Decálogo de la imbecilidad
Marcelo Colussi
1) · Pensar que el color de la piel hace mejores a unos que
a otros. ¿Racismo? Es penoso, triste, humillante que haya seres humanos que
crean esto. Pero sin embargo, la discriminación étnica continúa siendo una
cruda realidad. Hay gente que sigue creyendo que hay "razas
superiores" y "salvajes", hoy, entrado ya el siglo XXI. Y
casualmente los "salvajes" siempre trabajan más y ganan menos que los
"civilizados"…
2) · Creer que un ser humano vale más porque usa ropa de
marca. Aunque parezca mentira, ¡hay gente que se lo cree! Claro que lo más
importante es lo que viene debajo de la ropa, y lo que hacemos con ello. Pero
sigue habiendo gente -¿engañada, desorientada, demasiado imbécil?- que sigue
pagando cuatro, seis, diez veces más por una ropa con una etiqueta determinada,
cuando la misma prenda sin esa etiqueta abriga igual. Y lo más lindo comienza
cuando nos quitamos la ropa… ¿Será que a la imbecilidad no le interesa eso?
¿Mejor con ropa que sin ropa?
3) · Estar convencido que "hombre" es
sinónimo de humanidad. ¡Qué soberbia! ¡¡Qué cortedad de mira!! Y aunque no
se pueda creer, hay gente -los curas, por ejemplo- que creen que " el lugar preferido de la Virgen fue de rodillas a los pies de la Cruz " , como dijo alguna vez
Karol Wojtyla por definir el papel de las mujeres. Hay quien cree -y lo dice
convencido- que un varón tiene más derechos que una mujer, que está autorizado
a tener más aventuras extramatrimoniales que su esposa. ¿Estupidez?
¿Aprovechamiento?
4) · Pensar que los pobres son pobres porque quieren. Y
lo dicen y repiten convencidos. Ahora bien, quien dice eso: ¿nunca vio a un
campesino (pobre) levantarse con el sol y trabajar toda la jornada para apenas
tener la comida del día? ¿Nunca vio como trabaja un albañil (pobre) en una obra
en construcción? ¿Por qué se creerá que a alguien le gusta vivir en la pobreza?
Seguramente… porque quien lo dice no es pobre.
5) · Vanagloriarse de saltar las reglas. Si bien la
ley, en tanto creación cultural, es la más grande obra civilizatoria de la
especie humana, para ser un buen -o buena- imbécil (aunque es más común que
esto sea masculino) hay que sentirse orgulloso de poder saltar el sistema
normativo. En otros términos, forzar continuamente el ordenamiento que nos hace
animales culturales, seres simbólicos que respetamos los derechos del otro:
pasar un semáforo en rojo, no pagar impuestos, hacer trampa cada vez que se
pueda. Es decir: pasar sobre el otro. Para ello puede usarse cualquier
justificación, por supuesto. ¿Pero… es de imbéciles o de aprovechados?
6) · Creer que los varones siempre tienen ganas de sexo.
En general esto lo dicen básicamente los varones; las mujeres, en todo caso, no
lo desdicen tanto en público (aunque en privado puedan cuestionarlo, o reírse).
Pero toda la cultura que se construyó sobre ese mito, y se mantiene, es
bastante triste. ¿Por qué se necesita mantener mentiras sociales y no
cuestionarlas?
7) · Actuar a partir de prejuicios. Esto es algo
importantísimo para el decálogo: no se puede ser un buen imbécil si no se
dispone de una buena dotación de prejuicios. No importa que los mismos sean
ilógicos, indemostrables, vacíos, inconsistentes; lo importante es que
funcionen, que den todo masticado, resuelto, que sean lo que dirige la vida.
Tener una buena explicación prejuiciosa para cada cosa ahorra el duro trabajo
de pensar por sí mismo.
8) · Dejarse llevar por la corriente, repetir lo que hay
que repetir. Claro que esto, sin dudas, ahorra problemas: remar contra la
corriente nunca ha sido fácil. Es más cómodo sentirse uno más en el rebaño,
delegar, repetir lo que "se debe" repetir. Así se han construido
hasta ahora en nuestra historia la dinámica interhumana, las relaciones entre
grupos, entre sociedades (la actual cultura televisiva lo ha llevado a niveles
inimaginables). En otros términos: aceptar que el poder es unidireccional, que
uno obedece y que otro -en general: muchos- obedece(n). La cuestión del poder
horizontal, el poder como ejercicio democrático (no las elecciones,
obviamente), choca con la actitud de imbecilidad. Para ser un buen imbécil
no hay que cuestionar nada.
9) ·Estar convencido que ser "ganador" es tener
una actitud viril y de desprecio sobre el otro. Dicho sencillamente, relacionarnos
unos con otros con un patrón varonil, guerrerista, destructivo, y a partir de
él, montar toda una cultura donde "es mejor el que la tiene más
larga". Por cierto que esto es el grado sumo de la imbecilidad, pero es el
modelo con el que hasta ahora hemos ido construyendo la historia; claro, una
historia desastrosa, de violencia y muerte, donde el que no piensa como yo es
un estúpido, donde nos autorizamos a usar al otro como instrumento en función
de nuestro propio proyecto, una historia que pone a todo el género humano al
borde de la posible autoeliminación por la degradación ambiental o por las
armas de destrucción masiva.
10) ·Admirar y aspirar a repetir el modelo de
"ganador" en vez de enfrentarlo. Aunque parezca contradictorio,
he aquí lo que define todo el decálogo: nos seduce estar en la cúspide, tener
esa sensación de infinitud que confiere el sentirse "más que otro".
El poder, hasta ahora al menos, es eso. Y lo más común es aspirar a tenerlo. La
solidaridad y el compartir por igual la aventura de la vida no se ven como
seductora; la tendencia es aspirar a "salvarse" en primera persona
creyendo que lo mío es lo mejor, buscar ser un "ganador", aunque
elimine al otro para conseguirlo. ¿Pero será que somos tan imbéciles? ¿No
podemos hacer nada para cambiarlo?
CLARO QUE SÍ. HAY ANTÍDOTO. UNO POR UNO PUEDEN SER
DESARMADOS CADA UNO DE ESTOS PUNTOS. ELLO IMPLICA UN GRAN ESFUERZO, PERO SIN
DUDAS EL RESULTADO FINAL PUEDE VALER LA PENA. EL DESAFÍO DE HACERLO ESTÁ ABIERTO.
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