El drama de los niños que cruzan a EE.UU.
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Entre octubre y mayo, 46.188 chicos y jóvenes llegaron al país del norte provenientes de Centroamérica
2014
La
 oleada de menores indocumentados pone en evidencia la falta de una 
reforma migratoria. Estados Unidos mantiene alojados a miles de pequeños
 en condiciones de hacinamiento y sin una alimentación adecuada.
En
 Estados Unidos ya se mencionan dos palabras para definir la crisis 
humanitaria que desató una oleada de menores indocumentados que ingresó 
al país: desastre y tragedia. 46.188 niños y adolescentes cruzaron la 
frontera sur, entre octubre de 2013 y mayo de este año, provenientes de 
Centroamérica. No es la primera vez que sucede, pero sí la primera en 
que el gobierno de Obama se ve desbordado por el problema. A tal punto, 
que mantiene alojados a miles de estos pequeños migrantes en condiciones
 de hacinamiento, sin una alimentación adecuada y en sitios como centros
 de refugiados y bases militares.
La situación es tan
 crítica que el vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, viajó a Guatemala 
el viernes pasado donde se reunió con el presidente local, Otto Pérez 
Molina, su colega Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, y funcionarios
 de Honduras y México. De los tres primeros países son la mayoría de los
 menores afectados. Desde el cuarto saltan a Estados Unidos para buscar a
 sus padres indocumentados o tratando de escapar de la violencia y la 
miseria.
Biden dijo: 
“Nosotros reconocemos que esta situación no es sostenible, es 
inaceptable y tenemos una responsabilidad compartida de tomar pasos 
significativos para poder abordar este tema”. Citado por el diario 
guatemalteco La Hora, agregó que “es un problema compartido 
fundamentalmente entre Estados Unidos, México y toda esta región”.
Las imágenes que 
tomaron los medios que ingresaron a los centros de Brownsville (Texas) y
 Nogales (Arizona) amplificaron la dimensión del conflicto migratorio. 
Miles de niños duermen en el piso envueltos en cobertores de aluminio, y
 en lo que se asemejan a pajareras iluminadas por tubos fluorescentes, 
los más pequeños descansan unos sobre otros. Se ven también bebés con 
sus madres, baños químicos, integrantes de las patrullas fronterizas y 
muchos adolescentes solos. Ese es el principal problema. Que viajan sin 
la compañía de un mayor a Estados Unidos o con hermanos menores y ahora,
 la gran mayoría, espera por la deportación.
Biden señaló tras 
la reunión con Pérez Molina que “los niños van a ser tratados 
humanamente y con justicia en nuestro país antes de ser devueltos a 
Guatemala como quisiéramos que fueran tratados nuestros niños”. La Unión
 Americana de Libertades Civiles de Arizona (ACLU), una activa ONG que 
denuncia los atropellos contra los inmigrantes en proceso de ser 
deportados, desmintió al vicepresidente de EE.UU.: “Documentamos la 
forma terrible de cómo los menores están siendo abusados sexual y 
físicamente, con agresiones verbales; no les dan tratamiento médico y 
obviamente los niños están en condiciones terribles e inhumanas. Es un 
problema que hemos documentado por años”, explicó Alessandra Soler, 
directora ejecutiva de ACLU.
“Había, por 
ejemplo, una chica de 16 años con un bebé de 2 años, y no le querían dar
 leche al niño. Otra chica tenía un ataque asmático y no era atendida”, 
agregó la representante de la ONG en declaraciones publicadas por el 
diario Prensa Libre, de Guatemala. Once mil niños detenidos en EE.UU. 
son oriundos de ese país.
Honduras es otra de
 las naciones más afectadas por la migración de sus menores 
indocumentados. La embajadora estadounidense en Tegucigalpa, Lisa 
Kubiske, lejos de aportar una solución civilizadora, declaró: “No tienen
 status legal para quedarse en los Estados Unidos. Y punto. No importa 
si son niños o adultos, serán deportados”. La diplomática también 
lamentó que el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, no se 
reuniera con Biden en Guatemala para tratar el conflicto migratorio. El 
mandatario está viendo el Mundial de Fútbol en Brasil. Pero al menos 
habló por teléfono con el vice norteamericano. En una visita reciente a 
Washington, Hernández había definido a los pequeños migrantes como 
“desplazados de guerra” y dijo que EE.UU. “tiene que hacer más”.
El consulado de El 
Salvador en Tucson, Arizona, relevó que en esa ciudad había 1154 menores
 indocumentados, de los cuales 379 eran de ese país. En un comunicado, 
la cancillería salvadoreña señaló: “Hacemos el más firme llamado a tomar
 en cuenta que los niños, las niñas y adolescentes, con independencia de
 su situación migratoria, son sujetos de derechos y todos los Estados 
deben asegurar su bienestar, cuidado, seguridad y protección en todo 
momento, sin distinción alguna. La viceministra para los salvadoreños en
 el exterior, Liduvina Magarín, constató que al menos en un centro de 
recepción, los menores “están en una condición deprimente y de total 
falta de espacio, higiene y alimentos. Es en el Centro McAllen de la 
Patrulla Fronteriza”.
Las estadísticas 
indican que el problema se agrava con el paso de los años. Sobre todo, 
las que maneja el senador de origen cubano Ted Cruz, un republicano del 
ala más derechista del partido que cuestiona a Obama por su presunta 
permisividad.
“En 2011, había 
aproximadamente 7 mil menores no acompañados que fueron detenidos. En 
2012, ese número aumentó a 14 mil. En 2013, se elevó a 24 mil. Y en 
2014, se calcula que va a llegar a 90 mil, y en 2015, el gobierno está 
estimando que subirá hasta llegar a 145 mil”, describió Cruz, de 43 años
 y jugado a ser presidenciable en 2016. En Estados Unidos ya lo comparan
 con Joseph McCarthy, el senador republicano que hizo escuela con su 
anticomunismo en los años ’50. Robert Menéndez, otro senador de origen 
cubano, aunque del Partido Demócrata, habló de “tragedia”. Y propuso 
atacar el problema en varios frentes, sin exceptuar el de la seguridad 
nacional.
Los menores 
capturados en la frontera –se estima que por día unos 400 intentan 
entrar a EE.UU.–, son por lo general retenidos 72 horas en centros como 
los de Brownsville y Nogales. Muchos de ellos, vencido ese plazo ya son 
enviados a bases militares en California, Oklahoma y Texas. El 60 por 
ciento terminarán deportados, según la ONG Niños en Necesidad de Defensa
 (KIND). México, por donde necesariamente deben pasar los menores 
indocumentados, también deporta: 8577 fueron expulsados del país en 
2013. En los primeros cuatro meses de este año, Estados Unidos tomó una 
medida semejante con niños mexicanos. Rechazó a unos seis mil.
Es un círculo 
vicioso que relató con agudeza el escritor hondureño Roberto Quesada, un
 especialista en temas migratorios y autor de la novela Nunca entres por
 Miami: “Estados Unidos debe recordar que Centroamérica no es 
Afganistán, ni Irak, ni esos países lejanos en donde se va a promover el
 caos, sino los vecinos inevitables, y ante la catástrofe local, el 
destino se llama Estados Unidos. Si continúan patrocinando y respaldando
 la antidemocracia, los fraudes electorales, la impunidad, entonces 
abran espacio que masivamente se moverán los centroamericanos hacia los 
Estados Unidos”.
 
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