Les ofrecemos los siguientes materiales sobre el tratamiento neocolonial de los medios de comunicación a la figura de Nelson Mandela y sobre su utilización por parte de las potencias que ampararon el régimen racista de Sudáfrica:
Texto-guión del Programa nº 2 de la sección “Doble rasero”, en
Cubainformación TV
¿Quienes sostuvieron el apartheid son los valedores de Mandela, y
quienes como Cuba combatieron con él están fuera de sitio?
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- El
reciente homenaje a Nelson Mandela ha sido una auténtica ceremonia al cinismo.
Representantes de las grandes potencias, como Estados Unidos, Reino Unido o
Francia, que sostuvieron y defendieron el régimen racista de Sudáfrica, aparecen
hoy en la prensa internacional como valedores del legado político de Mandela
(1). Y el Gobierno de Cuba, que apoyó la lucha política y militar del Congreso
Nacional Africano contra el apartheid, es presentado en no pocos medios como un
extraño invitado a su homenaje (2).
Pero sigamos haciendo repaso de la hipocresía
mediática. Leemos en diarios de todo el mundo nuevas revelaciones sobre los
programas de espionaje masivo del Gobierno de EEUU y sus aliados (3). El
diario español “El País” nos informa de una querella de Amnistía Internacional
contra Reino Unido por vigilar sus comunicaciones (4). Y el periódico “El Mundo”
nos señala que Washington empleó los videojuegos para obtener información de
miles de personas (5). La magnitud del espionaje no tiene antecedente alguno en
la Historia: solo en EEUU, fueron interceptadas 2.349 millones de comunicaciones
cada mes (6). Pero en los medios no hay una sola acusación de “totalitarismo”
contra al Gobierno de Washington. Por el contrario, casi en cualquier noticia
sobre Cuba, se deslizan ataques contra la supuesta “falta de libertad” o
“control de Internet” en la Isla (7). ¿Se imaginan que la Seguridad cubana
hubiera espiado en el mundo una milésima parte?
En “El Mundo” leemos también que el Congreso de
EEUU estudia trasladar a 80 reclusos desde la Base Naval de Guantánamo a
terceros países (8). Recordemos los datos de este penal: de los actuales 162
presos, 86 no han sido procesados ni acusados de ningún delito (9). Desde 2002,
9 presos ya han muerto, la mayoría suicidados. En la reciente huelga de hambre
masiva, al menos 44 fueron alimentados a la fuerza, para evitar su decidido
martirio (10). Decenas han sido torturados, mediante métodos como el ahogamiento
simulado, han permanecido durante meses en aislamiento, o incomunicados sin
poder oir ni ver (11). Pero, a pesar de todas estas aberraciones, medios como
“El Mundo” prefieren dirigir sus acusaciones sobre supuestas violaciones de
“derechos humanos” (12) al país que, precisamente, lleva años denunciándolas en
Naciones Unidas (13), y que reclama además como suyo el territorio robado donde
se practican (14): Cuba.
Leemos en varios medios sobre las intenciones del
Gobierno de Holanda de endurecer sus leyes de inmigración (15), o sobre la
política del Ejecutivo de Malta de ingresar bajo custodia militar a inmigrantes
sin papeles (16). También, que Reino Unido se plantea la implantación de
cupos para la emigración procedente de países de la propia Unión Europa (17).
Pero ninguno de estos medios señala que todo esto sea una violación masiva de
derechos humanos, como sí dijeron, durante años, acerca de Cuba (18), por la
existencia, hasta el pasado año, del llamado “permiso de salida” (19) del país
que –recordemos- era concedido al 99 % de las personas solicitantes
(20).
Varias agencias informan de que el Tribunal
Supremo de la India ha ratificado que las relaciones homosexuales son un delito
(21). Una noticia que no tardará en ser olvidada en los medios. Mientras,
sobre un país como Cuba que tiene una clara estrategia institucional de lucha
contra la homofobia (22), se siguen publicando informaciones sobre la
discriminación a homosexuales de hace 40 años (23).
Por último, nos detendremos en un reportaje del
diario “El Mundo”, titulado “El Charco: viaje al pueblo más pobre de
Colombia” (24). Nos describe los problemas sociales de este lugar,
representativo de tantos municipios rurales de Colombia: violencia, pobreza
extrema, corrupción, falta de servicios básicos, prostitución, hacinamiento...
Pero ni una referencia al sistema económico que está en la raíz de estos males,
en un país rico en recursos naturales y con una importante inversión extranjera.
Sería muy clarificador que “El Mundo” comparara la situación de esta población
colombiana con la de cualquier localidad rural de Cuba, con servicios de salud,
educación o cultura garantizados y –dentro de las limitaciones materiales- un
visible equilibrio social (25).
Pero no veremos una comparación de este tipo, que
podría llevar a lectoras y lectores a conclusiones peligrosas para los intereses
e ideología que respaldan estos grandes medios
internacionales.
José Manzaneda - Coordinador de Cubainformación
Tel.: 94-4151107
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