La historia que quiero ver. Por Justo Cruz
Toda
 la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos anda desconcertada 
porque no pueden explicarse cómo puede ser posible que la CIA, la NSA 
(Agencia de Seguridad Nacional), el CSS (Servicio Central de Seguridad),
 el FBI, la DEA y hasta la NASA no se hayan percatado de que una 
ex-profesora de periodismo de la Universidad de La Habana haya estado 
utilizando a PayPal sin que ellos se hayan percatado para financiar 
reportajes en una zona de Cuba que acaba de ser arrasada por un huracán.
 
Hace
 unos meses PayPal bloqueó la cuenta bancaria de la Agencia alemana 
“Proticket” que se dedica a vender entradas para conciertos y eventos 
culturales porque habían cometido el delito de utilizar los servicios de
 PayPal para vender entradas para el musical cubano “Soy de Cuba” y para
 el concierto de la cantante cubana Addys Mercedes, acciones prohibidas 
por los mandamases del Departamento del Tesoro porque violan las 
regulaciones del Bloqueo impuesto a Cuba por el Gobierno de los Estados 
Unidos de América como “Trading with the Enemy Act (1963)”, “Torricelli 
Act (1992)” y “Helms Burton Act (1996)”, que prohíben el comercio con el
 enemigo.
Semanas
 después fueron canceladas la cuentas de una Empresa alemana que vende 
pienso por haber cometido el “crimen” de haber puesto el nombre de “Kubanische Asseln”,
 en español “cochinilla cubana”, a su producto. Pero esta vez a PayPal 
le salió el tiro por la culata porque el “pienso” no era un producto 
cubano, la Empresa solo le había puesto el nombre de “cubano” para 
llamar la atención. 
Al
 parecer los especialistas en “marketing” de esta Empresa desconocían 
que el nombre “Cuba” y todo lo que tenga que ver con nuestro país es 
tabú en el mundo del negocio. ¿Se acuerdan del discurso de Obama en el 
Gran Teatro y su arenga sobre la libertad y la libre empresa?
El que sí sufrió de verdad con PayPal fue Mick Jagger y su piedra rodante. Para
 finales de septiembre estuvo planificada la presentación de un 
documental de 120 minutos, “Best-of “ del concierto en La Habana. Las 
mismas se realizarán en salas de cines escogidas al azar en el mundo 
entero. Existía la posibilidad de comprar las entradas vía PayPal, pero 
lo que no sabía los Rolling Stones es que cuando se trata de Cuba la 
cosa no es tan fácil como muchos creen.
A
 todo el que puso como “asunto de la transferencia”, “Habana”, o “Cuba”,
 se le devolvió o confiscó el dinero. La razón dada por Paypal fue la 
misma de siempre. Violación de las leyes que prohíben el comercio con el
 enemigo.
En
 resumen: el mundo entero sabe que PayPal no le permite a nadie hacer 
transacciones bancarias que tengan que ver con Cuba a través de sus 
cuentas.
Pero
 por qué la ex-profesora no ha corrido la misma suerte con PayPal que la
 empresa que vende pienso, o la que vende entradas para conciertos o 
como Mick Jagger con la presentación de su documental ¿O será que los 
del Departamento del Tesoro hacen la vista gorda cuando se trata de 
financiar el periodismo que les interesa en Cuba aunque no tenga una 
acreditación para operar en zonas de desastre como recomienda
 hasta el tendencioso Comite Internacional para la Protección de 
Periodistas? ¿Qué pasaría si un periodista norteamericano financiado 
desde Cuba se hubiera aparecido en las zonas desvatadas por el huracán 
Katrina? ¿Los tratarían como hicieron las autoridades cubanas con la 
prensa extranjera en Baracoa durante y después del paso del huracán 
Matthew (leer “Matthew: humanismo, transparencia y manipulación”
 en Granma), o como la policía de New Órleans a los reporteros  de The 
New York Times, NBC, AP, Toronto Star, y San Francisco Chronicle, 
quienes a pesar de tener acreditación fueron todos maltratados por la policía o la guardia nacional allí tras el paso del huracán Katrina? 
Cuando
 la ex-profesora anunciaba “la gran noticia” de que habían llegado a los
 1.741,48 dólares y nos suplicaba que no siguiéramos donando dinero, una
 de sus fanáticas le hacía en su muro el siguiente comentario: “Que sufrannnnnn. Sigan adelante Periodismo de Barrio. Quiero ver esas historiasssss” pero tal vez
 la historia que muchos quisieran ver es cómo el gobierno de EEUU 
permite a esta señora cosas que para los demás cubanos están prohibidas y
 a otras empresas les cuestan muy caro.
 
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