EE.UU. pretende caotizar Europa con su escalada contra Rusia. Patricio Montesinos
Estados Unidos
planea caotizar Europa con la escalada de cerco económico, financiero y
comercial que emprende contra Rusia, y un eventual plan de guerra en el
denominado Viejo Continente destinado a convertir también esa región en
lo que es hoy el Medio Oriente, y naciones del norte de África como
Libia
Washington utiliza de punta de lanza a Ucrania para
imponerle sanciones y restarle fuerza a Moscú, y usa como fichas de su
tablero beligerante a la debilitada Unión Europea (UE), siempre al
servicio de la Casa Blanca, con el claro objetivo de sostener su
hegemonía internacional, reducida en los últimos tiempos.
A
juicio de analistas políticos, la administración del presidente Barack
Obama está creando las condiciones para que en Europa se desate un
diferendo bélico de grandes proporciones, cuyo fin es frenar a toda
costa a Rusia, y hacer de esa área geográfica otro laberinto similar al
que prima actualmente en el Medio Oriente, luego de las agresiones e
invasiones militares norteamericanas, de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN) y de Israel, perpetradas en Irak, Afganistán,
Siria, y Palestina, además de Libia.
Es una realidad que en
cualquier lugar del mundo donde ponen sus garras las autoridades
estadounidenses, sus militares o ahora los llamados “contratistas”,
dejan una estela de sangre, destrucción, anarquía y desorden difíciles
de revertir.
En buena lid, a Washington le interesan poco sus
aliados de la UE, solo manejarlos y confrontarlos, en este caso contra
Rusia como ya lo hicieron en Yugoslavia hace algunos años, para sacar
provechos económicos en venta de armas y saqueo de recursos, y por
supuesto no perder de manera alguna su dominio unipolar, con el
debilitamiento de las potencias emergentes.
Reza un refrán
popular que “a rio revuelto, ganancia de pescadores”, y ello es lo que
hace el régimen de Estados Unidos en el mundo, enturbiar los escenarios
para alcanzar sus reales intereses.
Los anuncios reiterados de
nuevas sanciones a Moscú por parte de la Casa Blanca y gobiernos
europeos, hasta el de la “neutral” Suiza, son el preludio de en lo que
pueden derivar esas acciones adversas a la paz, la concordia, y a las
leyes que rigen las relaciones internacionales.
De otro lado,
la reciente determinación del Pentágono de instalar cinco nuevas bases
militares de la OTAN en Europa del Este, hacen resonar aun más los
tambores de guerra que se escuchan con estridencia en el Viejo
Continente, y que provienen desde territorio norteamericano.
Los pueblos europeos están prácticamente obligados a movilizarse para
frustrar una peligrosa conflagración que les amenaza, en medio de la
crisis económica y social sin precedentes que los agobia y ahoga.
Por su parte, América Latina debe estar en “alerta naranja” ante esos
belicosos tornados estadounidenses que pueden replicarse con toda
intención en la Patria Grande para dividirla en momentos, que como nunca
antes, predominan las brisas de unidad e integración.
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