Cadáver Rajoy
por Coronel Martínez Inglés
Sábado, 03 de Agosto de 2013
El coronel Amadeo Martínez Inglés comparte su valoración de la reciente comperecencia de Mariano Rajoy.
Como estaba previsto, este buen hombre (según
él), este nefasto político (según la mayoría de ciudadanos de este
arruinado país), este gallego de cara de cemento y modales prepotentes y
chulescos, se ha enrocado en su propia desnudez, se ha "bunkerizado",
se ha "numantinizado", se ha "saguntinizado", ha puesto su espalda
contra la pared y sacado sus afilado sus uñas en dirección a sus
adversarios... siguiendo la conocida máxima atribuida a su paisano D.
Camilo (el del premio) que reza: "El que resiste, gana", y desoyendo la
sensata recomendación recogida en el acerbo cultural español que
pontifica: "Rectificar es de sabios" o la menos conocida por el gran
público (y con toda seguridad, por él mismo) proveniente de la más pura
ortodoxia de la Estrategia y Táctica militares que reza así: "Objetivo
cercado, objetivo tomado", ha decidido aguantar la férrea ofensiva
política y social que amenazaba con destruirlo en el corto plazo,
esperando que el "general verano" y sus amiguetes europeos, con la
reelegida señora Merkel a la cabeza, le echen una mano de cara a
septiembre.
Craso error. Tremendo error que vamos a pagar todos y
él en primer lugar porque, por muchas alharacas de sus incondicionales
(apenas ya un diez por ciento de los ciudadanos si hacemos caso a
recientes encuestas) otorgándole, en plan pelota parlamentaria, unos
inexistentes laureles de vencedor en su buscado enfrentamiento personal
con el "débil Rubalcaba", él es ya, por mucho pecho que saque y por
muchas vergüenzas que oculte, un auténtico cadáver (político, se
entiende, que yo no sé como tiene sus arterias y sus escasas neuronas
este buen hombre que a día de hoy no elegirían para que gobernara este
país ni su santa madre, si es que esta respetabilísima señora está
todavía con nosotros) en espera de su definitivo enterramiento (repito,
político), que puede llegar (y que llegará) lo más tardar a lo largo del
próximo y sofocante otoño que nos espera.
Pero, en segundo lugar, y aunque todos los españoles
al alimón enterremos a nuestro zombi y actual presidente del Gobierno,
con nocturnidad y nada de alevosía, cuando llegue septiembre (no
entiendo de todas formas el balón de oxígeno que el débil Rubalcaba y el
batallador Cayo Lara le han dado a este espectro político que todavía
medio controla los restos contaminados del PP, dejando para más adelante
la moción de censura y la salida ciudadana a las calles) el daño, el
tremendo daño a este país que él parece tanto temer y que carga
preventivamente a sus adversarios políticos con más cara que espalda, ya
estará hecho. Mal gobernados por un cadáver político más putrefacto que
el de Berlusconi (con todos los respetos... para el italiano aunque sea
más golfo), con unos meses por delante cruciales para nuestra enclenque
economía de subsistencia, nuestra suerte como ciudadanos estará echada y
la salida de la Crisis (Política y con mayúsculas) cada vez más lejana y
difícil. Porque, como se rompa el débil consenso actual de la oposición
(que puede romperse por injerencias extrañas), el superman político
Rajoy siga queriendo pasar a la posteridad como los judíos de Massada,
los ciudadanos (indignados y ex pacientes) decidan echarse de una vez
al monte con el síndrome post vacacional (de unas vacaciones de medio
pelo como las que ha sufrido en sus carnes este año el currito de los
quinientos euros, no de los mil) en fase creciente, y el otro cadáver
político del escenario directivo español, el regio cojo de Botsuana,
siga dando traspiés por alfombras rojas y ante soldados vestidos de
lagarterana... esto ya no habrá dios que lo arregle. Sin palos, por
delante, se entiende. Y eso nadie lo quiere.
Amadeo Martínez Inglés
Coronel. Escritor. Historiador
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