Ejercito España El Ejército despide a más de 3.000 militares por baja psicológica en nueve años
Únicamente 89 de ellos quedaron incapacitados como 
consecuencia de incidentes sufridos durante un servicio, lo que pone 
sobre la mesa la fiabilidad de los controles de acceso a las Fuerzas 
Armadas mientras varias asociaciones de soldados apuntan a que esa vía 
se utiliza para despedir a personal incómodo.
                   
        zaragoza
¿Es normal que uno de cada 40 militares
 deje el Ejército español por haber perdido sus aptitudes psicológicas 
para dedicarse a la milicia? ¿Y que el goteo de salidas alcance un ritmo
 de casi una baja diaria durante en nueve años? Normal o no, sí es lo 
que ocurre en las Fuerzas Armadas españolas, según los datos que ofrece 
el Ministerio de Defensa en su respuesta a una consulta en el Portal de Transparencia.
Defensa señala que 
entre 2010 y 2018, ambos incluidos, causaron baja en el Ejército español
 por problemas mentales posteriores a su ingreso un total de 3.164 
militares, lo que supone un 2,5% del total de las tropas:
 59.069 miembros de carrera, incluyendo todas las escalas y cuerpos, y 
64.929 más de complemento, algo más de la quinta parte de estos últimos 
(14.815) en fase de “compromiso inicial”, según los últimos datos 
disponibles del ministerio, correspondientes a 2018.
Solo 89 de esas 3.164
 bajas psicológicas, que arrojan una cadencia de 0,96 ceses diarios en 
esos nueve años, tuvieron relación con actos de servicio, lo que pone 
sobre la mesa la posibilidad de que los controles de acceso previos a la
 incorporación a las Fuerzas Armadas puedan contener algún tipo de 
carencias.
Y, si estos son correctos, los datos sobre la evolución de
 la salud mental del personal militar resultan cuando menos 
inquietantes, ya que la prevalencia de los problemas psicológicos de 
entidad suficiente como para motivar la devolución del uniforme se sitúa
 en torno al 2,5% cuando, según el Ministerio de Sanidad, las patologías mentales afectan a entre un 9,6% y un 11,6% del conjunto de la población española.
Obviamente, el 
porcentaje de esta última que maneja armas o vehículos pesados, 
actividades cuyo riesgo es susceptible de aumentar para quienes se 
encuentran cerca cuando quien las realiza padece problemas mentales, es 
muy inferior al que se da en el Ejército.
“Una cuestión relacionada con la salud mental”
Los datos facilitados
 por Defensa, las salidas de las Fuerzas Armadas por baja psicológica en
 esos nueve años se reparten entre 2.681 integrantes del Ejército de 
Tierra (1.891 soldados y cabos, 694 suboficiales y 96 oficiales), 232 de
 la Armada (186, 42 y 4) y otros 251 (141, 93 y 17) de Aviación.
"La vía de la pérdida de las aptitudes ha sido utilizada para forzar la salida de militares con carácter reivindicativo"
Paralelamente,
 los ceses por bajas psicológicas relacionadas con actos de servicio se 
reducen a 83 en Tierra (33, 47 y tres), cuatro en la Armada (tres, cero y
 una) y dos en el Aire (una, otra y ninguna).
“Se entiende por baja
 psicológica la baja médica derivada de una cuestión relacionada con la 
salud mental”, explica la respuesta de Defensa, que añade que “el 
servicio médico de la unidad, centro u organismo” donde esté destinado 
el afectado tiene la “responsabilidad” de “realizar un seguimiento de 
los procesos patológicos del personal que esté de baja por causas 
médicas, especialmente en aquellos casos que tienen su origen en una 
reiteración de bajas temporales”.
Médicos de especialidad distinta a la de la baja
Los datos del 
ministerio provocaron la sorpresa de la asociación de militares Red 45+,
 que fue la solicitante. Tanto en ella como en Cuestión de Justicia y 
Honor ponen en duda que entre los miembros del Ejército se de semejante 
prevalencia de las patologías mentales al tiempo que destacan que, 
además, los desencadenantes de ese tipo de situaciones están 
prácticamente desvinculados de las ocupaciones habituales de un soldado.
 En cualquier caso, apuntan a que en ocasiones la vía de la pérdida de 
las aptitudes psicofísicas ha sido utilizada para forzar la salida de 
militares incómodos para los mandos por su carácter reivindicativo.
Por otro lado, 
explican desde Red 45+ que “la baja psicológica no se considera como una
 contingencia laboral”, por lo que no genera una situación de invalidez 
como sí ocurriría con una lesión física y el subsidio derivado de ese 
diagnóstico es escaso. Por otro lado, de estar relacionadas con actos de
 servicio, darían derecho a recibir el doble del sueldo base como 
pensión.
“La pérdida de 
aptitudes psicofísicas, que es algo que no deja de responder a una 
valoración subjetiva que a veces resuelve un médico cuya especialidad no
 tiene nada que ver con la que provoca la baja, es la manera más 
sencilla de justificar una baja en el Ejército”, anotan desde Cuestión 
de Justicia y Honor. De hecho, se ha dado el caso de que un ginecólogo 
dictamine sobre un tema psiquiátrico.
Varios casos de salidas del Ejército por pérdida de aptitudes psicológicas, como el de la excomandante y actual diputada Zaida Cantera (en este caso a petición propia), han tenido como protagonistas a denunciantes de situaciones de acoso, como la afectada por el episodio de los falsos vídeos, que nunca antes había estado de baja por causas mentales, una cabo que denunció  el hostigamiento de un superior en Burgos y Segovia, la paracaidista que tuvo que soportar cómo un mando llegaba a masturbarse hasta quince veces al día delante de ella en una base de Murcia  durante dos años o dos suboficiales de Zaragoza y León que reclamaron sus derechos laborales.
 
 

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