Entrevista a Gerardo Bavio, que recuerda al Che en un nuevo aniversario de su caída en combate
"Trabajar con el Che fue uno de los momentos más importantes de mi vida". Mario Hernandez. Rebelión
El presente artículo fue editado en base a textos de El Peronismo que no fue. La (otra) otra historia de Gerardo Bavio y Mario Hernandez (Editorial Metrópolis) |
-M:- Conociste y trabajaste con el Che Guevara en La Habana.
-G:- Así es, mi estadía en Cuba fue desde mediados del 1962 hasta fines
del 1963, estuve con un compañero que era además compañero de estudios
del Che, Jorge Vexenat, abogado cordobés.
Lo entrevistamos al
Che el 2 de junio de 1962 en el Ministerio de Industria. El Che acababa
de ser designado Ministro de Industrias meses antes y estaba iniciando
una transformación interna de la economía cubana centrada
fundamentalmente en el monocultivo y la exportación de azúcar. Tenía el
plan de transformar eso en un desarrollo industrial, con una concepción
socialista.
Fue un encuentro inolvidable, nos atendió cerca de
la una de la mañana, ya que sus horarios durante el día eran muy
absorbentes, y volvía cerca de la madrugada a su despacho del Ministerio
a darle una mirada a los papeles y a resolver cosas rápidas.
Ahí nos encontramos, él entró sonriente, nos dimos un fuerte abrazo, le
traía cartas de su padre, a quien habíamos entrevistado en Buenos Aires,
el arquitecto Ernesto Guevara Lynch.
Charlamos
distendidamente, le expliqué las razones por las que estábamos ahí. Mi
historia de participación en la Resistencia Peronista en Córdoba fue la
que nos llevó a plantear ese viaje a Cuba. Hablamos de muchos temas, él
nos explicó cuál era el papel tan importante de las Organizaciones
Revolucionarias Integradas, las ORI, que fue la unificación de las
fuerzas que habían impulsado a la Revolución cubana. El movimiento 26 de
julio, el Directorio Revolucionario, que tenía sede en la ciudad de La
Habana y el Partido Socialista Popular que también se adhirió a la
revolución prácticamente cuando estaba triunfando a través del
Movimiento 26 de julio.
-M:- El Partido Socialista Popular era el Partido Comunista.
-G:- Claro, que fue fundado entre otros por Julio Antonio Mella, que
fue un personaje muy importante que murió asesinado en México por los
esbirros de Machado, tuvo que salir de Cuba porque imperaba la dictadura
en ese entonces, pero de todas maneras fue asesinado en México. Después
podemos ampliar este tema, que lo fue de varias conferencias de
Gregorio Bermann, uno de los impulsores, junto con Deodoro Roca, Julio
V. González y otros, de la Reforma Universitaria en Córdoba, que tuvo
mucha importancia en todo el continente, sobre todo para la juventud
revolucionaria de Cuba.
La conversación con el Che derivó
pronto a la realidad de ese momento en la Argentina, a la Resistencia
Peronista, al papel que podía tener el peronismo en el armado de una
revolución emancipadora en Argentina.
Ese año, 1962, fue un año
clave, el año de las elecciones del 18 de marzo, cuando triunfa la
formula Framini-Anglada en la provincia de Buenos Aires. Después es
desplazado Frondizi, las Fuerzas Armadas lo ponen a José María Guido de
presidente. Esto fue muy importante a nivel histórico, la frustración de
la posibilidad de una salida legal y electoral sin proscripción.
Evidentemente eso repercutió en el pensamiento revolucionario de mucha
gente de la Resistencia, empezaron a pensar que era necesario armarse,
contra una dictadura que se imponía y proscribía. Fue un año crucial,
eso nos llevó a Cuba, a hablar con el Che. También teníamos el plan de
hacerlo con John William Cooke y Alicia Eguren, que vivían en La Habana.
A partir del encuentro con el Che, empecé a trabajar en el Ministerio de Industria.
-M:- ¿Cuáles eran tus tareas?
-G:- Si bien es cierto que yo trabajaba en el Ministerio de Industria,
lo hacía en un organismo que no estaba en el edificio del Ministerio,
sino en la Compañía Cubana de Electricidad Antonio Guiteras. Por eso mi
contacto con el Che no era cotidiano, nos encontrábamos una vez por mes,
más o menos. El proyecto que yo desarrollaba en la Compañía Cubana de
Electricidad, era de desarrollo termoeléctrico. Cuba tiene pocas
posibilidades de producción de energía hidráulica, porque es una isla
chica, no tiene grandes ríos internos con diques. Había varios proyectos
con trabajo de técnicos checoslovacos, de desarrollo de centrales
termoeléctricas, una en Ogurke, Cienfuegos, y yo trabajé en el cálculo
estructural de esas usinas termoeléctricas. Para eso viajaba mucho al
interior, como ingeniero civil y con mis conocimientos en materia de
cálculos y estructuras, formé parte del desarrollo de esas centrales en
sus aspectos arquitectónicos y estructurales en conjunto con otros
compañeros ingenieros soviéticos, mexicanos, argentinos y una mayoría de
cubanos.
La compañía se llama Antonio Guiteras, quien fue
ministro durante el gobierno del presidente Grau San Martín, que propuso
la nacionalización de la industria, la producción y la energía de Cuba.
Después fue desplazado del gobierno y Antonio Guiteras murió asesinado
por el enemigo, creo que en la dictadura de Machado. Fue un hombre
nacionalista con sentido popular, transformador, recordado con mucho
respeto.
El Che y el peronismo
-M:- ¿Cuál era la visión del Che del peronismo?
-G:- En mi primer contacto con el Che a mi llegada a Cuba hablamos de
ese tema, yo le llevé un documento del PAR (Peronismo de Acción
Revolucionaria) que habíamos creado en Córdoba. El Che sintetizó su
opinión en varios conceptos, él consideraba que para hacer una
transformación social y para hacer la revolución en Argentina, la
presencia, o la realidad del movimiento peronista con tanto respaldo de
los trabajadores era algo fundamental. No se podía negar ni desplazar de
la realidad un movimiento con tales características y que lideraba la
resistencia contra la dictadura, posterior a 1955.
El Che
mencionó los conceptos de John William Cooke, que ya estaba residiendo
en Cuba. Algo que dijo y que me quedó muy grabado fue que temía que si
bien el peronismo tenía una potencialidad revolucionaria muy grande, y
que había que partir en gran medida de ahí, en un momento de crisis para
el capitalismo en Argentina, la figura de Perón fuera utilizada para
frustrar la posibilidad de hacer la revolución, es decir, desconfiaba
del papel que podía jugar Perón en una etapa de crisis y de tensión en
la Argentina.
Dijo que había que transformar, como decía Cooke,
la potencialidad revolucionaria del movimiento, en acto. ¿Cuándo?
¿Cómo? Esa era la tarea, impulsar el peronismo revolucionario,
vincularlo con los sectores de izquierda, promover una política de
masas. Esa era su idea en cuanto a la realidad argentina, evidentemente
durante mi estadía en Cuba persistía en la idea del foco, por el
contrario, Cooke sostenía una idea de política de masas.
No se
puede determinar cuál es la dialéctica de causa y efecto entre lo que es
la apertura de un foco revolucionario y el posterior apoyo de masas; o
lo que es, organización de masas tendiente hacia una insurrección o
inclusive hacia la apertura de uno o varios focos revolucionarios. Sí
estaban de acuerdo en que eso tenía un componente fundamental en la
lucha armada, lo cual nosotros veíamos como real. Ese fue otro elemento
importante de 1962, hay que recordar las elecciones del 18 de marzo de
1962, en donde se le da a los sectores populares la posibilidad de
manifestarse y luego clausuraron las elecciones porque perdió el sector
de la derecha. Ante la frustración de esa posibilidad democrática, no
quedaba otra alternativa que la lucha armada que terminó en el
Cordobazo. Ese año fue clave, no solamente en el área internacional sino
dentro de la Argentina, es cuando se fortalecen y se desarrollan las
organizaciones armadas. Estaba clausurada la posibilidad de una salida
política democrática.
-M:- El cambia su posición con respecto al peronismo.
-G:- Sí, porque él, cuando era estudiante, estaba muy influenciado por
el anti peronismo, por los sectores de la juventud estudiantil de esa
época. Sus padres inclusive, eran anti peronistas. Creo que su padre
había sido de los Comandos civiles.
-M:- Me imagino que John William Cooke y Alicia Eguren habrán ayudado a cambiar esa postura.
-G:- Por supuesto. Se trataba de mostrar la realidad, desenmascarar el
engaño que había, yo recuerdo una entrevista que le hicieron al Che al
poco tiempo de su triunfo, donde el periodista le preguntaba si la
revolución cubana y la caída de Batista, se asemejaban a lo que había
sido la caída de Perón en Argentina con Aramburu, Rojas, etc. Y el Che
rechazó totalmente esa versión: “No tiene nada que ver, al contrario,
son antagónicas”. La Revolución cubana tiene una base social totalmente
distinta a lo que fue el golpe cívico militar de 1955.
-M:- Alguna vez se hizo esa comparación, ¿no?
-G:- Sí, se hizo, sobre todo en los medios, que ya sabemos cómo
tergiversan la realidad, lo planteaban de esa forma, equiparando una
cosa con la otra. Al contrario, las fuerzas que impulsaron ambos golpes
eran completamente antagónicas.
-M:- ¿Cómo te impactó ver en persona al Che?
-G:- Para mí fue una emoción muy grande, uno de los momentos más
importantes de mi vida, que un médico joven, prácticamente de 30 años,
se adhiere, forma parte de la Revolución Cubana, es el protagonista de
su triunfo a través de la batalla de Santa Clara. Esa fue la batalla
determinante de la caída de Batista.
-M:- Cuando hace volar el tren blindado.
-G:- Claro, exactamente. Ese muchacho tiempo después tiene que
enfrentar la transición económica de un capitalismo totalmente dominado
por el imperio yanki a un socialismo independiente, y transformar eso.
Ese era el objetivo que se planteaba cuando yo lo conocí en 1962. Que ya
venía trabajando de antes, en el INRA (Instituto Nacional de la Reforma
Agraria) en el área de industrialización, había sido presidente del
Banco Nacional de Cuba. Empezó a formarse desde el punto de vista
económico.
El Che economista
-M:-
Llegaste a Cuba a mediados del año 1962, en el Año de la Planificación,
cuando el Che ya estaba a cargo del Ministerio de industria. Posterior a
la polémica con Charles Bettelheim, quien defendía el modelo soviético
de dirección económica.
Cuando vos llegás, ¿quedaban
resabios de esa polémica? Porque el Che defendía el Sistema
Presupuestario de Financiamiento en el Ministerio de industria y sin
embargo, en el INRA, Carlos Rafael Rodríguez aplicaba el cálculo
económico, defendido justamente por Bettelheim.
-G:- Había concepciones encontradas en muchos aspectos pero, según mi criterio, el Che no rechazaba el cálculo económico.
El cálculo económico era una forma de medir la eficiencia de la
producción, implicaba hacer un análisis económico, de costos, de cada
empresa. Esto se hace en el capitalismo, se busca reducir los costos,
superar las ganancias y con ellas volver a invertir, buscando la máxima
rentabilidad.
El Che no rechazaba esto, lo que yo interpreté de
su política, estando allí, fue que buscaba que la eficiencia económica,
o la ganancia, la plusvalía que se generaba en cada una de las
empresas, fuera centralizada en el Ministerio de industria y desde ahí
invertir en los sectores que la planificación económica consideraba
fundamentales para el objetivo de la transformación de la economía
cubana. Tenemos que tener en cuenta que el Che hereda una industria
cubana monopolizada, con monocultivo, monoproducción, sin industria
prácticamente, dedicada a la producción azucarera. Había que transformar
ese modelo productivo en dos aspectos fundamentales, uno de ellos,
socializar los centros de producción, que sean dirigidos con la
participación protagónica de los trabajadores, y que el Ministerio
analizara la realidad para generar nuevas industrias, viendo cuáles eran
las necesidades del mercado. Eso representaba darle al Ministerio de
industria la posibilidad de orientar las inversiones de acuerdo a los
objetivos de la planificación. Transformar una industria capitalista
monopolizada, en una industria socialista que buscara la
industrialización del país. El quería desarrollar el reemplazo a las
importaciones mediante industrias cubanas.
-M:- ¿Esa participación de los trabajadores cómo funcionaba en la práctica?
-G:- Cada industria tenía sus organismos asesores.
-M:- El Comité Técnico Asesor.
-G:- Exacto, los sindicatos intervenían en eso. Se elaboraba un
programa en cada industria, de producción, para el año siguiente. Eso se
centralizaba en el Ministerio de industria y en base a eso se hacía el
plan anual.
-M:- ¿En qué aspectos difería esto que estás contando del planteo de Bettelheim?
-G:- El planteo de Bettelheim era de planificación centralizada, en
donde se procediera a que cada industria tuviera su plan, para que desde
el Estado se centralizara todo y se distribuyeran los recursos.
No había una diferencia muy grande entre ambas concepciones, lo que la
postura soviética cuestionaba era la excesiva industrialización de Cuba,
porque lo que quería el Che era una industrialización que generara
autonomía. El concepto de planificación chocaba en la aplicación
práctica, así comenzó a discrepar con la opinión de Carlos Rafael
Rodríguez Mora y de otros personajes conductores de la economía cubana
de ese momento.
-M:- Hay también una postura del Che en cuanto al trabajo voluntario, ¿verdad?
-G:- Antes de tocar ese tema, uno de los temas de discusión que fue muy
interesante, es sobre la aplicación de la teoría del valor en la etapa
de transición del capitalismo al socialismo. El Che no estaba en contra
de que hay una teoría del valor, eso significa que hay trabajo, valor
agregado, hay plusvalía, que se centraliza y esa es la ganancia que en
el capitalismo se distribuye en función de cada empresa y tiende a la
monopolización. El Che no negaba su existencia, opinaba que ese
plusvalor se centrara en la planificación en base a un proyecto de
transformación de la economía cubana, con la participación del
Ministerio de industria, que centralizara el valor en un proyecto que él
llamaba “programa presupuestario”, cada empresa presentaba su
presupuesto y de acuerdo a ese plan de inversiones para el año siguiente
se le asignaban los recursos desde el Ministerio en conjunto con el
JUCEPLAN, “la Junta Central de Planificación”. 1962 fue un año
fundamental porque fue el Año de la Planificación, esta junta se había
creado el año anterior, posteriormente a Playa Girón, comienza el
proyecto de transformación socialista.
En la interpretación de
esa transformación era donde discrepaban el Che y otros más vinculados
al concepto de la economía soviética. La planificación soviética,
transformándola en un esquema, surge de la realidad soviética, y lo que
el Che planteaba era una concepción de una planificación enraizada en la
realidad de Cuba y Latinoamérica, los otros no negaban eso, pero ponían
el acento en respetar las formas de lo que era la planificación al
estilo soviético, que chocaba con la idea de dar más participación, de
descentralizar más, que cada industria tenga su grupo de asesoramiento
técnico, que participen los trabajadores y que juntos elaboraran el
programa de producción que luego se analizaba centralmente en el
ministerio y, de ahí, de acuerdo con la programación presupuestaria se
distribuían las inversiones. Es un poco la idea del Che para transformar
la realidad económica de Cuba en un país que tuviera una industria
independiente.
En cuanto al trabajo voluntario no creo que haya
habido grandes choques, porque estaban todos de acuerdo. El Che lo
impuso con el ejemplo, el trabajador dejaba de ser un explotado y
aportaba su trabajo al conjunto de la sociedad. Él salía y tomaba las
herramientas junto con el resto de los trabajadores, ya sea en una
empresa, en la cosecha de caña, él se ponía al frente de los
trabajadores impulsando la producción. Su concepción del socialismo era
esa, poner el trabajo al servicio de la sociedad.
-M:-
Eso estaba vinculado a estímulos morales, pero, ¿también se contemplaban
estímulos materiales, relacionados con el trabajo voluntario, por la
mayor productividad de una empresa o de un trabajador?
-G:- No, él ponía el acento en el estímulo moral. No se le iba a pagar
más al trabajador de la empresa que produjera más valor, o que tuviera
mayor eficiencia. En ese sentido el cálculo económico es necesario y el
Che no lo rechazó. Pero poniéndolo al servicio de una planificación
centralizada a ese Sistema Presupuestario de Financiamiento.
Creo que han sido años cruciales para el Che que definieron su
pensamiento. El Che tuvo que vivir en esa etapa un conflicto con algunos
sectores del gobierno cubano que cuestionaban algunas de sus ideas y
prácticas dentro del Ministerio de Industria.
Es interesante
rescatar esas discusiones y profundizarlas porque nos enseñan mucho
sobre las cuestiones inherentes a la transición que tiene que darse
entre una sociedad capitalista y la construcción del socialismo que se
basa en el gobierno y el poder de los trabajadores, del pueblo
organizado para transformar la sociedad.
El Che planteaba que
ese período de transformaciones tenía que ser dirigido por los
trabajadores, sobre todo por los trabajadores organizados. Por eso trató
de organizarlos, creó cuerpos técnicos, de asesoramiento, que salían de
los mismos centros de trabajo. El proyecto de transformación se gestaba
fundamentalmente en las fábricas, en los centros de trabajo, con los
trabajadores y para eso propugnaba que se organizaran. Además, con un
principio que mantendría siempre y era la formación del Hombre Nuevo.
Había que salir de la alienación capitalista hacia una desalienación
socialista, podríamos decir. El socialismo significa desalienación, o
sea, la verdadera liberación del hombre que trabaja, en cambio, había
otros cuadros dirigentes que planteaban, y los hechos parecen haberles
dado la razón, que el trabajador en el régimen socialista seguía siendo
un hombre enajenado, no era dueño de su trabajo, estaba sujeto a una
falta de libertad que fue evidente en los regímenes socialistas del
siglo XX, sin ir más lejos el estalinismo en la URSS.
El Che
era un crítico de todo eso. Quería que el socialismo fuera un proceso de
liberación del trabajador y del hombre, dándole posibilidades de
acción, pensamiento y organización para transformar la sociedad.
Ese pensamiento del Che a veces chocaba con algunas opiniones muy
rígidas de sectores formados o, mejor dicho, deformados por las
concepciones de la URSS vigentes en ese momento.
Realmente es
un tema muy profundo. Siempre decimos que nos planteamos el socialismo
del siglo XXI, pero para conocer cuáles son los datos importantes a
rescatar de la historia del siglo XX, uno sería el por qué y cómo se
frustró la experiencia socialista en el siglo pasado. A eso nos ayuda
este tipo de análisis donde caben diferentes posiciones dentro de lo que
es el campo popular.
El Che y John W. Cooke
-M:- Mencionaste al “Gordo” Cooke. ¿Cómo era la relación del Che con John W. Cooke?
-G:- De acuerdo a mi experiencia fue muy buena de ambas partes. El Che
admiraba y respetaba mucho al “Gordo” Cooke y asumía mucho de su
pensamiento, sobre todo, con respecto al peronismo.
-M:- El “hecho maldito”.
-G:- Así es. El “Gordo” Cooke tuvo la capacidad de influir en muchos
sectores de la sociedad y dirigentes cubanos. Además, para Cooke, el Che
era una figura fundamental y su proyecto no era antagónico con el suyo,
eran complementarios. Cooke tenía más la concepción de la revolución
como un proceso de insubordinación de las masas, de las bases sociales y
el Che tenía algo de aquello que critican como foquismo, que las
condiciones las crea “el foco” guerrillero. Ese fue uno de los debates
que no los llegaron a antagonizar en ningún momento ya que podrían ser
complementarios, según la realidad, porque lo que marca la táctica de un
proceso revolucionario es la realidad concreta, sin partir de ella no
se puede pensar en una transformación social. Eso es lo básico.
-M:-Estando en la isla viviste la llamada “Crisis de los misiles”.
-G:- Así es. En un momento determinado, se vio sacudida por aquella
crisis en octubre de 1962, que puso al mundo prácticamente al borde de
la guerra nuclear. De pronto se descubrió que Estados Unidos, a través
de vuelos en aviones especiales, había detectado la existencia de
instalaciones de armas nucleares en el territorio cubano. Eso se había
hecho a través de convenios, impulsados por la Unión Soviética, a modo
de defensa de Cuba y del bloque socialista, de modo apresurado y que
provocó la reacción de los Estados Unidos y la amenaza de represalias.
Nosotros, que además de trabajadores éramos milicianos, nos organizamos
para la defensa ante un posible ataque de Estados Unidos, sobre todo
después del frustrado ataque del año anterior en Playa Girón. Estábamos
organizados para la defensa, el Che tuvo una importante actividad de
organización de la defensa ante un posible ataque del Imperio.
Afortunadamente, el proceso se resolvió telefónicamente en diálogos
entre Kruschev y Kennedy y se evitó ese ataque que hubiera sido
devastador. Fue un gran alivio, pero se generaron críticas, porque se
había resuelto sin la intervención del gobierno cubano y eso molestó
muchísimo a la estructura del gobierno revolucionario. El Che se
manifestó molesto por esta resolución sin tener en cuenta la soberanía y
el carácter fundamental que para Cuba tenía ese arreglo. Recuerdo que
cantaban por la calle “Nikita (Kruschev) mariquita lo que se da no se
quita”. Más allá de eso, se llegó a un acuerdo, que considero
equitativo. Estados Unidos aseguró no atacar a Cuba y no invadir,
Kennedy prometió respetar la soberanía cubana y la URSS decidió retirar
las armas de Cuba y exigió que las bombas norteamericanas que estaban en
Turquía fueran retiradas.
Después, en Argentina ya, me
encontré con un amigo ingeniero, que había estado trabajando en Kansas
City en esos días, y me transmitió cómo fue desde el lado
norteamericano, que había sido de terror, el pánico generalizado, muchas
familias se iban a Canadá, otras cavaban sótanos en sus casas para
protegerse, realmente eso no se registró de la misma manera en Cuba
porque confiábamos con en el optimismo de la voluntad de que no podía
darse un apocalipsis de esa naturaleza.
En una etapa posterior,
el Che comienza a desarrollar un proyecto guerrillero para América
Latina, y fue realizándolo de manera compartimentada, es decir, los
argentinos que estábamos ahí ignorábamos los detalles de los
preparativos de lo que culminó con la guerrilla de Jorge Masetti en
Salta. Con el Comandante Segundo al frente, y que fracasó por las crisis
internas, el aislamiento y la pronta ubicación de ese foco guerrillero.
Ahí comenzó un accionar que culminaría con el Che en Bolivia, el
concepto “foquista”.
John William Cooke era crítico de este
concepto, sostenía que generar una patrulla perdida, con una vanguardia
caída de la estratósfera no tenía sentido, ya que en realidad esa
vanguardia y esa lucha insurreccional deberían ser la culminación de
todo un proceso de lucha de masas y organización, de toma de conciencia y
de apoyos en los distintos sectores de la población para luego culminar
con una acción armada.
Nosotros creíamos que el Che compartía
esas ideas, pero prevaleció la idea de acelerar el proceso. Inicialmente
esto da para discutir bastante, en primer lugar el heroísmo del Che
para llevar adelante un proceso, que sabemos que fracasó, en sus relatos
en su propio Diario se puede leer su autocrítica. Ese fue el proceso
que culminó con la muerte heroica del Che y que abrió camino a una
crítica más profunda de lo que debería ser la insurrección armada en
América Latina y que todavía hoy es un tema abierto a la discusión.
Posteriormente al papel de Guevara al frente de la lucha, el papel de
John William Cooke respaldando la acción del Che desde una posición más
de organización de masas y de toma de conciencia. Su idea era
transformar el peronismo con su gran mayoría de clase obrera y sectores
combativos en una fuerza revolucionaria.
Finalmente, a fines de 1963 yo regreso a Argentina, y me reincorporo en Córdoba a la Resistencia.
* Gerardo Bavio. Nacido en Salta el 23 de febrero de 1926. Se recibió
de Ingeniero Civil en la Universidad de Córdoba. En 1962 fue contratado
por el Ministerio de Industrias de Cuba, a cargo de Ernesto Che Guevara.
Se desempeñó como profesor en la Universidad de La Habana. A principios
de los ´70 milita en la organización Montoneros. El 25 de mayo de 1973
es designado Intendente de la ciudad de Salta. Fue detenido durante la
gestión de Isabel Perón. Liberado en febrero de 1975 constituye la Junta
Promotora del Partido Peronista Auténtico junto a ex gobernadores,
Andrés Framini, Armando Cabo y otros. Dado el golpe genocida permanece
en Argentina hasta mayo de 1978. Parte al exilio en México, allí
suscribe un documento crítico a la conducción de Montoneros junto a
Jaime Dri y Miguel Bonasso, entre otros. Se desempeña en la Universidad
Autónoma Metropolitana hasta 1990 en que regresa a Argentina siendo
designado asesor legislativo de la Cámara de Diputados de la Provincia
de Tucumán. En 2008 es nombrado Profesor Honorario de la Universidad
Nacional de Salta. Actualmente reside en Tucumán. Autor de Huellas de la
Memoria. Historia, vivencias y reflexiones sobre el siglo pasado y El
peronismo que no fue. La (otra) otra historia, junto a Mario Hernandez.
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