“Díaz Canel es uno de nosotros”. Entrevista con Gustavo Veiga para Página 12.
El diario argentino Página 12 publicó ayer esta entrevista que me hiciera el periodista Gustavo Veiga para ese medio de comunicación. 

Imagen de esta entrevista en Página 12
En el barrio de El Vedado, a la vuelta 
del célebre hotel Habana Libre, vive Iroel Sánchez. Por una escalera se 
llega hasta su departamento en un segundo piso, que comparte con su 
compañera Cuqui y su hijo menor. Periodista, analista político y sobre 
todo bloguero de la Revolución, nació en Santa Clara en 1964. Su espacio
 virtual se llama La Pupila Insomne. Es el título de un poema del 
escritor y militante comunista cubano Rubén Martínez Villena, fallecido 
en 1934. Ahí toca los más diversos temas, le da espacio a textos de 
otros autores y se suma a quienes defienden “el pensamiento libre de una
 nación y de un pueblo en toda su variopinta cultura de resistencia y de
 vida…”. Esa declaración la firmó junto a colegas de la isla como el cantautor Silvio Rodríguez.    
–¿Cómo se perciben en Cuba los cambios que se produjeron en el gobierno y que llevaron a Miguel Díaz Canel a la presidencia?
–Creo que se ven como el deseo de una 
continuidad en la Revolución. Que quizás no es como la observa la 
mayoría de los medios de comunicación fuera de Cuba, que tiene una 
expectativa un poco morbosa. Ver al país sin los Castro. Pero se percibe
 con normalidad, también con expectativa. Para mi generación en 
particular, Díaz Canel es uno de nosotros. Un compañero de origen 
humilde, que es ingeniero y estudió en una buena universidad, de las más
 importantes del país. Fue profesor universitario, colaborador 
internacionalista en Nicaragua, aceptó trabajar profesionalmente en la 
Unión de Jóvenes Comunistas. Nunca fue una persona que perdiera su 
conexión con la realidad. Ahora tiene una tarea enorme sobre sus 
hombros. Pero no es alguien de laboratorio, ni enajenado. Ha estado bien
 ubicado en el momento histórico del país. Un cubano de Cuba conectado 
con su actualidad, su pueblo. Estoy seguro de que hará lo mejor por el 
país.
–¿Qué es lo que puede ofrecerle a Cuba su primer presidente nacido después de la Revolución?
–Es un hombre culto, inteligente, que ha
 impulsado el proceso de informatización de la sociedad, la apertura de 
Internet, cercano al uso de las tecnologías, con una visión no ingenua, 
si no crítica. Tiene una relación también con el mundo de la cultura, de
 la información, trabajó en la esfera ideológica del Partido Comunista. 
Yo creo que todo eso lo va a aportar a su trabajo. Tiene además un 
vínculo con la intelectualidad, con la ciencia, es alguien que proviene 
de un ambiente de trabajo que es de los más exigentes por el peso del 
mundo intelectual en Cuba, en su sentido más amplio. Es una capacidad 
que él tiene y que guarda relación con las características de la 
generación a la que pertenece. Una generación muy formada.
–Se dice que cuando era 
funcionario provincial, Díaz Canel solía aparecerse por sorpresa donde 
la gente lo necesitaba, una práctica que caracterizó a Fidel Castro en 
el modo de acercarse al pueblo. ¿Es así o se trata de propaganda 
oficial?
–No es un hombre de protocolos, y sí de 
estar cerca de la gente, abierto al debate. Por razones de trabajo 
quienes hemos interactuado con él lo sabemos agudo, rápido pensando, 
rápido al ir a la esencia de las cosas, como toda persona inteligente. 
Es un hombre que se emociona, que siente por Fidel, por Raúl, por la 
Revolución, pero sobre todo siente por el pueblo. Y eso guarda relación 
con la leyenda que se creó y el afecto que se ganó entre la gente en los
 lugares donde trabajó. No ha perdido esa cercanía con la gente.
–¿Podría afirmarse que es el puente adecuado que une a la vieja generación de la Revolución y la nueva?
–El tiene la tarea de dirigir a este 
país en los próximos diez años y quizás un poco más porque debe terminar
 un mandato en el partido como Raúl lo explicó. Cuando finalice esa 
tarea estará por los 70 años y será un hombre en plenitud, con vitalidad
 intelectual, no será un anciano. En Cuba hay un porcentaje muy alto de 
gente que tiene más de 60 años, el 20 por ciento, y por eso creo que es 
un puente generacional porque está entre esas personas de más de 60 años
 y otra generación que andará por los 40 y pico. Pero más importante que
 las edades es la capacidad de diálogo con unos y con otros, la 
capacidad de conocer las problemáticas de esas generaciones y de 
interactuar con ellas.
–En el mundo que le tocó asumir la presidencia, ¿cuáles son los principales problemas internos que deberá tomar en cuenta?
–El lo dijo en su discurso. No prometo 
nada, como la Revolución. Al pueblo no debe decírsele te vamos a dar, y 
Díaz Canel afirmó el otro día: vengo a trabajar para cumplir el programa
 que nos hemos impuesto y del cual queda una parte importante por 
implementar. Eso es a nivel interno, como las cuestiones que generan una
 gran expectativa: la unificación cambiaria, por ejemplo. El problema 
principal es la economía y en lo externo lo que más impacta es el 
bloqueo y la agresión contra Venezuela que es nuestro principal y más 
cercano aliado, que desde el gobierno de Barak Obama ha sufrido una 
guerra económica brutal con el doble objetivo de perjudicarlos a ellos y
 también a nosotros indirectamente. El gobierno de Trump es una locura 
imprevisible y no solo con Cuba, sino por lo situación de inestabilidad 
que ha impuesto en el planeta. No se sabe contra quién va a levantarse 
mal determinado día. 
–¿Ustedes están curtidos en ese tipo de guerras de alta o baja intensidad con EE.UU.?
–Yo diría que esos son los desafíos de 
orden interno y externo del nuevo presidente. Y con esa complejísima 
situación internacional, Díaz Canel tratará de preservar los objetivos 
de desarrollo y de no afectar al pueblo más de lo que ya está. 
–Hay un componente regional que 
también influye. Cuba ha perdido aliados con la salida de Lula, Rafael 
Correa, Cristina Kirchner… Ahora hay una oleada de gobiernos de derecha 
que configura otro mapa político en el continente y que son aliados de 
EE.UU. ¿Cómo puede influir eso?
–El gobierno bolivariano en Venezuela ha
 resistido todos los embates y yo tengo la esperanza que sobrevivirá a 
las elecciones de mayo. Es verdad que se ha retrocedido respecto a tres o
 cuatro años atrás. Pero se ha avanzado respecto a 1999 cuando Chávez 
llegó al poder. Cuba ha perdido aliados por la salida de gobiernos 
progresistas en América Latina, pero también tiene un consenso en la 
región, incluso entre aquellos gobiernos de derecha como Colombia, 
México y hasta Argentina –no sé cómo lo ves tú– que no quieren 
conflictos con Cuba. El costo de tener conflictos con Cuba para esos 
gobiernos sería muy alto. No lo quieren.
–Cuba es el único país de 
América Latina que mantiene relaciones con las naciones más pobres del 
mundo, sin importar su tamaño. Tiene embajadas en muchos países que 
otros no tienen… Esa política ¿qué le aportó hasta ahora?
–Cuba ha hecho una política exterior que
 está muy por delante de su demografía, de su territorio pequeño con 
once millones de habitantes, de su economía y es parte de lo que le ha 
permitido sostenerse. No es la política exterior de un país pequeño. Y 
sobre todo ha tratado con el mismo respeto a las grandes potencias y a 
los más débiles y eso da mucha autoridad. Cuba recibe de la misma manera
 al jefe de Estado de un país africano o al presidente saharaui que 
lucha para que reconozcan su república árabe saharaui que al presidente 
de EE.UU. Y segundo, tiene una política de principios. En la agenda de 
política exterior no hace concesiones para recibir beneficios. No cambia
 un voto por un beneficio. Eso le da mucha autoridad y cuando habla Cuba
 en un foro internacional, es la voz de los que no tienen voz.  
–Si se resolvieran los problemas
 de la política económica, ¿el cubano de a pie se acercaría rápidamente a
 la prosperidad deseada?
–Claro, acuérdese que nosotros tenemos 
un peso encima que es el bloqueo. Nosotros somos como un corredor al que
 le pusieron plomo en las zapatillas, que en una carrera parte de más 
atrás que el resto del mundo. Y es porque Estados Unidos necesita que 
nuestro modelo fracase, como en Venezuela.
–¿Qué le diría a quienes sostienen que el bloqueo es una excusa del gobierno cubano para victimizarse?      
–Bueno, pues entonces quiten la 
justificación, quítenla. Si es una justificación, a ver si nos quedamos 
sin justificación y fracasamos. Pero no nos dejan ni fracasar, es muy 
obvio. Se cayó la Unión Soviética y nosotros seguimos, se murió Fidel y 
seguimos, y ahora va a pasar lo mismo. 
 
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