El definitivo derrumbamiento de un Régimen corrupto e infame ¡Que se vayan!. Rosa Guevara Landa. Rebelión
Brevemente, algunos días después para que la ira no turbe mi juicio.
Más allá de que, aunque sea difícil de entender, es más que evidente
que ANC, la Asamblea Nacional independentista de Catalunya, ha
conseguido infiltrar más de un habilidoso topo en el gobierno central y
en sus alrededores (¿tal vez Jorge Opus Dei Fernández y acaso también
Moragas con la ayuda de cinco o seis abogados/as de Estados?), la
podredumbre del Régimen español (casi sin exclusiones autonómicas)
supera todo lo humanamente concebible y pone al descubierto la esencia
político-económica de la denominada transición, la Inmaculada
transacción (con palabras de Jorge Riechmann): salvadas las poquísimas
excepciones por todos y todas conocidas y no olvidadas, colectivos
políticos, autodenominados partidos, sin apenas principios por no
escribir claramente sin principios, al servicio de grandes poderes
económicos por ellos mismos alimentados (posteriormente recompensados
con el asunto de las puertas giratorias), han tomado el Estado y sus
proximidades en sus manos para su propio beneficio. Mintiendo,
engañando, manipulando, tratando la honestidad y la virtud pública como
asuntos de estúpidos pueriles de tontos e idiotas. En la estafa, en la
expropiación de lo común, en la privatización de los bienes de todos, en
la explotación y marginación de las clases populares, en la destrucción
de todas las conquistas, todo vale. Todo, sin límites.
Toma la pasta y corre dijo el personales de mister Allen. Tomaron nota.
No se salva (casi) nadie. Ni la Casa Real borbónica (¡hasta los
cimientos si existieran!), ni los dos partidos que se han ido turnando
en el poder (no hablo de todos sus militantes) con las organizaciones
más próximas, ni ex presidentes de la Generalitat, ni ex presidentes y
presidentes de grandes multinacionales del fútbol, n ex presidentes de
grandes corporaciones bancarias o de grandes organizaciones
empresariales, ni numerosos alcaldes y regidores, ni destacados miembros
del aparato judicial. Largo etcétera. La corrupción, la impiedad, el
clasismo, el elitismo, el desprecio de los más desfavorecidos, la
expropiación de los bienes comunes está generalizados.
La trama,
que diría Manolo Monereo, tiene tentáculos por doquier, por todos los
rincones del país. ¡Que se vayan, que se vayan todos! ¡Fuera, fuera! No
hay otra, no hay más, no podemos aguantar más.
Por si faltara
algo: Esperanza Aguirre, quien según parece volvió a mentir a la
ciudadanía negando relaciones con alguno de los alcaldes implicados en
esa nueva trama de corrupción, la presidenta que nombró a Francisco
Granados como alto cargo (llegó a ser vicepresidente) de sus gobiernos,
trabaja (¿trabaja?) como caza-talentos. ¡Como caza-talentos… y en una
empresa catalana.
Es la España, incluida Cataluña, sin
exclusiones, que hiela el corazón. Machado nos advirtió hace décadas de
ella. ¡En qué manos estamos! ¿En qué manos deseamos? ¡En nuestras
propias manos! ¡Que se vayan, echémosles!
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