecidos?
Luego intentan engañar a los clientes diciéndoles que voten por alguna causa solidaria, a la cual Carrefour donará cierta cantidad de dinero. ¿Alguien se cree que una empresa miserable y fascista como esta va a donar nada a nadie de forma altruista? El resto de empresas del sector como Mercadona, Alcampo, Caprabo, etc., pues más de lo mismo. Utilizan todos el mismo sistema de explotación laboral vergonzoso y denigrante. Los contratos más frecuentes son de 1 ó 2 meses y tienen una población laboral flotante a la cual van renovando de vez en cuando, siempre con el chantaje de “hay 500 esperando si no te interesa”. El resto de trabajadores también hemos colaborado en parte con esta situación. Hemos dejado caer el pequeño comercio que enriquecía nuestros barrios y daba puestos de trabajo, al menos a 2 ó 3 personas por tienda, y hemos ayudado a alimentar este monstruo sin entrañas, que sólo busca un enriquecimiento desmedido y a corto plazo y para quien las personas no son más que simples consumidores.
Creemos que es momento de que entre todos tomemos medidas contra estas alimañas sociales. Basta recordar la última Huelga General y de consumo del 14N; cuando miles de pequeños comercios cerraron en solidaridad con la misma y en apoyo a sí mismos por la precariedad que están atravesando, estos fantoches se mantuvieron abiertos durante todo el día mostrando su prepotencia y chulería como diciendo “Huelgas generales, puaf, eso no va con nosotros, que nos debemos a nuestros clientes“.
En algún momento conseguiremos que estos ladrones comiencen a devolver parte de lo que llevan años robando y amasando impunemente.

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