Lo que no se dice sobre las negociaciones con Syriza
 
Vicenç Navarro. Público.es
 
Las fuerzas 
conservadoras y neoliberales que gobiernan la gran mayoría de las 
instituciones políticas europeas (el Consejo Europeo, la Comisión 
Europea, el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo) desean con 
toda intensidad el fracaso del gobierno Syriza en Grecia, utilizando 
todos los medios para impedir que se terminen las políticas de 
austeridad, deseando mantener las políticas que han creado un enorme 
desastre social. De conseguir aplicar sus políticas alternativas, el 
gobierno Syriza en Grecia podría mostrar la gran falsedad, ineficacia e 
incluso maldad de las políticas impuestas a las clases populares de 
Grecia y de los otros países de la Eurozona, con la complicidad y apoyo 
proveídos por las élites conservadoras y neoliberales gobernantes en 
cada uno de estos países. Existe una alianza de clases a lo largo de la 
Eurozona en la que los instrumentos políticos de las clases dominantes 
están imponiendo unas políticas carentes de mandato popular que están 
causando un enorme drama humano que alcanza sus mayores dimensiones en 
Grecia, pero también en España, en Portugal y en Irlanda.
 
Es 
importante subrayar que los mayores defensores de las políticas de 
austeridad lideradas por el gobierno alemán han sido precisamente los 
gobiernos conservadores-neoliberales de estos países –como el gobierno 
PP en España- donde estas políticas han tenido un impacto devastador. Y 
como consecuencia de la enorme influencia de los mayores grupos 
económicos y financieros existentes en cada país, así como la que sus 
sectores sociales con mayor peso económico y social tienen sobre sus 
mayores medios de información y persuasión, hemos leído y/o visto un 
reportaje en tales medios enormemente sesgado en contra del gobierno 
Syriza en sus negociaciones con el Eurogrupo. Se ha referido al gobierno
 de Syriza constantemente como “poco serio”, “demagógico” (y una larga 
retahíla de insultos más) que, resultado de su supuesta inmadurez, han 
terminado con un gran fracaso. Tanto el director de La Razón, el 
Sr. Francisco Marhuenda, abogado del gobierno Rajoy, como el economista 
del PSOE, asesor del Sr. Zapatero y economista primero de El País, el Sr. José Carlos Díez, coincidieron en esta lectura promovida activamente por el establishment mediático del país.
 
Lo que no se publicó en España
 
En
 esta avalancha mediática, que ha alcanzado una de las máximas 
expresiones en España (uno de los países con menor diversidad ideológica
 en los medios) se han ocultado varios hechos, que muestran una realidad
 distinta, ocultada o ignorada por estos medios. Una consecuencia de lo 
ocurrido es el hecho mostrando con toda claridad el dominio del 
Eurogrupo y del BCE (y, en menor grado, de la Comisión Europea) por 
parte del gobierno alemán, un dominio, sin embargo, que no es 
equivalente a omnipotencia. El gobierno alemán ha aparecido claramente 
como el centro dominante de la vida económica, financiera y política de 
la Eurozona, con la clara sumisión de los otros gobiernos, incluidos los
 que se definen a sí mismos como socialdemócratas. La publicación por 
parte del gobierno griego de algunas de las declaraciones (en privado) 
de apoyo a sus propuestas por parte de representantes de estos gobiernos
 (como el italiano y el francés) contrastó con el comportamiento público
 de estos representantes, mostrando la incoherencia de tales partidos 
gobernantes. La estrategia del gobierno griego ha permitido definir los 
bandos en los que se configura Europa, esta Europa hoy poco 
representativa de las clases populares de los países de la Eurozona, y 
que está perdiendo la legitimidad y atracción que tuvo en su momento.
 
Ahora bien, es importante subrayar que, como dice Mark Weisbrott en un comunicado reciente (Press Release, Center for Economic Policy Research,
 Washington, 20.02.15) a pesar de esta hostilidad del establishment 
neoliberal europeo, el gobierno griego ha permanecido sereno, sin 
estridencias, presentando los datos que muestran el enorme daño de la 
políticas de austeridad en su pueblo, recurriendo en su argumentario a 
los valores que teóricamente Europa defiende como suyos, la democracia, 
el Estado del Bienestar y la justicia social, señalando la hipocresía de
 este establishment. Y, a pesar del enorme control de los medios –que 
alcanza dosis abusivas en España- la población europea ha podido captar 
la justicia de su causa, creando gran simpatía popular hacia los 
argumentos utilizados por Syriza, incluso por cierto, en Alemania, donde
 el porcentaje de la población alemana que deseaba expulsar a Grecia del
 euro ha pasado de ser mayoría a ser minoría. Ha sido este cambio que 
explica que incluso el Presidente de la Comisión reconociera en sus 
declaraciones que se ha hecho una gran injusticia al pueblo griego. Ello
 es un indicador del valor democrático y moral de las propuestas de 
Syriza, que han movilizado al pueblo griego en apoyo de su gobierno.
 
Las victorias de Syriza
 
Ha
 sido esta movilización popular, dentro y fuera de Grecia, lo que 
explica las divisiones del propio Eurogrupo que Syriza supo utilizar. Y 
consiguió grandes concesiones del Eurogrupo, ocultadas en la avalancha 
neoliberal mediática. Como señala James K. Galbraith (“Reading the Greek
 Deal Correctly”, Social Europe Journal), las concesiones (victorias de Syriza) incluyen:
 
1.
 El documento final separa la transferencia de fondos de las 
condiciones, aceptando algunas (que Syriza también consideraba justas) y
 rechazando otras. Es lo que en lenguaje mediático se refirió la 
aceptación del 70% de lo acordado con el gobierno griego anterior, y 
rechazo del 30%. Aceptación eran, por ejemplo, las medidas antifraude. 
Rechazo era la reducción de las pensiones y otras medidas que eran 
continuistas de las políticas de austeridad. En realidad, todas las 
medidas explícitas de austeridad que estaban en el documento firmado por
 el gobierno anterior fueron rechazadas, sustituidas por una ambigüedad 
(aceptada por la Comisión Europea) que permitía una flexibilidad de 
interpretación que no se permitía antes.
 
2. Se consiguió revertir
 la mayoría de medidas antisindicales que contribuyeron al deterioro del
 mercado laboral, aceptando el incremento del salario mínimo 
(retrasándose hasta septiembre su aplicación).
 
3. Se recuperó el 
concepto de soberanía, de manera que las políticas domésticas se 
asignaban al gobierno griego siempre y cuando fueran aprobadas por el 
marco definido por los límites de fiscalidad marcados por la Troika, 
redefinida como instituciones separadas, cuya autoridad quedaba delegada
 del Eurogrupo y de la Comisión y no como grupo de supervisores. Este 
cambio es más que semántico.
 
4. Una cesión clave fue que al 
gobierno griego no se le imponía el objetivo de alcanzar un 4,5% de 
superávit primario (lo cual le hubiera prohibido poder terminar con las 
políticas de austeridad), sin especificar un objetivo, permitiéndole que
 alcanzara el deseado por Syriza, el 1,5%.
 
5. Un mejoramiento del
 pago de la deuda, en los plazos y en los intereses, a desarrollar en 
posteriores negociaciones. En realidad, la negociación mayor es la 
venidera. Es cierto que no se consiguió la quita de parte de la deuda, 
pero no excluye la posibilidad de que se establezca una renegociación a 
nivel de Europa del problema de la deuda pública, que ha alcanzado unas 
dimensiones excesivas, consecuencia de los rescates bancarios que 
beneficiaron a unos pocos a costa de la mayoría de las clases populares.
 
En
 resumidas cuentas, Syriza ha iniciado un proceso de redefinición de 
Europa, con una enorme movilización popular en su país, en apoyo de esta
 redefinición. Y el gran pánico de la estructura de poder europea es de 
que el próximo paso en esta lucha se de en España. De ahí que las 
victorias de Syriza son también victorias de los pueblos de Europa. 
Estas victorias fueron las concesiones que detallo anteriormente.
 
Naturalmente
 que eran concesiones dentro de un marco que viene definido por su 
permanencia en el euro, gobernado por las derechas neoliberales y 
socioliberales. Pero Syriza escogió presentarse como defensor de Grecia y
 de Europa, intentando iniciar un proceso de transformación de esta 
Europa. Se podría criticar a Syriza por no haber tenido preparado un 
plan B, que hubiera sido la salida del euro. Pero esta crítica ignora 
que la mayoría del pueblo griego quiere permanecer en el euro. Puede que
 cambie y la lección didáctica a la cual me refería al principio del 
artículo sea un paso en la dirección de cambiar el deseo de permanencia.
 Pero el gran dato de las negociaciones es que, a pesar del enorme 
desequilibrio de fuerzas, la movilización de un pueblo en apoyo de las 
demandas justas de su gobierno puede conseguir victorias en un proceso 
en el cual solo hemos visto el inicio de una larga lucha, pues es ahora 
cuando la parte difícil comienza. Ceder y caer en un desánimo es lo que 
la reacción desea. Lo que ha ocurrido en Grecia muestra que cuando la 
población se mueve, se pueden ganar batallas. Y también muestra la 
falsedad de los argumentos utilizados por los gobiernos Zapatero y Rajoy
 (y Mas en Catalunya) de que no hay alternativas. Incluso en un caso 
extremo, como el de Grecia, con un gran desequilibrio de fuerzas, se 
pueden desarrollar otras propuestas.
Vicenç Navarro es 
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad 
Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de 
Barcelona
 
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