Nuestros
 enemigos tratan de golpear nuestras verdades, y contra esa obra de todo
 un pueblo calumnian por todos los medios posibles, intrigan y tratan de
 subvertir, tratan de matar la esperanza, de sembrar el pesimismo, si 
no, ¿para qué quieren ese indecente bloqueo? Para quebrar la moral de 
nuestro pueblo que, con carácter casi 
exclusivo en el mundo, está sufriendo el hostigamiento, la guerra 
económica y no económica también, la guerra política y la guerra 
ideológica de la más poderosa potencia que ha existido jamás en la 
historia; y, por primera vez, una potencia hegemónica a nivel mundial.
Estados
 Unidos constituye hoy la base del imperialismo globalizado y también la
 lucha contra esa forma de dominio tiene que ser globalizada.
Ese
 imperio tiene sus teóricos y sus ideólogos formados en universidades, 
aunque justo es decir que allí también hay hombres inteligentes y 
sensibles, no todos piensan exactamente igual; hombres que no comparten 
los métodos del imperio, ni las políticas del imperio o el criminal 
procedimiento de bloquear a un país pequeño, de tratar de rendirlo por 
hambre y por enfermedad. Tiene sus teorías, sus teóricos y sus medios de
 divulgarlas, y los pueblos dominados por ese imperio global deben tener
 también sus teóricos que han de salir de las filas de los 
intelectuales; en primer lugar, de los economistas. De los economistas 
con un sentido político, no economistas para servir a las 
transnacionales, o economistas para ejercer el simple papel de asesores.
 Hay que asesorar desde luego todo lo que se pueda, economistas que 
desarrollen ideas y las trasmitan a su pueblo a partir de fundamentos 
profundamente científicos, a partir de la ciencia y de la experiencia 
humana acumulada durante tanto tiempo.
Economistas
 del pueblo, y hoy para ser economistas del pueblo --repito-- deben ser 
economistas políticos; y los políticos deben ser políticos, con un 
mínimo de conocimientos económicos y si es posible con un máximo de 
conocimientos en ese campo, que hoy es la base realmente sobre la cual 
se está jugando el destino la humanidad, la base sobre la cual se 
desarrollan nuestras luchas. Y los políticos que no entiendan, o no 
quieran entender, o que no se esmeren en conocer la economía, no son 
dignos de ejercer las funciones que ejerzan como tales políticos.
No
 es cuestión de estar diciendo cosas que agraden porque las elecciones 
se aproximan, o porque se quiere que su partido gane un poco más de 
votos, repartiéndose una multitud de electores divididos en mil pedazos.
 No se trata de estar expresando cosas para obtener apoyo y con una 
multitud de periodistas detrás; si pasan dos horas sin una conferencia 
de prensa para trasmitir sus palabras y divulgar su presencia, es como 
si pasaran 10 días sin beber agua. Es todo un estilo político, incluso.
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