Proclamación de Felipe VI. Fracaso absoluto en la escenificación de una falsa renovación |
Escrito por El Militante |
Viernes, 20 de Junio de 2014 16:53 |
El pasado 2 de Junio el presidente del
gobierno Mariano Rajoy anunciaba la abdicación del Rey. La gran
movilización social de los últimos cuatro años y el terremoto político
que trajeron consigo los resultados de las últimas elecciones europeas,
alcanzaba de lleno a la monarquía. La posibilidad de un drástico cambio
en la composición del Parlamento que impida al PSOE y al PP controlar el
resultado de las votaciones ha precipitado una decisión política de
primer orden. El poder económico y financiero español, arrojando a la
cuneta a Juan Carlos I y acelerando lo más posible la sucesión en Felipe
VI, pretende dar un nuevo aliento a la monarquía española en un momento
de enorme crítica social hacia la misma y hacia todo lo que representa.
La monarquía podrida de corrupción
El descrédito que viven las
instituciones vinculadas al régimen capitalista español, aquellas que
con tanto esmero se construyeron al calor de la mal llamada
“Transición”, para frenar el auge de la lucha de clases en las calles y
conjurar el peligro de una revolución reconduciéndolo al ámbito
parlamentario, es inmenso.
La única despedida emocionada que hemos
vivido en torno a la abdicación del rey ha sido la de aquellos que,
gracias a él entre otros, se hacen de oro a costa de la crisis: los
grandes empresarios y capitalistas españoles que hace pocos días le
homenajeaban como fiel representante de sus intereses.
La derecha responde sitiando Madrid
A lo largo de toda la semana se han
sucedido las prohibiciones de movilizaciones para el día de la
coronación. Muy lejos del cuento de príncipes y princesas demócratas que
durante días hemos tenido que escuchar una y otra vez, y demostrando el
verdadero carácter de lo que la monarquía representa, Madrid ha vivido
de hecho un estado de excepción en la jornada de la coronación de Felipe
VI.
Todas las manifestaciones, incluidas las
protestas republicanas por la convocatoria de un referéndum, han sido
prohibidas el 19 de junio; las que ya estaban convocadas, como la de la
Marea Verde registrada mucho antes de conocerse la abdicación del rey,
ilegalizadas. También se ha prohibido llevar la bandera tricolor o
cualquier símbolo republicano. Las paradas de metro de Sol y Banco de
España fueron cerradas a cal y canto y los registros para circular por
el centro de Madrid han sido constantes. Se instalaron detectores de
metales y los cacheos se sucedieron durante todo el día.
Calles vacías para recibir al rey
Aunque en Madrid era día festivo, que el
PP fletó autobuses gratuitos y que lucía un sol esplendoroso, la
asistencia ha sido minúscula. Por mucho que los presentadores de
televisión y radio hablasen de miles de personas abarrotando las calles,
el ridículo ha sido manifiesto: las imágenes han sido rotundas y, a
pesar del esmero a la hora de seleccionar los mejores planos, ni
siquiera frente al palacio real han conseguido llenar más de la mitad de
los jardines.
Los nuevos reyes han recorrido las
calles de Madrid en un Rolls Royce heredado del mismísimo dictador
Franco, en medio de una parafernalia medieval, con un desfile de más de
800 efectivos entre militares y guardias civiles, rodeados por 120
francotiradores y 7.000 agentes de seguridad dedicados al evento. Todo
ello pagado por las arcas públicas, un derroche que contrasta vivamente
con los recortes en sanidad, en educación, en las ayudas a la
dependencia o en los subsidios a los desempleados. Por supuesto Ana
Botella no ha tenido ningún empacho en comprar, con el dinero de todos,
120.000 banderas de España y 16.000 flores para engalanar las calles del
desfile, aunque su partido justifique el cierre de comedores escolares
en verano y deje sin comida caliente a miles de niños cercados por la
malnutrición.
El discurso del Rey y el bochornoso espectáculo dentro del hemiciclo
El discurso del rey ha sido otra parte
más de la cuidada escenificación de esa falsa renovación de la monarquía
que él pretende encarnar. Con alusiones a la “honradez”, en claro
intento de desmarque frente a los casos de corrupción en Casa Real; con
menciones a los afectados por la crisis y el paro, al papel de la mujer,
al medio ambiente, a las nuevas tecnologías, etcétera, los que mueven
los hilos tras las bambalinas han pretendido visualizar un corte con el
pasado.
Igual de bochornoso ha sido el
espectáculo de los representantes políticos dentro del hemiciclo. Un
Partido Popular exultante, igual de anegado de corruptelas e igual de
cuestionado que la monarquía, busca desesperadamente anclar la
institución como uno de los pilares centrales del sistema de dominación
capitalista en el Estado español. Y así en general toda la derecha
parlamentaria, incluidos los dirigentes de CIU y el PNV, Artur Mas y
Urkullu que, a pesar de los gestos, como no aplaudir, con los que
tratan de distanciarse aparentemente de la proclamación, estaban allí
presentes igual que están totalmente comprometidos con el régimen y los
recortes.
Capítulo aparte merecen los dirigentes
del PSOE, cuya actuación ha sido lamentable y bochornosa para cualquier
persona de izquierdas. Siguiendo la línea de las declaraciones de
Rubalcaba y Felipe González a favor del rey, los miembros del grupo
socialista han acudido en masa a respaldar esta maniobra calculada para
tratar de desactivar el polvorín político que tienen en su asiento. En
total compadreo con el PP, haciéndose fotitos, saludos cómplices y
demás, la dirección del PSOE ha vuelto a aparecer como lo que es en
estos momentos: un grupo de políticos que, aunque procedentes de la
izquierda, se han fusionado con los intereses capitalistas chocando así
con su base social y quedando completamente suspendidos en el aire.
Sin embargo, y a pesar del completo
silencio mediático, no todos los grupos parlamentarios han asistido a
estar farsa. Ni Amaiur, ni ERC, ni el BNG ni el grupo liderado por IU,
Izquierda Plural han estado presentes en el acto de proclamación de
Felipe VI.
¡Referendum ya! Por la República socialista
¡Ahora es el momento!
¡Fortalecer la lucha por el referéndum, por el Frente de Izquierdas, por la República Socialista!
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