EE.UU bloquea a Cuba, el país que más vidas salva en el mundo. Patricio Montesinos. Rebelión
Estados Unidos no solo protagoniza guerras y alienta conflictos sangrientos por doquier, sino también impone desde hace más de 50 años un criminal bloqueo a Cuba, el país que más vidas salva en el mundo con su reconocido y prestigioso Ejército Pacifico de Batas Blancas.
Resulta vergonzoso que
Washington mantenga hasta hoy ese cerco financiero, económico y
comercial a la mayor de las Antillas, que se empeña, sin embrago, desde
el mismo triunfo de su Revolución en 1959, en brindar atención médica a
los más necesitados en todos los rincones del planeta tierra.
Mientras las sucesivas administraciones norteamericanas han incrementado
sus bases castrenses, sus agresiones e invasiones, y la presencia de
soldados armados hasta los dientes en todas las regiones del mundo, Cuba
ha enviado personal especializado en salud para curar seres humanos.
Ejemplos hay numerosos y son bien conocidos, desde Argelia en la década
de los años 60 hasta el anuncio más reciente de la salida para África
Occidental de una Brigada Médica de expertos cubanos con el propósito de
enfrentar el ébola, que azota actualmente al denominado “continente
olvidado”.
La determinación de las autoridades de la nación
antillana de estar en la primera trinchera para combatir la epidemia
mortífera del ébola, contrastó con la decisión de la Casa Blanca de
mandar militares a Liberia en vez de personal médico.
Sarcástica
y cruel ha sido esa disposición del régimen del presidente Barack
Obama, por cierto de origen afroamericano, como el bloqueo que ha
arreciado a Cuba durante su administración, con multas sin precedentes y
sanciones a bancos y compañías de terceros países que han tenido
vínculos con la bautizada Isla Bonita.
Luego, sin el menor
escrúpulo, los representantes norteamericanos en la ONU justifican su
política agresiva hacia el pueblo cubano alegando que se corresponde con
un “asunto bilateral”, y esconden insolentemente los castigos que
aplican a entidades bancarias y empresas, incluso de Estados aliados de
la Casa Blanca, que han materializado transacciones monetarias o
negocios con la pequeña nación latinoamericana.
El frustrado
cerco de Washington que afecta a todos los sectores económicos y
sociales de la mayor de las Antillas, ha sido repudiado durante 22 años
consecutivos y casi unánimemente en la Asamblea General de las Naciones
Unidas (AGNU), a lo que han hecho caso omiso las autoridades
estadounidenses, en un acto de burla hacia esa entidad y a la comunidad
mundial.
Una vez más Cuba presentará ante la AGNU otro nuevo
proyecto de Resolución de condena al bloqueo, el cual deberá someterse a
votación el venidero 28 de octubre, y que de seguro, como en anteriores
ocasiones, recibirá un respaldo abrumador.
Los diplomáticos
norteamericanos ante la sede de la ONU en Nueva York dirán lo mismo, sin
vergüenza alguna, pero recibirán otra aplastante derrota, y
corroborarán nuevamente su aislamiento internacional.
Cuba, por
su parte, continuará siendo una potencia médica, y su Ejercito Pacifico
de Batas Blancas estará presto para brindar asistencia sanitaria, un
derecho humano fundamental que Washington desprecia.
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