viernes, 3 de julio de 2015

EE.UU.: LAS VÍCTIMAS DE LOS RACISTAS BLANCOS DUPLICAN LAS DEL YIHADISMO ISLÁMICO

    Por CARLOS ANDRÉS PÉREZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-    Para muchas personas no es necesario pensarlo mucho. El peor terrorismo es el yihadista.  En Occidente, la mayoría de la población cree, además, que éstos son los únicos terroristas y los suyos son los únicos actos de esta naturaleza. Por supuesto que han sido los medios de comunicación los que han fabricado tal consenso. Las noticias acerca de este terror no solo reciben un amplio despliegue mediático sino que cualquier otro terror es sistemáticamente invisibilizado. Sobre todo, si sirve a los intereses de las grandes potencias.   

   La realidad, sin embargo, es muy diferente. Según informa el medio alternativo norteamericano Democracy Now, un estudio reciente del centro de investigaciones New America revela que, desde el 11 de septiembre de 2001 hasta la actualidad, los asesinatos cometidos en Estados Unidos por grupos que promueven la supremacía blanca y otros fanáticos no musulmanes superan ampliamente los de extremistas musulmanes.

   De acuerdo a los datos aportados por dicho informe, desde el atentado contra las torres gemelas han muerto 26 personas por la violencia yihadista, mientras que por los ataques de grupos de extrema derecha perdieron la vida 48.  Prácticamente el doble.
  
   Aunque toda la atención noticiosa se centra en lo que sucede en las comunidades musulmanas, lo cierto es que, en ese mismo período, las víctimas del terrorismo no musulmán superan con creces a los que se atribuye a los musulmanes. Por los ataques musulmanes han muerto siete personas y por los grupos no musulmanes han sido  19 las víctimas mortales.

    Pero no nos engañemos. Esto que ocurre dentro del territorio del Imperio, el  terror invisibilizado o no certificado por los medios y “autoridades”, el que no circula mediáticamente, sucede igualmente en el resto del mundo.
  
   Los muertos ocasionados por la llamada “Guerra contra el Terrorismo” superan abrumadoramente a las víctimas del terror que Occidente utiliza como coartada para justificar operaciones de saqueo y conquista. Pero estos no cuentan como víctimas, sino como bajas ocasionadas en “legítima defensa”.
  
   Un proceso mediante el que termina por definirse cuál es el terrorismo “bueno”, que no se ve,  y cuál el terrorismo “malo”. 

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