Sociología ideológica

lunes, 10 de agosto de 2015

26 de Julio: La Revolución como solución.

  Hacemos coincidir la salida de este número con la celebración del aniversario del pistoletazo de salida de la Revolución Cubana: el Asalto al Cuartel de Moncada en Santiago de Cuba por un grupo de revolucionarios comandados por Fidel Castro. En cada homenaje que le hemos hecho –y ya es el tercero- hemos querido destacar un aspecto del proceso revolucionario cubano que se inició allá por el 26 de Julio de 1953. En los dos anteriores subrayamos la SOLIDARIDAD INTERNACIONALISTA que requiere y viene recibiendo Cuba y que es, en realidad, reflejo de la desbordante e incomparable generosidad que despliega un pueblo educado en los más altos valores de la dignidad y de la moral ante quienquiera que sufre en cualquier parte del mundo (Che) a pesar de ser un país que arrastra los límites de pertenecer al campo histórico de países colonizados y subdesarrollados. Pero esta vez queremos poner el acento claramente en la reivindicación de su revolución como solución.
No lo hacemos simplemente en clave cubana -manifestando lo que, en cualquier caso, no deja de ser una modesta opinión externa- ante los cambios que en aquella querida isla se suceden y siguiendo las sabias advertencias de Fidel (ver número anterior). También reivindicamos la opción revolucionaria por el socialismo que el 26 de Julio abre como ejemplo universal. Incluso para el campo de “países desarrollados”, que vive en sus propias entrañas una profunda y persistente crisis sistémica capitalista, donde pueblos como el nuestro y otros de la periferia imperialista euroalemana están siendo machacados utilizando el mecanismo de la deuda externa, exactamente como se había venido haciendo en América Latina o en África y que tanto denunciara el mismo Fidel en los 80. Y precisamente viendo lo que se ve en Grecia, donde tanta ilusión en opciones reformistas, exclusivamente electoralistas y llenas de cuánta promesa inconsistente, ha sido sacrificada aduciendo que qué se podía hacer ante tamaña fuerza imperial, no podemos dejar de evocar aquella canción de Carlos Puebla: “¡Llegó el comandante y mandó a parar!”. En verdad no solo se refería a que Fidel y sus compañeros decidieran enfrentar heroicamente la dictadura bastitiana, sino también a poner fin a tanta politiquería que desmoralizaba y envilecía los más profundos anhelos liberadores del pueblo. En este sentido, nos da que no se limita a Cuba la “absolución de la historia” a Fidel por tomar el camino de la revolución. Nos da que tendremos que celebrar el 26 de julio como una opción de futuro. Del nuestro también.

Adelanto del EDITORIAL de la Revista CUBA MÁS

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