Las mentiras del rescate
Alberto Montero - 11.06.2012 | 
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Hoy también comienzo a publicar 
periódicamente en una de las principales revistas de banca y fondos de inversión 
privados, Funds People, 
a la que sorpresivamente me han invitado a sumarme. Aunque está claro que no es 
mi entorno “natural”, soy de los que cree que nunca hay que dejar la oportunidad 
de escribir para quienes probablemente no piensen como tú. Aquí va el primer botón de muestra.
Las mentiras del 
rescate
Yo no sé si mi sensación es 
compartida, pero acaban de rescatar a la economía española y parece como si 
fuera lo mejor nos podía haber pasado. Es más, se ve que el horizonte está ya 
tan despejado que el presidente del Gobierno no ha dudado en coger el avión 
oficial, ese que pagamos entre todos, para escaparse por la tarde a Polonia a 
ver el fútbol y volver por la noche, que ya sabemos que es tiempo de pedir 
sacrificios y hay que dar ejemplo. Antes ha dado una rueda de prensa para 
engañar como un bellaco a los ciudadanos, en la misma línea de lo que ayer hizo 
de Guindos al anunciar que no nos habían rescatado, que nos habían concedido un 
crédito en condiciones muy favorables (tal cual, que yo lo vi). Vamos, que podía 
haber dicho que nos había tocado la lotería y no por ello la nariz le hubiera 
crecido más.
Sí, ambos nos han engañado 
alevosamente y, si no, que expliquen, al menos, tan sólo lo que 
sigue.
En primer lugar, mientras niegan 
que haya sido un rescate recurriendo a eufemismos esperpénticos, tratando de 
alejar el fantasma de la intervención que tuvo lugar en Grecia, Irlanda y 
Portugal, desde el Eurogrupo no han dudado en señalar que, junto a la 
intervención directa sobre el sistema bancario y financiero, se monitorizará el 
grado de cumplimiento de las reformas estructurales y los avances en el proceso 
de estabilización fiscal de la economía española. Es decir, las directrices y 
recomendaciones europeas adquirirán a partir de ahora rango de orden directa y, 
si no, al tiempo: a ver cuánto tardamos en ver una subida del IVA, una nueva 
reforma laboral o la prolongación de la edad de jubilación.
En segundo lugar, porque es 
prácticamente imposible que se pueda reestructurar a las instituciones 
financieras en problemas y, al mismo tiempo, el dinero del rescate se utilice 
para la expansión del crédito a empresas y familias. No se puede recortar al 
tiempo que se crece: o una cosa o la otra. Así que lo primero que impondrán los 
“hombres de negro” será un recorte en el ratio de créditos sobre depósitos y 
eso, guste o no, se llama profundización en la restricción del crédito, es 
decir, más estrangulamiento financiero y, por tanto, mayor recesión, desempleo y 
pobreza.
Y, en tercer lugar, gran parte 
del dinero que se utilice para reestructurar el sistema financiero -que, por 
cierto, cada vez que se disponga del mismo pasará a incrementar la deuda pública 
del Estado, socializándose así el problema bancario, y deberemos pagar los 
intereses correspondientes al 3% (los bancos pagan el 1% al BCE, dicho sea de 
paso), que repercutirán sobre el déficit-, acabará siendo pagado por todos y 
cada uno de nosotros. La razón es muy simple. El dinero dispuesto deberá 
devolverse en el plazo de tres años por las instituciones financieras que lo 
soliciten o, en su defecto, por el Estado, pero resulta que dentro de dos años y 
medio, nuestros bancos tienen que devolver al BCE más de 250 mil millones de 
euros. Ya me contarán de dónde va a salir el dinero para un reembolso que, en el 
peor de los escenarios, sería del 35% del PIB de una economía en 
recesión.
Así que si esto no es un rescate 
que vamos a acabar pagando entre todos mientras vivimos en un país intervenido 
es que, probablemente, yo me he caído de un guindo.
 
 
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