Entrevista a Manuel Cañada, portavoz de los encierros contra el paro en Extremadura
“Una renta básica porque a nosotros no nos pare el capital, nos pare nuestra madre”.Javier Mestre
 Manuel Cañada Porras es
 una voz principal de los Campamentos Dignidad de Extremadura, que 
protagonizan encierros en Plasencia y Badajoz estos días navideños para 
poner de manifiesto la situación de pobreza y precariedad en la que vive
 mucha gente en nuestro país. Cañada fue coordinador general de 
Izquierda Unida de Extremadura y diputado regional hasta 2003. Renunció a
 su prometedora carrera política para irse al paro. Trabajó en el 
telemárketing y estudió Educación Social por la UNED, lo cual le 
permitió conseguir trabajos como educador social de Instituto de 
Secundaria, cuidador de guardería o educador de adultos. En la 
actualidad está desempleado y vive de un subsidio provisional de 426 
euros. Desde que recomenzó hace unos años su compromiso político, porque
 no se puede estar quieto, optó por el trabajo desde abajo, con los 
auténticos desheredados de nuestra sociedad, el sujeto político que cree
 que no ha de faltar para configurar el cambio social que este país 
necesita con urgencia.  
-¿Por qué ahora los encierros? 
-El
 porqué de los encierros tiene mucho que ver con lo que es la lucha 
contra el paro, la precariedad y la pobreza. En los tres últimos años de
 terremoto social, desde el 15-M para acá, una de las cosas sobre la que
 se ha insistido muy poco (y hubo un tal Javier Mestre que escribió  una cosa 
 que yo he utilizado mucho, que por primera vez en mucho tiempo el 
corazón del movimiento estaba en los pies de la clase obrera) es que ha 
habido importantes sectores de la clase obrera, del precariado, de los 
barrios más machacados, de los de abajo, de esos sectores que ya no se 
sienten clase media aunque nunca lo hayan sido de verdad, pero ya no se 
sienten, que se han movilizado, que están participando social y 
políticamente de una manera muy activa. Los encierros son una expresión 
de todo ese empoderamiento popular que estamos viviendo en los últimos 
tres años y que en este momento pasa por una serie de reivindicaciones 
muy elementales que son, en primer lugar, todo lo que tiene que ver con 
la cobertura de los parados sin prestación. Lo que está pasando en los 
últimos años es brutal. En 2014, se ha reducido el gasto en la cobertura
 del desempleo en un 19%; el Estado se ha ahorrado nada menos que 3.700 
millones de euros respecto al año pasado. Con los datos de la EPA y con 
el último estudio que hacía público Comisiones Obreras, 3.800.000 
parados no tienen ningún tipo de cobertura, de los casi seis millones 
que hay en el país. Este es un problema cada vez más gordo. Un dato muy 
conocido: hay 700.000 familias con todos sus miembros en situación de 
desempleo. Esto significa que los niveles de miseria social están 
creciendo de manera exponencial. León Bloy definía la pobreza como la 
carencia de lo superficial y la miseria como la carencia de lo 
necesario. Ahora hay sectores de la clase obrera que han sido 
arrastrados directamente a la miseria. Ya hay dos millones de personas 
que reciben alimentos del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). Esta
 situación nos está revelando que hay una tercermundización creciente de
 sectores muy importantes de la sociedad española, pero al mismo tiempo 
se está dando un proceso, hasta ahora, de respuesta social que explica 
en gran medida todo lo que ha pasado alrededor de la Plataforma de 
Afectados por la Hipoteca, los Campamentos Dignidad, las Marchas de la 
Dignidad. 
-¿Cuáles son los objetivos fundamentales de los encierros? 
-Se centran en seis puntos:
El primero se resume en el lema “ningún parado sin prestación”.
La
 segunda idea en la que estamos insistiendo es en el apoyo a la 
Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por una Renta Básica. Uno de los 
objetivos confesados de estos encierros es también darle mucha más 
visibilidad a una iniciativa que, en gran medida, no ha tenido la 
visibilidad social que nos parece que debe tener. Se ha conseguido que 
el debate sobre el tema de la Renta Básica penetre mucho más en la 
sociedad, pero ahora mismo hay resistencias muy visibles a que esa idea 
siga creciendo. El planteamiento de Izquierda Unida después de las 
elecciones europeas centrando su propuesta en el trabajo garantizado, 
enfrentándolo a la de la renta básica, y el borrador de programa 
económico de Torres y Navarro para PODEMOS, son muestras del temor a 
enfrentarse a un sentido común que se supone mayoritario. A nosotros nos
 parece que es un error.
El tercer objetivo tiene que ver con los
 obstáculos burocráticos a las ayudas sociales. Se está dando la 
paradoja, en todas las comunidades autónomas, de que en un momento en el
 que crece la miseria, el acceso a las ayudas sociales es cada vez más 
difícil, cada vez la muralla burocrática tiene más resortes. Nosotros lo
 conocemos bien por todas las demoras que se están dando en la renta 
básica de inserción extremeña. Pero es cosa de todas las comunidades. Y 
si hablamos de las ayudas a la dependencia, tenemos tres cuartos de lo 
mismo. Y lo mismo pasa con las ayudas familiares por nacimiento de hijo.
Un
 objetivo previo a todo lo anterior es la reivindicación de un trabajo 
digno. Es una idea elemental. El trabajo cada vez es más precario y con 
menos derechos.
Las dos últimas reivindicaciones tienen que ver 
con el techo. Retomamos, a la postre, el lema de las marchas de la 
dignidad, eso de “pan, trabajo y techo”. Insistimos mucho en dos cosas: 
una primera, que es obvia: ningún desahucio más de vivienda habitual, 
que no se eche a nadie a la calle cuando sea la única vivienda que tiene
 y habita; y una segunda cuestión que es garantizar el agua, la luz y el
 gas como un derecho universal, la lucha contra la llamada pobreza 
energética. 
-Hay o ha habido encierros en Plasencia 
(Cáceres), Badajoz, Madrid y Barcelona, vais a recibir en breve apoyo de
 gente de Córdoba, se han llevado a cabo concentraciones y acciones 
reivindicativas en Valencia, León, Valladolid, Burgos, Asturias... 
¿quiénes conforman el movimiento que está detrás de los encierros? 
-Los
 seis puntos de los que te hablaba antes son el núcleo del acuerdo al 
que llegamos en la reunión que celebramos en Madrid, el pasado uno de 
noviembre, los movimientos sociales que conforman el Movimiento Contra 
el Paro y la Precariedad. En las movilizaciones navideñas estamos las 
asambleas de parados de Valladolid, Burgos, Morverdre (Valencia) y de la
 comarca del Baix Llobregat en Barcelona, el movimiento de desempleados y
 precarios de León, los Campamentos Dignidad de Extremadura y la 
Acampada Dignidad de Córdoba, el movimiento de las Sillas del Hambre, 
las Marchas de la Dignidad de Aragón y de Asturias, la ILP de la Renta 
Básica... Hay una confluencia natural de movimientos cuyo ámbito de 
pelea es el paro y la precariedad, un embrión de coalición de fuerzas. 
Además de los encierros y las acciones que apuntabas en la pregunta, 
vamos a hacer más cosas. El cuatro de enero, las Marchas de la Dignidad 
han acordado ir a las puertas de las grandes superficies, para denunciar
 la escasez alimentaria y la situación actual de desigualdad y miseria. 
Se va a hacer en bastantes sitios. Va a haber también acciones contra la
 pobreza energética. Aquí, en Extremadura, mañana, día 30 de diciembre, 
vamos a ir a la puerta del concierto de Woody Allen, que le cuesta a la 
Junta 135.000 euros, para decir que es un despropósito gastar tales 
cantidades en política cultural de escaparate mientras tienes a la gente
 que no le pagas ni siquiera la renta básica de inserción. 
-Decías
 antes que la renta básica se ha convertido en un tema importante de 
debate social. Por un lado tenemos la propuesta de los hermanos Garzón 
de trabajo garantizado, asumida por Izquierda Unida, y el pasito atrás 
de PODEMOS, con el famoso borrador económico de Torres y Navarro, 
respecto de los planteamientos del programa para las europeas; por otro 
lado, salió recientemente un estudio de Arcarons, Domènech, Raventós y 
Torrens que afirma que es posible una renta básica universal desde ya a 
través de una reforma fiscal. Vosotros estáis con los planteamientos de 
la ILP. ¿Por qué una renta básica? ¿Cómo puede hacerse posible? 
-A
 ver, una renta básica porque tenemos derecho a la vida, a la 
existencia. Una renta básica porque a nosotros no nos pare el capital, 
no nos pare una empresa, nos pare nuestra madre. Defendemos que la renta
 básica tiene que abrirse camino como derecho humano. Es el derecho de 
cualquier persona, por el mero hecho de existir, a tener garantizada una
 vida digna. Eso significa tener alimentación, vestido, y en nuestro 
tiempo también significa tener derecho a la luz, al agua, al gas, etc. 
¿Cómo se avanza hacia eso? A mí me da la impresión, en el caso de 
Izquierda Unida, de que ha funcionado el factor del miedo a PODEMOS. En 
la medida en que el crecimiento sorprendente de PODEMOS en las europeas 
se vinculaba en parte a la propuesta de la renta básica, ha habido ahí 
un regate muy oportunista con eso de trabajo garantizado que, por otra 
parte, es pretender haber inventado la sopa de ajo. A nosotros no nos ha
 hecho falta que viniera nadie a hablarnos del trabajo garantizado. Los 
Campamentos Dignidad nacieron con tres propuestas, que eran la renta 
básica, no a los desahucios y la creación de 25.000 empleos públicos en 
Extremadura. Cuando hablan de trabajo garantizado, hablan de un 
ambicioso programa de empleo público. Pero incluso esa propuesta está 
ocultando una realidad. Esta es una crisis de gran profundidad en el 
capitalismo y es una crisis de sobreproducción. Hay realidades como la 
obsolescencia programada y la propia irracionalidad en la falta de 
planificación económica del capitalismo a las que no te puedes enfrentar
 con propuestas como el trabajo garantizado. Por mucho trabajo social 
que hagamos, por mucha reforestación o cuidado de las personas, al final
 tú no puedes garantizar trabajo de cuarenta horas para toda la 
población. Estás eludiendo un debate mucho más de fondo. ¿Cuál es la 
propuesta que se le ocurre a cualquier persona sensata que no quiera 
eludir el problema, y que nadie menciona? Pues que hay que repartir el 
trabajo. Que sigamos trabajando cuarenta horas en condiciones en las que
 la productividad se ha multiplicado de manera exponencial en las 
últimas décadas, eso sí que es una aberración. ¿Por qué no se pone el 
acento en este planteamiento? Porque no queremos meternos con el 
innombrable. Para repartir el trabajo hay que alterar la lógica del 
capitalismo.
En el caso de la propuesta de Torres y Navarro, 
vemos un retroceso preocupante que espero que corrijan en todo el 
proceso de deliberación los círculos y la organización de PODEMOS. En el
 proyecto de programa se habla de renta garantizada de inserción: o 
Torres y Navarro no saben lo que es una renta de inserción, o 
sencillamente están defendiendo directamente la política social del 
poder. Porque el poder tiene política social, no nos equivoquemos. A mí 
me gusta mucho insistir en que dos de los elementos fundamentales de la 
política social del poder son la caridad organizada y las rentas mínimas
 de inserción. Estas son un instrumento de control, de clientelismo de 
pobres, de primer orden. Que se venga a proponer como solución una renta
 mínima de inserción con todo su aparataje de trabajadores sociales y 
sus mecanismos de expurgo de pobres me parece lamentable, un retroceso 
enorme.
Dicho esto, ¿qué es lo que me parece a mí que falla en 
esas dos propuestas y, también, en cierta medida, por mucho que 
coincidamos en la orientación general, en la propuesta de Raventós y su 
equipo? Se me ha venido a la cabeza un poema que dice eso de “se olvidan
 de poner el acento en el hombre”. Se olvidan de poner el acento en el 
sujeto social de la renta básica, que ya se ha ido construyendo. En gran
 medida, el movimiento de la renta básica va por delante de estas 
propuestas, y me atrevo a decir que de las tres, de los dos regates 
cortos de IU y Navarro y Torres, y de la propuesta de Raventós. La 
propuesta en dos fases de la ILP ha superado buena parte de lo que todos
 ellos plantean: una primera que se aplicaría a todos los parados sin 
coberturas y a todas las personas con ingresos del Estado inferiores a 
645,33 euros mensuales, y una segunda fase de universalización del 
derecho. Al plantear así las cosas, entendemos que esto es un proceso en
 el que tan importante es la propuesta como el sujeto social que se 
apropia de ella. Si no, directamente estamos hablando de arbitrismo, de 
pura literatura, palabras al viento. Se están olvidando de que hay gente
 que ha empezado a dar esa batalla. 
-Bueno, es que uno de
 los argumentos que más se repiten en contra de la idea de una renta 
básica es su supuesta imposibilidad práctica, porque sería inaplicable 
desde el punto de vista de las finanzas del Estado, y las tres 
propuestas giran en torno a responder a este argumento. En cualquier 
caso, todas las propuestas plantean un incremento importante en el gasto
 social... 
-Claro que sí, pero es que estamos hablando 
de que la renta básica es, en definitiva, una propuesta que desborda un 
programa de mero keynesianismo, introduce otra lógica. Pero es que 
estamos ante una crisis de tal envergadura que legitima a la renta 
básica como una propuesta de transición hacia otro modelo de sociedad. 
Igual no te permite desconectar del capitalismo como tal, porque hay 
muchas propuestas y muchas posibilidades, pero sí que da respuesta al 
número creciente de personas que son consideradas como sobrantes por el 
sistema, al montón enorme de gente que se está quedando en la cuneta. 
Pero lo que se plantea como dificultad para que la renta básica conecte 
con el sentido común es que es claramente una propuesta de transición 
hacia otra cosa. A mí lo que de verdad me parece quimérico, en las 
condiciones en las que estamos, es pretender que la solución sea que la 
gente consuma más y se recupere así la recuperación económica. Es una 
quimera pretender volver a lo de antes. Los estados del bienestar son 
producto de la explotación del tercer mundo y la Naturaleza, así como de
 un pacto social entre el capital y el trabajo en Europa por razones 
fundamentalmente políticas. Ahora todo eso ha saltado por los aires, el 
capitalismo está como Pedro por su casa y Europa ha dejado de ser un 
centro económico del mundo, está en decadencia. Los límites ecológicos 
son cada vez más visibles. Lo que de verdad me parece quimérico es 
plantear ahora un programa keynesiano, cuando las condiciones son 
completamente otras. La renta básica es una pieza de la transición hacia
 otro modelo distinto. 
-Entonces, ¿feliz navidad? 
-Está
 con nosotros mucha gente, estamos muy animados. Tenemos que creer más 
en nuestra gente. Hay mucha gente que están aquí puteándose las 
navidades, tienes al Paco, al Jesús, a la Chari, a todos los compañeros 
que se van a dejar el fin de semana viniendo con un montón de gente de 
distintos sitios al encierro. Eso te da una energía de la hostia porque 
ves que ahí hay un coraje gigante, un coraje de pueblo, de la gente de 
abajo que además es muy consciente, aunque sea a veces de manera 
intuitiva, de manera muy primaria. Aquí se están meditando muchas cosas y
 el poder también está en ello... por eso estaban locos por echarnos de 
la catedral de Badajoz. Pero nosotros, cuando nos han echado, nos hemos 
metido en otro sitio. Hasta el día cuatro de enero, como sea, estamos 
encerrados.
 
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