Che Guevara, apóstol de los oprimidos
¿Cuál fue el papel del Che Guevara en la Revolución Cubana?
El Che era uno de los principales dirigentes del Ejército Rebelde, después de Fidel Castro que era el lÃder indiscutible e indiscutido del Movimiento 26 de Julio y la figura más emblemática de la Revolución Cubana. Ocupaba el mismo rango que Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés y Juan Almeida, entre otros, pero era quien tenÃa la mayor afinidad intelectual con Fidel Castro.
TenÃa una valentÃa extraordinario, al lÃmite de la temeridad, y sentÃa un desprecio soberano por el peligro. Su prestigio se extendió rápidamente entre las tropas combatientes y los simpatizantes del Movimiento en la isla. Se sabÃa que un argentino, con un acento raro, estaba combatiendo al lado de Fidel y su compromiso suscitaba la admiración del pueblo cubano. No era tan conocido en el mundo como Fidel Castro pero su rostro ya habÃa aparecido reiteradas veces en la prensa internacional, particularmente estadounidense.
¿En qué circunstancias nombró Fidel Castro comandante al Che?
Guevara fue el primero en ser nombrado Comandante, mucho antes que Raúl Castro, por sus cualidades excepcionales de combatiente, de estratega astuto y su don natural de liderazgo. El Che era argentino de nacimiento y decidió integrarse en el movimiento revolucionario cubano para liberar a Cuba de la dictadura militar de Fulgencio Batista, pero sobre todo de la tutela hegemónica de Estados Unidos. TenÃa conciencia de que arriesgaba su vida cada instante, por los peligros de una guerra de guerrilla contra un enemigo numéricamente superior. Sobresalió rápidamente entre el grupo de 82 insurgentes demostrando una valentÃa a toda prueba. Cada vez que se presentaba una misión peligrosa era el primer voluntario. Naturalmente conquistó el corazón y el respeto de sus compañeros, admirados de ver a un extranjero arriesgar la vida por una patria que no era la suya.
Fidel Castro discernió las virtudes extraordinarias del Che y decidió promoverlo al grado de comandante. El argentino se enteró de su promoción del siguiente modo: el 21 de julio de 1957, Fidel Castro encargó a su hermano Raúl la redacción de una carta a Frank PaÃs, lÃder del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Santiago de Cuba, en nombre del grupo. Cuando puso el nombre el Che entre los firmantes, Raúl le preguntó a su hermano qué grado poner para el Che. La respuesta fue la siguiente: “Ponle comandante”.
¿El Che era médico o guerrillero?
Hay una anécdota muy reveladora sobre el estado anÃmico del Che. La expedición desde México hasta Cuba duró siete dÃas y no cinco. En vez de llegar a Cuba el 30 de noviembre, el barco Granma tocó las costas cubanas el 2 de diciembre de 1956. En Santiago, ciudad al este de Cuba, ocurrió un levantamiento para celebrar y apoyar el desembarco. No obstante, el ejército, al tanto de la inminente llegada de los revolucionarios, esperaba el desembarco de la expedición. Por otra parte, además de la extenuante travesÃa, los guerrilleros desembarcaron en la zona pantanosa de Las Coloradas y el recorrido desde el barco hasta tierra firme fue un calvario.
Además, apenas unos minutos después de su llegada, mientras se encontraban en un estado de agotamiento total, la aviación militar localizó a los insurrectos y los rodearon los soldados de la dictadura. La tropa tuvo que dispersarse. El Che, en esta vorágine, se encontró en posesión de dos mochilas, una con municiones y otra con medicamentos. Le era fÃsicamente imposible cargar ambas mientras lo perseguÃa el ejército. Optó entonces por la mochila de municiones pues consideró que era revolucionario antes que médico.
¿Cómo se llamaba el batallón del Che?
La columna del Che se creó con su ascenso a comandante. El único batallón existente era el de Fidel Castro y llevaba el nombre de “Columna 1”. Lógicamente habrÃa tenido que llevar el nombre de “Columna 2”, pero para engañar al enemigo sobre el tamaño de las fuerzas revolucionarias, Fidel Castro decidió llamarla “Columna 4”.
Luego el Che se encargó del “Pelotón Suicida”, que se componÃa de los combatientes más aguerridos y cuyo papel era llevar a cabo las misiones más peligrosas. Por la excesiva temeridad del Che, Fidel decidió confiarle la responsabilidad del grupo con la condición de que no participara en ese tipo de operaciones, concentrándose en las tareas estratégicas, tácticas y organizativas.
El lÃder de la Revolución Cubana sabÃa que el paÃs necesitarÃa semejante cuadro y era vital preservarlo. En cada misión, uno o varios combatientes perdÃan la vida, de ahà el nombre de “Pelotón Suicida”. En su diario, el Che cuenta una situación insólita y recurrente: Cada vez que un miembro del Pelotón Suicida perdÃa la vida, se designaba a otro para sustituirlo. Y cada vez asistÃa a escenas en las que jóvenes combatientes lloraban, decepcionados por el hecho de no haber tenido el honor de integrarse al grupo y mostrar asà su valentÃa.
¿Como trataba el Che a los prisioneros?
El Che era implacable con los violadores, los verdugos, los traidores y los asesinos, y la justicia revolucionaria era expeditiva. En cambio, era cuestión de honor para él preservar la vida de los prisioneros y curar a los heridos del campo enemigo. HabÃa dos razones para ello. La primera era de orden moral y ético: la vida de un prisionero era sagrada y habÃa que protegerla. La segunda era de orden polÃtico: mientras que el ejército batistiano llevaba una guerra sin cuartel, torturando y asesinando a los prisioneros de guerra, el Ejército Rebelde mostraba su diferencia con una conducta intachable.
Al inicio del proceso revolucionario ningún soldado se rendÃa pues todos estaban persuadidos de que serÃan ejecutados por los rebeldes. Al final de la guerra insurreccional los soldados de Batista, cuando se enteraron de la conducta noble de los alzados, se rendÃan en masa cuando se hallaban rodeados por los revolucionarios, pues sabÃan que salvarÃan la vida.
Una anécdota ilustra el comportamiento del Che al respecto: Después de un combate con el ejército, un rebelde remato a un soldado herido sin dejarle tiempo para que se rindiera. Ese rebelde habÃa perdido a toda la familia tras un bombardeo. El Che se puso rojo de ira diciéndole que su conducta era indigna del Ejército Rebelde, que se debÃa preservar la vida de los soldados cuando era posible y que jamás se debÃa disparar sobre un herido. Al escuchar esas palabras, otro soldado, también herido, que se habÃa escondido debajo de un árbol, se señaló gritando ¡“No disparen!”. Lo curaron los rebeldes y cada vez que aparecÃa un guerrillero, levantaba los brazos y gritaba «¡El Che dijo que no se mataba a los prisioneros!”
¿Cuál era la fama del Che?
El Che era un jefe con una autoridad natural y un gran prestigio, conquistado en el campo de batalla. Era muy exigente y tenÃa una firmeza a toda prueba, pero siempre predicaba con el ejemplo y no sólo con palabras. Era intransigente con los principios y odiaba el ventajismo y los privilegios. En las montañas de la Sierra Maestra, cuando un cocinero quiso buscarse los favores del Che llenándole el plato de comida más que el de los demás combatientes, suscitó la ira del Che, que le dijo de todo. Era igualitario y deseaba ser tratado como los demás compañeros. De esa actitud ejemplar nace su prestigio y la admiración del pueblo cubano por él. Era duro y seco, pero justo y recto.
¿Cuáles eran sus opiniones polÃticas cuando triunfó la Revolución el 1ro de enero de 1959?
El Che se definÃa como marxista-leninista. Ya tenÃa una formación teórica sólida antes de integrarse al movimiento revolucionario cubano. De su experiencia en Guatemala, descubrió hasta qué punto la hegemonÃa económica estadounidense estrangulaba a América Latina y constituÃa un obstáculo para todo proceso de transformación social. La situación cubana, donde los sectores estratégicos de la economÃa cubana se encontraban en manos de las multinacionales estadounidenses, le permitió tomar conciencia de que la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia era también una lucha contra el imperialismo estadounidense. Estaba absolutamente convencido de que el Estado debÃa tomar el control de los recursos estratégicos del paÃs, proceder a una amplia reforma agraria, diversificar la economÃa, multiplicar los socios comerciales para emanciparse de la dependencia del poderoso vecino, universalizar el acceso a la educación, la salud, la cultura, el deporte y brindar un apoyo indefectible a los pueblos en lucha por su dignidad.
Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016. http://www.tiendaeditorialhiru.com/informe/336-cuba-palabra-a-la-defensa.html Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel
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