El periódico Crónica Popular presenta el suplemento “Es la hora de la III República” en Valencia
“República significa que la democracia pertenece al pueblo”
En la presentación del suplemento en la Librería Primado, María Rosa de Madariaga destaca la actualidad de una octavilla con los “Diez Mandamientos Republicanos”, editada el 31 de mayo de 1931 en la imprenta Gutemberg de Guadalajara. Además de propagar principios como la instrucción, el trabajo, vivir con honestidad o proteger al débil, el decálogo incluye un último mandato en el que se centra la historiadora: “No procurar el beneficio propio a costa del perjuicio ajeno”. La escritora y miembro del Consejo de Redacción de Crónica Popular llama la atención sobre la fluctuación de principios y valores según las épocas: “El escándalo de una pseudo-ruleta trucada que supuso la ruina del Partido Radical y la dimisión de Lerroux en septiembre de 1935, parece un inocente juego de ‘pillos’ en comparación con lo que vivimos hoy”. Otro legado que debería asumir la III República es la defensa de la paz, que figuraba en el artículo sexto de la constitución de la Segunda República Española: “España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional”.
Sobre las recientes mutaciones en la corona (“un muchacho joven que se casa con una plebeya”), María Rosa de Madariaga las califica como “maquillaje” para dar una imagen de modernización. Sostiene asimismo que durante la Transición, “la gente aspiraba a una democracia, aunque fuera imperfecta”. ¿Exceder los marcos establecidos en la época por las élites? “Es cierto que había un peligro de ruido de sables”. Sin embargo, “han pasado ya cuatro décadas de aquello”. Recuerda que el expresidente Suárez reconoció a la periodista Victoria Prego, en una entrevista del año 1995, que las encuestas auguraban una derrota de la opción monárquica frente a la República en un eventual referéndum. En uno de los artículos del monográfico, María Rosa de Madariaga asimila República a “democracia que pertenece al pueblo”, por lo que resultaría impropio aplicar el término a dictaduras como la de Salazar en Portugal (aunque se tratara formalmente de una “República portuguesa”) o a las implantadas en América Latina. Lamenta también que la izquierda española no haga suya esta batalla, pues “sólo IU defiende abiertamente la República; Podemos no quiere ‘problemas’ y en el PSOE, los dirigentes o defienden la monarquía o no se ‘mojan’, al contrario que buena parte de las bases”.
“No hemos de olvidar que hubo en España una ‘pre-transición’”, subraya el escritor y periodista Alfons Cervera en el acto de presentación. Se refiere a que en los años 50 el PCE apostó por la “reconciliación”, y también al viraje del PSOE en el Congreso de Suresnes. “Entonces ya se empieza a no nombrar a la ‘bicha’, a la ‘cosa, a la República, que resulta silenciada durante la Transición”, resalta el actual colaborador de Eldiario.es y autor de novelas como “Otro Mundo” o “Las voces fugitivas”. Ya en el periodo democrático, “la II República se continúa invisibilizando en la educación, la literatura y los medios de comunicación”, lo que, a juicio de Cervera, implica riesgos serios: recordar la II República a partir de mitos o como operación de nostalgia. A ello se agrega la enorme fortaleza del adversario, es decir, la facilidad del poder para integrar lenguajes y discursos. “A veces nos falta agilidad y nos pillan a traspié; ¿Por qué no afirmamos que no es anticonstitucional colgar la ‘tricolor’ republicana, cuando la equiparan a la bandera española con el águila?”, se pregunta Alfons Cervera.
Otear el paisaje mediático, artístico y literario puede llevar a la desazón. “Lo tenemos muy difícil”. El autor de un ciclo de novelas sobre la memoria histórica pondera el trabajo de historiadores críticos como Francisco Espinosa, “forzados a ir por libre”. “¿Dónde puede contestar a escritores del consenso como Cercas, Trapiello o Jordi Gracia?”. Responde el mismo Alfons Cervera: “En periódicos digitales como Público o eldiario.es, que no poseen grandes editoriales por lo que la desigualdad de condiciones es tremenda”. En ese contexto, propone centrar la atención en historiadores que puedan cuestionar las verdades oficiales, como Carme Molinero o Julián Casanova. A pesar de la (desfavorable) correlación de fuerzas, el autor de “Maquis y “El color del crepúsculo” piensa que resulta fundamental mencionar a la “bicha” (la III República); y persistir porque el sistema siempre encontrará razones para postergar el debate: supuesta reapertura de pasados conflictos, evitar una involución democrática, la existencia de otras necesidades perentorias… Cita como ejemplo a Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza, que el pasado 14 de abril izó la bandera republicana en el balcón del Ayuntamiento y defendió en una carta al día siguiente la legalidad de la iniciativa. “Además la República no da votos, y vivimos en una democracia de urnas”, remata el periodista valenciano.
En el bloque propositivo, el exsecretario general del PCE, Francisco Frutos recuerda el artículo sexto de la Constitución republicana y defiende la conversión de las bases militares de Rota, Morón, Zaragoza, Madrid, Valencia y Albacete en “bases para la paz y el desarrollo” de los pueblos empobrecidos o destruidos por la guerra. El doctor en Filosofía e investigador del CSIC, Lorenzo Peña, alerta sobre la potestad moderadora de las monarquías; ésta puede transformarse en ejecutiva, “como sucedió en Bélgica con la ocupación alemana de 1940 o el aval a golpes de estado militares en España (1923), Italia (1922), Tailandia o Grecia”. El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, Francisco J. Bastida, aboga por un pacto federal. Por el contrario, el profesor de la Universidad de Segovia, Juan Pablo Mateo, señala que la república unitaria “ha de ser el modo de articulación territorial y organización política del movimiento obrero”. El profesor de Didáctica, Francisco Javier Díez apunta, sobre el modelo educativo republicano, que éste no puede ser neutro. El economista Pedro Montes considera que la recuperación de la soberanía económica es indisociable de la II República. Además, Francisco Delgado escribe sobre el “laicismo necesario” y Lidia Falcón pide el cumplimiento de las penas de prisión a los condenados por la violencia contra mujeres y niñas, aunque sean inferiores a dos años.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario