Sociología ideológica

lunes, 16 de febrero de 2015

Grecia. La victoria de Syriza. Un mandato popular para cumplir los compromisos de Salónica .

Grecia. La victoria de Syriza. Un mandato popular para cumplir los compromisos de Salónica.  Petros Tsagaris
Miércoles 11 de febrero de 2015
El resultado histórico del 25 de enero significa que el pueblo griego otorgó a Syriza la misión de acabar con la austeridad. Es decir, con la política que ha llevado al hundimiento de los salarios y de las pensiones, a expropiar a la gente pobre; a la destrucción de la sanidad pública, de la (ya frágil) "seguridad social" y del sistema educativo; a la explosión del paro y a una recesión profunda y brutal (entre 2010 a 2014 una caída del 22% en el PIB); a la emigración masiva de los sectores más cualificados de la población activa y, por último, a un pillaje sin precedente de los bienes públicos. El pueblo también le ha dado la misión de abolir los mecanismos utilizados para imponer la austeridad; es decir el asalto a los derechos democráticos y laborales y al derecho de huelga (militarización de las plantillas en sectores como el metro, la enseñanza, etc.).
Las primeras declaraciones de muchos de los nuevos ministros del gobierno se centraron en la necesidad de poner fin a estas políticas. Se trata de declaraciones en perfecta consonancia con el programa de Salónica: restablecer el salario mínimo en 751 € (la cantidad vigente en 2009, antes de los Memorándum), así como restaurar la negociación colectiva, reincorporar a los conserjes de escuelas en vías de ser despedidos, reintegrar las mujeres de la limpieza de determinados ministerios que fueron despedidas, restablecer la 13ª paga en las pensiones que no alcances los 700 € mensuales, poner fin a algunas privatizaciones, desarmar a la policía durante las manifestaciones, proteger los derechos de las y los inmigrantes y reconocer la nacionalidad a sus hijos e hijas nacidos en Grecia o que hayan realizado sus estudios en Grecia. De ahí que las declaraciones de los ministros hayan alimentado una fuerte esperanza entre amplias capas populares, aún entre las que no habían votado por Syriza /1.
Las reacciones
Ahora acabar con la austeridad significa impulsar una política que entra en contradicción flagrante con los intereses de la clases dirigentes que a lo largo de estos años de Memorándum se han beneficiado de ella.
Es por eso que, a pesar del terremoto interno que sufren sus partidos tras la derrota [Nueva Democracia y el Pasok entre otros], a la derecha y al resto de fuerzas pro-Memorándum les ha faltado tiempo para dirigir sus dardos contra los ministros para los asuntos "internos" del nuevo gobierno; fue Kyriakos Mitsotakis/2 quien dijo que en los ministerios claves, los nuevos responsables tienen " ideas peligrosas sobre las privatizaciones".
Incluso los recién llegados "partidarios críticos" del gobierno en el seno de la clases dirigente, han dirigido ya sus ataques contra esos ministros. En la edición de 1 de febrero de 2015, el redactor jefe de la influyente ToVima, Stavros Psycharis, ponía en guarda o felicitaba a Tsipras en función de la "distancia" que marcara, o no marcara, en relación las declaraciones radicales de sus ministros. Para muestra, vale un botón: "Cuando apenas han transcurrido 24 horas de la toma de posesión del nuevo Gobierno, los ministros han comenzado a realizar declaraciones en torno a la puesta en pie, según ellos, de una política radical. Ha sido necesaria una reacción inmediata y una intervención decisiva del Sr. Tsipras para atenuar esas declaraciones ministeriales que ya han provocado la caída de la bolsa. Entre la lista de las opciones irrealistas de algunos cuadros de Syriza está, por ejemplo, la que se refiere a las inversiones de China en Grecia". [Entre otras, la interrupción de la segunda fase de la privatización del puerto del Pireo].
Seguro que no es casual que se haya quitado hierro a esta primeras declaraciones en relación a estas "opciones irrealistas". Así, se ha relativizado "la prioridad del gobierno en lo que respecta el restablecimiento inmediato del salario mínimo a 751 € [que no será inmediato sino a lo largo del 2015], al igual que el proyecto de reexaminar todas las privatizaciones (según declaraciones explícitas del Sr. Varoufakis). Si nos preocupa el que no se cuestionen las privatizaciones no es por prurito ideológico, sino por razones más reales. Por ejemplo ¿cómo salvar el sistema de pensiones en vías de quiebra rápida sin poder disponer de los enormes ingresos (y por lo tanto, de la propiedad) de la Lotería Nacional (OPAP)? Esta institución fue vendida a cambio de un plato de lentejas a los amigos locales y extranjeros de Samaras [el anterior primer ministro]. Tampoco creemos que sea posible impulsar una política a favor de la gente sin el pleno control de la compañía de electricidad (Dimosia Epichiris Illektrismou).
Los carburantes
En una guerra, todas las alianzas posibles son comprensibles: con Obama contra Merkel; con Hollande y Renzi contra Chaubel; con Schulz y Lagarde contra los oligarcas griegos… Pero el combustible nuclear de Syriza es otro muy distinto:
  • En primer lugar, el viento de esperanza que despierta en todos los pueblos de Europa y el impacto político que da a la izquierda en el Estado español, Irlanda, Francia, Inglaterra e incluso en Alemania y Turquía.
  • En segundo lugar, y más importante aún, el apoyo masivo a Syriza por parte del pueblo griego y sobre todo por las y los trabajadores, la gente en paro, la juventud y los campesinos y campesinas.
  • Y, por último, que el mundo del trabajo ve, a través de Syriza, que tanto en Grecia como en el resto de Europa, hay otra forma de hacer las cosas, que la austeridad no es la única opción.
Pero la gente sabe ahora que los argumentos sobre la "vía austera" y los coches "Porsche Cayenne" [en referencia a una declaración de Varoufakis. NdT] se transforman después en un "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" y llevan a una austeridad severa para los pobres; no para los propietarios de los Porsche. Por ello, Syriza tiene que poner en marcha, sin recortes, las promesas de Salónica; "cualquiera que sea el resultado" de la negociación con la UE; sin rodeos, como parecen dar a entender las declaraciones del ministro de Finanzas.
Si Syriza cede en la lucha contra la austeridad, socavará su propio "combustible nuclear"; y sin él, ni Obama, ni Hollande, ni nadie de entre ellos que, por sus propias razones, se oponen a Merkel, se preocuparan lo más mínimo de Grecia.
La banca: punto crítico
Un sector crucial en el que la "dulcificación" de las "opciones irrealistas" de Syriza puede minar el programa de Salónica es el bancario. El programa de Syriza prevé que el sector bancario pasará a estar "bajo la propiedad y el control del gobierno, con modificaciones radicales en su funcionamiento en lo que respecta a los objetivos a los que actualmente sirve". No se trata de un prejuicio ideológico sino que, una vez más, está directamente vinculada a las necesidades materiales de la población.
La función del gobierno en el sistema bancario tiene que ver con el control de la fuga de capitales al extranjero, con la lucha contra la retirada masiva de depósitos que pueden organizar las clases dirigentes (ahora que han perdido el poder), con el control de los préstamos sin interés ni reembolso que fueron otorgados -y aún lo son- a los otros dos polos del triángulo de la corrupción (partidos burgueses y jefes de los media), y con el control de la política económica global por el nuevo gobierno.
Sin embargo, los primeros gestos de gobierno en relación a este tema van en sentido contrario. El Eurobank -tercer banco de Grecia, presente en Bulgaria, Rumania, Serbia y Turquía, una de cuyas figuras claves es Spira Latsis [según la revista Forbes, el único billonario griego: se le calculo una fortuna de 2,4 billones]- continúa, por el momento, en manos de una sociedad canadiense. Lo peor es que la sociedad propietaria continuará teniendo el control en el futuro porque tras la victoria de Syriza ha impuesto un nuevo presidente y un nuevo director general de su cuerda. Ambos provienen del "profundo mundo bancario" es decir, de ese personal que ha conducido el sistema bancario griego a la actual crisis sin precedentes y para cuyo rescate se ha sacrificado al pueblo griego. Sin embargo, los ministros competentes del ramo, Dragasakis y Stathakis, aceptaron ese cambio administrativo. En lo que respecta a otros bancos del sistema -como el Piraeus y Alpha-, ni siquiera se han previsto cambios. Por otra parte, resulta completamente inexplicable la declaración del portavoz del gobierno según la cual "los administradores bancarios que hayan tenido éxito no serán remplazados" y que los administradores "del partido" no van a tomar posesión de sus puestos en los bancos.
Así pues, lo que va a ocurrir es que será el empantanado "partido" de banqueros el que va a continuar supervisando los bancos. Por ello, la cuestión central es saber si Syriza va a situarse por detrás de las medidas tomadas por Obama con los banqueros que provocaron la crisis en los Estados Unidos. Por ejemplo, ¿es posible que Syriza continúe manteniendo en el puesto clave al presidente del Banco de Grecia, el presuntuoso y siempre sonriente frente al sufrimiento del pueblo, Sr. Stournaras (nombrado en junio de 2014), como anunció Gavriil Sakellaridis (secretario de Estado del Gabinete) durante la emisión de SkaiTV el 2 de febrero? Esperemos que no.
4/02/2014
Petros Tsagaris es redactor del bimensual de la DEA
Notas
1/ La declaración programática realizada por A. Tsipras 8 de febrero ante el Parlamento griego, confirmó en lo fundamental esta línea de trabajo (Ndt).
2/ Miembro de una familia de políticos conservadores griegos cuya figura más conocida el ex primer ministro (1990-1993) Konstantinos Misotakis, Kyriakos ha estado muy vinculado a los medios bancarios y empresariales. Fue ministro de las Reformas en el Gobierno de Samaras y el rumor sobre sus vínculos con Siemens en un asunto de corrupción es insistente. Su hermana, Nora Bakoyannis, fue la alcalde de Atenas y actualmente aspira a la dirección de Nueva Democracia. (nota de la redacción de A l’Encontre).

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