Emergencia por el coronavirus Nuevo fracaso del Eurogrupo para encontrar respuestas comunes a la crisis tras 16 horas de negociación
madrid
Fumata negra en el tercer intento en el último mes del Eurogrupo de tratar de dar una respuesta común a la crisis económica que
 ha traído consigo el coronavirus. Tras pasar toda la noche negociando, 
unas 16 horas en total, los ministros de Economía han constatado que las
 posiciones aún estaban alejadas
 y se han emplazado a seguir hablando mañana jueves, aunque todavía no 
han fijado una hora de inicio. Varios de ellos tenían compromisos 
nacionales y no podían continuar la negociación durante el día de hoy.
La propuesta que 
tienen los ministros sobre la mesa consiste de dos paquetes. El primero,
 una "triple red de seguridad" que proporcionará liquidez a gobiernos, 
empresas y trabajadores a través de préstamos y avales que alcanzarían 
unos 500.000 millones de euros en total para toda la Unión. A medio 
plazo, la idea es crear un fondo europeo específico para relanzar la 
economía y tratar de evitar al máximo posible que la crisis acabe 
durando varios años. Los ministros están bastante de acuerdo en que todo
 esto es necesario. El problema, de momento insalvable, es la letra 
pequeña. Si bien parece que las posturas se han ido acercando durante la noche y que, si se hace otra reunión el jueves, es porque hay visos de acuerdo.
Miedo a la troika
El principal escollo sigue siendo la llamada "condicionalidad" del fondo de rescate europeo, el MEDE,
 que se usaría para dar liquidez a los gobiernos, con una potencia de 
hasta 240.000 millones de euros. Que dada la urgencia estos préstamos 
deberían tener condiciones más relajadas que en la anterior crisis 
financiera parece una idea aceptada.
Se han emplazado a seguir negociando este jueves
El
 problema es la desconfianza. Con Italia y Holanda en los dos extremos. 
Los italianos no quieren oír ni hablar del retorno de una troika que 
pudiera llegar a Roma para controlar que se llevan a cabo las reformas, o
 recortes, exigidas como condición a recibir el préstamo. Los holandeses parecen descartar las visitas de la troika,
 pero no se bajan del caballo de que debe haber un programa de reformas 
específico para cada país que pida dinero de manera que el Sur no lo use
 como pretexto para endeudarse sin control.
"Debido a la crisis 
actual tenemos que hacer una excepción para que el MEDE se pueda usar 
sin condiciones para cubrir costes médicos. Pero para el apoyo económico
 a largo plazo, creemos que es sensato que el uso del MEDE lleve consigo
 ciertas condiciones económicas", tuiteaba el ministro holandés de 
Finanzas, Wopke Hoekstra, al término de la reunión. Si el texto final no
 tiene suficiente "condicionalidad", Hoekstra está dispuesto a dejar el 
punto abierto y devolverle la pelota a los jefes de Estado y de 
Gobierno, que ya fracasaron en llegar a un acuerdo hace dos semanas.
España sigue apoyando a Italia en que los préstamos no deben llevar reformas aparejadas. La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño,
 explicaba antes de la reunión que no cree que las líneas de crédito del
 MEDE para el coronavirus deban tener condiciones especiales porque la 
Unión Europea ya tiene un Pacto de Estabilidad y Crecimiento que obliga a
 las capitales a mantener a raya el déficit anual y los niveles de 
deuda.
A vueltas con los coronabonos
El otro gran 
problema sigue siendo el del plan de recuperación a largo plazo, para el
 que un grupo formado por alrededor de una decena de países, incluidos 
España e Italia siguen pidiendo la emisión de deuda común, ya se les 
llame coronabonos o eurobonos. Es tremendamente complicado que se lleguen a aprobar porque, en esto, el frente Sur tiene varios países más en contra.
Los ministros lo 
saben y de hecho no han hablado mucho de los coronabonos en sí. Lo que 
ha ocupado el tiempo es encontrar unas palabras para el documento de 
conclusiones que contenten a todos. Que sean tan amplias como para 
mantener abierta la puerta a la emisión de deuda común, pero sin (o con)
 una referencia expresa a los coronabonos. Que se citen era precisamente
 uno de los objetivos de Calviño antes de la reunión. Y para los italianos es una línea roja absoluta.
En la mañana de 
hoy parece que los ministros habían llegado a encontrar esa fórmula, 
aunque aún no le han dado el visto bueno definitivo. ¿Por qué son tan 
importante esas líneas? Porque serán la base de lo que discutirán los 
líderes en una cumbre europea que no tiene fecha, pero que se espera 
para los próximos días.
En cualquier caso,
 sí parece haber ya consenso sobre que habrá que crear algún tipo de 
fondo común extraordinario para luchar contra la crisis económica que se
 viene encima cuanto antes. Lo que no está claro es cómo. Si dentro del 
presupuesto de la UE o fuera, el tamaño que tendrá (Francia propone una 
bolsa común por valor del 3% del PIB), de dónde se sacará el dinero para
 ese fondo en común…
Luz verde a la red de seguridad para empresas y trabajadores
No todo han sido 
desencuentros en la reunión de la pasada noche. Los ministros dieron su 
visto bueno preliminar, sin demasiadas dificultades, a las otras dos 
patas del plan de choque a corto plazo. En primer lugar, la creación de 
un fondo europeo de avales que sería gestionado por el Banco Europeo de 
Inversiones, para otorgar préstamos directos a empresas, y sobre todo a 
pymes, que lo estén pasando mal por un valor de hasta 200.000 millones 
de euros. Para ello, el fondo necesitaría de 25.000 millones de euros en avales que
 las capitales comprometerían en proporción con el tamaño de su 
economía. Es decir, Alemania y Francia serían quienes más dinero 
pondrían.
El segundo puntal no 
está completamente cerrado, pero no parece que vaya a ser un problema 
para llegar a un acuerdo en esa segunda reunión del Eurogrupo de esta 
semana. Se trata de un sistema de reaseguro de desempleo específico, por
 valor de hasta 100.000 millones de euros, la iniciativa que ya presentó la presidenta de la Comisión Europea,
 Ursula Von der Leyen, la semana pasada. Los préstamos, a tipos muy 
bajos, irían dirigidos a los Estados para que puedan financiar 
reducciones de jornada para los trabajadores afectados por la crisis, de
 manera que estos no pierdan sus empleos. Para ello, las capitales 
tendrían que poner otros 25.000 millones de euros en avales. Ambos 
planes serán solo temporales y deberían desaparecer tras la crisis 
actual.
 



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