“Monarquía y Congreso son el carro de la basura de la corrupción política y periodística”
por Espía en el Congreso
Domingo, 01 de Septiembre de 2013
El escritor Manuel Vicent, que fue corresponsal parlamentario en la
década de los setenta, se ha sumado a las denuncias sobre la podredumbre
del sistema “partitocrático” español. A su juicio, políticos y
periodistas van unidos y subidos “en el carro de la corrupción”
española...
El escritor Manuel Vicent, que
fue corresponsal parlamentario en la década de los setenta, se ha
sumado a las denuncias sobre la podredumbre del sistema “partitocrático”
español. A su juicio, políticos y periodistas van unidos y subidos “en el carro de la corrupción” española, que ha gangrenado ya a la Monarquía y al Congreso.
Las voces de alarma dentro del régimen son ya tan desesperadas que
advierten que si no se crea una Comisión para la Verdad y la
Regeneración Democrática, en las próximas elecciones la clase política
puede salir por la ventana cuando el pueblo entre por la puerta de las
urnas.
“Ciertamente aquella primera Transición sin ruptura, conducida por UCD y PSOE, que Carrillo sostuvo sobre sus anchas espaldas, fue lo más parecido a una tienda de todo a cien. La
forma precaria de sacar la carreta de la charca franquista produjo
luego mucho desencanto, pero semejante frustración no es nada si se
compara con el desprecio que la mayoría de los ciudadanos siente hoy en general hacia la política y el periodismo“, escribe Manuel Vicent.
A su juicio, “puede que aquellos
políticos y periodistas, cuya imagen ha edulcorado el tiempo, no fueran
nada del otro mundo, pero ninguno se comportó como un canalla, una
afirmación que no se sostiene ahora. La monarquía, entonces
respetada, está hoy a las patas del caballo, el Congreso de los
Diputados, que albergó el nacimiento de la libertad, debe ser protegido
por guardias acorazados ante el cerco de jóvenes indignados y la hidra
de la corrupción con sus siete cabezas ha comenzado a pudrir de raíz a
las instituciones hasta constituirse en la forma sustancial de la
democracia”.
Para Vicent, “los líderes de cada bando se navajean para defender su parcela y la mediocridad de pensamientose ve acrecentada por la forma pedestre de expresarlo en la tribuna. Gran parte de la prensa dispersa en el gallinero de las tertulias comparte con la política el africanismo, que convierte al adversario en enemigo a merced de banderías y del odio personal. Salgan a ver el cortejo: es el carro de la basura cargado de políticos y periodistas que va hacia el vertedero”. El
comentario surge el día después de que Tele 5 haya suprimido “El Gran
Debate”, el último de los programas críticos con influencia política en
España, y lo hizo con Miguel Angel Revilla, el ex-político cántabro que se ha convertido en látigo de la corrupción española y al que numerosos periodistas nos hacen llegar que está siendo vetado en los medios de comunicación “oficiales” debido al calado popular que está arraigando con su peligroso y sencillo discurso.
Algo más ingenuamente, el periodista Pedro Jota Ramírez ha pedido una “Comisión para la Verdad y la Regeneración Democrática”
para salvar el sistema. Ingenuamente, ya que confía en que sean los
propios integrantes de lo que diversos medios internacionales califican
ya abiertamente de “mafia”, la que acepte renunciar a
sus abusos y lleve sus mismas tropelías ante un tribunal. Por eso pide
que los cuatro grandes casos de corrupción española sean castigados
ejemplarmente y sirvan de catársis:
“El Congreso constituiría una comisión
de investigación encargada de establecer responsabilidades políticas en
aquellos casos de corrupción que o bien la mayoría de la cámara o bien
la mayoría de los grupos considere pertinente. Al menos el caso
Bárcenas, el escándalo de los ERE en Andalucía, el saqueo de los fondos
de formación por UGT y el enriquecimiento desaforado de la familia Pujol deberían
ser incluidos. 2) Al mismo tiempo se crearía, al modo de una royal
comission británica, una mesa integrada por ex dirigentes políticos,
magistrados jubilados, representantes de las academias y personalidades
independientes –próceres que nada tengan que perder– con la tarea de
examinar los hallazgos y conclusiones de la comisión parlamentaria y
hacer propuestas para evitar que hechos similares vuelvan a repetirse.
3) Esas propuestas se sumarían a las de la propia comisión parlamentaria
y serían debatidas y convertidas en leyes por el pleno del Congreso
antes de que concluya la actual legislatura”.
Coincidimos más con el análisis de Vicent que con el de Ramírez:
el sistema está podrido y solo podrá ser regenerado con una nueva
generación de políticos y comunicadores, sin dependencia pública e
ideales ciudadanos, que siente las bases de un nuevo régimen con estricta
separación de poderes que pueda investigar la corrupción con
transparencia y logre la reparación y confiscación del dinero robado a
los contribuyentes por parte de sus políticos, sindicalistas y
banqueros. Ningún ladrón se entrega si no lo investigan o
detienen antes y es ingenuo pensar que devolverán el dinero o que serán
denunciados por sus propios subordinados o militantes. La democracia se
construye con principios, no con imposibles actos de arrepentimiento.
Uno de ellos es que la libertad se conquista, no te la conceden, y los demás pasan por unEjecutivo,
Legislativo y Judicial independientes entre sí, elección directa de
representantes por distritos con posibilidad de revocación ciudadana y
prohibición de la dependencia sindical y de partidos de los
presupuestos. Sin ellos, jamás habrá recuperación moral,
económica, laboral y política en España, un país que se desangra con 6
millones de parados y 2 de exiliados, cifras que la actual “casta”
pretende hacer pasar por “normales”, distrayendo a la sociedad española
con las Olimpiadas o con sus juegos políticos de salón.
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