- El diputado Alberto Garzón,encargado de un proceso de convergencia con movimientos sociales y otros partidos que busca tejer un frente amplio para las próximas elecciones, apela a documentos aprobados por IU desde su fundación.
- El partido de Pablo Iglesias, que hacía guiños antes de las europeas y las encuestas sitúan ahora como tercera fuerza política, ha ido mostrando distancias ante el horizonte de cooperación que plantea el diputado malagueño.
- Dos grupos de dirigentes de IU en Madrid, algunos próximos al número dos de Cayo Lara, Miguel Reneses, argumentan que la estrategia conduce a un desdibujamiento de las siglas de la coalición.
Aitor Riveiro⎮El Diario⎮07/08/2014
Izquierda Unida amaneció el
pasado 26 de mayo ante una encrucijada. Las elecciones europeas
depararon un gran crecimiento para su coalición electoral pero la
aparición de Podemos acaparó la atención y, más importante, cambió el
panorama político. Dos meses largos después, IU sigue plantada ante la
misma bifurcación en el camino, y la división interna crece entre
quienes abogan por refundar la organización con la vista puesta en un
proceso constituyente, la configuración de un bloque político y social
que trascienda a IU y la renovación de rostros y discursos. Por otro
lado, están los que miran con recelo esta renovación y defienden
mantener el sistema de alianzas puesto en práctica para las elecciones
de 2011 y las del pasado 25M.
La disputa es soterrada y parecía estar superada con el ascenso de Alberto Garzón como
responsable de Proceso Constituyente y Convergencia. El diputado por
Málaga recibió el encargo de retomar los trabajos de confluencia que la
coalición puso en marcha hace ahora seis años, en 2008, tras el fiasco
de las elecciones generales de aquel mismo año. En el análisis
postelectoral, la mayoría de la organización coincidió en que, pese al
crecimiento en votos y representantes en Bruselas, IU no había sido
capaz de aglutinar en torno a la candidatura de La Izquierda Plural todo
el descontento social provocado por años de crisis y recortes sociales y
el rechazo a las políticas impuestas por la troika.
Sin embargo, los primeros
encontronazos se produjeron en el Consejo Político Federal (CPF) que
ratificó el ascenso de Garzón y de otra joven emergente en la coalición,
Clara Alonso, como responsable plenipotenciaria de Comunicación.
Durante el cónclave, en el que participaron cerca de dos centenares de
personas, Cayo Lara tuvo que escuchar intervenciones muy duras con la
dirección. Y lanzó el órdago: amagó con dimitir y convocar una Asamblea Extraordinaria.
El calado de los cambios se
pospuso al siguiente órgano interno, una Presidencia Federal convocada
para el 19 de julio. De la reunión debía salir una dirección remozada
para dar cabida a la renovación de caras y discursos, como la de Lara
Hernández o el eurodiputado Javier Couso, y apuntalara la línea marcada
con el ascenso de Garzón. También tenía que servir para marcar unas
directrices generales de cara a los procesos de primarias abiertas que
IU ha decidido poner en marcha para elegir a sus futuros candidatos. Ni
lo uno ni lo otro. La cita se saldó sin avances.
Durante ese fin de semana, los movimientos internos dirigidos a contrarrestar la influencia de Garzón comenzaron a ser públicos.
Dos colectivos diferentes y radicados en Madrid lanzaron con pocos días
de diferencia sendos documentos casi calcados que, bajo el título
‘Izquierda Unida, un proyecto de largo recorrido’, apelaban a “la
vigencia del proyecto político” que encarna IU desde su fundación, en
1986. Sin rechazar la idea de convergencia, el manifiesto aboga por
hacerla alrededor de IU y rechaza los vaivenes que, en su opinión, ha
dado la dirección desde las europeas.
Uno de los grupos, Somos IU,
está conformado por un centenar de militantes y dirigentes de la
coalición en Madrid. Entre ellos destacan dos excoordinadores regionales
y actuales portavoz municipal y autonómico, Ángel Pérez y Gregorio
Gordo, respectivamente, así como diputados autonómicos y coordinadores
locales. El otro mantiene a sus promotores fuera de los focos aunque
entre quienes lo respaldan figuran cuadros medios próximos al secretario
de Organización de IU, Miguel Reneses, según fuentes próximas a los
promotores. El actualnúmero dos de la coalición fue también líder de la federación en Madrid y ha dirigido la política de alianzas de IU en los últimos años.
Pero el debate, aunque los
próximos a Reneses lo llevan a las siglas, es más profundo. De hecho
Garzón lo que defiende es un formato de frente amplio donde cada uno
mantenga su identidad pero con cosas en común, como se hizo en galicia
con AGE (Anova e IU).
Garzón también defiende “que las siglas son prescindibles frente a las ideas”.
Y enlaza su estrategia de confluencia con la propia esencia de IU
cuando fue fundada en la década de los 80 por Julio Anguita con la
intención de crear “un bloque social de progreso” para transformar
España. Ya entonces, recuerda, el propio PCE dio un paso atrás y perdió
protagonismo público en favor del nuevo sujeto político.
Tanto el diputado malagueño
como otros dirigentes y militantes próximos a él recuerdan también que,
desde 2008, todos los documentos internos de IU han abogado por
“trascender” la propia marca para propiciar su unión con los movimientos
sociales. Anteponer el qué al quién. Un planteamiento que se hizo más
patente tras el 15M y que se convirtió en clamor dentro de la
organización, y también fuera, después de las últimas europeas que
supusieron la irrupción de Podemos con 1,2 millones de votos.
El partido de Pablo
Iglesias, que se ha situado como tercera fuerza política en la última
encuesta del CIS, a cinco puntos del PSOE, se muestra ahora distante
ante el horizonte de confluencia que propone Garzón. Antes de las
elecciones, el propio Iglesias reclamaba a IU que personas como Garzón asumieran más responsabilidades para permitir la confluencia.
Podemos, además, encara un
complicado proceso interno que desembocará en la Asamblea Ciudadana Sí
Se Puede de otoño que servirá de congreso fundacional y que sentará las
bases de la organización interna del nuevo partido. Aunque la mayoría de
las decisiones están supeditadas a los debates y decisiones que se
adopten entonces, el equipo promotor ya trabaja sobre la idea de no presentar candidaturas a las elecciones municipales en toda España para evitar que Podemos se conviertan en un coladero de candidatos no contrastados
Mientras la batalla interna
permanece latente durante el mes de agosto, comienzan a vislumbrarse
algunos cambios en la imagen pública de IU. En los últimos días, Javier
Couso o Lara Hernández han acudido en nombre de la coalición a
diferentes tertulias televisivas, en lugar de los rostros habituales.
También se han dado algunos
pasos para iniciar la confluencia con movimientos sociales. Lara
Hernández, encargada del área de Convergencia bajo la dirección de
Garzón, se reunió durante el último fin de semana con activistas de distintos movimientos como la PAH, las Mareas Ciudadanas o las Marchas del 22M.
La cita ha producido críticas en el seno de la propia PAH que, en un comunicado,
asegura que los asistentes lo hicieron a título individual y “en ningún
caso fueron en representación” de la organización. La PAH pide además
que se “respeten los canales que la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca tiene habilitados para formar parte de campañas y
movilizaciones” y acusa a IU de comunicar a los medios de forma
“confusa” la convocatoria. Y continúa: “Son ya demasiadas las
confusiones de este tipo que se han producido en los últimos años”.
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