Fidel y lo que ignoran Trump y sus estimulados odiadores. Por Iroel Sánchez.
Era previsible, ya sucedió antes: El extremismo del gobierno estadounidense contra Cuba vuelve a alentar el terrorismo.
Un fanático dispara contra la embajada
de Cuba en Washington. No son los invisibles y nunca probados “ataques
sónicos”, que dijo la administración de Donald Trump sucedían contra sus
funcionarios en La Habana, se trata de balas disparadas con un fusil
de asalto y sus impactos están bien visibles en la fachada de la sede
diplomática cubana en la capital de Estados Unidos.
El recorrido trumpista contra Cuba
comenzó insultando a Fidel en ocasión de su fallecimiento, entregando la
política hacia la Isla a los sectores más agresivos del Sur de la
Florida y utilizando los dudosos “ataques” a sus diplomáticos en La
Habana para escalar hasta la persecución de los barcos que transportan
combustible a puertos cubanos, la suspensión de vuelos comerciales y
cruceros, la cacería mundial para eliminar la colaboración médica
internacionalista cubana, la puesta en vigor del capítulo III de la
impresentable Ley Helms Burton para perseguir aún más la inversión
extranjera en Cuba y el recrudecimiento de la persecución global de
cualquier gestión para hacer comercio con una empresa cubana. Sólo en
2019 fueron 86 las acciones de la administración Trump contra la isla
vecina.
La mentira, el bloqueo económico y la
violencia terrorista han sido aliadas inseparables en la política de
Washington hacia Cuba y es lógico que el empleo intensivo de las dos
primeras termine estimulando el retorno de la tercera. Cuando sin ética
ni escrúpulos Trump se inscribe en la peor tradición política de su
país, poniendo el dinero de las corporaciones por delante de la vida de
sus conciudadanos, con el resultado de que ya un millón de
estadounidenses está infectado por la pandemia de COVID-19 y la cifra de
muertos en su territorio supera los fallecidos en la guerra de Vietnam,
Cuba -bloqueada como nunca- disminuye día tras día la cantidad de casos
activos, y envía brigadas médicas solidarias a más de veinte países.
Lógico que la frustración de los
odiadores lleve a actos desesperados: El ridículo adalid en que han
puesto las esperanzas de derrocar la Revolución cubana se hunde en el
lodo y sus posibilidades de ser reelecto disminuyen al mismo ritmo en
que en estas extraordinarias circunstancias el ejemplo de Cuba es cada
vez más admirado por su capacidad de imponerse a la escasez inducida por
Estados Unidos, y no le basta con salvarse ella, sino que ayuda como el
que más a salvar la humanidad.
El
Fidel de la “conducta diferente” que alertó al Presidente Ronald
Reagan, uno de sus adversarios más enconados, de un atentado contra su
vida y ofreció al gobierno de otro adversario, George W. Bush, los
aeropuertos cubanos para acoger los aviones que buscaban dónde aterrizar
tras el ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York.
Este primero de mayo millones de cubanos
y cubanas recordarán que justo hace veinte años Fidel expresó con
firmeza inolvidable que Revolución es, entre otras cosas, “desafiar
poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y
nacional” y “no mentir jamás ni violar principios éticos”. ¿Lo sabrá
Trump, lo sabrá el frustrado odiador que disparó contra la embajada
cubana? Más le valdría para no perder su tiempo en más frustraciones.
(Granma)