Sociología ideológica

domingo, 14 de septiembre de 2014

Miedos ante Podemos

Tribuna VIENTO SUR.  Miedos ante Podemos
Manuel Gari
Resulta significativo que la mayor parte de artículos sobre las posiciones económicas de los partidos lo sean sobre las de Podemos, una fuerza que a día de hoy todavía está lejos de poder gobernar desde La Moncloa.
Pareciera que los comentaristas no tienen nada que decir del programa económico de los grandes partidos del consenso constitucional español y europeo. Y, lo que es más grave, pareciera que los analistas y tertulianos priman la critica a Podemos (programa utópico, inviable, peligroso, etc.) sobre la consideración y respuesta sobre los problemas económico y sociales del país.
Dardos envenenados
El discurso mediático de Podemos antes y durante la campaña electoral se centró en la denuncia de los grandes partidos del régimen de la reforma de 1978. Tanto el bipartidismo como el mismo constructo constitucional comenzaron a perder credibilidad a los ojos de las nuevas generaciones y se puso en evidencia a partir del 15 M. El término de la casta permitió de forma elemental y sencilla centrar la crítica en los políticos al servicio de la oligarquía económica y financiera del país.
Si bien el discurso de la casta ha centrado la ira de los defensores del status quo (que han hecho confusas críticas al “populismo” en el caso de los articulistas de la izquierda convencional o al “izquierdismo anti sistema” por parte de los voceros de la derecha), la mayor parte de propuestas programáticas de Podemos han pasado sin mayor polémica excepto las referidas a las cuestiones económicas. Ello no es casual: están en el centro de la crítica y alternativa de y al proyecto neoliberal europeo y español.
Los ataques mediáticos del establishment tienen dos objetivos: 1) descalificar las posiciones de Podemos y, 2) intentar dividir la opinión en el seno de la organización buscando atemorizar a alguno de sus componentes para que se encamine por la senda del sentido común mayoritario de la economía neoliberal. Y dos son, también, las cuestiones en las que la presión es muy fuerte y va a incrementarse: 1) la afirmación de Podemos sobre la necesidad de robustecer los ingresos de la hacienda pública mediante una reforma fiscal progresiva y la persecución del fraude, y, 2) la constatación de la imposibilidad de pagar la deuda pública y la hipotecaria de gran parte de las familias y, por tanto, la necesidad de realizar una auditoría que determine que parte de la deuda soberana es legítima y en qué condiciones se y, por otro lado, la necesidad de un nuevo marco regulatorio de las hipotecas bancarias sobre las viviendas con criterios de equidad.
Los adversarios políticos y mediáticos de Podemos de la derecha y el “centro” social liberal –todos ellos voceros orgánicos del capital- están realizando una labor preventiva de desprestigio de las propuestas de Podemos precisamente para evitar su consolidación como alternativa que ponga en cuestión el consenso del artículo 135 de la Constitución y demás dogmas del régimen del 78 y del sistema capitalista.
Siete puntos sobre el debate en curso
Una consideración previa. Hay excelentes trabajos técnicos que, con cifras en la mano, destruyen las falacias: ello es necesario. Pero, aún más que fabriquemos ideas fuerza pues el debate no es solo técnico sino ideológico: ¿Qué tipo de sociedad? ¿Qué relación entre los seres humanos? Y, sobre todo, se resuelve en el plano político: ¿Qué hacer ante la crisis? ¿Qué modelo económico? ¿Qué modelo social?
Primero. El programa económico de Podemos es perfectible, tiene lagunas de calado, pero en todo caso es claro que no se casa con el neoliberalismo. No es un programa clásico de acción (para reivindicar y luchar), ni es un programa de gobierno acabado. Pero sirve y mucho para avanzar porque plantea las cuestiones necesarias del momento de forma comprensible por la gente aquí y ahora.
Segundo. Conviene resaltar que en todas las críticas al programa económico de Podemos se dan, junto a los razonamientos contrarios más o menos razonados, los siguientes elementos: a) nunca se presenta la medida criticada en el marco del conjunto de medidas propuestas por Podemos (se analizan una a una sin relacionarlas); b) la argumentación critica no aborda la necesidad, pertinencia o consistencia de las propuestas Podemos, sino su inviabilidad con un argumento recurrente: “los mercados no las aceptan”; c) las propuestas –por muy sencillas y poco “subversivas” que sean por sí mismas- se presentan como radicales cuando no directamente de antieuropeas, cuando la mayor parte de las mismas no ponen en cuestión a priori el capitalismo; d) todos ellos anuncian grandes desgracias económicas y sociales, pero también políticas, de intentar implementar las medidas que propone Podemos.
Tercero. ¿Por qué tanta inquina contra medidas que una a una no ponen en cuestión formalmente el sistema capitalista? Porque suponen un ataque en el centro de gravedad del capitalismo realmente existente y abren una vía de confrontación en la que, a partir de reivindicaciones, demandas y alternativas elementales, es muy posible que la gran mayoría de la población acabe cuestionando el sistema. En eso radica su carga anticapitalista. Eso es lo que temen los tertulianos y escribas.
Cuarto. Las críticas contra las propuestas económicas de Podemos recuerdan de forma creciente, aquel argumento de Felipe González: si no entramos en la OTAN salimos del mundo occidental, no podremos formar parte de la CEE (hoy UE), habrá un retroceso social y una involución política… en esas condiciones: ¿quién gobernará el rechazo a la OTAN? Y, lo que es claro es que el umbral de sensibilidad del sistema ante propuestas de cambio, por modestas que sean, es sumamente bajo y las alarmas se disparan ante un estornudo. Dicho de otra manera nuestras propuestas son correctas, la prueba es que inquietan al enemigo.
Quinto. La forma de razonar de los economistas neoliberales y social liberales parte de la negación del papel preeminente del trabajo en la cadena de valor y obvia la existencia del plus-trabajo. Si bien conocen la existencia de diferentes clases de ingresos, no tienen en cuenta que la única fuente de toda clase de ingresos es el trabajo incorporado por los productores de bienes y servicios. Por el contrario, defienden falacia de que la ganancia “mueve” la rueda económica. Consideran que la ganancia la fuente de la inversión, y la inversión privada como la creadora en exclusiva de empleo. A la vez que afirman que solo existe una economía y un comportamiento económico posibles, velan la existencia de un modo de producción específico, hijo de la historia y perecedero por tanto: el capitalista. Sus análisis ningunean la existencia de las relaciones de producción y obvian el conflicto de clases.
Sexto. En consecuencia los neoliberales conciben la acción política no como esfuerzo colectivo democrático a favor de la mayoría sino como garante de la realización de la ganancia del capital y de la desregulación de los mercados.
Séptimo. Los fundamentos ideológicos del pensamiento económico neoliberal a la hora de atacar la intervención pública favorable del avance en los derechos sociales son descritos por algunos autores mediante las tesis de la perversidad, la futilidad y el riesgo sobre las que me baso para las siguientes reflexiones:
- Tesis de la perversidad: toda actuación política deliberada para mejorar la situación social, económica y política, empeorará la situación de partida. Por nuestra parte podríamos añadir que por ello solo se impulsan las actuaciones que como la Reforma Laboral o el rescate bancario van en sentido contrario a la mejora. Recuerden el argumento de Rajoy de que no se puede ir en contra de lo hecho por su gobierno porque “los problemas se agravarán”.
- Tesis de la futilidad: las reformas socioeconómicas son inútiles porque la economía y la sociedad se rigen por leyes inmutables. Laissez faire, pero mientras tanto, añado yo, las reformas, en una mera petición de principio o de profecía auto-cumplida, deben ir en el sentido de esas leyes inmutables para que efectivamente puedan aflorar y funcionar sin trabas “políticas”. En eso se basa el reiterado latiguillo de Rajoy, “no hay otra solución” o el “no hay alternativa”.
- Tesis del riesgo: El coste de cualquier mejora social es mayor que lo conseguido pues el riesgo de desestabilizar los logros (¿de quién cabe preguntarse?) es muy alto. Y, de nuevo, conviene citar al inefable Rajoy “no podemos poner en riesgo lo hasta ahora conseguido”.
Son ellos quienes han fracasado
Son sus ideas las obsoletas. Mario Draghi, el factótum del BCE acaba de aprobar unas medidas que desmienten una gran parte de los fundamentos de la política monetaria seguida por la UE desde décadas que ha sido una pieza clave del austericidio, y la OCDE acaba de descubrir que la bajada salarial impide el relanzamiento económico. Sus verdades se resquebrajan. Por ello es necesario acosarles con nuestras acciones y nuestras palabras. Hay cuestiones de las los liberales que nunca hablan y sobre las que debemos exigir que se definan. Que se mojen:
a) ¿Qué modelo de salida de la crisis proponen? Que, lo expliciten y cuenten sin eufemismos lo que supone para salarios y beneficios.
b) ¿Cómo salir del bucle infernal depresión del gasto público / depresión salarial / depresión de la demanda agregada? ¿Qué hacer ante el sobreendeudamiento de empresas y familias que a su vez no quieren seguir endeudándose incluso con dinero barato, sobreendeudamiento que es una de las principales causas del parón de la demanda y por tanto del parón económico?
c) ¿Qué modelo de crecimiento proponen tras el basado en la burbuja inmobiliaria-financiera? ¿Qué modelo productivo o mejor que modelo de producción en sustitución del fracasado y lesivo? ¿Qué sectores productivos debemos potenciar? ¿Qué hacer con los sectores de menor valor añadido? ¿Cómo evitar el déficit comercial originado por las importaciones de crudo y gas?
d) ¿Qué factores configuran la productividad? ¿Qué factores configuran la competitividad? ¿Solo la bajada salarial? En este caso hay que discutir la mayor: la productividad del trabajo de quien menos depende es del trabajo (esfuerzo e inteligencia) que hacen los trabajadores que está determinado por los equipos de que disponen y por la organización del proceso productivo. No confundir nunca productividad con competitividad y esta con mera rebaja de costes (son muchos los países de la OCDE que ejemplifican lo afirmado). Hay que afirmar rotundamente que es falsa de toda falsedad la idea de que la bajada de salarios, la disminución de las condiciones de salud y seguridad, y el empeoramiento de la jornada o las modalidades de contratación facilitan la creación de empleo. Y, aún con mayor rotundidad hay que desmentir de que son incentivos motivadores de las clases subalternas.
e) ¿Cómo evitar que la deuda soberana siga aumentando? Se ha recortado el gasto público y la deuda pública sigue disparada y en progresión. ¿Por qué los estados solo pueden recurrir a los mercados para financiar sus necesidades? ¿Acaso el endeudamiento a futuro es la única forma de financiar las necesidades de las administraciones? ¿El déficit y la deuda no tienen relación con la desfiscalización de las haciendas que pierden ingresos a pasos agigantados? ¿Por qué la deuda pública solo puede colocarse en los mercados financieros? ¿Por qué no se pueden financiar los estados y el resto de las administraciones directamente en una Banca Pública y en concreto en BCE? ¿Por qué el BCE que nutre sus fondos de aportaciones públicas financia planes bancarios privados que, a su vez, actúan como entidades financiadoras de las necesidades de las administraciones?
f) ¿Por qué se priman los impuestos indirectos -que además de no ser equitativos en su mayor parte, suelen tener en situaciones de crisis un efecto depresivo- sobre los directos que graven renta (una vez se ha generado el ingreso cierto), particularmente los beneficios, y la riqueza patrimonial que representa la acumulación de rentas o su herencia?
g) ¿Por qué la bajada de los costes de la Seguridad Social supondrá finalmente una bajada de costes de la mano de obra? ¿Acaso se podrían mantener los sea del tipo que sea actuales salarios directos sin una presión al alza en caso de eliminar los salarios indirectos (“ellos” les llaman costes pagados por las empresas) o dicho de otro modo: con los mismos jornales de hoy cobrados en nómina y sin el resto de conceptos que la conforman + la parte correspondiente “a la empresa” ¿se podrían sufragar los costes médicos en caso de enfermedad, las pensiones de mañana, las bajas por accidentes, por no hablar de la formación profesional continua y ocupacional, las prestaciones por desempleo? No. No con nuestro actual modelo fiscal. Es posible pero solo a condición de aumentar mucho los impuestos generales y rompiendo el sacrosanto principio de la tributación española que impide la asignación finalista a priori de elaborar los presupuestos generales del estado. Para nosotros/as los costes laborales asociados a la Seguridad Social forman parte del salario de forma indefectible.
Hay que dejarse de complejos y decirles en la cara: además de antisociales sois una banda de ineficientes. Hay que dejar de refugiarse a la defensiva en la propaganda generalista y entrar al terreno de las alternativas favorables a las clases trabajadoras, al pueblo.

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