Grecia rechazó el ultimátum-chantaje de los mercaderes de la Unión Europe.
La propuesta que recibió y descartó el gobierno de
Tsipras fue la de solicitar una ampliación de seis meses del actual
programa de rescate hasta lograr un consenso sobre una nueva ayuda
financiera.
El gobierno griego rechazó ayer el virtual ultimátum
financiero con que lo emplazó el Eurogrupo desde una postura de cerrada
intransigencia monetarista y no respondió a la posterior exigencia de
aceptar la continuidad del ajuste y el control de la Troika antes del
viernes. Esos planes de austeridad, según el Ejecutivo presidido por el
izquierdista Alexis Tsipras, son el origen del dramático deterioro de la
economía helena y no su solución.
Los ministros de Economía y Finanzas de los otros 18 países con los
que Grecia conforma la Zona Euro, el Eurogrupo, confirmaron que después
de que Atenas rechazara su propuesta de mantener sin cambios la
austeridad monetarista se levantó la reunión. La propuesta que recibió
el gobierno griego fue la de solicitar una ampliación de seis meses del
actual programa de rescate hasta lograr un consenso sobre una nueva
ayuda financiera.
A su llegada a la reunión de los ministros de Finanzas de los
diecinueve países que comparten el euro, el ministro alemán, Wolfgang
Schäuble, dijo que “el Ejecutivo heleno aparentemente no se ha movido ni
un ápice” de su postura en los últimos días y agregó que “como el
gobierno griego no quiere ningún programa, no tengo que pensar sobre
ninguna opción”.
Pero la coalición encabezada por el izquierdista Syriza ya había
reiterado en todos los foros que esa aceptación implicaría traicionar el
mandato del electorado, y que no cruzaría esa línea roja. Desde Atenas,
el primer ministro griego, Alexis Tsipras, informó en un comunicado de
prensa que el Eurogrupo “discutió un borrador inaceptable e inadmisible
sobre una extensión del rescate”, por lo que “bajo esas circunstancias
no puede haber hoy un acuerdo”.
La televisión pública griega había adelantado poco antes la falta de
acuerdo durante la reunión mantenida en Bruselas por los ministros de
Finanzas de la Zona Euro, el Eurogrupo, poco después del encuentro que
discurrió en un ambiente de pesimismo. Pero en entrevistas previas a la
reunión del Eurogrupo, Tsipras reiteró lo que solicita su gobierno.
“Lo que necesitamos es tiempo para poner en práctica nuestros planes
de reforma. Y Grecia será otro país en seis meses”, dijo el mandatario
griego en declaraciones al semanario alemán Stern.
Para poder pagar sus deudas, Atenas exige reducir el superávit
primario requerido por el plan, punto que el cónclave financiero rechaza
aunque el país, desde el momento en que inició la aplicación del plan
de rescate, viene incrementando su desocupación y reduciendo su PIB. En
un borrador que presentó al encuentro, Grecia había condicionado la
exitosa finalización del programa de rescate a la ejecución de los
planes del nuevo gobierno. En el texto final, esta condición aparecía
tachada.
La fórmula presentada para su aceptación imponía a sus representantes
convalidar que Grecia reiteraba su “compromiso inequívoco de honrar sus
obligaciones financieras con todos sus acreedores”. El Eurogrupo abría
las puertas, después de una “extensión técnica de seis meses del actual
programa”, a “trabajar en una solución posterior” en la que, insistía,
el Fondo Monetario Internacional (FMI) seguiría “desempeñando su papel”.
El gobierno de Tsipras pide a sus socios un acuerdo “puente” que
sustituya de manera temporal al actual programa, hasta que logre cerrar
con sus acreedores un compromiso permanente de cara al verano.
Tras mostrar su intransigencia en los puntos que son explícitamente
inaceptables para Atenas, el presidente del Eurogrupo, Jeroen
Dijsselbloem, declaró en rueda de prensa que “depende de las autoridades
griegas decidir si quieren una extensión, si quieren aceptar la oferta
de flexibilidad existente en el programa, pero también de dar todos los
compromisos” solicitados por los socios. “Creo que tenemos esta semana,
pero eso es todo”, resaltó Dijsselbloem en referencia a que la parte
europea del rescate vence el 28 de febrero y a los plazos para que
algunos parlamentos nacionales puedan aprobar una eventual prórroga. “Si
la solicitud llegara, podría convocarse un Eurogrupo extraordinario el
viernes” próximo, aunque eso dependerá de la respuesta de los griegos,
afirmó. El ministro Wolfgang Schäuble mostró un grado de dureza inusual
al calificar de “irresponsable” al Ejecutivo griego.
La Eurozona pide a Grecia el “compromiso inequívoco de honrar sus
obligaciones financieras con sus acreedores y de garantizar la
estabilidad del sector financiero”, comentó Dijsselbloem. El gobierno
heleno también reclama sustituir parte de las reformas a las que se
comprometió el anterior Ejecutivo por otras medidas como modernizar la
administración para hacerla más eficiente o reforzar la lucha contra la
evasión y el fraude fiscal.
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, se declaró confiado
de alcanzar un acuerdo con sus socios de la Zona Euro dentro de los
próximos dos días, a pesar del fracaso de la reunión de ayer. “No tengo
dudas de que en las próximas 48 horas encontraremos las palabras” para
un acuerdo, dijo Varoufakis en una conferencia de prensa luego de que
sus 18 socios de la Zona Euro pidieran a Grecia que continuara con el
programa actual de préstamos y reformas que Atenas rechaza.
La deuda griega está estimada en unos 317.000 millones de euros, el
185 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Los analistas creen
que Atenas podría tener problemas de financiación si no se amplían las
ayudas. Muchos griegos ya han sacado su dinero de los bancos del país
ante la incertidumbre por la situación financiera.
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