Nos une una necesidad, un clamor, una urgencia. La misma que ha
movido a miles de gentes en Madrid, en cientos de municipios y en la
capital a iniciar un proceso de unidad popular que ya camina con paso
firme. Un proceso que no será definitivo sin un impulso general que
dispute el poder autonómico a quienes nos han convertido en una región
marcada por la desigualdad y la injusticia.
Por primera vez en muchos años existen equipos humanos capaces de
ganar la Comunidad de Madrid y dispuestos a poner esta región al
servicio de la gente. Esta es una oportunidad que no se puede
desaprovechar. En el escenario político actual madrileño hay personas
con gran capacidad de liderazgo, con conocimiento, con experiencia, con
honestidad y estrategia, y todas ellas preparadas para convertir Madrid
en una comunidad más habitable.
Por eso consideramos que ha llegado la hora de buscar en esta región un espacio común en el que toda esa gente confluya.
Porque es mucho más lo que se puede hacer juntos, y porque no en todas
las épocas coinciden, como ahora, grupos capaces de construir una
alternativa fuerte frente a la economía especulativa, de excesos y
despilfarros, que se ha practicado en Madrid en los últimos veinte años.
Los gobernantes de la Comunidad de Madrid pretenden que
consideremos inevitable que más de un millón de personas vivan en esta
región con menos de 500 euros al mes, que se niegue a enfermos
medicamentos imprescindibles para su salud o que se eche a la gente de
sus casas mientras hay 263.000 viviendas vacías en la comunidad. El 9%
de los madrileños sufren pobreza energética, cuatro de cada diez
habitantes de la región tienen dificultades para pagar cosas esenciales y
185.000 personas son extremadamente pobres.
Ya está bien. Ha llegado el momento de plantar cara a la
estafa, que ha generado precariedad y efectos demoledores en el plano
social y ambiental.
Frente a las viviendas sin calefacción, frente a las escuelas
afectadas por los recortes, frente a una sanidad maltratada, frente a la
escena diaria de tantas personas trabajando cada vez más por menos,
frente a un tejido cultural ninguneado, otro Madrid es posible, y este
es el momento de demostrarlo.
Reivindicamos un cambio democrático, posible a través de un proceso de unidad.
Los gestores de los recortes, los creadores de horizontes de
precariedad y hormigón, siguen aún al mando de la Comunidad de Madrid,
pero han perdido toda credibilidad. Tienen frente a sí la fuerza de un
sueño colectivo, el de tanta gente que creemos en una región de Madrid
diferente, el de tantas personas que sabemos que sí es posible
introducir oxígeno para crear un futuro de esperanza y no de asfixia.
Las ciudades y pueblos de Madrid, sus recovecos, sus campos y
montañas, merecen aire fresco, sano y honesto. Vivimos tiempos
históricos que requieren generosidad y una enorme responsabilidad
política. Se puede ganar Madrid para ponerla al servicio de sus
habitantes, apostando por construir un todo para reforzar las partes,
sin perdernos por caminos secundarios.
La gente no entendería que se antepusieran banderas partidistas por
encima del interés común. Por eso reclamamos a los actores políticos
clave que den un paso adelante, con audacia y responsabilidad, para
crear un espacio común desde el que se pueda trabajar para recuperar la
Comunidad de Madrid y ponerla al servicio de la ciudadanía. Aquí se
respira esperanza y muchas ganas. Merecemos otro Madrid y podemos
conseguirlo.
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