Las conceptualizaciones teóricas y las 
acciones prácticas, que deben ser dialécticamente coherentes y 
concordantes en el organismo social, tienden a confirmarse con cierta 
relatividad en la realidad para la que están concebidas, conduciendo a 
la interpretación diversa, omisión (in)-voluntaria, evasión y distorsión
 de los contendidos y formas de las proyecciones programadas, al variar 
su pronosticada aplicación en la praxis concreta, sin importar en 
demasía las líneas estratégicas, tácticas e intenciones establecidas de 
antemano, ni siquiera aquellas que conlleven ideas de re-creación y 
renovación de probables mejoras públicas y designios positivos de la 
voluntad de los decisores políticos con el apoyo democrático de las 
masas populares.
Porque en el terreno de lo 
social, las teorías y prácticas si no son sistémicas estructuralmente, y
 aun siéndolas, suelen adentrarse en complejas contradicciones, dudas y 
perplejidades como consecuencia de las heterogéneas interacciones de la 
vida real, que no solamente son económicas y sociales, sino que abarcan 
todo el abanico multicolor de la realidad societaria: el ser humano 
individual y colectivo, en conjunto armónico con la naturaleza, además 
de las convenciones reglamentadas y normadas, jurídicas, estéticas, 
morales, éticas, axiológicas, normativas, simbólicas; así como las 
costumbres, hábitos, mitos, ritos, creencias y las formas 
representativas que asumen los imaginarios sociales tan variados. 
Además, las irregularidades y los caos casuales y casuales, que no 
estaban pronosticados.
Incluso, algunas 
intersubjetividades, comprendiendo que lo objetivo no está ubicado como 
un ente aparte o exterior como lo explican algunos textos filosóficos 
vulgares, actúan dentro y fuera de las institucionalidades establecidas,
 porque no todo puede ser abarcable desde el ángulo institucional por la
 rigidez y pesadez que estas asumen (las instituciones), ya que la 
sociedad también funciona con lo que se autoconstruye en su 
propio seno, y cuando la disfuncionalidad sucede, regularmente, no debe 
considerarse como un error de la política elaborada, sino como un 
insuficiente diálogo entre las ciencias sociales y los decisores 
políticos, y una limitación de la política si no ha reparado que la vida
 social transcurre de ese modo, en los bordes y vórtices de los marcos 
institucionales establecidos.
Por supuesto, si las instituciones y 
organizaciones, no sólo las estatales y públicas, sino las privadas, 
mixtas, cooperativas, comunales, sindicales, personales, formales e 
informales, entre otras, no estuvieran caracterizadas por la presencia 
del burocratismo, instrumentalismo y el formalismo sería más fácil 
precisar esos movimientos reales y usuales del cuerpo societario, en sus
 partes y en su conjunto, sin fracturas, porque algunos son visibles, 
otros lamentablemente no tanto, pero también suelen ser invisibilizados,
 y porque demás en algunas ocasiones no son valorados en toda su 
multidimensión.
De igual forma, la nunca 
directa correlación acontece entre teoría y práctica por la posible 
absorción crítica o acrítica en el entorno sociocultural acumulado y el 
que se reconstruye por las propias prácticas revolucionarias, acertadas y
 deformadas, por el explotador y opresor del capitalismo interno/externo
 y un socialismo en construcción, aun defectuoso, (1) aunque este último debe tratar de fomentar sin mutilaciones las libertades físicas e intelectuales, ya que posee una indiscutible potencialidad para el pleno desarrollo humano. 
La direccionalidad inducida se 
entreteje asimismo, con los factores internos / externos, previstos e 
imprevistos, como la explosión de inevitables y no calculadas crisis 
capitalistas económicas mundiales con su enorme repercusión, (2) los 
vaivenes de las bolsas de valores internacionales, las baja en la tasa y
 rentabilidad media de las ganancias de las transnacionales, las 
cambiantes regulaciones del cambio del dólar (moneda fuerte 
internacionalmente), la especulación en los mercados bursátiles, la 
ambigüedad constante de los precios de los productos-mercancías en el 
mercado global, los ciclones, las sequías, el cambio de los patrones 
climáticos, entre otros tantos fenómenos recurrentes, al que se suma en 
el caso cubano, la enemistad del establishment de los EE.UU., y las 
ambigüedades de quienes asumen la presidencia en ese vecino 
imperialista. 
Al unísono, se entrelazan con 
las múltiples subjetividades de los diversos viejos y nuevos actores 
sociales, incluidas las clases sociales y las copiosas estratificaciones
 que asumen y sus heterogéneos propósitos; las siempre presentes 
indeterminaciones, las bifurcaciones y los procesos emergentes, por lo 
que acontecen disímiles apropiaciones de tales pensamientos y accionares
 de acuerdo a los intereses, posibilidades y las capacidades culturales 
adquiridas por los agentes del cambio, produciéndose una alteración, a 
veces sustancial, de la planificación indicada. (3) En tal caso, el plan
 preestablecido, su conceptualización e implementación se debe 
reamoldar, rectificar y modificar de manera inteligente, sentipensante y
 urgente, para que no prosigan las desarticulaciones e incongruencias, 
con el fin de evitar traumatismos y efectos indeseados. 
Tal parece suceder al proceso 
de implementación de las políticas de actualización del modelo económico
 y social cubano, (4) cuyo fin es conducir hacia un socialismo próspero y
 sostenible, además de independiente, soberano, democrático, a lo que se
 ha de sumar el carácter antimperialista del proyecto. 
Aunque pensado para 
llevarse a cabo sin prisa, pero sin pausa, los derroteros de las mismas 
han encontrado innumerables retos y ritmos menos acelerados que los 
ambicionados. Los enormes esfuerzos en el terreno de solucionar las 
problemáticas económicas no se han traducido en los resultados 
esperados. Porque, “…en las condiciones de nuestro socialismo 
imperfecto, [afirmó Raúl Castro] a causa de insuficiencias propias, 
muchas veces dos más dos da como resultado tres.” (5)
En algunas instancias públicas, ya sean 
partidistas, laborales, institucionales, estudiantiles, juveniles y 
barriales, donde se discutieron amplia y profundamente los documentos, 
existió la sana preocupación que no se expusiera diáfanamente hasta 
dónde había llegado el proceso revolucionario socialista cubano en más 
de medio siglo, tal como lo realizado en los Informes que el Comandante 
en Jefe Fidel Castro rendía a los congresos, en el Programa del Partido 
Comunista de Cuba confeccionado 1986, cuyo antecedente fue la Plataforma
 Programática de 1975, (6) que por decisiones, quizás no bien razonadas,
 tales programas dejaron de funcionar, a pesar de poseer una interesante
 perspectiva holística para su tiempo y los venideros.
Aunque, esos documentos están nombrados en 
la introducción de los documentos de la actualización, como también ‘La 
historia me absolverá’, se conoce que no ha sido posible reeditarlos por
 lo que parte de la población no los tiene, no los domina y, otra parte 
de la misma, no los recuerda.
Desde otro ángulo del asunto y 
su análisis, la militancia partidista, sindical, la de los barrios, 
desconoció qué planteamientos se habían realizado por los militantes que
 pertenecían a otros núcleos y colectivos, por lo tanto, no se pudo 
realizar una comparación cuantitativa y cualitativa de cuales ideas, 
diagnósticos, proposiciones, criterios se reiteraron y manejaron a nivel
 local, municipal, provincial y nacional. 
Tampoco se supo cuáles fueron los criterios 
para que no fueran tenidos en cuenta, salvo aquellos que se manifestaron
 por una tendencia procapitalista y contrarrevolucionaria. Aunque esa 
información la acumuló la máxima dirección de la Revolución, por el 
procesamiento realizado por el Centro de Estudios Sociopolíticos de 
Opinión (CESPO), no fue del conocimiento público, tampoco de la 
militancia.
Habría que volver a revisar esa 
documentación para poder encontrar, si existe, argumentos que pudiendo 
haber sido desechados en ese instante podrían recuperarse si su madurez y
 validez son viables y factibles.
A pesar, de no ser 
concebidas como una transformación estructural integral -entiéndase 
reestructuración profunda- (7) y si como una serie de reformas, aunque 
el término no se utilice en el discurso político, contienen si mismas 
una racional y radical reformulación con respecto a lo que se estaba 
realizando con anterioridad. Algunos antecedentes de los actuales 
cambios estuvieron experimentándose en la década de los 90 y principios 
del siglo XXI, aunque las ‘marchas’ y ‘contramarchas’ en su devenir, no 
lo dejaron alcanzar su consolidación como programas políticos y 
socioeconómicos estables. (8) Sin olvidar que, la economía, una 
ciencia humana e inexacta, tiene relación biunívoca, aunque directa, con
 la sociedad, las estructuras clasistas, las relaciones de poder, la 
política y un vínculo inequívoco con valores y concepciones del mundo en
 general, y con un espíritu de nación en particular. (9)
Y no se trata de empezar
 siempre de nuevo, que es un pensamiento típico de la mentalidad propia 
del subdesarrollo, sino que hay que introducir en el reto de las 
estrategias políticas la recuperación de la memoria histórica, el 
conocimiento científico que pueden aportar las ciencias sociales 
transdisciplinariamente, pero complementarlo con otros conocimientos de 
la ciencia formal, léase las manifestaciones artístico-culturales, el
 arte y la literatura, los saberes experienciales populares, los saberes
 asociados a la praxis, la oralidad y la cotidianidad del sentido común 
del ciudadano, (10) así como los imaginarios, la comunicación, la 
cultura y lo simbólico. (11)
Todas con sus errores y aciertos, pero 
analizando críticamente cuáles son las experiencias positivas que se han
 extraviado en el tiempo, en una desatención que está dada, 
erróneamente, por una falta de sistematización y subestimación de lo que
 se ha hecho, a veces por la forma improvisada y empírica, hasta 
pragmática, en que se ha acometido, pero que es un pensamiento y 
quehacer acumulativo que no se podrá menospreciar.
Por lo que es necesario recobrar la teoría 
marxista y el pensamiento crítico, no sólo en su valor cognoscitivo, 
sino en su imbricación natural con la práctica, las cuales acompañan los
 procesos de transformación y están en el centro de ellos, sin 
intervenciones impositivas, sino bebiendo de las enseñanzas y 
experiencias que surgen en su entorno.
En este sentido, las 
transformaciones actuales enmarcadas en el terreno socioeconómico 
esencialmente, desafían, en no menor grado, las viejas prácticas de un 
‘socialismo de Estado’ que predominó, y continúa haciéndolo, por el 
relativo mimetismo subyacente, del referente histórico prosoviético y 
este europeo, el cual no ha sido sometido a una crítica rigurosa y 
examen de conciencia en el discurso político, en más de cincuenta años 
de proceso transicional socialista, con la introducción de las nuevas 
propuestas descentralizadoras, entre otras muchas, en un complicado 
entorno nacional, regional e internacional. (12)
Al decir de la socióloga cubana Mayra 
Espina, la orientación fundamental hacia la recuperación de la 
sustentabilidad económica del proyecto socialista es una meta pertinente
 y decisiva, porque sin sustentabilidad económica no hay proyecto 
social.
Sin embargo, agrega, que 
no parece conveniente violentar el carácter sistémico de lo social y 
asumir una lógica de intervención-transformación por etapas o esferas 
fragmentadas, donde primero se actúa sobre lo económico y después sobre 
lo demás, donde lo social queda como preservación de conquistas y lo 
político más bien pareciera que no está urgido de cambios, cuando es 
todo lo contrario, sin mellar las bases del socialismo nacional. (13)
El politólogo Juan Valdés Paz, por su parte 
asevera que, “…uno de los grandes retos que tenemos para superar la 
sociedad actual, es el tema de plantearnos no solamente reformas 
económicas, sino reformas en todas las esferas, que den lugar a un mayor
 desarrollo democrático.” (14) Porque, según este autor, no se trata 
solamente de enunciar la consigna acerca de un ‘socialismo próspero y 
sostenible’, sino que esta se concientice y forme parte, a través de un 
debate serio y minucioso, en una cultura de masas, en un discurso 
hegemónico ya que, al final, en “…todas las esferas nosotros tenemos que
 asegurar la hegemonía de la cultura socialista, o si no habremos 
perdido; la oposición y el disenso tienden a agruparse donde 
precisamente la hegemonía socialista es más débil.” (15)
Lo que presupone un cotidiano proceso de 
re-formación y reeducación ética-política y cultural, también económica,
 ideológica y jurídica de los hombres y mujeres que deben repensar y 
rehacer el socialismo no sólo desde el ángulo individual, sino desde una
 arista consciente colectivista y solidaria.
Entonces, si el socialismo está lejos de 
haber sido transitado o construido en Cuba, más bien se reinicia o 
continúa en circunstancias históricas más complejas, tal empeño 
constituye por fuerza un HOY, aunque los tiempos para su afirmación sean
 de mediana y larga duración. No obstante, no se puede dejar al libre 
quehacer del desarrollo de las fuerzas productivas, bajo una visión 
economicista, con el signo inexorable del mercado que debe ser regulado 
por el pueblo, no sólo por el Estado, con el fin de robustecer y hacer 
más eficiente al país desde el punto de vista económico, con el fin de 
alcanzar el bienestar común, para luego retornar y repensar ideopolítica
 y culturalmente el socialismo. (16)
Los peligros relacionados ante estas 
tardanzas, como los comportamientos desideologizadores y de 
conservatizaciones latentes en la sociedad, nos compulsan a relanzar la 
persuasión y seducción de una teoría filosófica, política, ética y 
estética marxista y de otras escuelas de pensamiento que puedan aportar 
al empeño, (17) para la reconstrucción de la práctica socialista en el 
cuerpo societal desde otras perspectivas, con novedosos códigos 
informativos-comunicacionales y métodos democráticos de masas, 
esencialmente participativos desde abajo, con una impronta 
cultural-civilizatoria de liberación socialista y comunista, 
contrahegemónica y antistemica al capitalismo.
Por lo que, la construcción socialista es un proceso ad infinitum
 de construcción/desconstrucción de conocimientos (científicos), 
teorizaciones y conceptualizaciones tan necesarias como la constante 
práctica revolucionaria transformadora que se constituye en el criterio 
de la verdad, siempre aproximada y nunca completamente reflejada o 
captada.
I
La experiencia de siete años, desde el 2011 hasta el 2018, ha demostrado que la
 implantación de un nuevo sistema de dirección social, económica, 
política y jurídica en el infinito tránsito socialista es una tarea 
sumamente complicada cuando se trata de mantener una dirección política,
 socioeconómica y cultural óptima, cuando menos eficiente, ya que no se 
puede dar por terminado un nuevo sistema si no se ha dado cuenta crítica
 del anterior, que conllevaba al análisis 
histórico-político explícito y comprensible de lo logrado, ya fuera 
satisfactorio, regular e impropio, así como tampoco se realizaron los 
balances adecuados acerca de los puntos de partida, algunos negativos, 
que precedían al actual modelo, los que continuaron agravándose -como el
 panorama de crisis social, económica y de valores-, y los que lograron 
consensualmente la estabilidad-gobernabilidad política, entiéndase la 
Unidad en la Revolución, en el levantisco espacio tiempo del Período 
Especial. (18) 
De igual forma, debían 
extraerse críticamente las lecciones y experiencias que podían 
retomarse, aquellas que debían abandonarse y las nuevas vías para 
solucionar las contradicciones socioeconómicas, políticas y culturales 
que se fueron acumulando: envejecimiento de la población, bajas tasas de
 fecundidad y natalidad, la movilidad social, por ende, la laboral, el 
crecimiento del movimiento migratorio, el aumento de las desigualdades e
 inequidades sociales (de género, raciales, etáreas, sectoriales, 
ramales, territoriales, etc.), entre otras, que crearon un escenario 
nacional, que se conformó de manera completamente diferente al de las 
décadas precedentes; asimismo debe diseñarse el cronograma, la 
gráfica, con cierta exactitud, de los componentes, con los rótulos y la 
función de cada uno de ellos en un orden establecido, pero con una 
dialéctica de síntesis integral y totalidad. (19)
La fragmentación y las deficiencias en la 
integralidad no son buenas consejeras para llevar a cabo el cambio 
propuesto, con el fin de que no se creen shoks innecesarios y 
predecibles que vayan en contra de la necesaria unidad nacional y 
social, por lo que debe diseñarse un cronograma, la
 gráfica, con cierta exactitud, de los componentes, ramales y 
sectoriales, territoriales, con los rótulos y la función de cada uno de 
ellos en un orden establecido, pero con una dialéctica de síntesis, 
coherencia, información, comunicación transparente y oportuna.
El camino engorroso y de difícil elaboración
 de diversas políticas económicas, las cuales se basan en concepciones 
de una economía política del socialismo, en ciernes, pero mal utilizada 
de acuerdo a las experiencias socialistas, y no solo cubana; al igual 
que los procesos de planificación y su relación con el mercado, tienen 
un acumulado teórico, político y socioeconómico importante que debe 
valorarse en los estudios e investigaciones de las ciencias sociales 
actuales, como por los decisores políticos, para la reelaboración de una
 economía política del socialismo que, aunque incompleta y cuestionada 
en los diferentes períodos históricos desde 1959 hasta la fecha, por 
haber sufrido de yuxtaposiciones e incapacidades de realizar un despegue
 estable, muestran ensayos de disímiles tipos, además de tanteos 
heterogéneos a veces hasta eclécticos, que conllevaron a ciertas 
elaboraciones conceptuales e implementaciones prácticas que pueden 
ofrecer algunos juicios, no necesariamente conclusorios, sino 
balanceadamente positivos y negativos, que redundarían en el obligatorio
 desaprendizaje y el reaprendizaje contemporáneo.
Ninguna lección 
histórica, socioeconómica y política, de la índole que sea, puede ser 
menospreciada de antemano, sin someterla a un análisis profundo y 
concienzudo. (20)
Algunos puntos abordados 
por el V Pleno coinciden con las numerosas ideas que se debaten hoy en 
el cuerpo societario a nivel general, específicamente, en los sectores 
de los obreros, campesinos, cooperativos y los intelectuales orgánicos, 
(24) intelectuales revolucionarios que no pueden ser, al decir del Ernesto Che Guevara, indiferentes a la realidad social, y otras
 opiniones ampliamente expresadas en debates públicos que, 
inesperadamente, no están en el resumen publicado, y que apostamos que 
de seguro fueron objeto de suma atención por el Buró Político y el 
propio Pleno partidista, pues son realidades visibles que no pueden 
obviarse en un análisis profundo y riguroso del proceso de actualización
 del Modelo Económico y Social.
Nos referimos, enfáticamente, a
 los efectos dañinos de la burocratización que tiende a la hipertrofia 
de los sistemas de dirección democráticos socialistas, (25) la presencia
 (inevitable) de los tecnócratas con una visión dogmática, pragmática - 
economicista, así como de la corrupción, delitos e ilegalidades que 
ponen en peligro al socialismo; los privilegios, prebendas y el 
enriquecimiento (legal e ilegal) desmedido de algunas personas en el 
país -entiéndase en la acrecentada lucha socioclasista e ideológica que 
se despliega, no sólo por la aparición de los nuevos agentes sociales 
como consecuencia de las formas no estatales de propiedad y gestión-, y 
que urge al imprescindible involucramiento popular, el acrecentamiento 
del rol de la democracia directa y protagónica, en la 
regulación-control, decisión de políticas micros/macros sociales y de su
 posible participación en la solución de las problemáticas abordadas, 
(26) lo que no menosprecia el papel del Estado, el Poder Popular y el 
Partido de vanguardia. 
La combinación del 
despotismo burocrático (el burócrata no puede ser sino déspota) y la 
anarquía de mercado -que no es el caso de la actualización socialista 
cubana- no puede, bajo ningún concepto, ser considerada como una 
alternativa válida para transitar el socialismo, tal como sucedió en los
 “socialismos reales” y en el modelo yugoslavo de autogestión en sus 
años finales, (27) que abrazaron junto a los dogmas marxistas vulgares, 
al liberalismo burgués, el reformismo pasivo y el socialdemócrata. (28)
En fechas tempranas del proceso revolucionario socialista cubano, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, aseveró que, “…El
 método burocrático implica el riesgo, incluso, de sacrificar una serie 
de principios que son fundamentales para la revolución. Y, sobre todo, 
hacerle perder -renunciar- a lo que es tan fundamental en la revolución:
 la iniciativa, el espíritu creador y el entusiasmo de las masas. Porque
 una revolución es, sencillamente, una tarea de pueblo, no es una tarea 
de funcionarios administrativos, no es una tarea de dirigentes 
revolucionarios. Una revolución es una tarea de pueblo. Y el método 
burocrático está en contradicción absoluta con el principio de la 
revolución socialista.” (29)
Por su parte, el sociólogo y filósofo, Darío
 L. Machado, en un interesante artículo de finales de 2017, exponía: 
“…Para afirmar que Cuba tiene que desechar la planificación y aspirar a 
ser atendido con la seriedad necesaria, es preciso, primero, referirse 
al contenido de esa categoría y no simplemente presentarla como una 
categoría dogmática, rígida, que no admite flexibilidad, sin aportar 
argumento alguno. A tal interpretación ciertamente ayuda la palabra 
“centralizada” que se ha instalado con un significado de “verticalismo”,
 “imposición”. La centralización no necesariamente tiene que convertirse
 en verticalismo, rigidez o imposición. Una de las funciones principales
 del partido y del Estado revolucionarios es impedirlo, a través del 
combate permanente contra las tendencias al burocratismo, el 
acomodamiento y la corrupción (…) La planificación no es solo economía, 
es también política y es ideología. Cuba no tendría oportunidad alguna 
en el mundo de hoy si no es capaz de organizar, articular y orientar el 
aprovechamiento de sus recursos naturales, materiales y humanos de modo 
eficiente, protegiéndolos de la avidez del capital foráneo. Y tal cosa 
es posible solamente si predomina la propiedad de todo el pueblo sobre 
los medios fundamentales de producción de bienes y servicios, si hay 
planificación socialista y si se mantiene el poder político del pueblo 
trabajador." (30)
Para culminar con el análisis del Pleno, en una de sus partes del resumen publicado plantea que: “…Finalmente,
 el V Pleno del Comité Central aprobó el informe evaluativo y las 
acciones futuras que aseguran la continuidad de la actualización del 
modelo económico y social mediante una mayor participación y 
responsabilidad de los Organismos de la Administración Central del 
Estado, las entidades nacionales y demás órganos.”
Tales conclusiones, aparentan distar del 
replanteamiento sobre el rol esencial democrático de los colectivos 
laborales, sindicales, los barriales - comunitarios, de la inmensa red 
de organizaciones de masas y sociales, más la heterogénea sociedad civil
 cubana en esta batalla -que, si está presente en varios de los 
discursos del Primer Secretario del PCC, Presidente del Consejo de 
Estado y Ministros, el General de Ejército Raúl Castro Ruz-, (31) que no
 sólo se ganará con los atributos, ya establecidos, y los que se 
establecerán, por los aparatos de la dirección / administración del 
Estado, el gobierno y el Partido, menos únicamente con normas y 
decretos, aunque estos sean necesarios.
Entonces, los caminos están llenos de 
emboscadas, acechanzas que hay que desalambrar la ruta con el papel 
conductor del Partido y las masas populares.
Otro factor a tener en cuenta, es que el 
socialismo evoluciona, crece y vive en medio de imprevistos, objetivos /
 subjetivos, endógenos y exógenos, dadas por las invariantes constantes 
del acoso capitalista, las catástrofes naturales y la alta profesión de 
fe internacionalista praxiológica que realiza, es decir, la de ofrecer 
desinteresadamente no lo que le sobra sino lo que tiene en su ya perenne
 escasez.
En todos los casos, muchos planes internos 
de desarrollo de la Cuba revolucionaria tuvieron, tienen y tendrán que 
ser reacomodados y readaptados por las circunstancias de las múltiples 
agresiones de los EE.UU., los fenómenos naturales que conllevaron 
catástrofes nacionales y la invariable ayuda solidaria hacia los cinco 
continentes, que desde los inicios del proceso revolucionario tuvieron 
costos económicos que nunca se han valorado cuantitativamente, o por lo 
menos no han sido publicados, y que tienen que haber afectado de una 
manera u otra el desarrollo interno del país.
La resilencia en el proceso de crecimiento y
 desarrollo cubano debió, y debe ser, natural ante esa ayuda que no se 
proclama, ni se agita como una bandera, pero se ejecuta sin titubeos.
Y que, en los años 1975-1991, alcanzaron una
 envergadura mayor con las misiones internacionalistas militares en 
Angola y Etiopia, que venían antecedidas y compartidas con el apoyo 
incondicional a las fuerzas revolucionarias y antimperialistas 
nuestramericanas, los movimientos de liberación nacional africanos, 
asesoramiento militar y la logística desplegada en Vietnam -la 
colaboración militar y civil en la construcción del ‘Camino de la 
Victoria’ que enlazó al Norte con el Sur permitiendo la ofensiva final 
del ejército socialista norteño hacia el sur y con ello la victoria-, 
entre otros apoyo y misiones civiles que fueron desplegadas en otras 
latitudes geográficas sin que los países apoyados tuvieran que pagar por
 ello.
No se puede ignorar en 
cualquier análisis que, la proyección internacional de la Revolución 
Cubana se convirtió, desde los inicios de su victoria, en un potente 
agente dinámico y original que reprodujo constantemente su proceso 
revolucionario interno y el espacio autónomo de Cuba en la palestra 
mundial, en especial, en Latinoamérica y el Caribe con el fin de lograr 
la supervivencia del país, consolidar las conquistas revolucionarias y 
socialistas, salvaguardar la independencia, la soberanía y preservar su 
seguridad nacional. 
Esa ha sido una de las grandes virtudes de 
la Revolución Cubana, ser internacionalista y solidaria con todas las 
causas justas del mundo.
II
En el empeño transicional procede imperioso 
el recurrir en la recuperación, reconstrucción y recreación de novedosos
 epistemes (teorías, metodologías y prácticas) transdisciplinarios, 
síntesis críticas del acumulado histórico de pueblos originarios y los 
saberes - conocimientos contemporáneos, (32) capaces de captar e 
interpretar científica y multidimensionalmente, con apta sabiduría 
política, los momentos trascendentales, los coyunturales y las 
contingencias para ponerlas a tono con la realidad presente, y renunciar
 a los “ajustes” que, accionando como camisas de fuerzas, remiten a 
modelos preconfigurados por presupuestos de un pasado que muestra 
indiscutidas obsolescencias. (33)
Pero las herencias y los legados, ya sean históricos, políticos, teóricos y prácticos, no se reciben con una mirada de vigencia a priori,
 sino que necesitan de la mediación crítica por los contemporáneos para 
apropiarse, por propia convicción y decisión, lo que consideran 
meritorio y qué no, de acuerdo a los nuevos contextos históricos. 
Porque, “…la especial confianza que otorga el pueblo al líder fundador 
de una Revolución, no se transmite, como si se tratara de una herencia, a
 quienes ocupen en el futuro los principales cargos de dirección del 
país.” (34)
Si los marxistas y comunistas manifiestan en
 sus programas políticos, tanto mínimos como máximos (que no están 
segmentados), la pretensión de poder brindar más de lo que pueden 
cumplir, además de ser constantemente inexactos y poco discretos, 
surgirá la sospecha de que tales elaboraciones pecan de fantasía, de 
estar rezagadas del movimiento real y las necesidades prácticas de la 
gente, perdiéndose la terrenalidad seductiva de las propuestas y se 
corre el riesgo de provocar desencantos, muchas veces por falta de 
previsión, entre el ideal y la realidad socialista que se edifica. (35)
Ello no significa que renuncien a la utopía,
 aquella que ilumina e impulsa la acción, porque las revoluciones 
socialistas llevan consigo la obsesión de la mística revolucionaria que 
cursa impaciente frente a todo contratiempo, la fe en el ser humano 
mejorado, el cultivo de la individualidad en la entrega colectivista 
solidaria del proyecto que nace, por lo que constituye un estado de 
consciencia y de espíritu, ‘cuando lo que parece insólito’, al decir de 
Ernesto Che Guevara, ‘se convierte en cotidiano’, en algo común. Ese 
territorio político cultural, en donde las victorias y derrotas no son 
definitivas, sino puntos de recomienzos.
Esa percepción es correcta y no menoscaba 
los enormes esfuerzos en los intentos de construir y estabilizar el 
socialismo en un país o grupo de ellos, teniendo que lograr una corta y 
mediana perdurabilidad a costa de grandes sacrificios materiales y 
espirituales de quienes lo emprenden, lo que es aún insuficiente para su
 éxito como proceso emancipatorio humano y de justicia social. Para 
ello, le es imprescindible el apoyo solidario e internacionalista de 
otros procesos revolucionarios y socialistas o de países-pueblos que 
comiencen a enrumbarse hacia ese fin, partiendo de otras premisas y 
desarrollos. La «construcción del socialismo» en un solo país es, por 
tanto, un imposible (esperanza utópica posible y realizable), y sólo se 
hará factible cuando el proceso histórico hacia el comunismo tienda a 
ser un proceso universal.
Se trata, ante todo, que la clase proletaria
 -no como hecho físico sociológico, sino como proceso político-, 
trabajadora (asalariada) y el pueblo activado, tome el poder social y 
político, liberando de la explotación y la opresión al resto de la 
sociedad, y trate de imponer su modo de apropiación de la realidad, 
aboliendo todo modo de apropiación existente hasta nuestros días y 
construir otro esencialmente nuevo.
Lenin expresaría, al hallarse inmerso en la 
experiencia ruso-soviética que, “…quien espera la revolución social 
“pura” no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no 
comprende la verdadera revolución”. (36) Por su parte, el 
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en su alegato de defensa “La 
historia me absolverá”, proclamaría, “…nosotros llamamos pueblo si de 
lucha se trata”, como concepto y artífice práctico de la Revolución 
Cubana. (37)
Lo que se perseveraba, en síntesis, era la consumación del ‘no-Estado’, que Engels (38) y luego Lenin, (39)
 percibieran en la Comuna de París de 1871, la primera experiencia de 
destrucción de la vieja maquinaria estatal burguesa, y que gracias a la 
capacidad, autonomía e iniciativa democrática sustitutiva de un poder 
ejercido directa y orgánicamente por el pueblo - ‘la dictadura del 
proletariado’ -, ya no constituía propiamente un Estado, sino que 
establecía las bases de la transición hacia su ocaso. (40)
En la mayoría de las ocasiones, el tránsito 
socialista recurre al test experimental del éxito y el error, por lo que
 debe estar dispuesto a rectificar y corregir de inmediato la marcha, 
incluyendo dar pasos hacia atrás para luego, relanzar el proyecto hacia 
adelante, con mucha invención y audacia. (41) Para que ello 
ocurra, sin teoricismos divorciados de la práctica y sin practicismos 
ausentes de teorizaciones, el dirigente de la gran revolución socialista
 triunfante, en la Rusia de los Zares, en 1917, advirtió que, “…quien 
aborde los problemas particulares sin antes resolver lo generales, 
fatalmente “tropezará” a cada paso con estos problemas, sin tener 
conciencia de ello. Y tropezar ciegamente en cada caso particular 
equivale a condenar la política propia a las peores vacilaciones y falta
 de principio”. (42)
Lo que significa que la teoría 
transformadora no puede quedar detrás, tampoco ir tan hacia delante de 
la misma práctica, aunque puede y debe anticiparla, antecederla (prever 
evita errores eludibles), sino que debe ajustarse a través de una 
dialéctica bien concebida hacia la realidad y las subjetividades 
existentes, pero sin subordinarse a esa realidad de forma pasiva o 
reactiva, sino proactivamente.
El máximo líder de la Revolución Cubana, 
Fidel Castro Ruz, expresaría al respecto: “…Hay que procurar que la 
ideología no sufra derrotas, porque las derrotas en la ideología se 
pagan con retrocesos en el camino de las revoluciones. Marchemos tan 
lejos como podamos, tan rápido como podamos, pero no más allá de donde 
podamos, para preservar la ideología de derrotas.” (43)
En síntesis, el tránsito socialista 
constituye un camino inexplorado, ignoto, colmado de dificultades, 
acertijos, enigmas y dudas, en el plano objetivo y subjetivo, por lo 
cual cada país debe construirlo de acuerdo a sus peculiaridades 
(particularidades y singularidades) siempre específicas, aunque utilice 
algunas leyes y regularidades trazadas de forma general.
Dr. en Ciencias Históricas Orlando Cruz 
Capote. Investigador Auxiliar. Instituto de Filosofía. Citma-Cuba. La 
Habana, 26 de junio de 2018.
Notas y Referencias:
(1) Carlos
 Marx asentía que la práctica revolucionaria era un elemento 
consustancial para el despliegue de una nueva sociedad comunista, en su 
transición socialista, porque consistía en que el ser humano podía 
cambiar, material y espiritualmente (mentalidad y cultura), al mismo 
tiempo que se transformaban sus circunstancias, interaccionando sobre 
estas en medio de un difícil proceso de concientización de auto-cambio, 
como fruto de sus experiencias, actividades y habilidades, más las 
propias luchas (o la carencia de ellas), por lo que el desarrollo de las
 capacidades humanas no sólo se basan en el trabajo, sino a través de 
las causas-consecuencias de todas las relaciones sociales en las cuales 
realiza su experiencia praxiológica, en las que se reproduce e 
interactúa de forma (in)-directa y protagónica (o no), en los procesos 
de producción, distribución y consumo, inmerso en un sistema socialista 
que debe constituirse orgánicamente, que en el caso del sujeto múltiple 
del cambio hereda, sin embargo, las deformaciones del capitalismo. 
Lebowitz, Michael A. (2015): Las contradicciones del “socialismo real”. El dirigente y los dirigidos, Ruth Editorial e Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana.
(2) Ahora las crisis estructurales del sistema-mundo capitalista son múltiples:
 de sobreproducción, socioeconómicas, comerciales, financieras, 
energéticas, ecológicas, crediticias e inmobiliarias. Crisis endémica, 
acumulativa, crónica y permanente, le llama Ricardo Antunes e, 
interconexión de las crisis, le denomina Eric Toussaint. Toussaint, Eric
 (2008): Interconexión de las crisis capitalistas, Rebelión, 13 de octubre, http://www.cadtm.org/spip.php?article3780; Antunes, Ricardo (2009): La sustancia de la crisis, Revista Herramienta, Nº 41, Julio, Buenos Aires.
(3) Morin, Edgar (1999): Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, París.
(4) “Lineamientos de la Política del Partido y la Revolución para el período 2016-2020”, “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” y la “Acepción
 de algunos términos utilizados en la Conceptualización del Modelo 
Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y en las Bases del 
Pan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030”, El “Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos”, Granma digital, 2017; Tabloide, 2017.
(5) Castro Ruz, Raúl (2009): Discurso
 pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de 
los Consejos de Estado y de Ministros, en el Tercer Período Ordinario de
 Sesiones de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder 
Popular, 1ro de agosto, La Habana.
(6) Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba (1978): Editorial de Ciencias Sociales, La Habana; Programa del Partido Comunista de Cuba (1986): Editora Política, La Habana. 
(7) Monreal González, Pedro (2008): El problema económico de Cuba, Espacio Laical, 2/2008; 14 de junio de 2009; http://miscelaneasdecuba.net/media/Pdf1/ElProblemaEconomico.pdf.
(8) El General de Ejército Raúl Castro planteó en el 2008: “…En
 los primeros 15 años de la Revolución, se fueron ajustando desde la 
marcha las estructuras estatales heredadas del capitalismo para asumir 
las tareas que imponían los radicales cambios económicos, políticos y 
sociales (…) El proceso de institucionalización de los años setenta, con
 sus imperfecciones, permitió estructurar un sistema coherente y 
ajustado a aquellas circunstancias, alcanzándose cierta equiparación con
 el de los países socialistas, incluidas las buenas y también las malas 
experiencias (…) Por último, en 1994, en el momento más agudo del 
período especial, se hicieron considerables ajustes que conllevaron 
reducciones y fusiones de organismos, así como redistribución de las 
tareas de algunos de ellos. No obstante, fueron realizados con la 
premura impuesta por la necesidad de adecuarnos de manera rápida a un 
escenario radicalmente distinto, muy hostil y sumamente peligroso (…) En
 resumen, tenemos que hacer más eficiente la gestión de nuestro 
Gobierno.” Castro Ruz, Raúl (2008): Discurso
 pronunciado el 24 de febrero de 2008, por el Presidente de los Consejos
 de Estado y de Ministros, en las conclusiones de la sesión constitutiva
 de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, La Habana.
(9) Dacal Díaz, Ariel (2017): Contrapunteo de la economía y la democracia: otra pelea cubana contra los demonios, Cuba Posible, 2 de enero.
(10) Cruz Coutiño, Antonio (2014): Ciencia, experiencia y oralidad, Archipiélago, No. 86, octubre-diciembre, México.
(11) Williams, Raymond (1980): Marxismo y Literatura, Editorial Península, Barcelona; (1980): Problems in Materialism and Culture, London; (1984): Keywords, Oxford University Press, New York; (1989): The Politics of Modernism, Pinkney, T. ed., London; (1989): “The Idea of Common Culture”, en Resources of Hope, London; (1994): Sociología de la Cultura, Editorial Paidós, Barcelona. 
(12)
 “...Nos percatamos de que una parte de los problemas que teníamos era 
como consecuencia de la copia de experiencias de los países socialistas,
 puesto que fueron los primeros y los que alcanzaron un enorme 
prestigio, no todo malo ni mucho menos, sería injusto decir eso. Siempre
 hay experiencias útiles en muchos campos que pueden utilizarse, pero 
desgraciadamente en nuestro país se cayó en una tendencia a la copia 
mecánica; todo lo que de allí venía era sagrado (…) era incuestionable 
(…) lo que estaba en un librito era indiscutible. Esa tendencia se 
desarrolló con notable fuerza y lo digo sinceramente no con poco 
desagrado por parte de algunos de nuestros compatriotas”. Castro Ruz, Fidel (1991): Discurso pronunciado en la inauguración del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, en IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, Santiago de Cuba, 10-14 de octubre de 1991, Discursos y documentos, Editora Política, La Habana, p. 43.
(13) Espina, Mayra Paula (2015): Reforma económica y política social de equidad en Cuba, en Cuba: los correlatos socioculturales del cambio socioeconómico, Coordinado por Mayra Paula Espina y Dayma Echevarría, Editorial Ciencias Sociales y Ruth Casa Editorial, La Habana, p. 219.
(14) Valdes Paz, Juan (2016): El socialismo no puede posponer la democracia que ha prometido, entrevista concedida a Carolina García Salas y Fernando Luis Rojas, Catalejo, digital, La Habana, 15 de abril.
(15) Ídem.
(16) Cruz Capote, Orlando (2015): “Pensar es prever: Posibles escenarios de la guerra de pensamiento en Cuba, Revista Cubana de Ciencias Sociales, filosofi@.cu editorial, Instituto de Filosofía, La Habana, 146-147.
(17) El
 marxismo se desarrolla en contradictorios diálogos críticos con otras 
escuelas y corrientes de pensamiento, incluso burguesas, por lo que 
debemos apropiarnos 
críticamente de algunas pistas teórica-prácticas de la Teología de la 
Liberación, la Pedagogía Popular, la Filosofía de la Liberación, al 
Pensamiento Crítico, los saberes de los pueblos originales (indígenas) y
 de los movimientos populares, sociales, políticos, partidos políticos 
tradicionales y nuevos, que están presentes en Nuestra América, en el 
Sur geopolítico y en los movimientos antisistémicos, o no, del Norte 
capitalista desarrollado.
(18) El denominado ‘Periodo Especial en Tiempos de Paz’
 -comenzado en septiembre de 1990, cuando Fidel conmemoraba un 
aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR)- fue el 
intento, logrado, de mantener las conquistas de independencia y 
soberanía nacional, equidad, justicia y dignificación alcanzadas en esos
 años de transformaciones socialistas en Cuba. Se llevó a cabo en medio 
de situaciones adversas de sobrevivencia con la afectación inevitable en
 el sistema de valores y conductas morales de la población, y con una
 oportunista agresividad del establishment estadounidense (‘Ley 
Torricelli’, ‘Ley Helms-Burton’, el ‘Plan Bush contra Cuba’, entre otros
 planes de subversión, a la que se sumó la Unión Europea con la 
“Posición Común”), lo que conllevó un alto gasto para el fortalecer el
 sistema defensivo del país: construcción de túneles populares, 
hospitales bajo tierra, unidades militares en cuevas y en excavaciones 
realizadas para esconderlas ante un golpe sorpresivo, modernización 
propia del armamento soviético, la preparación del pueblo en las 
Milicias de Tropas Territoriales para llevar a cabo, en caso de agresión
 militar directa, la concepción de la Guerra de Todo el Pueblo, grandes 
movilizaciones militares, estudios de las evacuaciones de la población 
civil en caso de ataque aéreo e invasión directa, entre otros. El costo 
social y político, no solo el económico, de las difíciles condiciones 
del Período Especial se arrastran, sin lugar a dudas hasta el presente. 
Sin embargo, es justo reconocer que el mérito de la resistencia 
proactiva en nuestra sociedad hizo posible la propia existencia de la 
Revolución Cubana en medio de aquellas crisis, lo cual implicó un 
estímulo y su inserción en el acumulado de las luchas y resistencias 
populares, indígenas y afrodescendientes que emergieron a lo largo de 
toda América Latina y el Caribe para enfrentar la embestida de 
recolonización neoliberal imperialista, a partir de 1992. Cruz Capote, 
Orlando (2000): El Proceso de Institucionalización, rectificación y perfeccionamiento de la Revolución Cubana. 1975-1990, Resultado de Investigación, Archivo del Instituto de Historia de Cuba, Inédito.
(19) García Oliveras, Julio A. (2016): Algunas reflexiones sobre la implementación de los Lineamientos, Cubadebate, 18 diciembre, La Habana.
(20) Álvarez Rom, Luis (1963): El contenido político y económico del presupuesto estatal, en revista Trimestre, No. 6., La Habana; Baran, Paul (1963): Reflections on the Cuban Revolution, Nueva York, USA; Mandel, Ernest (1964): Las categorías mercantiles en el período de transición, revista Nuestra Industria Económica, No. 7., La Habana; (1969): Tratado de economía marxista, T. II., Instituto Cubano del Libro, La Habana; Figueras, Miguel (1964-1965): Aspectos y problemas del desarrollo económico cubano, en Nuestra Industria Económica, Nos. 9 y 11, La Habana; Lataste, Alban (1963): El próximo quinquenio económico 1966-1970, revista Comercio Exterior, La Habana; Lange, Oskar y otros (1966): Problemas de la economía política del socialismo, Edit. Publicaciones Económicas, La Habana; Pollitt, Brian (1967): Estudios acerca del nivel de vida rural en la Cuba revolucionaria, en revista Teoría y Práctica, Nos. 42-43, La Habana; (1971): Problemas de empleo y desarrollo económico de Cuba, revista Comercio Exterior, No. 5, México; Aranda, Sergio (1968): La revolución agraria en Cuba, Editorial siglo XXI, México; Kycsynsky, J. (1968): El camino cubano de la construcción del socialismo, en Ensayos Económicos, Instituto Cubano del Libro, La Habana; Preobrajensky, E. (1969): La nueva economía, Instituto Cubano del Libro, La Habana; Huberman, Leo y Sweezy, Paul M. (1969): El socialismo en Cuba, Instituto Cubano del Libro, La Habana; Dorticos Torrado, Osvaldo (1972): La teoría, instrumento indispensable de la práctica revolucionaria, Discurso en el Activo de Educación Interna (noviembre 1971), en Economía y Desarrollo, No. 11., La Habana; Sánchez Linares, Felipe (1989): Algunas reflexiones sobre el período de tránsito del capitalismo al comunismo, Cuba Socialista, No. 40., La Habana; Figueras Albelo, Víctor (1995): El sector mixto en la reforma económica cubana, Editorial Félix Varela, La Habana; González, Alfredo (1997): La economía política de una economía mixta es un capítulo inédito de la teoría marxista, revista Temas, No. 11, La Habana, 1998. 
(21) Martínez Hernández, Leticia y Puig Meneses, Yaima (2018): Analizó V Pleno del Comité Central del Partido importantes temas de la actualización del modelo económico y social cubano, internet@granma.cu, 26 de marzo, La Habana.
(22) “…Entre
 las causas y condiciones generales que influyeron en los resultados 
desfavorables se señaló que no siempre la Comisión de Implementación 
logró involucrar a los órganos, organismos, organizaciones y entidades 
para que desde la base fueran capaces de orientar, capacitar, apoyar, 
controlar y rendir cuentas de su gestión (…) Al mismo tiempo se ha 
manifestado una insuficiente integralidad, visión limitada sobre los 
niveles de riesgos e incompleta apreciación de los costos y beneficios 
(…) En algunos casos ha sido deficiente el seguimiento y control de las 
políticas, varias de las cuales se fueron desviando de sus objetivos, 
sin una oportuna corrección (…) En el Pleno se valoró que la 
actualización del modelo económico y social ha evidenciado ser un asunto
 de gran complejidad. A ello se une el firme propósito de no dejar a 
ningún cubano desamparado, lo que ha incidido en el ritmo de las 
transformaciones (…)  En la actualidad se revisan todos los procesos y 
entre las prioridades están el ordenamiento monetario, en particular los
 estudios sobre la unificación monetaria y cambiaria; la elaboración del
 Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030; así como 
el examen integral y el perfeccionamiento de las medidas que lo 
requieran, con las correspondientes propuestas (…) Sobre este último 
asunto se ejemplificó con la política para el trabajo por cuenta propia,
 de la cual ya han sido firmadas las normas jurídicas de mayor rango y 
debe desplegarse a continuación un proceso de capacitación que incluirá a
 los 580 000 trabajadores por cuenta propia y a más de 30 000 
funcionarios públicos (...) Los miembros del Comité Central se 
refirieron también a la carencia de una cultura tributaria en el país; 
al aún deficiente empleo de la contabilidad como herramienta fundamental
 para cualquier análisis económico; y a las dificultades en la 
comunicación de las políticas, que en ocasiones no permitieron una 
comprensión a fondo por la población de estos difíciles temas y 
generaron malas interpretaciones debido a vacíos informativos (…).” 
Ídem.
(23) Ante
 la “inminente” unificación monetaria, que fue magnificada por las 
radios de Miami, y otros rumores que se propalaron entre la población, 
trajo como consecuencia que muchos ciudadanos comenzaran a cambiar los 
CUC (convertibles) por los CUC, (no convertibles), en las Casas de 
Cambio (CADECA).
(24) La
 misión del intelectual orgánico, que no es la única conciencia crítica 
de la sociedad, aunque simboliza una parte no despreciable de la misma, 
presupone ser un humilde constructor de la hegemonía política, ética, 
cultural-socialista. Por lo que ejerce una actividad revolucionaria 
orgánica crítica, profunda y activa más allá de lo acaecido en los 
caducos esquemas teóricos, persistentemente abstractos, positivistas y 
escépticos, derivados de una forma de no ponderar el rol de las 
teorizaciones, las filosóficas y de las diversas ciencias sociales en 
toda su dimensión, hoy inmersas en un proceso de transdisciplinaridad, 
extinguiendo parcelas y segmentaciones. De tal modo, la intelligentsia
 revolucionaria apoya, complementa, pero no puede ser escudera de todo 
lo que se dice y se hace, porque no comparte completamente la política 
‘oficialista’ apologética, tampoco la oficial. Sus contradicciones con 
el poder brotan de la carencia de un análisis serio, complejo y profundo
 acerca del papel del intelectual en el socialismo. Es cierto que su 
conformación no es homogénea: algunos
 están incorporados con plenitud al proceso revolucionario y socialista 
con el pensamiento y la acción, otros deciden medrar en el mercado ahora
 con las oportunidades del trabajo privado y ciertos nichos comerciales;
 los hay quienes optan por permanecer inactivos, hasta apolíticos, como 
si no tuvieran una ‘deuda’ ética y de compromiso militante con el país, 
mientras, los menos, deciden desempeñar un rol ambiguo, dubitativo y 
contra la obra revolucionaria. Sin embargo, la inculpación 
generalizadora acerca de esa actitud es contraproducente cuando se 
dirige contra el intelectual, generalizadoramente, porque deviene en 
cuestionamiento y ‘preocupación’, como si la visión que subyace en 
algunos compañer@s,
 sea una simple y ramplona percepción caricaturesca acerca de los 
llamados, peyorativamente, “culturosos” e “intelectualoides”, etc. La
 política y los intelectuales orgánicos, necesitan reencontrarse y 
hallar códigos de lenguajes y comunicacionales comunes, reconociendo los
 diferentes ritmos y las formas de asimilar las realidades por los 
ejecutores y decisores políticos y la intelectualidad de vanguardia, que
 ninguna de las dos conforma una élite alejada o divorciada de las masas
 populares y de su buen sentido. Acanda, Jorge Luis (2002): El malestar de los intelectuales, revista Temas, La Habana, biblioteca.filosofia.cu/php/export.php2…=http…30; Prieto, Abel (2014): La Cigarra y la hormiga: un remake al final del milenio, Cubadebate, 27 de agosto, Calviño, Manuel (2014): Cambiando la mentalidad… empezando por los jefes, Editorial Academia, La Habana; Concepción, José Raúl y Doimeadiós Guerrero, Dianet (2017): Diálogo sobre sistema político cubano: ¿La democracia es el poder de los partidos o del pueblo?, Podcast con los doctores en ciencias Daniel Rafuls Pineda y José Luis Toledo Santander, Cubadebate, 31 de marzo.
(25) A decir de Ernest Mandel hay dos fuentes objetivas de la burocratización, por una parte, la supervivencia de un proceso económico de reproducción del capital que se reproduce espontáneamente, es decir, la persistencia de
 las normas de distribución mercantil y de elementos de la economía 
mercantil, supervivencia de la división del trabajo, los privilegios del acceso a la Cultura -con mayúsculas, por lo que incluye a la cultura política- y de las preeminencias de las delegaciones del poder, que llevan a los aparatos a volverse autónomos, transformándose de servidores en la sociedad y, al
 unísono, de disponer libremente de éste, dada la centralización del 
sobreproducto social y el derecho burgués, al propio aparato de 
dirección y gestión. Por lo tanto, el proceso de desalienación tiene una doble solución: la desaparición progresiva de la economía mercantil y de la desigualdad social y la sustitución del sistema de gestión estatalizante de la economía por un sistema de autogestión obrera, aunque democráticamente centralizado, pero con visos de autonomía y auto-administración. Entonces, sólo en estas condiciones la acción subjetiva del partido, único pero plural, y la ampliación de la democracia socialista en el plano político, puede emanciparse de las cadenas burocráticas que lo subyugan. Mandel, Ernest (1969): La burocracia, Marxists Internet Archive, sección en español, octobre; La economía en el período de transición (1975): Problemas básicos de la transición del capitalismo al socialismo, Editorial Anagrama, Barcelona, Revolta Global. Digital.
(26)
 La participación popular no es sinónimo de democracia directa, ni la 
presencia obligada de cualquier ciudadano en cada una de las múltiples 
polémicas acerca de la dirección y gestión de gobierno y demás órganos 
directivos de la nación. Asimismo, tampoco puede considerarse como la 
panacea de la solución de los conflictos socioeconómicos y políticos, 
porque resultaría caricaturesco suponer que la democracia en la 
transición socialista significa que ‘todos discuten de todo, en todo 
momento’, en un sinfín de ‘clubes de discusiones’ sin límites, 
responsabilidades, ni compromisos críticos. Por ello, hay que encontrar 
las formas de deliberaciones patrióticas, revolucionarias y socialistas,
 que otorguen mayor igualdad efectiva y mayor posibilidad de expresión 
al conjunto de la ciudadanía, siempre pensando en el sentido 
colectivista, que no excluye lo individual, y ajustado con lo aprobado 
popularmente en forma mayoritaria, pero estando preparados para cambiar 
si los resultados están siendo adversos al proceso en curso. Katz, 
Claudio (2004): Comunismo, socialismo y transición. Metas y fundamentos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
(27) Alhama Belamaric, Rafael (2015): Prefacio para una visión retrospectiva crítica del proceso yugoslavo de trasformación socialista. Enseñanzas necesarias, noviembre, La Habana, http://www.nodo50.org.cubasigloxxi/.../alhama.301015.pdf.
(28) Weber, Max (1958): Essays in Sociology, Oxford University Press, Nueva York, 1958; Machado, Darío L. (1990): Burocracia y Burocratismo, Editora Política, La Habana, 1990; Deutscher, Isaac (2011): Las raíces de la burocracia (1960), Marxists Internet Archive, noviembre; Cruz Capote, Orlando (2016): Sobre el burocratismo en el socialismo. Unas breves notas, 16 de junio, http://www.nodo50.org/cubasigloxxi; Dávila, Agustín Lage (2017): Burocracia: paradigmas y realidades, Granma, 13-05, La Habana; http://www.granma.cu/cuba/2017-05-09/burocracia-paradigmas-y-realidades-09-05-2017-17-05-01.
(29) Castro Ruz, Fidel (1961): Palabras pronunciadas en la reunión con los trabajadores bancarios, 16 de octubre, Ediciones Obra Revolucionaria, No. 39, La Habana, p. 8.
(30) Machado Rodríguez, Darío (2017): La planificación no es solo economía…, Cubadebate, La Habana, 29 septiembre; Rodríguez, José Luis (2016): La planificación en el socialismo: su importancia y actualidad para nuestra economía (I, II y III), Cubadebate, La Habana, 29 septiembre, 17 octubre y 12 diciembre.
(31) “…Si
 hemos escogido soberanamente, con la participación y respaldo del 
pueblo, la opción martiana del partido único, lo que nos corresponde es 
promover la mayor democracia en nuestra sociedad, empezando por dar el 
ejemplo dentro de las filas del Partido, lo que presupone fomentar un 
clima de máxima confianza y la creación de las condiciones requeridas en
 todos los niveles para el más amplio y sincero intercambio de 
opiniones, tanto en el seno de la organización, como en sus vínculos con
 los trabajadores y la población, favoreciendo que las discrepancias 
sean asumidas con naturalidad y respeto, incluyendo a los medios de 
comunicación masiva, mencionados varias veces en los Objetivos aprobados
 en esta Conferencia, los que deberán involucrarse con responsabilidad y
 la más estricta veracidad en este empeño, no al estilo burgués, lleno 
de sensacionalismo y mentiras, sino con comprobada objetividad y sin el 
secretismo inútil.” Castro Ruz, Raúl (2012): Discurso
 del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité 
Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de 
Estado y de Ministros, en la clausura de la Primera Conferencia Nacional
 del Partido, 29 de enero”. (Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado).
(32)
 Debemos y podemos apropiarnos críticamente de algunas aportes de la 
Teología de la Liberación, la Pedagogía Popular, la Filosofía de la 
Liberación, al Pensamiento Crítico, los saberes de los pueblos 
originales (indígenas) y de los movimientos populares, sociales, 
políticos, partidos políticos tradicionales y nuevos, las experiencias y
 acumulados, positivos y negativos, de los procesos progresistas, 
populares y de izquierda que están presentes en Nuestra América –a pesar
 de la ola restauradora capitalista conservadora y neoliberal. Al igual 
que en el resto del Sur geopolítico y los movimientos antisistémicos, o 
no, del Norte desarrollado. En este sentido, el legado histórico y 
político del Comandante Ernesto Che Guevara y del líder máximo de la 
Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, resultan imprescindibles, siempre 
que no se reciban como una letra muerta, o sea, tal cuales, sino que 
admiten una reflexión crítica repensada, reactualizada y la firme 
decisión sobre qué considerar ventajoso y qué no.
(33) Valdés Gutiérrez, Gilberto (2017): Soñar y pensar en Cuba, filosofi@.cu Editorial, Instituto de Filosofía, La Habana.
(34) Castro Ruz, Raúl (2006): Discurso en el acto por el aniversario 45 de la fundación del Ejército Occidental, San José de las Lajas, Mayabeque, 14 de junio. (Versiones taquígrafas del Consejo de Estado).
(35) Tonet, Ivo (2013): Sobre el socialismo, Instituto Lukács, São Paolo, Brasil; Nove, Alex (1987): La economía del socialismo flexible, tercera parte, Editorial Siglo XXI, Madrid.
(36) Lenin, V. I. (1985): Balance de la discusión sobre la autodeterminación, O. C., Ob. Cit., T. 30, p. 56.
(37) Castro Ruz, Fidel (1993): La historia me absolverá. Edición anotada, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, pp. 53-55.
(38) Engels, Federico “Introducción” de 1891, en Marx, Carlos (1965): La Guerra Civil en Francia (1871), Marx y Engels (1965): Obras Escogidas, en dos tomos, T. I., Editorial Progreso, Moscú, pp. 453-465.
(39) Lenin apuntó: “…La
 Comuna no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra” (y 
¿qué era, pues? por lo visto, ¡una forma de transición del Estado al 
no-Estado!)”. Lenin, V. I. (1986): Materiales preparatorios para el libro “El Estado y la Revolución”, O. C., Ob. Cit., T. 33, p. 171.
(40)
 “…Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar. 1) que la 
existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas 
de producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la 
dictadura del proletariado; 3) que esa misma dictadura no es de por sí 
más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una 
sociedad sin clases...” Marx. Carlos (1965): Carta de Marx a Joseph Weydemeyer (1852), O. E., en dos tomos, Tomo II, Ob. Cit., p. 453.
(41) Cruz Capote, Orlando (2017): Las complejas problemáticas en la transición socialista, La pupila insomne, 18 diciembre, https://lapupilainsomne.wordpress.com/.
(42) Lenin, V. I. (1985): Actitud hacia los partidos burgueses, Obras completas (O. C.), tomo 15, Editorial Progreso, Moscú, p. 387.
(43) Castro Ruz, Fidel (1973): Discurso por el Día Internacional de los Trabajadores, La Habana, 1ro de mayo. Ediciones COR [3]. La Habana, p. 40.
 
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