Cristianos de base piden que no se marque la casilla de la Iglesia en la renta. Por Natalia Chientaroli
Viernes, 16 de Mayo de 2014 11:58
La agrupación Cristianas y Cristianos de Base de Madrid defienden
que no hay que restar dinero de la bolsa común que gestiona el Estado.
Con el lema 'Por una Iglesia pobre, libre y solidaria', aboga por
eliminar los privilegios de la Iglesia católica...
Mientras la Conferencia Episcopal pide hacer una
"declaración de principios" marcando la casilla de la Iglesia en la
declaración de la renta, los cristianos de base hacen campaña por lo
contrario. Con el lema "Por una Iglesia pobre, libre y solidaria",
defienden que no tiene sentido restar dinero de la bolsa común para
destinarlo a las arcas de las autoridad eclesiástica.
La agrupación de Cristianas y Cristianos de Base de
Madrid defiende "la importancia de las políticas fiscales" como
"herramienta al servicio de una distribución más justa de las riquezas
del país". Así que recomienda no elegir ninguna de las opciones que
aparecen en el formulario para destinar parte de nuestros impuestos a la
Iglesia católica o a organizaciones no gubernamentales (la casilla de
Fines Sociales).
"No se ganen indulgencias con padrenuestros ajenos",
resume Luis Ángel Aguilar Montero, portavoz de la Coordinadora Estatal
de Redes Cristianas. Y explica la metáfora: "No tiene sentido que todos
paguemos lo que creen sólo algunos. Y que ese dinero vaya a una
estructura jerárquica retrograda que lo utiliza para su financiación".
Por eso, estas agrupaciones exigen "la autofinanciación de la Iglesia
Católica y de todas las religiones".
"La obra caritativa de la iglesia es importante, pero
tiene que pagarla la Iglesia. Abramos los seminarios a inmigrantes y
personas sin hogar en lugar de pedir dinero para pagar sueldos y
mantener edificios", opina Montero. Y va más allá: propone que se
eliminen todos los privilegios con los que cuenta, como las exenciones
de IBI o las inmatriculaciones, por las que la Iglesia está registrando como propios campos, casas, y hasta la mismísima Mezquita de Córdoba.
Para el vicesecretario de Asuntos Económicos de la
Conferencia Episcopal (CE), Fernando Jiménez Barriocanal, el de los
cristianos de base es un argumento poco sólido. Y aunque respeta su
opinión, explica que la casilla del IRPF es "el único recurso que recibe
la Iglesia de la Administración para su sostenimiento básico".
Es así desde 2007, cuando el Gobierno de Zapatero y el
entonces presidente de los obispos españoles, Ricardo Blázquez,
acordaron que el Estado dejara de asignar un presupuesto al
sostenimiento de la Iglesia a cambio de aumentar el porcentaje de
aportación a cargo del IRPF del 0,5 al 0,7%. También se eliminó la
exención del IVA, lo que la cuesta a la CE, según sus cálculos, unos 30
millones de euros al año. Con todo, estas modificaciones le valieron en
el siguiente ejercicio 40 millones de euros más de recaudación. En
total, 245 millones de euros, que han trepado a los 249 millones en el
último ejercicio.
Cómo funciona
Si se marca la casilla de fines sociales cada
contribuyente decide destinar el 0,7% de la cuota íntegra (es decir
antes de aplicar las retenciones y las deducciones) a ONG y entidades
sociales para sufragar proyectos de acción social. El dinero lo
distribuye el Estado a través de una convocatoria pública de
subvenciones.
En el caso de la Iglesia el procedimiento es igual, pero
al marcar esa casilla el montante va directamente a sus arcas, "a su
sostenimiento económico", tal y como recoge la normativa, y la propia
Iglesia es la que decide en qué lo utiliza. "El dinero de la X solidaria
se utiliza única y exclusivamente para proyectos concretos de acción
social, no para financiar la estructura de las ONG, mientras que el de
la Iglesia sí se utiliza para financiar su estructura", se queja Juan
Lara, presidente de la Plataforma ONG de Acción Social y encargado de
presentar la campaña X Solidaria 2014.
"Todo lo que realiza la iglesia está a favor de los
necesitados", afirma Jiménez Barriocanal. "El mismo sacerdote que da
misa es el que hace que una persona se dé cuenta de lo que puede ayudar
al prójimo, y es el origen de los más de 70.000 voluntarios de Caritas",
justifica. Y describe la labor de la iglesia como integral: "No se
puede separar su actividad litúrgica de la evangelizadora o la
asistencial".
En cualquier caso, la Conferencia Episcopal sostiene que
los fondos que obtiene de la recaudación de IRPF significan una cuarta
parte del total del presupuesto eclesial. El resto, asegura, viene de
aportaciones privadas.
¿Quién financia Caritas?
Otro de los argumentos con los que los cristianos de base
llaman a los creyentes a renegar de la casilla de la Iglesia es el de
la financiación de Caritas, el buque insignia de la labor social
católica. Incluso el director de Caritas Barcelona, Jordi Roglá, ha
recordado en más de una oportunidad que la Conferencia Episcopal apenas aporta un 2% al presupuesto de la organización, cercano a los 300 millones de euros.
Buena parte del dinero con el que atiende a miles de
necesitados viene también del IRPF, pero de la casilla de Fines
Sociales. "Hay más de 40 organizaciones dependientes o relacionadas con
la Iglesia" que se benefician de la esta asignación tributaria, afirma
Juan Lara. Entre ellas, Cáritas, Mensajeros por la Paz, Manos Unidas o
la Fundación Juan Ciudad. En la pasada campaña de la renta 42 ONG católicas gestionaron 52 millones de euros, el 25% del total del dinero de la casilla solidaria.
Jiménez Barriocanal reconoce que la aportación de la
Iglesia en Cáritas es "simbólica". Y explica que, dada la situación de
crisis y especial vulnerabilidad de muchos españoles, las autoridades
eclesiales decidieron hacer el "gesto" de restar una parte del propio
dinero del mantenimiento ordinario de la Iglesia para los más
necesitados". En total, unos cinco millones de euros.
En tanto, la Conferencia Episcopal invierte una cifra
similar –4,5 millones– en su campaña de difusión X Tantos para pedir que
más españoles marquen la X en su casilla. La campaña pasada sumaron
cerca de 9 millones de contribuyentes, unas 7,5 millones de
declaraciones (algunas son conjuntas). La campaña incluye un spot televisivo, apariciones en radio, prensa generalista y especializada, buscadores de internet, y una revista ad hoc que se encarta en periódicos de tirada nacional.
Mucho más modesta, la campaña de los cristianos de base apenas tiene difusión.
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