El Che y las relaciones EEUU-Cuba en los años 60. Por Elier Ramírez Cañedo
Sin
 duda, la actuación y el pensamiento del Che Guevara hablan por sí solas
 de su posición con relación a los Estados Unidos. Su radical 
antimperialismo y su praxis revolucionaria lo hicieron ser considerado 
por los más altos círculos de poder en ese país como una de las figuras a
 nivel global más peligrosas para los intereses del imperialismo 
norteamericano, de ahí que en 1967 la orden de asesinarlo partiera de 
Washington.
El análisis 
más profundo que he leído donde el Che hace un análisis de la política 
de los Estados Unidos hacia Cuba y América Latina y el Caribe en 
general, en  los años 60, se titula Cuba y el plan Kennedy, publicado en el tomo uno de las obras del Che, compilado por Orlando Borrego.[1]
 En este trabajo el Che prácticamente desmenuza toda la estrategia 
contra Cuba y Nuestra América que se escondía en la “Alianza para el 
Progreso”. Un documento que vale la pena releer y analizar hoy más que 
nunca luego de los anuncios del 17 de diciembre del 2014.
Sin embargo,
 el Che también tuvo cierto protagonismo en la diplomacia secreta con 
los Estados Unidos durante las administraciones de J.F.Kennedy y Lindon 
B. Johnson. Varios documentos desclasificados en los Estados Unidos así 
lo demuestran. El rol más importante desempeñado por el Che en ese 
sentido se produjo a solo unos meses de la derrota de la invasión 
mercenaria por Playa Girón. Una historia aún poco conocida y divulgada.
Un encuentro muy singular. El Che y Goodwin en Montevideo
En el mes de
 agosto de 1961, tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay, la Reunión 
Extraordinaria del Consejo Interamericano Económico y Social. El Che 
encabezaba la delegación cubana a la cita, donde el gobierno de los 
Estados Unidos pretendía vender a los pueblos latinoamericanos, la 
llamada “Alianza para el Progreso”. Dicha “Alianza” no era otra cosa que
 un recetario sutil, con el objetivo de evitar la existencia de más Cubas en América Latina, “una respuesta constructiva y definitiva al castrismo”, en palabras del propio Kennedy.1
Integraba la
 delegación norteamericana el joven asesor especial para asuntos 
latinoamericanos del presidente Kennedy, Richard Goodwin. Durante la 
conferencia el Che vio a Goodwin fumando tabacos. Veo que a Goodwin le 
gustan los tabacos, le señaló a un joven miembro de la delegación de 
Argentina. “Apuesto a que no se atrevería a fumar tabacos cubanos”, 
agregó. Este comentario llegó a oídos de Goodwin, quien respondió que lo
 haría con mucho gusto, pero que le era imposible conseguirlos. Al día 
siguiente, el Che envío a su habitación una gran caja de madera pulida 
con tabacos cubanos, con una nota que decía: “Ya que no tengo 
tarjetas de presentación, tengo que escribir. Ya que escribirle a un 
enemigo es difícil, me limito a extender mi mano”.[2]
Aunque 
miembros de otras delegaciones buscaron la manera de poner en contacto 
al Che y algún miembro de la delegación de los Estados Unidos, ello fue 
imposible en medio del acaloramiento de los debates de la conferencia. 
Ya durante su discurso el 8 de agosto de 1961, el Che había ratificado 
la posición histórica y consecuente de Cuba hasta nuestros días de estar
 dispuesta a establecer un diálogo respetuoso con los Estados Unidos 
sobre la base de los principios de igualdad soberana: “…aprovecho la
 oportunidad ahora, en nombre de mi gobierno, señor Presidente, para 
afirmar, una vez más, que Cuba está dispuesta a sentarse a discutir en 
pie de igualdad todo lo que la delegación de Estados Unidos quiera 
discutir, nada más que sobre la base estricta de que no haya condiciones
 previas”.[3]
Delegados 
argentinos y brasileños lograron finalmente propiciar una entrevista de 
carácter informal, aunque confidencial y privada entre el comandante 
Guevara y Richard Goodwin, en la madrugada del 17 de agosto de 1961, en 
la residencia de un diplomático brasileño en la ciudad de Montevideo. 
Constituía el primer contacto directo de alto nivel entre autoridades de
 ambos países desde la ruptura de las relaciones en enero de 1961, y el 
más importante por el rango político de sus participantes acontecido 
durante la administración Kennedy.
La 
descripción e interpretación de Goodwin sobre la entrevista quedó 
registrada en sus memorias y los memorándums que escribió para el 
presidente Kennedy.
“Guevara comenzó diciendo que él deseaba agradecernos a nosotros por Bahía de Cochinos.
Yo le dije que no había por qué.
 Sus
 posiciones en el país habían estado un poco tambaleantes, explicó, pero
 la invasión le permitió a los líderes consolidar el apoyo a Fidel de la
 mayoría de los elementos principales del país.
 Quizás, le respondí, ellos deberían devolvernos el favor y atacar Guantánamo.
 Oh, no, dijo, con una carcajada. Nunca seríamos tan tontos como eso.
 Aunque
 Bahía de Cochinos no fue peligrosa, continuó, reveló el factor más 
peligroso en las relaciones de ambos países: la imposibilidad de los 
Estados Unidos de comprender a la revolución cubana. Entonces, 
alternando entre orgullo y amonestación, Guevara comenzó una conferencia
 acerca de la Revolución Cubana. Esa revolución, reafirmó, es 
irreversible. Nuestros vínculos con “el Este” (Rusia) continuarán, ya 
que esos vínculos provienen de simpatías naturales y de creencias 
comunes acerca de la estructura correcta del orden social. Ustedes en 
los Estados Unidos, me advirtió, no deben actuar bajo la falsa 
suposición de que pueden rescatar a Cuba de las garras del comunismo. Ni
 deben creer tampoco que Fidel es un moderado rodeado de un grupo de 
hombres fanáticos y agresivos, y que pudiera ser trasladado 
imaginablemente al lado occidental. Él es uno de nosotros y siempre lo 
ha sido. No será posible derrocar la revolución desde adentro, ya que 
existe un apoyo muy reducido a tal esfuerzo y la oposición interna nunca
 será lo suficientemente fuerte. La revolución cubana, dijo, esta 
aunando fuerzas, no perdiéndolas, y está influyendo en el pensamiento 
liberal de toda América Latina”.[4]
Por su 
parte, entre las valoraciones del contacto sostenido con el Che, que 
Goodwin trasladó al presidente estadounidense, estuvo la siguiente: “Creo
 que esta conversación unida a otras evidencias que se han ido 
acumulando, indica que Cuba está pasando por un severa crisis económica;
 que la Unión Soviética no está preparada para afrontar el gran esfuerzo
 necesario para ponerlos en camino (un brasileño me dijo “no alimentas 
al cordero en la boca del león”), y que Cuba desea un entendimiento con 
los EE.UU. Es bueno recordar que
 Guevara representa, sin lugar a duda el más dedicado punto de vista 
comunista del gobierno cubano y que si hay en Cuba lugar para algún 
espectro de puntos de vistas, debe haber líderes cubanos incluso más 
ansiosos por un acuerdo con los EE.UU. Esto es solo una especulación, pero creo que es razonable”.
“La conversación tuvo lugar en la noche del 17 de agosto a las 2:00am –relató además Goodwin a Kennedy-.
 Varios miembros de las delegaciones de Brasil y Argentina hicieron 
esfuerzos –a través de la Conferencia de Punta del Este- para concertar 
una reunión entre el Che y yo. Esto se hizo obviamente con la aprobación
 y quizás a instancias de éste. Yo había evitado tal reunión durante la 
conferencia. El jueves nosotros llegamos a Montevideo y se me invitó 
para una fiesta de cumpleaños para el delegado local brasileño asignado 
al área de Libre Comercio. Luego de haber arribado y de estar allí 
alrededor de una hora, uno de los argentinos presentes (que había estado
 en la delegación argentina) me informó que ellos habían invitado al Che
 a la fiesta. Él llegó sobre las 2:00am y le dijo a Edmundo Barbosa da 
Silva de Brasil y a Horacio Laretta de Argentina que él tenía algo que 
decirme. Los cuatro entramos en una habitación… (El brasileño y el 
argentino se alternaron como intérpretes)”.[5]
Asimismo, según el informe preparado por Goodwin, el Che, después de expresar que Cuba aspiraba a un modus vivendi –no
 a un imposible entendimiento-, agregó entre otras cosas que la Isla 
estaba dispuesta a pagar a través del comercio por las propiedades 
estadounidenses expropiadas; que se podía llegar al acuerdo de no hacer 
ninguna alianza política con el Este -aunque ello no afectara la 
afinidad natural existente- y analizar las actividades de la Revolución 
Cubana en otros países, pero que no se podía discutir ninguna fórmula 
que significara desistir de construir el tipo de sociedad que aspiraban 
para Cuba.[6] “Guevara dijo que
 sabía que era difícil negociar estas cosas pero que nosotros podíamos 
abrir la discusión de estos temas empezando por los secundarios”.[7] 
Es una 
lástima que no contemos con documentos cubanos que contrasten la 
información desclasificada en los Estados Unidos. Sobre todo, el hecho 
de no tener al alcance ningún  informe del Che donde se refleje su 
versión de la entrevista. Sin embargo, un documento  hallado en los 
archivos de Brasil con fecha 18 de agosto de 1961, confirma en buena 
parte la descripción –no interpretación- de Goodwin de la entrevista. Se
 trata de un telegrama del secretario de Asuntos Exteriores de Brasil al
 presidente de ese país, donde a partir de una información recibida del 
embajador brasileño en Uruguay, Barbosa da Silva, se relata la 
conversación entre el Che Guevara y Richard Goodwin.[8]
La noticia 
del encuentro del Che y Goodwin se esparció rápidamente y el joven 
asesor del Presidente tuvo que rendir cuentas ante el Senado sobre su 
conversación con el Ministro de Industrias de Cuba. “Al final –rememoró Goodwin-,
 esto me costó de todas maneras un problema, casi pierdo mi empleo; el 
Senado me investigó, porque pensó que yo estaba negociando con el 
hemisferio occidental, que estaba próximo al comunismo. Esto le costó el
 puesto al Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina”.[9]
En efecto, 
el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Adolfo Mujica, se 
había visto obligado a renunciar por la conmoción que habían causado sus
 revelaciones y valoraciones de la entrevista Goodwin-Guevara. Mujica 
había dicho, entre otras cosas, que el encuentro entre Goodwin y el Che,
 mostraba que el régimen de Fidel Castro procuraba entablar mejores 
relaciones con los Estados Unidos. Durante el anuncio de su renuncia 
Mujica no se retractó de su declaración y ello fue suficiente para que 
la historia pasara a la primera página del Washington Post y el senador 
Wayne Morse reuniera a su subcomité para América Latina y llamara a 
Goodwin a testificar.
Asimismo, el
 23 de agosto, el Departamento de Estado de los Estados Unidos se vio 
impelido a enviar un telegrama circulante a todos los puestos 
latinoamericanos con una declaración lanzada por la Casa Blanca el 22 de
 agosto en el que se señalaba que la conversación de Goodwin y Guevara 
en Montevideo, había sido solo un encuentro casual en un cóctel, en el 
que Goodwin se limitó a escuchar. El envío del telegrama fue autorizado 
para remarcar a los gobiernos latinoamericanos que no había ningún 
cambio en la política de los Estados Unidos hacia Cuba.
Goodwin 
reveló en La Habana en el 2002, a raíz de la Conferencia Internacional 
por el 40 aniversario de la Crisis de Octubre, que él regresó con el 
mensaje del Che a Washington, “pero no hubo interés en emprender negociaciones con Cuba”. En su criterio: “las
 heridas, las humillaciones de Bahía de Cochinos eran demasiado 
grandes…porque Kennedy había sido humillado, él estaba muy colérico…”.[10]
Sobre esta entrevista escribió el destacado investigador cubano Jacinto Valdés-Dapena:
 “En
 su encuentro con Goodwin, Che Guevara expuso con claridad meridiana los
 principios de la política exterior de la Revolución Cubana, el programa
 del socialismo cubano.
Con un 
hondo sentido dialéctico el Che analizó las causas y condiciones que 
condicionaron el fracaso de los planes de los Estados Unidos contra Cuba
 en 1961 y pronosticó, además, los futuros fracasos de la política 
norteamericana hacia Cuba de no rectificar en sus enfoques.
El 
relato que ofrece Goodwin de este encuentro evidencia que el propósito 
de la parte norteamericana consistió en escuchar, observar y explorar 
los criterios y la posición de Cuba.
De haber
 evaluado objetiva y correctamente los criterios expuestos por el Che, 
la administración Kennedy hubiera podido adoptar hacia Cuba una política
 más racional, lógica y apropiada, en lugar de promover la subversión y 
el terrorismo a través de Mangosta, que se extendería de noviembre de 
1961 a noviembre de 1962.
Siendo 
uno de los ideólogos de la Nueva Frontera, Goodwin, sin embargo, no 
captó en sus análisis sobre Cuba, la significación del carácter 
autóctono, legítimo y autónomo del socialismo cubano”.[11]
Solo unos 
días después del encuentro de Montevideo, en un documento elaborado por 
el propio Goodwin, se puso de manifiesto la ira hacia Cuba que aún 
predominaba en la administración Kennedy debido al fiasco de Girón, así 
como las pocas intenciones de Washington de analizar cualquier tipo de 
medida que significara explorar caminos más flexibles en la relación con
 la Isla.
En documento
 fechado el 1ro de septiembre, el joven asesor proponía a Kennedy un 
amplio plan de guerra económica, propagandística y sicológica contra la 
Revolución Cubana -incluyendo acciones de sabotaje-, así como la 
creación de una Fuerza de Seguridad del Caribe que apoyara todas las 
acciones yanquis contra la Mayor de las Antillas. Pero quizás la más 
interesante y reveladora de sus propuestas y que guardaba alguna 
relación con su diálogo con el Che, fue la siguiente: “La CIA fue 
invitada a venir dentro de la semana con un procedimiento encubierto 
preciso para continuar las conversaciones bajo tierra con el gobierno 
cubano. El objetivo de este diálogo –explorar la posibilidad de un desmembramiento dentro de la jerarquía del gobierno cubano y estimular dicho desmembramiento–
 fue exhaustivamente detallado en el último memorándum que le envié. 
Esto es un esfuerzo para encontrar una técnica operacional”.[12]
El  “último memorándum”
 al que se refería Goodwin había sido enviado al Presidente el 22 de 
agosto y en éste aparecía un poco más explicado el objetivo que podía 
perseguir  Estados Unidos en caso de continuar las conversaciones 
iniciadas con el Che. El documento señalaba en su inciso F: “Procurar
 alguna manera de continuar bajo cuerdas el diálogo que el Che comenzó. 
De este modo podemos dejar claro que nosotros queremos ayudar a Cuba y 
lo haríamos si esta rompiera sus ataduras con el comunismo y fuera 
democratizada. De esta manera podemos empezar a investigar algún 
fraccionamiento en la cumbre directiva, que debe existir”.[13]
Resulta 
interesante que, todavía para el año 1962, Goodwin seguía pensando en la
 conveniencia de darle alguna continuidad a las conversaciones 
sostenidas con el Che en Montevideo, con el objetivo de explorar una 
división en las altas esferas gubernamentales de la Isla, que 
posibilitara a Washington trabajar sobre ella en función de poner fin al
 “control soviético en Cuba”. El 24 de mayo, Goodwin envió un memorándum
 al subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Edwin M. 
Martin, donde proponía un “acercamiento a Castro”, basándose en las 
informaciones de inteligencia obtenidas que señalaban una división en el
 gobierno cubano entre los viejos comunistas respaldados por Moscú por 
una lado, y Fidel, Raúl y Guevara por el otro.[14]
 “Aunque sería ridículo especular que estas relaciones están a punto de 
ruptura, siempre he sentido que el final del control soviético en Cuba 
vendría más (si es que viene del todo) de una división en la alta 
dirección, que de una revolución popular”.[15]
 A partir de este análisis, Goodwin sugiere en el documento una 
“aproximación a Castro” que se fundamentara en las siguientes ideas:
-Estados Unidos simpatiza con los objetivos iniciales declarados por la Revolución –la reforma social y el fin de la dictadura.
-Sobre las propiedades nacionalizadas se puede llegar a un acuerdo amistoso.
-La 
preocupación de Estados Unidos ha estado en el control soviético sobre 
Cuba y nosotros siempre hemos creído que éste va contra los propios 
deseos de Castro y los propósitos de la Revolución.
-Si Castro 
puede desengancharse por sí mismo de los comunistas nosotros estaríamos 
dispuestos a normalizar las relaciones comerciales con el gobierno 
revolucionario y darle participación en los esfuerzos interamericanos, 
incluyendo la Alianza para el Progreso.[16]
Goodwin 
propuso que se realizara un contacto para trasmitir estas proposiciones 
al gobierno cubano a través de alguna embajada europea o directamente 
por medio del embajador cubano en la ONU, García Incháustegui.[17]Todo
 parece indicar que la propuesta de Goodwin fue desechada, pues no se 
encuentra en los documentos nada indique lo contrario. Es evidente que 
el gobierno de los Estados Unidos estaba concentrado en ese momento en 
dar seguimiento a las operaciones que dieran al trate con el régimen 
cubano por vías violentas, como parte de la “Operación Mangosta”.
De cualquier
 modo, el diálogo secreto que propuso Goodwin con la máxima dirección de
 la Isla en 1961 y 1962, estuvo siempre cargado de malevolencia. Era una
 manera de explorar otro camino para lograr los mismos objetivos de 
“cambio de régimen”. Aspecto que encontraremos nuevamente en los 
documentos desclasificados estadounidenses del año 1963, cuando la 
iniciativa de conversar clandestinamente con los líderes cubanos alcanzó
 una mayor aprobación en los más altos y limitados círculos de poder de 
los Estados Unidos.[18]
 No obstante Kennedy, después del fiasco de Girón, en lo menos que 
estaba pensando era en un diálogo secreto con autoridades cubanas, 
aunque ese diálogo escondiera puñales afilados y venenosos contra la 
isla rebelde. Solo después de los sucesos de la Crisis de Octubre, 
Kennedy comenzaría a repensar de manera menos colérica y vengativa, e 
incluso mucho más inteligente, la política hacia la Mayor de las 
Antillas, aunque sin renunciar a sus propósitos de “cambio régimen”. Su 
asesinato el 22 de noviembre de 1963, impidió que los contactos 
exploratorios y secretos entre ambos países en los meses de septiembre, 
octubre y noviembre, tuvieran continuidad durante el mandato de Lindon 
B. Johnson. Sin embargo, Cuba continuó dispuesta a establecer un diálogo
 que permitiera avanzar hacia la mejoría de las relaciones. Fidel 
incluso envió varios mensajes al presidente Johnson a través de 
distintos canales expresando esta disposición, pero Johnson se mantuvo 
reacio a cualquier flexibilización de la política hacia Cuba.[19]
La 
periodista estadounidense Lisa Howard quien había desempeñado un papel 
activo como canal privado de comunicación entre Fidel y la 
administración Kennedy, lo continuaría haciendo durante la 
administración Johnson.  Por instrucciones de Fidel, quien había 
invitado a la periodista a visitar la Isla a inicios del año 1964, Che 
le concedió una entrevista a Howard para el noticiero Issues and Answers. “Comandante Guevara –le preguntó ella-,
 Fidel Castro ha declarado en varias oportunidades que le gustaría 
normalizar las relaciones con los Estados Unidos. ¿Usted también está a 
favor de la normalización de las relaciones?”. “Absolutamente”, respondió el Che, y señaló que, como ministro de Industrias, las relaciones comerciales normales resultarían particularmente beneficiosas para él. “Sobre la base de unos principios de igualdad plena, la normalización de las relaciones sería ideal para nosotros”.[20]
En ese 
contexto se produjo el viaje del Che a New York en diciembre de 1964, en
 representación del gobierno de Cuba, con la misión de intervenir en el 
XIX período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.  Una 
vez más, de forma pública y privada, el Che expresaría a Washington su 
disposición al diálogo.
El Che en New York, diciembre de 1964
El Che llegó
 a New York el 9 de diciembre de 1964 para cumplir una apretada agenda 
como presidente de la delegación cubana. El 10 se entrevista con 
E.Bernstein, subsecretario de Relaciones Exteriores de Chile y el 11 
pronuncia su histórico discurso ante las Naciones Unidas, el cual 
constituyó una fuerte denuncia contra el imperialismo estadounidense. 
Entre otros temas, el Che criticó el hecho de que el imperialismo estaba
 tratando de imponer su versión de lo que debe ser la coexistencia 
pacífica, cuando eran los pueblos oprimidos, en alianza con el campo 
socialista, los que debían enseñar cual era la verdadera coexistencia pacífica
 y recibir el respaldo de Naciones Unidas. Pero también aclaró que no 
solo en cuanto a las relaciones entre Estados debía ser aclarado el 
concepto de coexistencia pacífica. “Como marxista –agregó-
 hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no engloba 
la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y 
oprimidos”.[21]
Mientras el 
Che pronunciaba su discurso, elementos contrarrevolucionarios desde la 
orilla apuesta del río este, en los muelles de Brooklyn, efectuaron un 
disparo de mortero contra el edificio de Naciones Unidas, cayendo el 
proyectil sobre una isleta en medio del río. La fuerte explosión se 
sintió en el recinto del plenario, pero no inmuto en lo más mínimo al 
Che, que prosiguió con su intervención.[22]
En los siguientes días el Che concedió varias entrevistas a los medios estadounidenses como Face the Nation
 de la CBS, sus interlocutores serían los periodistas Tad Szulc y 
Richard Hottelt de la oficina del New York Times y el corresponsal de la
 CBS, Paul Niven.
Por su valor histórico para la actualidad, reproducimos algunos fragmentos de la entrevista ofrecida por el Che a Face the Nation, donde ser refiere a las relaciones Cuba-Estados Unidos y la posibilidad de una normalización o mejoría de las mismas:
Señor Szulc: “Señor
 Guevara, en varias oportunidades recientemente el premier Fidel Castro 
ha sugerido en entrevistas con periodistas visitantes, y en otras 
ocasiones, que debe hacerse un nuevo esfuerzo por normalizar las 
relaciones entre Cuba y Estados Unidos, particularmente en el terreno 
del comercio y el intercambio. Como economista, ¿entiende usted 
personalmente que la reanudación de relaciones de esta naturaleza sería 
útil o provechosa para Cuba? En otras palabras, ¿le gustaría ver estas 
relaciones normalizarse?
Comandante Guevara: No
 como economista. Porque nunca me he considerado un economista, sino 
como un funcionario del Gobierno cubano, como un cubano más, creo que 
las relaciones armoniosas con Estados Unidos serían muy buenas para 
nosotros desde el punto de vista económico más que en cualquier otro 
campo, porque toda nuestra industria fue establecida por los Estados 
Unidos, y las materias primas y los repuestos que tenemos que hacer con 
grandes dificultades o traerlos de otras áreas pudieran venir 
directamente. Además, el azúcar, para el cual tuvimos tradicionalmente 
el mercado norteamericano, que está también cercano. (…)
Señor Hottelet: Doctor
 Guevara, Washington ha dicho que hay dos condiciones políticas para el 
establecimiento de relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba. Una,
 abandono de sus compromisos militares con la Unión Soviética. La otra, 
el abandono de la política de exportar la revolución a América Latina. 
¿Ve usted alguna posibilidad de cambio en cualquiera de estos dos 
puntos?
Comandante Guevara: En
 absoluto. No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No 
queremos que ellos cambien su sistema. No pretendemos que cese la 
discriminación racial en Estados Unidos. No ponemos condición alguna 
para el establecimiento de relaciones, pero tampoco aceptamos 
condiciones.
Señor Hottelet: Pero
 mi pregunta es si usted aceptaría estas condiciones establecidas por 
Estados Unidos para la reanudación de relaciones normales.
Comandante Guevara: No aceptamos condición alguna de Estados Unidos. No aceptaremos condición alguna impuesta a nosotros”.[23]
Los 
documentos desclasificados en los Estados Unidos sobre la visita oficial
 del Ministro de Industrias a New York, revelan los intentos por 
explorar la posibilidad de un diálogo secreto entre el Che y algún alto 
funcionario de la administración Johnson. Lisa Howard, a quien ya el Che
 conocía, se convirtió nuevamente en intermediaria. ¿Fue un esfuerzo 
personal de la periodista estadounidense o una iniciativa del gobierno 
cubano encomendada al Che? Solo documentos cubanos podrían aclarar esta 
incógnita.
Howard 
comunicó a Gordon Chase -ayudante del asesor para Asuntos de Seguridad 
Nacional, George Bundy, que el Che tenía algo que decir, y le pidió que 
viajara a Nueva York a reunirse con él. El funcionario se negó a viajar,
 pero dio a entender que la administración Johnson estaría interesada en
 oír lo que Che tenía que decir, pero siempre fuera de la vista pública.
El tema 
generó un debate al más alto nivel en la Administración ante la duda de 
si se trataba de una iniciativa de Howard para tender puentes o si 
realmente el Che deseaba trasladar algún mensaje.  “Lisa está 
complicada de forma tan subjetiva en eso del acercamiento que uno nunca 
sabría lo que Guevara está diciendo y lo que ella está interpretando”, escribió Chase a Bundy.  No obstante Chase pensaba que las opciones eran “probablemente 7 a 5 de que Guevara, en realidad, quiera hablar con nosotros”. Cómo reunirse con él era la parte difícil, “él es el centro real de atención en New York”.
 Finalmente se llegó al acuerdo de acercarse al Che mediante un 
diplomático británico, que diría al dirigente cubano: “Un colega 
estadounidense me informa que una fuente de la prensa le dijo que tienes
 interés en comunicarle algo a un funcionario estadounidense; mi colega 
estadounidense no está seguro de la veracidad de la afirmación. ¿Es 
cierto?”. Si el Che decía que no, ahí terminaba la conversación, en caso
 contrario, el británico diría: “Tengo la impresión de que mi colega 
estadounidense está dispuesto a escucharte pero tengo que confirmarlo 
con él para estar seguro”. De esta manera el Departamento de Estado 
organizaría una reunión segura en Naciones Unidas entre el Che y uno de 
los ayudantes del embajador Stevenson. “La reunión solo vale la pena si logramos hacerlo sin mostrar impaciencia –expresó Chase a Bundy-.
 Creo que hay muy poco que Guevara pueda decirnos que no sepamos ya. 
Pero plantear una sesión para escucharlo podría ser interesante”.[24]
Sin embargo,
 un suceso generó temor en la administración estadounidense debido al 
peligro de filtración. El 16 de diciembre de 1964, el Che conversó en 
privado en medio de una fiesta  organizada por Howard en su apartamento 
en East 47th Street, con el senador demócrata por Minessota, Eugene 
McCarthy, de tendencia liberal, a quien comentó sobre la situación 
política y económica en la Isla y la visión cubana sobre EE.UU.,
 y le afirmó que el apoyo de Cuba a la revolución en América Latina era 
“una misión necesaria para el gobierno cubano, ya que la revolución era 
la única esperanza para el progreso”. Al concluir el encuentro, el 
legislador quedó con la impresión de que el interés mayor del Che era 
“expresar el interés de Cuba en comerciar con los Estados Unidos y que 
éste reconociera al régimen cubano”. [25]
Al día 
siguiente Howard llamó a Adlai Stevenson en Naciones Unidas y le sugirió
 un encuentro confidencial con el Che, a pesar de la gran motivación que
 mostró Stevenson ante la posibilidad de sostener ese contacto, el 
subsecretario de Estado, George Ball, lo desautorizó.
Después de 
conocer sobre la reunión entre el Che y McCarthy, el Departamento de 
Estado canceló también el acercamiento a través del diplomático 
británico. El subsecretario Ball, reprendió al senador, enfatizándole el
 “peligro” de sostener reuniones de este tipo, porque había “sospechas 
en América Latina de que EE.UU. 
podría llegar a un arreglo con Cuba a espaldas de otros estados 
latinoamericanos”. Agregó que esto “podría servir de línea de propaganda
 útil para los comunistas”, y le indicó no difundir nada sobre el 
encuentro, “aunque se corría el peligro de que el propio Guevara lo 
dejara filtrar”.[26]
Finalmente, 
la disposición de la dirección Cubana a establecer un diálogo 
respetuoso, en igualdad de condiciones y sin la menor sombra a la 
soberanía de la isla tanto en el plano interno como externo, se mantuvo 
hasta los días finales de la administración Johnson, pero esta se mostró
 reacia a cualquier tipo de comunicación que pudiera interpretarse por 
el lado cubano como de interés por avanzar hacia un modus vivendi.
Descargue otros documentos desclasificados del gobierno de los Estados Unidos relacionados con el Che Guevara
- FOREIGN RELATIONS OF THE UNITED STATES-1ro de septiembre de 1961
- FOREIGN RELATIONS OF THE UNITED STATES-22 de agosto de 1961
- FOREIGN RELATIONS OF THE UNITED STATES-24 de mayo de 1962
- Memorando de Gordon Chase diciembre 16 de 1964
- Memorando de conversación diciembre 17 1964
- Memorando de Gordon Chase, del Equipo del Consejo de Seguridad Nacional, dirigido a Bundy Asistente Especial del Presidente para Asuntos de Seguridad Nacional-diciembre 18 1964
- Memorándum del asistente especial del Presidente del Consejo Goodwin al presidente Kennedy 22 de agosto de 1961
- Conversación con el Comandante Ernesto Guevara de Cuba 22 de agosto 1961
- Memorándum del Consejero Asistente Especial (Goodwin) al presidente Kennedy
Notas
[1] Ernesto Guevara, “Cuba y el plan Kennedy” en: Che y la Revolución Cubana.  (Compilado por Orlando Borrego) Tomo 1. Editorial José Martí, 2014, pp.
[2] Richard Goodwin, J.F.K and Che, en: Cigar Aficionado, Autumm, 1996.
[3]
 Che Guevara, Discurso ante el Consejo Interamericano Económico y Social
 de la OEA, en Punta del Este, Uruguay, 8 de agosto de 1961, en: Che en la Revolución Cubana (compilado por Orlando Borrego), Editorial José Martí, La Habana, 2014, t.3, p.204.
[4] Richard Goodwin, Remember America, Little Brown, Boston, 1988.
[5]De Richard Goodwin al presidente Kennedy, 22 de agosto de 1961. Tomado de National Security Archive:http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB269/doc01.pdf (Internet) (Traducción del ESTI)
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8]
 Véase: Telegram from the Secretary of State for External Relations 
(Arinos) for the Cabinet in Brasilia, 19 August 1961, describing 
conversation between Che Guevara and Richard Goodwin, Motevideo, 18 
August 1961 en: Conferencia Internacional “La Crisis de Ocubre: una visión política 40 años después”.
 Conference Briefing Book: Primary Source Documents, Photographs and 
Chronologies. Volume One. Palacio de las Convenciones, La Habana, Cuba- 
11-13 de Octubre 2002.
[9]
 Video de la Conferencia Internacional sobre la Crisis de Octubre, 
celebrada en La Habana en el 2002, en el 40 aniversario. Centro de 
Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU)
[10]Video
 de la Conferencia Internacional sobre la Crisis de Octubre, celebrada 
en La Habana en el 2002, en el 40 aniversario, CEHSEU.
[11] Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera en: Ob.Cit, p.168.
[12]
 Memorándum del Consejero Asistente Especial (Goodwin) al presidente 
Kennedy, 1ro de septiembre de 1961. Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera 
en: 1961/ Ernesto Che Guevara en Uruguay. Para dar vuelta el mate. Documentos auténticos, Editora Política, La Habana, 2012, p.153, tomo II.
[13]
 Memorándum del Consejero Asistente Especial (Goodwin) al presidente 
Kennedy, 22 de agosto de 1961. Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera en: Ob.Cit, p.150, tomo II.
[14]
 Evidentemente los órganos de inteligencia de los Estados Unidos habían 
estado dando seguimiento a lo que en Cuba se denominó “sectarismo”, 
consistente sobre todo en favorecer para cargos de dirección a 
compañeros que habían sido militantes del Partido Socialista Popular, 
aduciéndose las ventajas de su experiencia política. Ello en detrimento 
de otras organizaciones como el Movimiento 26 de julio y el Directorio 
Revolucionario 13 de marzo. El 26 de marzo de 1962, Fidel, en una 
comparecencia ante las cámaras de televisión y la radio explicó 
detalladamente en que consistieron los métodos sectarios utilizados por 
las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y los graves errores
 cometidos. Al mismo tiempo el líder de la Revolución anunció que Aníbal
 Escalante, quien realizaba las labores de organización de las ORI, 
quedaba separado de sus funciones por haberse convertido en el centro de
 esa política incorrecta y dañina.
[15]Memorandum
 From the Deputy Assistant Secretary of State for Inter-American Affairs
 (Goodwin) to the Assistant Secretary of State for Inter-American 
Affairs (Martin) Washington, May 24, 1962. Foreing Relations of the 
United States //Source: Department of State, ARA/CCA Files: Lot 66 D 
501, Cuban Project-1962. Top Secret.
[16] Ibídem.
[17] Ibídem.
[18] Véase Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales, De la Confrontación a los Intentos de Normalización. La política de Estados Unidos hacia Cuba, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2014.
[19] Véase las obras De la Confrontación a los Intentos de Normalización…..y Diplomacia encubierta con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, de los investigadores estadounidenses Peter Kornbluh y William Leogrande, Fondo de Cultura Económico, México, 2015.
[20]Peter
 Kornbluh y William Leogrande, Diplomacia encubierta con Cuba. Historia 
de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana, Fondo de 
Cultura Económica, México, 2015, p.117.
[21]
 Discurso del Che ante la Asamblea General de Naciones Unidas, 11 de 
diciembre de 1964, en: Paradigma, Vol 3. Año 2. Diciembre de 2014, pp.16-25.
[22]José Fernández de Cossío Rodríguez, “Momento Fugaz e inolvidable”, en: Paradigma. Ocean Sur-Centro de Estudios Che Guevara, Vol 3. Año 2. Diciembre de 2014, p.85.
[23]
 Ernesto Guevara, “En el programa de televisión Ante la Nación, 14 de 
diciembre de 1964, en: Che y la Revolución Cubana.  (Compilado por 
Orlando Borrego) Tomo V. Discursos 1964-1965,  Editorial José Martí, 
2015, pp.257-266.
[24] Citado por Peter Kornbluh y William Leogrande, en: Ob.Cit, p.135.
[25] Peter Kornbluh y William Leogrande, Ob.Cit, p.136.
[26]Foreing
 Relations of the United States (FRUS), 1964-1968, XXXII, doc 293. 
Memorandum de Conversación, participan: Subsecretario George W. Ball, 
Senador Eugene McCarthy, Thomas C. Mann, Secretario Asistente para 
Asuntos Interamericanos y R. E. Woods, Asistente del Equipo del 
Subsecretario, 17 de diciembre de 1964.
