Los super-oligarcas de EE.UU. y su plan educativo
“Cuando se aprueba un programa social, se generan personas dependientes al mismo. Luego será muy difícil erradicar ese programa. Lo mejor es no permitir que comience”-Charles Koch |
“Nuestras clases dominantes han procurado siempre
que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina,
no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe comenzar de nuevo,
separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde,
las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad
privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.”
-Rodolfo Walsh
El sociólogo francés Pierre Bourdieu dice que “el sistema educativo es
uno de los universos donde se moldean las personas, donde se fabrican
las formas de pensar, y las formas de actuar”. No se puede estudiar
seriamente el mundo social, y su funcionamiento, sin estudiar esta
institución, donde las diferencias sociales son etiquetadas,
legitimadas, y en donde se reproducen las estructuras y
super-estructuras sociales, dice Bourdieu. La escuela, en todas sus
expresiones, es una de las más importantes organizaciones donde se lleva
a cabo las estrategias de reproducción del sistema, y se garantiza su
continuidad. Uno de los aparatos ideológicos de adoctrinamiento, diría
Louis Althuser.
Detrás de toda forma de distribución de la
riqueza hay un dispositivo ideológico que la hace razonable, y la
legitima, dice Graciana Peñafort. Uno de esos dispositivos, es el
sistema educativo.
El apellido Koch en los Estados Unidos tiene
una larga historia en los negocios y en la política. A comienzos de
este abril la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos decidió no
fijar límites a la cantidad de dinero que los multimillonarios pueden
aportar a las campañas políticas en ese país. De esta manera familias
como los Koch, por medio del dinero, podrán influir casi infinitamente
en la elección de sus candidatos al Senado, a la Camara de
Representantes, Gobernadores, y hasta al mismo Presidente. Un paso más
para que se cierre el círculo de control total, pues ya no solo será el
dominio económico, sino también el político.
Según la revista Forbes, la fortuna de los Koch, se incrementó en el último año de 68 a 80 billones de dólares. Otras fuentes como la Bloomberg News
considera las fortunas de Charles y David Koch superior a los 100
billones de dólares, siendo la quinta y sexta fortunas del planeta.
Parece mentira que durante una administración que está “contra los
negocios”, “socialista” y “opresiva” según palabras usadas por el Tea
Party, el Partido Republicano y los grupos Libertarios, haciendo
referencia a la administración Obama, a los multibillonarios como los
Koch no les fue tan mal. Uno de los hermanos Koch, David, fue el
candidato para vice-Presidente por el Partido Libertario en la campaña
de 1980. Según David, Ronald Reagan era demasiado de izquierda. A pesar
del esfuerzo de David Koch y la sidereal suma de dólares que invirtió en
esa campaña, el resultado le fue adverso. Lo votó solo el 1% del
electorado.
Pero a largo plazo la visión extremista de los Koch
salió airosa. Luego de 34 años de aquella derrota de 1980, esas ideas
consideradas extremistas, son vistas hoy como de sentido común por gran
parte del electorado del Partido Republicano. Uno de los capítulos
importantes del programa presentado por David Koch en su campaña de 1980
era la abolición de la regulación que determina el salario mínimo. Para
aquella época eso se vio como muy radical, sin embargo hoy
practicamente todos los representantes republicanos se oponen a un
incremento del salario mínimo de 7,25 dólares la hora y algunos como
Mitch McConnell y John McCain proponen su derogación. Lo mismo sucedió
con los dos planes de salud, Mediaid y Medicare. En el 80 se percibió como una propuesta extremista, mientras hoy la propuesta de eliminar el programa Medicare
y cortar en 1,5 trillones de dólares el Mediaid, se ve como de sentido
común, lo que dejaría entre 40 y 60 millones de ciudadanos sin cobertura
médica alguna. Por supuesto que los afectados son los de siempre, los
sectores de bajos ingresos, a los que se les sumarán una buena parte de
los sectores de medianos ingresos.
Otro tanto se puede
vislumbrar con respecto a la visión de la seguridad social, el plan de
los Koch en 1980 se vio como extremista, y lo era. Pero más de tres
décadas después, sacarse de encima el “gasto” de la seguridad social no
se ve como algo tan descabellado, sino como una necesidad, producto de
la lógica del mercado. Algunos promueven su privatización, otros su
inconstitucionalidad y por lo tanto su abolición, pero todos los
republicanos y algunos demócratas promueven un fuerte recorte del
presupuesto en esa área. Lo mismo podríamos decir ante la visión de la
política tributaria de los Koch, hace 34 años se vio como una medida de
extrema derecha, sin embargo hoy casi el 40% de los representantes
republicanos abalaron la propuesta de ley de Paul Ryan que pretende
eliminar los impuestos a las corporaciones. Los adalides en transformar
ideas extremistas en varios campos de la política social y económica,
tanto como cultural, en propuestas con “sentido común” sin lugar a dudas
han sido los hermanos Koch, a través de un verdadero sunami de efectivo
que inunde todas las esferas de la política, con las más de una docena
de organizaciones y tanques de pensamiento financiados lor la Fundación
Koch, y el aparato mediático y de entretenimiento.
Pero para
algunos analistas el ideario de los Koch no se limita a los recortes en
la salud y educación publicas, la seguridad social, el salario mínimo,
la abolición de los sindicatos, la eliminación de los impuestos a las
corporaciones, sino que va mucho más allá. La visión final de los Koch
es abolir toda la legislación de los últimos 80 años que proteja a la
clase media, los ancianos, los niños, los enfermos y los más socialmente
vulnerables. Un trabajo de ingeniería social que transforme la ya
raquítica democracia norteanericana en un sistema
político-económico-social manejado por un grupo muy reducido de
familias.
Con ese propósito los Koch tienen una estrategia a
largo plazo que no solo penetra los estamentos de la esfera
estrictamente politica mediante un agresivo trabajo de lobby, sino que se despliega en las mismas bases de la sociedad, mediante la infiltración del sistema educativo.
En junio de este año la Fundación Charles Koch hizo una donación de 25
millones de dólares a la Universidad Unidad Afroamericana, (United Negro College).
Algunos sindicalistas clasistas, organizaciones defensoras de los
derechos de las minorías raciales, y activistas de DD. HH., se mostraron
muy escépticos sobre esta donación. Líderes de la Federación de
Empleados del Estado, Regiones y Municipios (AFSCME por sus
siglas en Inglés) explicaron que la donación es simplemente un trabajo
de marketing y relaciones públicas, para mejorar la imagen sobre la
corporación de los Koch (Koch Industries Inc.) Los sindicalistas
de la AFSCME dicen que la donación proviene de una de las personas con
más influencia política en los Estados Unidos, la segunda persona más
rica en ese país, y que ha usado dicha influencia para socabar los
derechos de los trabajadores, el derecho al voto de las minorías, y
minar el sistema de seguridad social, entre otras lindeces. Uno de los
intelectuales orgánicos de la visión económica, social y política de los
Koch, es Charles Murray, autor de La Curva Bell, y uno de los más
importantes opositores a la educación para la población negra de los
Estados Unidos. Lee Saunders, Presidente del sindicato AFSCME, dice
sobre Murray, que éste fue por décadas el impulsor de la descabellada
teoría de que la alta tasa de pobres y presidiarios en la población
afroamericana se debía a su inferioridad genética y no a la historia de
esclavitud, sometimiento, discrimación y racismo.
Sobre una de las últimas columnas escritas por Charles Koch en USA Today,
los sindicalistas afirman que el multibillonario tiene una visión
reduccionista sobre la problemática laboral y la pobreza en los Estados
Unidos, al afirmar en su columna que lo único que tienen que hacer los
trabajadores es trabajar más duro para salir adelante. Otra de las
matrices de opinión y estereotipos que quiere imponer la familia Koch es
la de que los pobres son flojos, y que el sistema de seguridad social
es innecesario, sin tener en cuenta que el 90% de los fondos de la
seguridad social cubre las necesidades de ancianos de bajos recursos,
personas con discapacidades, y familias en la pobreza.
Los Koch
son fervientes enemigos de las regulaciones, por que ven en ellas el
fundamental escollo para maximizar sus ganancias, aunque estas
regulaciones prevengan la contaminación ambiental y la explotación no
sustentable de los recursos naturales, generalmente delitos cometidos
por parte de las grandes corporaciones. En mayo último, a la empresa de
Charles Koch le fue denegado el permiso de seguir manteniendo miles de
toneladas de coke de petroleo cerca de las riveras del Río Detroit, por
la continúa contaminación de las aguas y la destrucción de la
biodiversidad en el área. La familia Koch es una de las principales
donantes a los grupos científicos que reniegan de la teoría del Cambio
climático.
Los Kock creen (o dicen creer) que la economía crece
por el esfuerzo del 10% más rico de la sociedad, y no por la clase
media y los trabajadores; y que el Gobierno y los sindicatos son un
obstáculo, para que toda la sociedad prospere. Por lo tanto, si los
ricos siguen siendo los beneficiados del sistema, algo se derramará
hacia los otros sectores. La famosa teoría del goteo.
Los
billonarios Koch pertenecen a los sectores más recalcitantes del Partido
Republicano, y son grandes contribuyentes de organizaciones
ultra-conservadoras y tanques de pensamineto como la John Birch Society,
el Cato Institute, Mercatus Center, y otros por el estilo. Los miembros
del GOP (Grand Old Party) en referencia al Partido Republicano
se han percatado de la influencia elecionaria que tienen los inmigrantes
hispanohablantes y sus desendientes. Posiblemente para los Koch su más
íntimo deseo sobre el tema sería el de borrar de un plumazo el derecho
al voto de los hispanos, pero saben que esto es inviable, y por lo tanto
tienen un acercamiento al tema, digamos, un poco más civilizado. Los
Koch son los principales contribuyentes de la iniciativa de introducir
en los grupos hispanos, las ideas de un capitalismo salvaje, mediante la
organización Libre Iniciatives, la cual promueve la supresión o
la reducción drástica del Estado en los asuntos económicos, la
multiplicación de seminarios sobre los beneficios de la economía de
mercado, como desarrollar negocios, y los conocidos desayunos de oración
dirigidos por pastores hispanos. La organización Libre iniciatives
opera en ocho estados de los Estados Unidos con tres mil voluntarios y
otros tantos asalariados en Arizona, Colorado, Nevada, Texas, Nuevo
México, entre otros. Pero Libre iniciatives no es la única
maquinaria de adoctrinamiento con la que cuenta la familia Koch, aunque
sí es la principal orientada hacia la población hispanoparlante. En el
2004 los votantes hispanos representaban el 8% del electorado, para el
2012 alcanzaron el 10%. Una de las representantes del GOP republicano en
El Paso es Crystal Rodríguez, una joven de 23 años. El Paso es una
comunidad eminentemente simpatizante del Partido Demócrata. Rodríguez
dice que “nuestra gente solía ver a los republicanos como hombres
blancos muy ricos, pero cuando comenzaron a conocerme se dieron cuenta
que eso no es cierto”. Otras de las instituciones controladas y
financiadas por los Koch es Americanos por la riqueza (American for Prosperity), Instituto para los Estudios Humanos, Jóvenes empresarios, y Generando Oportunidad.
El programa educacional de los Koch se ha metido en las escuelas de
muchos estados de los Estados Unidos, y su mensaje central es que la
solución de la pobreza es el capitalismo despiadado. Un capitalismo que
no contemple los programas de alimentación suplementaria en las escuelas
de zonas carenciadas, ni los programas de salud como Medicare y Mediaid,
y la supresión de los seguros de despido, entre otros derechos. Los
Koch “creen” que estos programas promueven una cultura de la dependencia
y aumentan la falta de estímulos individuales.
A pesar del
cuarto de millón de dólares, con los cuales los hermanos Koch, David y
Charles, invirtieron en las elecciones del 2012, estas fueron un fracaso
para sus espectaciones. El eslogan de la campaña de los Koch rezaba:
“Recuperar el sueño Americano”, pero detrás del eslogan no había más que
propaganda en contra de la seguridad social, el pago de pensiones y
jubilaciones, una dura retórica contra la educación pública,
desregulación ambientalista de la actividad industrial, diatrivas contra
el salario mínimo, y reducción de los impuestos a las grandes
corporaciones.
En su campaña a largo plazo los hermanos Koch
han diseñado como penetrar las escuelas de enseñanza media mediante una
ONG “Jóvenes empresarios”, con el fin de orientar la currícula
pedagógica hacia el adoctrinamiento de los valores del mercado. Los
cursos de la organización de los Koch están orientados a atraer
estudiantes de familias de escasos recursos. Aunque los cursos se
autodeclaran como una herramienta para ayudar a los jóvenes a integrarse
productivamente a la sociedad, el mensaje final de los mismos está
centrado en que la regulación del salario mínimo afecta a los
trabajadores y perjudica el crecimiento económico, reducir los impuestos
y las regulaciones beneficia a toda la sociedad, la asistencia pública
afecta a los pobres, y que las regulaciones del Gobierno y del Estado
son los enemigos de la libertad. El proyecto de los Koch comenzó en el
año 1991, intensificándose exponencialmente en todo el país a partir del
2007, y se denomina “Curso de Libre Mercado y Libertad para las
Escuelas de Enseñanza Media”. La organización de los Koch dice
abiertamente acerca del programa que “tiene la finalidad de convertir a
los jóvenes en adelantados agentes de la libertad, antes de que lleguen a
la Universidad, donde seguramente recibirán perniciosas ideas de
izquierda”. La organización “Jóvenes empresarios” tiene su propio
catecismo elavorado por los Koch. En el rezan algunas de estas máximas:
· Los monopolios y oligopolios no están en contraposición con los principios del libre mercado.
· La deregulación no fue la culpable de la recesión de los 80s.
· No es cierto que los ricos se hacen más ricos a expensas de los pobres.
· Es una falacia que el Nuevo Orden de Franklin Delano Roosevelt nos sacara de la depresión del 29.
· Los programas sociales del Estado no ayudan a los pobres.
· La empresa privada puede manejar el sector público con más eficiencia.
· No es verdad que los sindicatos protegen a los empleados y obreros.
· No es necesariamente justo que empleados con el mismo trabajo ganen lo mismo.
· La ley de salario mínimo no es buena para la gente.
· No es cierto que la sociedad capitalista desarrolla un ambiente de codicia materialista.
· No es cierto que en los paises socialistas la gente vive mejor.
Los facilitadores de los cursos de Jovenes empresarios ejercitan a sus
alumnos en las lecturas de pensadores socialistas y marxistas, a los
cuales llaman “muchachos malos”, comparándolos con los “muchachos
buenos” como Frederich Hayek, Ludwing von Mises, y Milton Friedman. Los
miembros de los equipos de Koch dicen que ellos solo revierten lo que
hace la izquierda en la educación, “sin el conocimiento acerca de la
libertad de mercado, los estudiantes no pueden apreciar el papel que
juega ésta sobre los beneficios de la propiedad privada y de la libertad
en la sociedad, pero nosotros no tratamos de imponer una ideología,
aunque sí creemos firmemente en todas estas cosas”, comentan los
instructores.
El aparato pedagógico del proyecto es complejo e
involucra, como no podía ser de otro modo, tecnologías audiovisuales de
avanzada. Una serie de videos han sido realizados por el Instituto de
Estudios Humanos y la Universidad George Mason.
Uno de los
videos promueve la liberalización de precios y lo pernicioso de
cualquier tipo de control sobre los mismos, achacándole a las medidas de
control, la consecuencia del desabastecimiento. En el video se hace
referencia a la diferencia salarial de la mujer y el hombre, la cual el
video la considera un mito, y no una discriminación de género. Otro de
los videos considera también un mito y no una realidad que los pobres en
el presente se empobrezcan cada día más.
El sitio Huffington
Post entrevistó a una serie de expertos para analizar la situación de la
educación pública en los Estados Unidos y la arremetida de
instituciones privadas, entre las que se encuentran varias financiadas
por los Koch, especialmente la llamada “Jóvenes empresarios”. La editora
nacional del sitio Christina Wilkie dijo que los Koch tratan de
enmascarar los cursos con un barniz inofensivo de cursillos sobre
negocios, pero en verdad estos son una misión de adoctrinamiento en
ideas de extrema derecha en el orden social, político y económico. Los
Koch ofrecen a los alumnos que se inscriben en sus cursos un sistema de
puntaje que los hará acreedores de becas o de una computadora portátil, o
algo por el estilo, dice Wilkie. En definitiva el programa de cursos de
negocios de los hermanos Koch es un gran negocio para ellos, pues en
vez de gastar cientos de millones en campañas electorales y partidos
políticos, invierten mucho menos preparando a futuros votantes para que
voten por ellos.
Henry Giroux, Profesor de Estudios Culturales
en la Universidad de McMaster (Canadá), comentó que la educación en la
sociedad siempre ha sido un verdadero campo de batalla, pero que desde
1980 la derecha ha comenzado una campaña virulenta para cambiar la
curricula escolar con el propósito de minar los conceptos básicos de la
democracia. Giroux agregó que desde 1971 la derecha viene creando
fundaciones e institutos, un gran aparato cultural, con el propósito de
fomentar políticas que desacrediten la educación pública. La respuesta
de estos grupos de muchísimo poder político y económico, está
relacionada con el temor que les causó el avance de la educación crítica
y progresista que se dio en los 60s., donde la escuela pública era la
generadora de ciudadanos críticos. Desde los 80s con Ronald Reagan se
instaló la matriz de la privatización de la educación o la reducción
drástica del presupuesto para la educación pública. Con las
administraciones de los Bush la cosa no mejoró, pero bajo la
administración Obama la cosa fue para peor. En cuanto a los recursos
económicos para la educación, Giroux dice que no es la principal
cuestión a discutir, sino que la más importante es entender los
fundamentos de la educación, desde un punto de vista político. Tenemos
un bache en entender que la educación en si misma es un campo de batalla
de la política. La educación tiene que ser crítica, para que sea una
herramienta de transformación. Mucha gente piensa que hay que ajustar
algunos problemitas, pero realmente lo que hay que hacer es transformar
la educación para que sea el vínculo entre los problemas locales,
nacionales e internacionales y la vida de la gente. La naturaleza de la
educación es no solamente ir a la escuela, sino conectar los problemas
reales con la gente y su situación. La cultura, dice Giroux, es la más
poderosa fuerza para la educación. Nosotros tenemos que traer nuevamente
esta discusión, porque la cuestión no es que la escuela está siendo
atacada, sino que el argumento debe ser que la democracia está bajo un
ataque feroz. Estamos perdiendo la retórica de la democracia, la
retórica del pensamiento crítico, de los valores públicos, y estamos
perdiendo la abilidad de educar a nuestros alumnos para que traduzcan
problemas individuales en problemas sociales. Cuando esto sucede la
democracia está muerta. Lo que estamos viendo es el surgimiento de un
sistema autoritario. El problema de la educación pública tiene que ser
conectado con los otros problemas sociales.
Mark Naison,
Profesor de Estudios Africanos y Afroamericanos de la Universidad
Fordham comentó que la infiltración ideológica de la derecha en la
educación se remontaba desde la era del Senador McCarthy, cuando se
inició un programa llamado “Logros de la juventud” donde también se
manipuló la currícula en los institutos de enseñanza media, para
orientarlos hacia los valores del capitalismo, contra toda idea de
justicia social. Esto hoy lo hacen corporaciones como la de los hermanos
Koch, o Bill Gates. Naison también estuvo de acuerdo en calificar a la
administración Obama como la más deficiente en cuanto a la protección de
la educación pública. El desafio, según Naison, es impedir que las
corporaciones tengan una influencia tal, que desvirtuen la misión de la
educación pública, que es lo que está sucediendo en la actualidad. Esto
no es fácil de resolver, pero uno de los caminos es la interacción de
los diferentes movimientos de base, no solo los relacionados con la
educación, sino también los sindicatos, las asociaciones de padres, los
movimientos de DD.HH., de las minorías, los feministas, los de la
diversidad sexual, los ecologistas, etc. para conformar un gran
movimiento nacional.
Otro entrevistado, el Profesor L’Heureux
Lewis-McCoy de la Universidad de Nueva York, sociólogo y especialista en
Estudios de la Negritud, comenta que los hermanos Koch apuntan a
reclutar jóvenes negros de bajos recursos, que son la amplia mayoría. El
programa de los Koch incide sobre escuelas públicas con un bajo
presupuesto, que los mismos Koch han exitosamente empobrecido, para en
esa situación ofrecerles recursos, en tanto y en cuanto acepten sus
cursos de adoctrinamiento neoliberal. El programa de los Koch lleva el
mensaje de que no es el sistema capitalista el que empobrece a los
estudiantes negros y a los blancos pobres, sino el sistema de educación
pública. Se necesita, segun Lewis-McCoy, una discusión a nivel nacional
acerca del tema de la educación pública, y la injerencia de las
corporaciones.
La dinastía de la familia Koch se remonta a
comienzos del siglo XX, cuando el padre de David y Charles, Fred Koch,
ingeniero químico, inventa un método de refinación de crudo más
eficiente, lo que permitía a las pequeñas refinerías competir en el
mercado de la gasolina. Por tal motivo, Fred, es demandado judicialmente
por las grandes compañias como la Texaco y la Standard Oil. El
interminable proceso judicial pone fuera de negocios a la Winkler-Koch,
la pionera de las industrias de la familia. Fred busca otros mercados y
encuentra la posibilidad en la Unión Soiviética de Stalin. Entre los
años 1929 y 1932, Fred desarrolla su compañia en una suerte de joint venture
con el Estado soviético. A su regreso a los Estados Unidos, Fred se
convierte en un ferviente anti-comunista, ideología que transmitirá a
todos sus hijos, pero que tendrá en David y Charles un campo más que
fértil. Fred Koch es uno de los principales fundadores de la John Birch Society,
reconocido centro de influencia ideológica anti-democrática. Fred
manifestaba su preocupación por la infiltración comunista en los
partidos Demócrata y Republicano, por el avance de los afro-americanos
que el consideraba un complot del comunismo internacional, y su
admiración por Hitler y Mussolini en la erradicación del comunismo en
Alemania e Italia. Charles y David siguen sus pasos.
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