A propósito del escrito “La Guerra contra el pueblo”[i] de Tony Boza |
“Aunque el excedente del valor de la
mercancía por encima de su precio de costo se origina en el proceso directo de
la producción, sólo se realiza en el proceso de la circulación, y adquiere la
apariencia de emanar del proceso de la circulación tanto más fácilmente por
cuanto en la realidad, dentro de la competencia, en el mercado real, depende de
las condiciones del mercado el que ese excedente se realice o no, y en qué
grado” [ii]
El título del presente artículo hace referencia al escrito de Tony Boza,
autor popularizado hace un tiempo atrás por declaraciones del Presidente Nicolás
Maduro en las que recomienda su lectura por ser, a su entender, “un nuevo
pensamiento económico que se levanta desde Venezuela”, y en el que surgen nuevos
argumentos que intentan dar sustentación a la teoría conspirativa de la “guerra
económica”, la cual según el gobierno, es la fuente de todos los males que
afectan a la economía venezolana en la actualidad.
Teniendo en cuenta la importancia de buscar una explicación científica a la
actual crisis económica, nos vimos en la tarea de hacer lectura y análisis de
dicho escrito; y podemos adelantar, arriesgándonos a apresurar las conclusiones
del lector, que los argumentos utilizados por Tony Boza para explicar, por
ejemplo, los altos índices inflacionarios, están muy alejados de suministrar una
explicación sólida al fenómeno de la inflación, y por el contrario, carecen de
fundamentación teórica. Además de lo anterior, en su escrito hay una ausencia
total de evidencia empírica para demostrar sus afirmaciones; con lo cual
demuestra las características de una interpretación ideológica y no de una
explicación científica, coincidiendo (intencionalmente o no) con la tesis
emanadas por los aparatos de propaganda gubernamental.
LOS PROBLEMAS TEÓRICOS EN TONY BOZA: LA INFLACIÓN
El propio título de la primera parte del ensayo (Nos atacan con la INFLACIÓN)
ya indica que se le da un enfoque político al problema, es decir, la inflación
es un instrumento usado a voluntad para atacarnos. Y por tanto, su explicación
emana de una perspectiva ideológica y no científica. En primer lugar, pareciera
que Tony Boza confunde la inflación con la manipulación o control de los
precios en muchas partes de su escrito. Cuando no, indica que la primera es
consecuencia directa de la segunda, y peor aún, que ella puede ser (y de hecho
es, a su entender) manipulada por los “grupos económicos poderosos” contra el
pueblo y contra los “grupos económicos menos poderosos”. Aquí el autor empieza
con un problema que ha sido planteado de un modo tan erróneo, que obviamente su
solución no podía ser menos que desacertada.
En su tentativa por explicar las causas de la inflación, Boza se acerca de
manera muy rudimentaria a los planteamientos del economista polaco Michal
Kalecky (1899-1970), quien postuló una teoría para explicar los precios de
monopolio, en el cual la posición de dominio de empresas altamente concentradas
en capital les permite fijar las tasas de ganancia de manera arbitraria por
medio de la fijación de los precios. Dicha teoría no ha podido ser demostrada
con los datos de la realidad, en primera instancia, porque la alta concentración
de capital en determinados sectores de la economía no necesariamente significa
que no exista competencia por la vía de los precios (además de otras formas de
competencia), y en todo caso la posición del “mal llamado” monopolio no es
permanente ni absoluta, con lo cual la fijación de precios y la tasa de ganancia
“a voluntad del empresario” está lejos de ser una realidad bajo la feroz
competencia capitalista.
Sin embargo, el camarada Tony Boza (en adelante TB) en su ensayo, ni
siquiera desarrolla una formulación teórica y mucho menos demuestra que la
inflación es consecuencia de la fijación a voluntad de la tasa de ganancia por
parte de los capitales (oligarcas) que según TB denomina “formadores de precio”
(sectores oligopólicos) y a los cuales responsabiliza por los altos niveles de
inflación, simplemente realiza una afirmación vacua y sin aportar un solo dato
al respecto, más allá de una tabla comparativa que corresponde al “Informe
técnico económico de la Misión Fox” de 1940, que lo único que demuestra es el
diferencial existente entre los precios de diversas mercancías en Caracas y los
precios de las mismas en Washington, lo cual no significa que dichos
diferenciales de precios se deban a la “manipulación” adrede por parte de
comerciantes e industriales.
Para explicar dicha diferencia que se refleja en el mencionado Informe habría
que considerar diversos factores: los costos de transportación tanto nacional e
internacional, los niveles promedios de productividad de las ramas industriales,
la escala productiva, cuestiones referentes al tipo de cambio, los niveles de
reservas en divisas, los impuestos a la importación, la disponibilidad y precio
de las materias primas, la disponibilidad y precio de los servicios, entre otros
factores. Pretender que una mercancía tenga el mismo precio en cualquier parte
del mundo pertenece al postulado de la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) [iii]
, según el cual el precio (en dólares, euros, o cualquier divisa internacional)
de una cachapa con queso llanero debería ser más o menos el mismo precio en
Tinaquillo y en Tokio. Tal negación de la realidad solo puede ser producto de la
mente idealista de un neoclásico, y el camarada Boza sin proponérselo coincide
con esta idea, pero al demostrarse que en el caso de la economía venezolana tal
paridad no se cumple, solo consigue una explicación: ¡los precios son
manipulados!
LA MANIPULACIÓN DE LOS PRECIOS
“Comencemos hablando claro, la inflación es una manifestación, un síntoma,
digámoslo así, de un proceso más oculto que es la “manipulación” o “control” de
los precios por parte de la oligarquía criolla y sus aliados.” [iv]
Según se extrae de la cita precedente, para TB el proceso oculto que explica
la fijación de los precios es que “los grupos económicos poderosos” los
manipulan y controlan a placer, afirmación que aniquila de un plumazo más de 250
años de investigación y discusión económica en torno a lo que determina los
precios de las mercancías en el marco de una economía de mercado, y más que los
precios, el valor de las mismas. En ese sentido Bozaiano, ni la teoría
objetiva del valor (valor-trabajo), ni la teoría subjetiva del valor basada en
la utilidad tienen validez alguna; en cambio, todo es producto del antojo de
unos cuantos capitalistas y su desmedida avaricia y mala intención. Ante tal
absurdo, veamos cómo según Marx cómo se forman los valores de las mercancías y
su relación con los precios de mercado.
Para producir una mercancía hay que invertir en ella o incorporar a ella una
determinada cantidad de trabajo. Y no simplemente trabajo, sino trabajo social.
El que produce un objeto para su uso personal y directo, para consumirlo él
mismo, crea un producto, pero no una mercancía. Como productor que se mantiene a
sí mismo no tiene nada que ver con la sociedad. Pero, para producir una
mercancía, no sólo tiene que crear un artículo que satisfaga alguna necesidad
social, sino que su mismo trabajo ha de representar una parte integrante de la
suma global de trabajo invertido por la sociedad. Ha de hallarse supeditado a la
división del trabajo dentro de la sociedad. No es nada sin los demás sectores
del trabajo, y, a su vez, tiene que integrarlos. [v]
Toda mercancía se produce para ser intercambiada por otros bienes, y no para
el consumo individual de quien lo produce. Por ejemplo: Un fabricante de
bicicletas no produce 100 de ellas al día para utilizarlas él mismo, lo hace
para colocarlas en el mercado como mercancías, y obtener un excedente de valor
por encima del capital invertido en ellas inicialmente, en forma de ganancia.
Marx examinó detalladamente la proporción en el que las mercancías se
intercambian entre sí y descubrió que lo único en común que tienen los bienes
que son producidos con trabajo privado e independiente con la finalidad de ser
vendidos. Es que son el resultado del trabajo humano, por lo que concluyó que el
valor de cambio que tiene cada mercancía es el proporcional al tiempo de trabajo
abstracto socialmente necesario (TTSN) que lleva su reproducción en las
condiciones normales que se encuentran en ese momento concreto. [vi]
Cuando Marx señala qué es el TTSN, está indicando que dicho tiempo está
determinado por las condiciones normales de producción y con el grado medio de
destreza e intensidad de trabajo imperante en la sociedad, es decir, la
productividad del trabajo en el marco de una sociedad concreta [vii] . Cuando el
promedio de la productividad del trabajo aumenta quiere decir que fabricar una
determinada mercancía cuesta menos tiempo trabajo, dicho de otra forma, se
pueden fabricar más mercancías en menor tiempo. Por consiguiente, si la cantidad
de trabajo abstracto socialmente necesario cristalizado en las mercancías es lo
que determina el valor de cambio de éstas, al crecer la productividad del
trabajo requerido (menos trabajo vivo en relación al trabajo muerto incorporado)
para producir una mercancía hace disminuir forzosamente su valor, y viceversa,
al disminuir aquélla, baja ésta, y esa es la norma dentro del modo de producción
capitalista en lo general. Ahora para que la plusvalía contenida y cristalizada
en las mercancías se pueda realizar, deben ser vendidas en el mercado por su
precio de mercado (que puede fluctuar alrededor del precio de producción, que
ronda al valor, y que a su vez puede ser cercano al TTSN promedio de la rama)
los cuales están expresados en relación al dinero que circula en la economía.
En las actuales condiciones del capitalismo global, la contradicción se hace
evidente cuando el precio de producción no coincide con los precios de mercado
[viii] debido a las condiciones del mercado existentes en el corto plazo, dada a
una cierta fluctuación que los desvía constantemente, sin embargo, la tendencia
es a que coincidan o por lo menos se acerquen en el largo plazo. Para avalar
todo lo expuesto veamos lo que nos dice Carlos Marx al respecto:
Los precios de mercado no hacen más que expresar la cantidad media de trabajo
social que, bajo condiciones medias de producción, es necesaria para abastecer
el mercado con una determinada cantidad de cierto artículo. Se calculan con
arreglo a la cantidad global de una mercancía de determinada clase. Hasta aquí
el precio de una mercancía coincide con su valor. De otra parte, las
oscilaciones de los precios del mercado, que unas veces exceden del valor o
precio natural y otras veces quedan por debajo de él, dependen de las
fluctuaciones de la oferta y la demanda. Los precios de mercado se desvían
constantemente de los valores, pero, como dice Adam Smith: “El precio natural es
algo así como el precio central, hacia el que gravitan constantemente los
precios de todas las mercancías. Diversas circunstancias accidentales pueden
hacer que estos precios excedan a veces considerablemente de aquél, y otras
veces desciendan un poco por debajo de él. Pero, cualesquiera que sean los
obstáculos que les impiden detenerse en este centro de reposo y estabilidad,
tienden continuamente hacia él. [ix] (…) por tanto, “la oferta y la demanda
tienen que tender siempre a equilibrarse, aunque sólo lo hagan compensando una
fluctuación con otra, un alza con una baja, y viceversa”. [x]
Aunque “toda operación por medio de la cual una persona compra un producto
para volver a venderlo, constituye de hecho un acto de especulación”. Nunca la
comercialización de las mercancías será tan dispar entre ellas, o sea, de 50:1,
1:50, 1:200, o 1000:1 en su magnitud cuantitativa de intercambio (a menos que
haya una inusual escasez o un exceso de oferta de productos, etc.). Por esa
razón, en la mayoría de los mercados comerciales es regular y predecible conocer
en gran medida el precio de mercado de los productos, en vez de caótico,
arbitrario y especulativo-avaricioso como nos hacen creer que pasa en Venezuela
con la llamada “Guerra Económica”; esa es la norma en el modo de producción
capitalista. En condiciones micro y macroeconómicas estables (en expresión
neoclásica), el precio de mercado de un bien en relación a otro del mismo pelaje
u otra mercancía de diferente valor de uso, es en la mayoría de los casos
conocido y claramente establecido, incluso aun cuando las personas carezcan de
conocimiento exacto de los precios.
En otras palabras, el capital comercial tipo Wall Mart o Makro , no se
dedican a especula r, en rigor los productores de Coca C ola por ejemplo; le
ceden una parte de la plusvalía que los obreros industriales de C oca C ola
producen. Dichas empresas industriales le ceden esa parte del plusvalor a las
empresas comerciales (véase transferencia libre o forzada de riqueza o
ganancia por enajenación) [xi] por asuntos correlativos a la rotación de
capital, que una vez cedida puede facilitar la rotación del mismo aumentando así
la tasa de ganancia con mayor facilidad para la industria y para el capital
comercial [xii] .
Por tanto, si en términos generales y abrazando períodos de tiempo
relativamente largos, todas las clases de mercancías se venden por sus
respectivos valores, es un absurdo suponer que la ganancia --no en casos
aislados, sino la ganancia constante y normal de las distintas industrias--
brote de un recargo de los precios de las mercancías o del hecho de que se las
venda por un precio que exceda de su valor. Lo absurdo de esta idea se evidencia
con sólo generalizarla. Lo que uno ganase constantemente como vendedor, tendría
que perderlo continuamente como comprador. No sirve de nada decir que hay gentes
que son compradores sin ser vendedores, o consumidores sin ser productores
[xiii] . (…) Si una persona toma vuestro dinero y luego os lo devuelve comprando
vuestras mercancías, nunca os haréis ricos, por muy caras que se las vendáis.
Esta clase de negocios podrá reducir una perdida, pero jamás contribuir a
obtener una ganancia. [xiv]
Producto del desarrollo histórico y desigual del modo de producción
capitalista, cada capitalista individualmente y en dependencia de la rama
económica buscará incrementar su cuota de participación en la tasa de ganancia
por la vía del aumento de la productividad del trabajo. Ello hace que entre los
capitales de la misma rama y de las diferentes ramas de producción se agudice la
lucha competitiva por la aplicación más rentable del capital. Cada capitalista
deseoso de obtener una máxima ganancia, invierte su capital en las ramas con
mayor rentabilidad o cuota de ganancia, lo cual provoca una constante traslación
de capitales, y una lucha descarnada por obtener una ventaja en términos de
reducción de costos y aumento de la productividad, trayendo como consecuencia
una disminución relativa en los precios de las mercancías en las ramas en que se
desenvuelva productivamente El Capital, y a la vez, se crean condiciones
más o menos iguales para la actividad de los capitales más eficientes tanto en
las ramas de baja composición orgánica del capital como en las ramas en que es
alta dicha composición. Esto es lo que Marx llama competencia capitalista, que
nada tiene que ver con la “competencia perfecta” (irreal) que los economistas
neoclásicos mencionan.
Al respecto veamos lo que nos dice el camarada Juan Kornblihtt sobre la
competencia:
“La competencia, (…), no presupone la existencia de capitales iguales (…)
sino una permanente diferenciación entre aquellos que alcanzan una ganancia
extraordinaria y capitales que los corren desde atrás. A la vez, tampoco
significa que el precio esté dado o sea externo a los capitales (…) sino que los
capitales más productivos son los que ponen los precios, lo suficientemente
altos para obtener una ganancia extraordinaria, lo suficientemente bajos como
para desplazar a sus competidores.” [xv]
Marx expone en el tomo III de El Capital que cada capitalista suele
realizar mejoras de productividad alterando la composición orgánica de su
capital, lo que significa que invierte la mayor parte de su capital en
maquinarias, edificios, equipos y tecnologías etc., (capital constante) y
relativamente menos inversión en la fuerza de trabajo (capital variable), lo que
permite producir más y a menores costos que el promedio de su competidores. Esto
ubica al capitalista con mayor composición orgánica de capital en una
diferenciación productiva con respecto a sus competidores, en la cual el valor
de las mercancías que produce es menor al promedio de la rama donde se
desenvuelva, y por ende, el valor de lo que produce es menor al precio de
producción promedio, obteniendo con ello una ganancia por encima de sus
competidores que se da gracias a la venta masiva de mercancías a precios más
baratos que sus competidores.
El aumento de la ganancia de cada capitalista es producto de una mayor
composición orgánica de capital y a su vez, dicha ganancia se debe a la
reducción del Tiempo Trabajo Necesario (TTN) para la producción, en relación a
otras mercancías. Es decir, la diferencia entre el tiempo que invierte como
productor y el TTSN de la rama. En este caso no hace falta aumentar los precios
de las mercancías para aumentar los márgenes de ganancia, todo lo contrario, la
norma en el modo de producción capitalista es disminuir los precios de
producción para con ello reducir o aumentar (todo en dependencia de la
productividad de los capitales) los precios de las mercancías, bien sea, para
desplazar a los competidores u obtener una ganancia extraordinaria, aumentando
de esta forma la concentración de capitales. Pero si el resto de los
capitalistas introduce mejoras tecnológicas y aumenta la composición orgánica de
capital, el resultado final será que el conjunto de los capitalistas verán
reducidas sus tasas de ganancia, es esto a lo que Marx llama la Ley de la
tendencia decreciente de la cuota de ganancia.Esta ley es la que explica las
constantes crisis del modo de producción capitalista, negarla es negar a Marx,
es negar que el capitalismo -debido al funcionamiento de las leyes internas que
lo rigen-, tienda a las constantes crisis.
La Ley del Valor regula la distribución de la fuerza de trabajo y medios de
producción entre ramas de disímil rentabilidad e impulsa al desarrollo de las
fuerzas productivas para incrementar la explotación del obrero y aumentar la
acumulación de Capital. Como antes mencionamos, la LV actúa a través de la
competencia, lo cual hace que el trabajo enajenado intercambiado en las
mercancías pueda ser socialmente útil o inútil, de acuerdo con los resultados
finales vistos en el mercado. O sea, aunque se produzca bicicletas en sintonía
del TTSN de la rama, la variabilidad de este TTSN y las fluctuaciones de los
precios pueden hacer que la producción de bicicletas no sea reconocida por la
sociedad y que se desperdicie el trabajo enajenado cristalizado en la mercancía.
En ese caso, la plusvalía y el trabajo autónomo, privado e independiente que
crean las mercancías muestra su faz más anárquica e ineficiente: Se sucede un
desperdicio colosal de fuerzas productivas y potencialidades humanas alienadas
que van a la basura, ese derroche de fuerzas productivas se expresa con claridad
en las “crisis cíclicas” del modo de producción capitalista. En la fase
depresiva del caótico ciclo económico del capital, las mercancías pululan en los
anaqueles y nadie las compra. Ello redunda en que los industriales no puedan
devolver los préstamos a los banqueros, los cuales empiezan a quebrar en cadena;
las fábricas cierran, despiden a miles de obreros y la demanda agregada
disminuida ahonda la imposibilidad de liquidar las mercancías producidas con
anterioridad y cancelar los costes adelantados para su producción. [xvi]
PRIMERAS CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS ACTUALES
Estudiar la mercancía es la forma “primigenia” de entender la economía
política marxista, que para el caso venezolano (el petróleo como renta del
suelo) dentro de la división internacional del trabajo representaría una ventaja
competitiva en poder de compra frente a otros procesos nacionales de acumulación
de capital. Por tanto, analizar la mercancía en sus determinaciones más
concretas y complejas representa el eje o la partícula fundamental por la cual
se desdobla el comercio, el comercio exterior y la economía mundial en su
conjunto. No es casual, que Marx empezara sus investigaciones por el análisis de
la mercancía, para luego explicar posteriormente el complejo metabolismo social
que rige a la sociedad global actual: El Capital. Por ello,
pretender señalar que el precio de cambio del dólar es responsabilidad de una
página web (Dólar Today), y además culpar a dicha pagina de la actual crisis, es
un despropósito absurdo e incongruente y poco consecuente (para un gobierno que
dice llamarse socialista), un desatino que muestra la falta de conocimiento
objetivo en el plano económico por parte de los gobernantes de turno. El
Dólar es una mercancía como cualquier otra, tal cual como lo es una
bicicleta, un celular, una computadora, una moto, etc., y como tales mercancías
poseen valor, y por lo tanto poseen valor de cambio y precio, porque son
cristalizaciones de trabajo humano abstracto socialmente necesario realizado de
manera privada e independiente.
En resumidas cuentas, la crisis económica y cambiaria que vive Venezuela
responde a causas micro y macroeconómicas del efecto cíclico (shocks externos)
que produce la dependencia externa y absoluta que tiene la política económica
bolivariana en su conjunto (entre otras formas de políticas públicas) de la
renta petrolera en una economía capitalista mayoritariamente privada,
fragmentada, pequeña, improductiva y sumamente abierta al capitalismo mundial.
Dicho de otra forma, la crisis mundial del capitalismo se expresa en crisis de
distintos procesos nacionales de acumulación de capital. En Venezuela dicha
crisis se expresa exclusivamente en la dependencia absoluta que se tiene de la
renta petrolera como su forma nacional de acumulación frente a otros procesos
nacionales cuya dinámica de acumulación se expresan de forma diversa y en
distintas escalas. En este sentido, cabe destacar que ni con el cambio del
lenguaje económico, ni con las emociones, ni las buenas intenciones políticas,
ni con la conciencia del deber ser y del conocimiento de la historia y mucho
menos una página web, determinan el rumbo de la economía como realdad concreta.
Al contrario, todo radica en comprender, transformar y superar el modo de
producción del capital.
Dado lo extenso del tema, nos vemos obligados a terminar, por ahora, esta
primera parte. Próximamente explicaremos las causas reales de la inflación.
REFERENCIAS
Jhon Caicedo, Venezolano, economista (UCLV), estudiante de postgrado en
Finanzas por la UNESR, investigador de temas bancarios y monetarios, correo: caicedove@yahoo.com
Roberto Armando Ramírez Venezolano, ingeniero (UNEFA), estudiante de Derecho
por la UCV, investigador, correo: robertoramirez@openmailbox.org
[i] El título del
presente escrito: El Pueblo Contra la Guerra, es una crítica concienzuda en
contraposición a los fundamentos teóricos planteados en el escrito: “La Guerra
Contra el Pueblo” de Tony Boza en lo que respecta al tema de la inflación. Algo
parecido a lo que fue en su momento: “La Miseria de la Filosofía” de Karl Marx,
escrito en 1847 como crítica a “Filosofía de la Miseria” de Pierre-Joseph
Proudhon.
[iii] Una propuesta
similar a la PPA, aunque diferente, es la conocida como la Ley del Precio Único,
concepción neoclásica que establece que en los mercados competitivos, en los que
no se consideran los costes de transporte ni existen barreras oficiales al
comercio (proteccionismo), tales como los aranceles, los productos idénticos
vendidos en diferentes países deben tener el mismo precio, cuando este venga
expresado en términos de una misma moneda. Ver Krugman, Paul y Obstfeld,
Maurice. ECONOMÍA INTERNACIONAL. Teoría y política. Tercera Edición. McGRAW
HILL/INTERAMERICANA DE ESPAÑA, S.A.
[v] Marx, Karl.
Prólogo a la Contribución a la Critica de la Economía Política (1859)
Salario, Precio y Ganancia (1865) -1ª ed.- Edit. ALEM. Caracas, Venezuela.
2012. Pág. 56.
[vii] E l TTSN no toma el
promedio de todos los productores de la rama, sólo de los capitales formadores
de la tasa media de ganancia en el rubro, que son algunos capitales .
[viii] El precio de
mercado oscila en torno al precio de producción lo cual implica una
transformación donde no hay una relación directa de valores con los precios,
sino que está mediada por la formación de la tasa media de ganancia.
[ix] Marx, Karl.
Prólogo a la Contribución a la Critica de la Economía Política (1859)
Salario, Precio y Ganancia (1865) -1ª ed.- Edit. ALEM. Caracas, Venezuela.
2012. Pág. 64-65.
[xi] Shaikh, Anwar.
Conceptos básicos del análisis económico marxista. Disponible: http://kmarx.wordpress.com/2013/05/04/conceptos-basicos-del-analisis-economico-marxista/#more-3749
[xii] Por otra parte,
cabe destacar que puede ser que existan subas de precios en algunos sectores más
que en otros pero en todo caso hay que explicar las condiciones concretas, por
las cuales el Estado regula y mostrar que cuando el Estado regula y el precio no
sube es a costa de una menor rentabilidad y por lo tanto supeditado a la
existencia de renta o deuda. Es decir, que también el capitalista que "no"
especula recibe renta a través de subsidios.
[xiii]
Independientemente de la posición económica (históricamente determinada) que se
tenga en la sociedad capitalista moderna, todo individuo se ve en la obligación
de comprar, producir y vender mercancías.
[xiv] Marx, Karl.
Prólogo a la Contribución a la Critica de la Economía Política (1859)
Salario, Precio y Ganancia (1865) -1ª ed.- Edit. ALEM. Caracas, Venezuela.
2012. Pág. 67.
[xv] Kornblihtt, Juan.
El uso del concepto capital monopolista. Crítica del marxismo liberal. I J
ornadas internacionales de investigación y debate político Buenos Aires 30/10,
al 1/11, Facultad de Filosofía y Letras, disponible en: http://www.razonyrevolucion.org/jorn/PONENCIAS%20EN%20PDF/Mesa%2012/IJIIDP_CEICS_jkornblihtt.pdf
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