Migración venezolana: otra guerra. Por Ángel Guerra Cabrera
La
 guerra contra Venezuela continúa por todos las vías. El miércoles 5 se 
desarrollaba una reunión del Consejo Permanente(CP) de la pestilente OEA
 con el fin de tratar lo que llama la crisis migratoria en ese país. 
Venezuela, el tema que obsesiona al fantoche Luis Almagro secretario 
general del organismo y a otros de los miembros del obsecuente Grupo de 
Lima(GL), como si no hubiera tantos apremiantes problemas sin solución 
en América Latina y el Caribe. En los países del GL decenas y decenas de
 millones pasan hambre, sufren analfabetismo, se ven forzados a emigrar,
 son víctimas de una crisis de salud pública de grandes proporciones, 
los jóvenes –sin educación ni trabajo digno- carecen de toda esperanza, 
flagelos agravados escandalosamente por el modelo neoliberal. Pero eso 
no preocupa a la OEA ni a los gobiernos del GL.
La 
reunión del CP de la OEA no es más que otro paso en la agenda de guerra 
híbrida o de cuarta generación contra Venezuela, diseñada por el 
estadounidense Comando Sur en distintos planes. Mencionemos los 
Venezuela Freedom I, Venezuela Freedom II y el llamado Golpe Maestro.  
Ese aparato militar, dirigido, como la IV Flota, a hacer avanzar la 
militarización yanqui en América Latina y el Caribe con fines de control
 de poblaciones, recursos naturales e intervención armada, directa o 
camuflada.  En realidad, el GL –popularmente comienza a ser conocido 
como mafia de Lima-, incluso aunque no sea la intención de sus 
integrantes, se ha  convertido en el brazo político del Comando Sur en 
el despliegue de la guerra del capital internacional por capturar ese 
depósito fabuloso de recursos naturales y, a la vez faro de libertad, 
que es la República Bolivariana de Venezuela. El GL es cómplice de la 
agresión militar que se gesta contra Venezuela. No es ningún secreto el 
gran interés del presidente Donald Trump por realizar una intervención 
directa en el país caribeño, idea de la que   lo habrían disuadido sus 
más altos jefes militares razonando el costo político y el 
extraordinario esfuerzo militar que requeriría. Pero se agita también 
mediáticamente el fantasma de una crisis de “refugiados”, gente –se 
entiende- que huye de la opresión o de un Estado fallido, con el fin de 
crear el caso para una intervención humanitaria.
El CP de 
la OEA aborda una crisis que no es tal pues en Venezuela viven unos 
cinco millones de colombianos y la cifra de la ACNUR (agencia de la ONU 
para refugiados) de 1 millón 500 mil migrantes venezolanos desde 2014 no
 es alarmante en un país sometido a una guerra económica de la que no es
 culpable el gobierno venezolano por más errores que haya cometido. El 
término “crisis migratoria”, originalmente acuñado por la 
ultraneoliberal The Economist el 20 de agosto, fue el disparo de 
arrancada de la descomunal campaña mediática sobre el tema.  Aunque una 
resolución contra Venezuela del CP no está en la agenda de la reunión se
 filtró que contaban con el voto 18 para aprobarla, pero por alguna 
razón lo que acordaron fue un mecanismo de seguimiento al tema cuyos 
alcances no conozco mientras escribo. Conviene recordar que la OEA fue 
bautizada “ministerio de colonias” por el inolvidable Raúl Roa, aclamado
 por el pueblo cubano como canciller de la dignidad, gracias a su 
fecundo y afilado verbo, denunciante implacable de los crímenes de 
Estados Unidos, no pocas veces apañados por ese organismo.
Venezuela
 está considerada “una amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad 
nacional y la política externa de Estados Unidos” mediante un  decreto 
emitido por el presidente Obama y ratificado por Trump.  No es casual 
que el 23 de agosto, tres días después de que The Economist 
comenzara a referirse a la emigración venezolana como crisis migratoria,
 esta definición fuera usada por el monroísta senador Marcos Rubio para 
expresar que la crisis constituía una amenaza para la seguridad nacional
 de la potencia del norte. Es conocida la continua injerencia de Rubio 
en los asuntos internos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, que realiza, 
encantado de la vida, por encomienda de Trump.  También que este sujeto 
siempre es partidario de la línea más dura contra los países que no se 
someten a la voluntad imperial.
Pero 
Venezuela no está cruzada de brazos. Miles de venezolanos varados en 
otros países después de no encontrar los beneficios prometidos quieren 
acogerse al Plan Retorno a la Patria, lanzado con éxito por Maduro. La 
vicepresidenta Delcy Rodríguez anunciaba que Venezuela había solicitado 
ayuda a los países de la región para que brinden facilidades. al retorno
 de los connacionales. En reunión “constructiva” con Peter Grohmann, del
 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) le había 
solicitado interceder ante otros gobiernos con ese fin y acordado 
cooperar para proteger a los más vulnerables en Venezuela.
 Twitter:@aguerraguerra
 
