“Los revolucionarios no hemos venido para administrar de mejor forma el capitalismo”
Discurso del Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia
Álvaro García Linera⎮Rebelión⎮26 enero 2014
Discurso del 
Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García 
Linera, que fue leído en la sesión de posesión del Presidente Evo 
Morales y del mismo Vicepresidente, el 22 de enero 2015.
Los bolivianos y la mayor parte de 
América latina estamos viviendo una década extraordinaria de luchas y 
grandes conquistas populares.
La movilización de identidades 
populares, indígenas, campesinas, obreras y juveniles han cambiado y 
están cambiando las estructuras políticas y económicas dando lugar a la 
mayor concentración de gobiernos progresistas y revolucionarios de 
nuestra historia.
América Latina se ha puesto a la 
vanguardia mundial de la construcción de sociedades post-neoliberales. 
Mientras que en el resto del mundo, el neoliberalismo aun sigue 
destruyendo sociedades y economías populares, en Latinoamérica ya no es 
más que un triste recuerdo arqueológico.
Hemos nacionalizado recursos naturales 
devolviendo a los estados del continente la base material de la 
soberanía extraviada; hemos distribuido la riqueza entre los más 
necesitados creando Estados sociales protectores y equitativos; hemos 
dinamizado y diversificado la economía apuntalando la creatividad de los
 productores; millones de jóvenes han accedido a la educación escolar y 
universitaria y otros tanto al empleo, renaciendo en sus espíritus la 
esperanza de unas patrias dignas.
El continente está rompiendo tutelajes y ´padrinazgos obscenos y ha retomado su capacidad de decidir su propio destino.
Las naciones indígenas oprimidas por 
siglos, los movimientos sociales explotados por décadas no solo han 
retomado el protagonismo histórico sino que, como en Bolivia, se han 
vuelto poder de Estado y hoy conducen el país.
Se ha avanzado en 10 años más que en los 200 años anteriores. Pero no basta.
El despertar revolucionario de los 
pueblos ha abierto un horizonte de posibilidades mucho más profundo, 
mucho más democrático, mucho más comunitario, es decir socialista, al 
que no podemos renunciar, sino es a riesgo de una restauración 
conservadora en la que ni siquiera la memoria de los muertos estará a 
salvo.
SOCIALISMO no es una etiqueta partidaria
 pues muchas veces esos solo ha servido para camuflar la aplicación de 
la barbarie neoliberal.
Socialismo tampoco es un decreto, porque
 eso sería reducir la acción colectiva del pueblo a una decisión 
administrativa de funcionarios públicos.
Socialismo tampoco es estatizar los 
medios de producción. Eso ayuda mucho a redistribuir riqueza, pero la 
estatización no es una forma de propiedad comunitaria ni una forma de 
producción comunitaria de la riqueza.
El Capitalismo es una civilización que 
ha subordinado todos los aspectos de la vida a una maquinaria de 
acumulación de ganancias. Desde el comercio, la producción, la ciencia y
 la tecnología, la educación, la política, el ocio, la naturaleza misma,
 todo, absolutamente todo ha sido pervertido para ser sometido a la 
dictadura del lucro.
Y para ello, paradójicamente el 
Capitalismo se ha visto obligado a despertar de manera mutilada, 
parcial, a fuerzas comunitarias, como la interdependencia entre los 
seres humanos, como el mercado mundial, como la ciencia y las 
tecnologías o el internet, pero para someterlas al servicio de la 
ganancia monetaria ilimitada de pocos.
Y es por ello que lo que algún día 
tendrá que sustituir al Capitalismo como sociedad, necesariamente tendrá
 que ser otra Civilización que libere e irradie a escala mundial todas 
esas fuerzas y poderes comunitarios hoy existentes pero sometidas al 
lucro privado.
Marx llamaba a esto la Comunidad 
Universal; otros le llaman el ayllu planetario; otros el vivir bien. No 
importa el nombre, sino el contenido de comunitarización universal y total de todas las relaciones humanas y de los humanos con la naturaleza.
Pero para que esta nueva civilización 
comunal triunfe se requiere un largo y complicado proceso de transición;
 un puente. Y a ese puente es que llamamos Socialismo.
El Socialismo es el campo de batalla 
dentro de cada territorio nacional entre una civilización dominante, el 
capitalismo aun vigente, aun dominante, pero decadente, enfrentado 
contra la nueva civilización comunitaria emergente desde los 
intersticios, desde las grietas y contradicciones del propio 
capitalismo. Comunitarismo inicialmente minoritario como gotas en el 
desierto; luego como diminutos hilos de agua que a veces se secan, se 
interrumpen abruptamente, y luego renacen, y a la larga s suman y se 
vuelven riachuelo; luego rio; luego lago; luego mar.
El socialismo no es una nueva 
civilización; no es una economía o una nueva sociedad. Es el campo de 
batalla entre lo nuevo y lo viejo, entre el capitalismo dominante y el 
comunitarismo insurgente. Es la vieja economía capitalista aun 
mayoritaria gradualmente asediada por la nueva economía comunitaria 
naciente. Es la lucha entre el viejo estado que monopoliza decisiones en
 la burocracia y un nuevo Estado que cada veza democratiza mas 
decisiones en comunidades, en movimientos sociales, en la sociedad 
civil.
Socialismo es desborde democrático; es 
socialización de decisiones en manos de la sociedad auto organizada en 
movimientos sociales.
Socialismo es la superación de la 
democracia fósil en la que los gobernados solo eligen gobernantes pero 
no participan en las decisiones sobre los asuntos públicos.
Socialismo es democracia representativa 
en el parlamento más democracia comunitaria en las comunidades agrarias y
 urbanas más democracia directa en las cales y fabricas. Todo a la vez, y
 todo ello en medio de un Gobierno revolucionario, un Estado de los 
Movimientos Sociales, de las clases humildes y menesterosas.
Socialismo es que la democracia en todas
 sus formas envuelva y atraviese todas las actividades cotidianas de 
todas las personas de un país; desde la cultura hasta la política; desde
 la economía hasta la educación.
Y por supuesto, socialismo es la lucha 
nacional e internacional por la ampliación de los bienes comunes y de la
 gestión comunitaria de esos bienes comunes, como son el agua, la salud,
 la educación, la ciencia, la tecnología, el medioambiente….
En el Socialismo coexisten muchas formas
 de propiedad y de gestión de la riqueza: esta la propiedad privada y la
 estatal; esta la propiedad comunitaria y la cooperativa. Pero hay solo 
una propiedad y una forma de administración de la riqueza que tiene la 
llave del futuro: la Comunitaria, que solo surge y se expande en base a 
la acción voluntaria de los trabajadores, al ejemplo y experiencia 
voluntaria de la sociedad.
La propiedad y gestión comunitaria no 
puede ser implantada por el Estado. Lo comunitario es la antítesis de 
todo estado. Lo que un Estado revolucionario, socialista puede hacer, es
 ayudar a que lo comunitario que brota por acción propia de la sociedad,
 se expanda, se fortalezca, pueda superar obstáculos más rápidamente. 
Pero la comunitarización de la economía solo puede ser una creación 
heroica de los propios productores que deciden exitosamente asumir el 
control de su trabajo a escalas expansivas.
Socialismo es entonces un largo proceso 
de transición en el que estado revolucionario y Movimientos Sociales se 
fusionan para que día a día se democraticen nuevas decisiones; para que 
día a día más actividades económicas entren a la lógica comunitaria en 
vez de la lógica del lucro.
Y como esta revolución la hacemos desde 
los andes, desde la amazonia, desde los valles, los llanos y el chaco, 
que son regiones marcadas por una historia de antiguas civilizaciones 
comunitarias locales; entonces nuestro socialismo es comunitario por su 
porvenir pero también es comunitario por su raíz, por su ancestro. 
Porque venimos de lo comunitario ancestral de los pueblos indígenas, y 
porque lo comunitario está latente en los grandes logros de la ciencia y
 la economía moderna, el futuro será necesariamente un tipo de 
socialismo comunitario nacional, continental y a la larga planetario.
Pero a la Vez, el socialismo para el 
nuevo milenio que se alimenta de nuestra raíz ancestral, incorpora los 
conocimientos y las practicas indígenas de dialogo y convivencialidad 
con la madre tierra.
El rescate del intercambio metabólico 
vivificante entre ser humano y naturaleza practicado por las primeras 
naciones del mundo, por los pueblos indígenas, es la filosofía del Vivir
 Bien; y está claro que no solo es la manera de enraizar el futuro en 
raíces propias; sino que además es la única solución real a la 
catástrofe ambiental que amenaza la vida entera en el planeta.
Por eso el Socialismo del Nuevo Milenio solo puede ser democrático, comunitario y del vivir bien.
Este es el HORIZONTE de EPOCA de la 
sociedad mundial. Y es este socialismo democrático comunitario del vivir
 bien la única esperanza real para una regeneración de los pueblos y de 
la propia naturaleza.
Los revolucionarios no hemos venido para
 administrar de mejor forma o más humanitariamente el Capitalismo. 
Estamos aquí, hemos luchado y seguiremos luchando para construir la Gran
 Comunidad Universal de los pueblos.
 
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