¿Es el momento de protestas radicales y su mediatización alternativa en la lucha contra la crisis española?.por Anibal Garzón
    Procesos de Cambio en diferentes estados han sido posibles mediante 
el inicio de acciones de lucha radical en un orden político y económico 
creciente en ilegitimidad llegando así a incentivar y fortalecer una 
conciencia colectiva para crear un nuevo modelo. ¿Es posible esta 
estrategia en España?   
   
      
   
Hace dos años nació en Madrid, por 
causas de la acelerada crisis económica del sistema neoliberal español, 
el movimiento 15-M, una acción social espontánea que tuvo reconocimiento
 internacional con una protesta simple y directa, “Indignación”. Esta 
explosión llevó a conformar diferentes asambleas de indignados en todo 
el estado español para debatir y organizar diversas actuaciones sobre el
 creciente descontento social. Dos años después la situación de la 
crisis económica no ha mejorado sino que se ha extendido ampliándose 
estadísticas como los desahucios, el récord de 526 diarios en el segundo
 trimestre de 2012[1],  la marca histórica de 6,2 millones de desempleados, el 27,16% de la población activa y el 57,22% en menores de 25 años[2], y el dato escalofriante de 200 personas que diariamente se intentan suicidar a causa de la crisis[3].
 Además, creció la represión de las fuerzas policiales en todas las 
manifestaciones como denunció la organización internacional Amnistía 
Internacional.[4]
 A pesar de definir la Constitución Española el derecho a vivienda digna
 y adecuada (artículo 47), el derecho a un trabajo (artículo 35), el 
derecho a la vida (artículo 15), y el derecho a reunirse y a 
manifestarse (artículo 21), estos cuatro principios están siendo 
violados por las mismas autoridades gubernamentales desenmascarando el 
sistema español su carácter demagógico antidemocrático.
De todo esto nacen dos cuestiones 
esenciales. Como primera pregunta, si el estado es el principal sujeto 
que incumple la Constitución en estos conflictos sociales que se 
acentúan ¿por qué la sociedad civil no actúa al máximo grado, incluso 
fuera del marco legal, en defensa de sus derechos con acciones más 
masivas y radicales?, y como segunda cuestión, si en dos años de lucha 
pacífica del 15-M no se han conseguido mejorar las condiciones 
económicas y sociales, presionando al gobierno para aprobar ciertas 
reformas adecuadas, sino que además han empeorado con planes de 
austeridad, ¿los movimientos sociales no deben cambiar sus estrategias 
de lucha?
Mecanismos ideológicos 
En más de 30 años de monarquía 
parlamentaria la élite política y económica española por diferentes 
mecanismos ideológicos que controlan, como los medios de comunicación o 
el sistema educativo, han impuesto a la mayoría de la población española
 unos valores políticos disfrazándolos de superiores, neutrales y 
objetivos en beneficio de todos y todas, pero ocultando sus intereses de
 clase social. Cualquier acción con un nivel de impacto social que sea 
contraria a estos intereses de los apoderados del sistema español 
rápidamente es criminalizada por los medios de comunicación como acción 
terrorista, vandalismo, gamberrismo o barbarie. En definitiva, todo este
 juego dicotómico de lo que es bueno y malo, el orden y desorden, lo 
cívico e incívico,… acaba siendo impuesto por la clase social adinerada,
 quien posee esos medios de comunicación para controlar ideológicamente a
 las clases desfavorecidas.
Como otro dispositivo de control, el 
modelo del “multipartidismo” español termina solamente aceptando a todos
 los partidos que cumplan las reglas del juego llamado “democrático”. Un
 partido institucional, por ejemplo Izquierda Unida, puede estar en 
contra de estructuras del sistema español, como el caso de 
autoetiquetarse de republicano pero más allá de sus lemas no puede 
actuar incumpliendo en sus prácticas políticas los límites del modelo 
político monárquico. Recordemos los dos jóvenes catalanes que fueron 
detenidos por quemar una foto del Rey Juan Carlos I como protesta de su 
visita a la ciudad de Girona, y tuvieron una sentencia de 15 meses de 
prisión que fue sustituida con la multa de 2730 euros por “atacar a las 
instituciones básicas del estado” [5]. 
Otras acciones prácticas de protesta 
iniciadas por el parlamentario de Izquierda Unida, Juan Manuel Sánchez 
Gordillo, que ponían en cuestión el modelo neoliberal español de 
gestionar empresas privadas, como Mercadona, los alimentos del pueblo, 
llevaron a que Gordillo fuese criminalizado de ladrón por los medios de 
comunicación[6],
 a pesar de que actuar contra la hambruna es actuar por un Derecho 
Humano. El objetivo de esta estrategia comunicativa es simplemente 
seguir reproduciendo constantemente a la opinión pública valores 
dominantes sobre lo que es racional e irracional en una sociedad, y en 
la española “robar” a una empresa, aunque sea para dar de comer a los 
pobres, es irracional, mientras que el propietario de la empresa robe a 
los trabajadores explotándoles o despidiéndoles es parte de lo racional y
 lo “políticamente correcto”. El valor del individualismo por encima el 
colectivismo es parte de la cultura del capitalismo, y con este trabajo 
los medios de comunicación siguen incentivado la ética antisocialista de
 prohibir sacar a unos pocos para dar a unos muchos, sino que cada cual 
tiene lo que se gana en el sistema, y no cada cual lo que necesita[7].
 Llegando a un nivel de no ver las injusticias generadas por las 
desigualdades de clases sociales existentes (marxismo) sino por las 
situaciones individualistas competitivas (darwinismo social). “Si no 
triunfas no es porque no puedes sino porque no vales”. La pregunta es, 
¿han conseguido los medios de comunicación criminalizar a Gordillo 
intentando reproducir los valores del capitalismo, o ese mecanismo no ha
 tenido el impacto buscado, sino justo al revés, una amplia parte de la 
población afectada por la crisis consideró esta acción totalmente 
legítima como herramienta de lucha?
En estos 30 años, todos los partidos con
 presencia electoral estatal han acabado aceptando las normas del juego 
español y por eso culturalmente se ha conseguido imponer un mismo 
patrón. Afirmaciones en el sentido común como “todos los políticos son 
iguales” es un indicador de ello. El problema de todo esto es que meter 
en un mismo saco a todos los políticos hace que también el sector 
partidista extraparlamentario, principalmente fuerzas de izquierdas 
revolucionarias, también sean insertados en el grupo e indirectamente no
 cuajen en el pueblo. La población acaba incluyendo en sus mentes 
políticas una desconfianza total a cualquier partido o movimiento 
social. Por lo tanto, finalmente los partidos gobernantes, creadores del
 sistema político, son lo que salen aprovechados de esta cultura 
política que ellos han impulsado suprimiendo en la sociedad toda 
propuesta alternativa. En definitiva, la realidad política se convierte 
en una realidad en si misma y no es identificada como una realidad que 
es construida por una élite social, y como toda construcción social 
puede ser derrumbada y reconstruida. Con esta apabullante y creciente 
crisis económica todavía no se ha producido una crisis política en su 
totalidad, y en consecuencia la caída del actual sistema capitalista 
español. ¿Pero es una reproducción continúa y jamás existirán amplias 
resistencias sociales que hagan caer el sistema?  
La violencia como capacitación de lucha social
 La creciente desconfianza de la población española al sistema político ha pasado del 5% y 7% en 2005 a más del 30% a finales de 2012[8],
 pero, a pesar de este incremento que indica un sentimiento u opinión, 
paralelamente no ha crecido la acción política cualitativa contra el 
sistema capitalista. Parece ser que existe un elevado sentimiento 
personal de repulsa al sistema español en una parte destacada de la 
población española, pero no se ha generado un sentimiento social y 
coordinado. Entrevistar persona por persona mediante un cuestionario no 
quiere decir que esa suma de respuestas construya una nueva conciencia 
colectiva. ¿Pero que es necesario para ello? 
Haciendo unas breves pinceladas 
históricas de procesos de cambios sociales  producidos por una creciente
 conciencia colectiva, las acciones armadas han estado presentes. Todos 
los procesos de independencia en América Latina y África han llevado 
luchas armadas. Incluso en Asia, Mahatma Gandhi que se ha vendido como 
una figura ultrapacífica creció su imagen y apoyo del pueblo de la 
colonia inglesa de la India tras la intensidad del conflicto armado por 
la independencia que lideró en su momento el Ejército Nacional Indio. 
Igualmente muchos pueden decir que los procesos latinoamericanos 
actuales, más allá del modelo armado de la revolución cubana en 1959, 
que han llevado avances contra el modelo capitalista y el imperialismo 
estadounidense, como Venezuela, Ecuador, o Bolivia, se han instaurado 
mediante mecanismos pacíficos, pero subrayo que todos estos nuevos 
gobiernos han tenido que hacer uso violento del apoyo de su fuerza 
social para vencer a intentos de golpes de estado; en la Venezuela 
Bolivariana las fuerzas populares salieron armadas a las calles en abril
 de 2002 contra el golpe de estado, y tanto en Bolivia (2008) como 
Ecuador (2010) los movimientos indígenas estaban preparándose para 
luchar violentamente contra los intentos de golpes de estado de las 
fuerzas reaccionarias. Además el crecimiento de sus conciencias 
colectivas surgió por fenómenos represivos y violentos como El Caracazo 
(1989), la represión a cocaleros en los años 90 en Bolivia, o la 
Rebelión de los Fojariados en Ecuador en 2005.
Pero, sin salirnos del contexto español,
 justamente la historia ha vendido una media verdad del lema referente a
 cuando se instauró la II República Española en 1931 con un proyecto de 
izquierdas y elevadamente progresista, “España se acostó monárquica y se
 levantó republicana”. El cambio no surgió por voluntad divina de un día
 a otro sino, en una parte, por una suma de protestas y acciones de 
meses y años, entre ellas las acciones armadas que lideraron militantes y
 organizaciones obreras, principalmente anarquistas, contra autoridades 
monárquicas del gobierno español, entre ellas el asesinato del 
presidente de gobierno José Canalejas por parte del anarquista Manuel 
Pardiñas en 1912 o el atentando en 1921 contra el presidente del 
congreso Eduardo Dato. Todas estos movimientos de lucha armada 
radicalizaron la correlación de fuerzas, mientras el estado español 
instauraba la dictadura fascista de Primo de Rivera el pueblo español se
 organizaba y se capacitaba políticamente mediante acciones armadas y de
 protestas radicales, entre otras estrategias, para lograr instaurar un 
nuevo sistema popular. La duda es,  ¿se hubiese generado esa cultura de 
cambio de sistema sin la sumatoria de protestas violentas que ayudaron a
 desenmascarar el sistema español represivo mediante la intensificación 
del conflicto? Posiblemente no.
Otro caso a tener en cuenta en la 
realidad del estado español, concretamente en la nación vasca, es ¿por 
qué a pesar de hacer un trabajo ideológico los medios de comunicación 
oficiales del sistema, durante más de 50 años, contra el movimiento de 
la izquierda independentista vasca acusándolos de terroristas e incluso 
de ilegalizar y reprimir sus estructuras políticas durante periodos, en 
las últimas elecciones vascas las segunda fuerza electoral fue la 
organización de la izquierda abertzale, BILDU, con el 25% de los votos? 
¿Posiblemente las mismas acciones armadas de ETA y de lucha callejera de
 los colectivos independentistas vascos, como Kale Borroka, a pesar de 
algunas críticas en la misma izquierda independentista sobre estas 
estrategias y tácticas, fortalecieron  la conciencia colectiva de la 
lucha por la independencia haciendo frente la represión del estado 
español?   
A todo esto, la hipótesis que podemos 
subrayar es que para conseguir generar una conciencia colectiva férrea, 
que haga frente al individualismo cultural impuesto, contra el sistema 
político y económico de la monarquía española, y posteriormente crear 
organización con metas de cambio definidas (potenciar las condiciones 
subjetivas) en un momento de gran crisis económica y aumento de 
desconfianza política (condiciones objetivas) puede ser actualmente un 
momento clave de pasar a acciones rebeldes, de dar un cambio cualitativo
 de movimiento social pacífico, como fue el 15-M, a movimiento social 
radical.
Impacto mediático de la violencia 
Volviendo a la dicotomía de reproducción
 (pesimismo) y resistencia (optimismo), es decir, si los mecanismos 
ideológicos del poder controlan totalmente a la sociedad o pueden 
existir grietas, es de destacar que no toda acción mediática consigue 
tener el impacto buscado según el momento. En la situación actual de la 
crisis española posiblemente ciertas acciones sociales no sean 
etiquetadas despectivamente como lo serían en un periodo de estabilidad.
 Por ejemplo, las noticias de amplias represiones de policías en las 
manifestaciones de indignados, incluso recibiendo ataques los mismos 
periodistas, posiblemente en un momento de estabilidad económica podrían
 conseguir implementar en la conciencia colectiva que los manifestantes 
son los “bárbaros” y la policía los “agentes de la civilización”, pero 
hoy día esas imágenes en plena crisis económica han ganado peso en 
descalificar parte de las sociedad a las fuerzas como represivas y no 
como de seguridad que coaccionan a la población con su uso excesivo del 
monopolio de la violencia. La difusión del máximo de imágenes de las 
represiones en diferentes medios de comunicación alternativos consigue 
peso en el desenmascaramiento de la policía para que actualmente si una 
acción individual o social ataca a los policías no sea vista como una 
gamberrada sino como una protesta legítima. Un policía pierde aceptación
 social sobre el monopolio de la violencia, cuando las informaciones 
constantes en las redes sociales anuncian que ellos mismos violan los 
derechos constitucionales, y esta acción de denuncia puede dar mayor 
legitimidad al ejercicio de acciones violentas autónomas de los 
movimientos sociales como defensa y lucha. Entonces, ¿hasta que nivel 
puede ser utilizada como estrategia de lucha la violencia y otros actos 
radicales e ilegales para hacer frente a la creciente represión 
ilegítima de la policía sin recibir ningún rechazo de gran parte de la 
opinión popular que contiene todavía ciertos valores sociales impuestos 
por la cultura dominante?
Otro aspecto esencial es la creciente 
crítica a la clase banquera española. Culturalmente ha sido una clase 
social ocultada en la vida política, y más bien etiquetados como 
gestores de grandes sumas de dinero, sin perder nunca sus intereses 
personales, pero algo cotidiano y legítimo en la cultura del  modelo 
capitalista. En la actualidad con elevadas cifras de desalojos en España
 que demandan judicialmente los bancos, y el impacto de los suicidios, e
 incluso con la creciente desconfianza de los bajos pero únicos ahorros 
de la población en sus cuentas bancarias por posibles “corralitos”, ha 
crecido la crítica por el desenmascaramiento de la opinión pública sobre
 el verdadero rol lucrativo de los banqueros. Los medios de comunicación
 oficiales, cambiaron su estrategia de censurar a generar una 
sobreinformación[9]
 para que la opinión pública acabe normalizando ciertos abusos sociales y
 económicos, como las noticias de corrupción en España, pero, ¿es 
posible con los mismos medios de comunicación romper con esa posible 
normalidad? Seguramente acciones más mediáticas, e incluso de violencia 
simbólica, con su posterior difusión, pueden llegar a contener una gran 
eficiencia en el objetivo buscado, ilegitimar el rol de los banqueros. 
No hablamos de acciones que pongan en peligro ninguna vida humana, sino 
que desenmascaren la realidad de la clase financiera, como actos, y no 
solamente concentraciones, en centrales y sedes bancarias. ¿Es posible 
qué el impacto mediático de estas acciones generen una multiplicación de
 conciencia social crítica con crecimiento de protestas en defensa de la
 derechos de los españoles violados por el sistema capitalista?
En referencia a la élite política 
española ha crecido su desprestigio en la opinión pública como causantes
 de la crisis económica y sin proporcionar una solución, desde 
autoridades fijas como el Rey Juan Carlos I, hasta el Presidente del 
Estado, Mariano Rajoy, ministros y ministras, o altos cargos de la 
oposición principal, el Partido “Socialista” Obrero” Español. A pesar de
 este desprestigio puede llegar a normalizarse como ha sucedido en 
muchos países de alta corrupción internacional, como el caso de Silvio 
Berlusconi en Italia. ¿Cómo puede ser que en lugar de cotidianizarse 
este mal social se pueda acelerar en la conciencia social que debe ser 
solucionado en beneficio de toda la comunidad? Haciendo un análisis 
sobre impactos sociales respecto a acciones violentas contra autoridades
 en el estado español, una experiencia conocida, fueron los ataques a 
figuras locales, como alcaldes o gobiernos autonómicos, o de asuntos 
económicos particulares, como pueden ser empresarios que no son figuras 
de reconocimiento mediático nacional, las que no generaron conciencia 
colectiva estatal de cambio, sino todo al contrario, una pérdida de 
apoyo social en la lucha, mientras que puede no ocurrir lo mismo si el 
sujeto son representantes nacionales que constantemente salen en los 
medios de comunicación y son parte de la cultura política nacional. 
Analizando un caso concreto, la banda armada ETA tuvo grandes 
repercusiones políticas al cambiar sus estrategias de lucha contra 
élites políticas nacionales y altos cargos a actores municipales de 
medio rango. Recordemos que tras el asesinato del joven concejal del 
municipio de Ermua, Miguel Ángel Blanco en 1997, aumentaron no sólo 
acciones de protesta contra ETA en la oposición política estatal que 
arrastró opinión pública, una gran parte de de la izquierda estatal, 
acuñándose organizaciones como el llamado Espíritu de Ermua, sino que 
incluso existieron rupturas dentro de la izquierda abertzale, como la 
creación del nuevo partido Aralar. Mientras que este debate interno y 
repulsa social no sucedió con las acciones de ETA contra altos cargos 
vistos como agentes propios del fascismo español. En definitiva, 
sociológicamente una acción armada contra un alto cargo con elevado 
desprestigio no suele tener el mismo impacto positivo en una población 
indignada que un ataque a una figura desconocida. Por ello, y desde una 
óptica científica, en una lucha social hay que saber elegir el sujeto 
atacado sabiendo que la acción deberá tener legitimidad social, aunque 
muchas personas no ven válida esta estrategia radical. Seguramente mucha
 gente no estaría de acuerdo con la lucha armada durante el franquismo 
pero aseguro que la mayoría de la población antifranquista celebró el 
asesinato del sucesor de Francisco Franco, Luis Carrero Blanco en 
diciembre de 1973. ¿Entonces hasta dónde llega en la población la 
legitimidad de las acciones radicales y armadas? ¿Solo es posible en una
 dictadura tradicional y unipartidista como la franquista o es posible 
en lo que podemos llamar una dictadura capitalista pluripartidista del 
modelo español actual que no cumple ni con principios constitucionales?
Dado que la conciencia colectiva 
española no se ubica actualmente en un modelo dictatorial como si lo 
hacía cuando el franquismo, seguramente no sean aceptables métodos de 
lucha como asesinatos personales, pero en la nueva sociedad de la 
comunicación, las armas principales puede que no sean las pistolas, sino
 los celulares, Internet o las redes sociales, y los actos de rebelión. 
Las acciones de protesta contra edificios oficiales identificados con la
 crisis, sin perjudicar vidas humanas, que representan el modelo 
español, desde el Banco Central, Las Cortes, y sedes ministeriales, 
entre otras, con su posterior difusión mediática de gran impacto seguido
 de un mensaje político, pueden despertar en las conciencias 
individuales la iniciativa de no claudicar y de apostar por la rebelión,
 eso si, nada es camino de rosas, y el crecimiento de la represión es y 
será constante, siendo un factor que la misma represión con respuesta 
acabe potenciando una retroalimentación de más conciencia, solidaridad 
de clase, y en definitiva mayor rebelión social, cambiando finalmente la
 correlación de fuerzas.
Esta reflexión sociológica simplemente pretende incentivar y ser parte de un debate nacional sobre qué hacer para acelerar un cambio político y económico en
 beneficio de las clases populares afectadas duramente por la crisis 
española. Espero que todo conocimiento que intenta romper con el sentido
 común generado por los poderes dominantes no sea atacado como sufrió en
 la época de la Inquisición Española.  
[1] http://www.publico.es/espana/443284/nuevo-record-de-desahucios-526-diarios-en-el-segundo-trimestre-de-2012
[3] El suicido es un acto social investigado por el sociólogo reconocido Emile Durkheim en su obra “El Suicidio” http://actualidad.rt.com/sociedad/view/84705-espa%C3%B1a-crisis-suicidio-alcohol-drogas
[4] http://www.rtve.es/noticias/20130523/uso-excesivo-fuerza-manifestaciones-preocupa-amnistia-internacional/669581.shtml
[7]
 Inspirada en la frase Karl Marx en el Manifiesto Comunista: “De cada 
cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”
[9] “La Tiranía de la Comunicación” Ignacio Ramonet
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario