Los medios y la cubanología contra Fidel y Raúl Castro: divide y mentirás… Por José Manzaneda
Hasta
 que, en 2006, asumió la dirección del Gobierno cubano, Raúl Castro era 
caracterizado en los medios internacionales como “el hombre duro” de la 
Revolución cubana (1). Hoy, la propaganda mediática que acompaña a la 
nueva estrategia de la Casa Blanca hacia Cuba nos dice justo lo 
contrario: contra la “flexibilidad” y “pragmatismo” de Raúl, chocaría la
 “intransigencia” de Fidel Castro, opuesto a la normalización de 
relaciones con EEUU. 
Así informaba el canal español Cuatro TV (2) sobre el artículo que el expresidente cubano publicó tras la visita de Obama a la Isla (3):
 “Cuba está cambiando pero Fidel Castro sigue siendo el mismo. No ha 
hecho mella en él ninguno de los esfuerzos de Obama. (…) Es una carta 
suya leída en televisión que demuestra dos cosas: una, que la sintonía 
entre los hermanos Castro es nula; y dos, el proceso de apertura en Cuba
 posiblemente iría más rápido de no ser por él” (4). 
Tres
 mensajes en uno: uno, la intransigencia de Fidel Castro; dos, los 
esfuerzos generosos de Obama para el acercamiento; tres, la división en 
las filas de la Revolución, encarnada en una supuesta fractura entre 
Raúl y Fidel. Tres mensajes que encajan a la perfección en un cuarto 
supuesto que ya se desliza en los medios internacionales: el “vacío de 
poder” que se producirá en la Isla, tras el anunciado fin del mandato de
 Raúl Castro y la desaparición de la escena política de la generación 
histórica de la Revolución cubana (5). 
En
 los últimos años, el grupo mediático Prisa se ha convertido en el 
principal aparato de propaganda de la Casa Blanca en idioma español, 
siendo su buque insignia el diario “El País” (6). Su corresponsal en 
Washington y enviada especial a La Habana Silvia Ayuso, aseguraba que 
Fidel rechazó “la mano tendida por el mandatario estadounidense”, que su
 “reacción” supuso “un jarro de agua fría al proceso de normalización de
 relaciones” y “que el acercamiento al viejo enemigo estadounidense 
iniciado por su hermano y presidente Raúl (…) no cuenta con su visto 
bueno” (7). 
Este
 mensaje era reforzado –como ya es costumbre- con otras voces, todas 
alineadas con las posiciones de la Casa Blanca: la primera, el portavoz 
del Gobierno de EEUU, Josh Earnest; después, cuatro supuestos expertos 
pertenecientes a think tanks ligados al Partido Demócrata. Marc Hanson, que subrayaba las “discordancias en el Gobierno cubano”. Arturo López-Levy,
 que acusaba a Fidel de jugar el “rol de patriarca de la izquierda 
radical”. Michael Shifter, que apuntaba a las “resistencias de Fidel y 
(…) de una buena parte del liderazgo cubano” a la normalización de 
relaciones con EEUU. Y James Williams, que calificaba al líder cubano 
como uno de los “intransigentes que miran con recelo los cambios”. 
Este
 mismo mensaje se repetía, como verdad única, en centenares de medios de
 todo el mundo. Por mencionar solo los diarios españoles, “El Mundo” 
titulaba “Fidel Castro desprecia la visita de Obama” (8); y ABC 
sentenciaba que Fidel Castro “no solo no se entiende con Obama, (sino) 
tampoco con su hermano Raúl” (9). 
Son
 57 años de ataques mediáticos concertados contra una Revolución que 
–soportando las peores presiones- no ha caído. Pero el sistema 
internacional de propaganda sigue, erre que erre, con su vieja 
estrategia: divide… y mentirás.
José Manzaneda es coordinador de Cubainformación TV.
(1)      http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-14/el-programa-de-raul-castro-y-sus-contradicciones
 
 
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