Cuba: no retornar al capitalismo jamás. Por Ángel Guerra Cabrera
El
 VII Congreso del Partido Comunista de Cuba finalizó a 55 años de la 
derrota de la invasión lanzada por Estados Unidos en Playa Girón. 
Simbólico, ya que quienes combatieron allí y los cientos de miles que 
entonces empuñábamos las armas en cualquier parte de Cuba, lo hicimos 
defendiendo conscientemente ya no solo la patria, sino el socialismo, 
proclamado por Fidel tres días antes en el sepelio de los compañeros 
caídos en los bombardeos de la víspera.
Y
 ha sido la preservación y perfeccionamiento del socialismo, de la 
democracia que lo oxigena, y la decisión de no retornar jamás al 
capitalismo lo que ha pautado al congreso desde el informe de Raúl como primer secretario del Comité Central -una brillante reflexión-, hasta las breves pero sustanciosas palabras con que lo clausuró.
Con
 esa perspectiva se desarrollaron los críticos y enriquecedores debates,
 donde los mil delegados y los 280 invitados se consagraron a trasmitir a
 la reunión los anhelos, críticas, inconformidades e ideas de los 
cubanos. Algo que estos pudieron constatar en los medios de información,
 que en esta oportunidad resplandecieron como pocas veces para hacer 
sentir a sus audiencias que estaban dentro del recinto congresional.
Ojalá
 este hecho marque un hito en el dilatado proceso de construcción de una
 agresiva y renovadora política de comunicación cubana, cuya maduración 
es urgente en una coyuntura en que el poderoso vecino del norte transita
 con Cuba de la táctica del terror de Estado a la de la seducción, sin 
renunciar a su objetivo histórico de destruir el socialismo. Aunque 
todavía mantiene el bloqueo casi intacto.
Sobre
 estos peligros alerta el informe, como sobre la contraofensiva 
imperialista-oligárquica contra los gobiernos populares de la región y 
reitera que, en las relaciones con Washington, La Habana no aceptará 
condicionamiento alguno a su política interior o exterior socialista e 
internacionalista. Rechaza los proyectos de utilizar al nuevo sector no 
estatal de la economía como base contrarrevolucionaria.
En
 poco tiempo vendrán de las bases del partido, de las organizaciones 
juveniles, estudiantiles, sociales y de amplios sectores de la nación 
las opiniones y propuestas de sus integrantes sobre las resoluciones del
 congreso referidas a la conceptualización teórica del nuevo modelo 
económico-social socialista y las bases del plan de desarrollo económico
 y social hasta 2030, cuyos resultados debe valorar el Comité Central 
para su aprobación definitiva.
Todo
 ello con sus implicaciones, como es de suponer, en la vida interna del 
partido y el sistema político, llamados a ser cada vez más democráticos 
sin renunciar, eso sí, al partido único, pues como muy acertadamente 
expresó Raúl: Si lograran algún día fragmentarnos, sería el comienzo del
 fin… en nuestra patria, de la Revolución, el socialismo y la 
independencia nacional.
Añado,
 como partícipe activo de la revolución y lector voraz de la historia, 
que no puedo imaginar, al menos en las condiciones geopolíticas de la 
isla, alternativa alguna al partido único como instrumento idóneo para 
conservar, perfeccionar y conquistar a plenitud lo que han sido los 
sueños libertarios del pueblo cubano desde el siglo XIX.
El
 congreso incorporó la propiedad privada en la forma de micro, pequeña y
 mediana empresa, regulada, sin posibilidad de concentración de 
propiedad ni de riqueza, en un socialismo donde continuará siendo 
hegemónica la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales
 de producción, expresada en la empresa estatal socialista. Cabe añadir 
que, además se acordó estimular y fortalecer la propiedad cooperativa.
Raúl
 enfatiza en que la planificación de la economía por el Estado y la 
acción regulada de la ley de la oferta y la demanda pueden convivir en 
beneficio de país.
Una
 economía autosostenida y próspera sigue siendo la asignatura pendiente 
del socialismo cubano.  Hacia allí se dirige la actualización, vocablo 
adoptado para denominar los cambios hacia un modelo donde se acepta la 
función indispensable del mercado. Su implementación marcha, según 
palabras de Raúl, sin prisa pero sin pausa, y su ritmo está determinado,
 entre otras variables fundamentales tanto endógenas como exógenas -la 
crisis sistémica del capitalismo y el bloqueo estadounidense entre las 
más importantes-, por la rotunda negativa a tomar medidas de “ajuste” y 
la decisión de no dejar a nadie desamparado.
El momento más conmovedor, la lectura por Fidel de su discurso, sabio, emotivo, imperdible.
Twitter: @aguerraguerra
 
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