Los suicidios se dispara por la crisis. Andrés López Pérez. Rebelión
Parece ser que cada vez más, muchos ciudadanos/as ante la desesperante situación de no encontrar un empleo, de tener graves problemas económicos y después de haber agotado todas las vías de ayuda sociales y las que no lo son, recurren como última vía de escape a la solución más rápida, lo que les lleva a ponerle punto y final a sus vidas a través del suicidio. Pero todavía es más grave ver como nuestros políticos miran para otro lado, apoyan a los Bancos y aprueban leyes para blindar jurídicamente a los desahucios que cada día se han cometido y se siguen produciendo en nuestro país. Y esto ocurre mientras los poderes políticos están ocupado repartiéndose las tarjetas “invisibles” y preocupados por mantener como auténticos ascetas sus puestos políticos.
Lamentable que hayan
sido los propios ciudadanos/as españoles, la gran mayoría, entre otros
ciudadanos/as de países vecinos, a los que hay que agradecer, que hayan
tenido que recurrir las sentencias y quejarse ante el Tribunal de
Bruselas para que intervenga en el Estado Español después de ver cómo en
el último sexenio muchas familias hayan visto peligrar sus vidas tras
ser desahuciadas de sus viviendas familiares desde antaño como
residentes. En algunos casos se trata de personas que les faltaban menos
del 25% de la hipoteca para terminar sus préstamos, y que se han visto
sin empleo después de muchos años, incluso personas que en cualquier
momento de su vida han podido dedicarse a algún tipo de economía
sumergida para buscarse la vida. Pero parece que ni buscarse la vida
uno/a puede hacerlo como se hacía antes; ¡Hacienda somos todos!, pero
los capitales facturan en otros países, y las malversaciones públicas se
llevan en bolsas a paraísos fiscales. Es decir, sólo los proletarios
tienen que pagar, como si de la época romana se tratara bajo el lema “ Panem et circenses”
(pan y circo), para entretener al pueblo. Pero lo que no sabían esos
pobres e ignorantes, es que lo que recibían era producto de sus propios
impuestos que ellos mismos pagaban, que nadie les regalaba nada. Claro
está, que hoy día podemos decir que nuestra sociedad está bien formada, y
por lo tanto no es la sociedad de ignorantes que siempre se ha podido
manipular por los gobernantes.
Igual de lamentable son nuestros
políticos que intentan cubrir con otras noticias los desahucios, donde
ahora se está haciendo a horas tempranas y a través del método
policialmente conocido como “efecto sorpresa”, donde la familia sabe que
en cualquier momento puede ser desahuciada pero no sabe cuándo, de
manera que suele ser a muy temprana hora, cuando no se lo esperen ni
ellos ni los vecinos más solidarios que puedan al menos hacer una
resistencia y mostrar apoyo a los perjudicados. Ya ni siquiera eso le
queda al que todo pierde y nada gana, porque tan sólo tiene derecho a
oír, ver y callar, mientras recoge sus últimas pertenencias para
marcharse de la que durante casi toda su vida fue su morada. Y mientras
esto ocurre los políticos siguen haciéndose fotos para que el resto de
ciudadanos/as “conformados”, se sigan creyendo que “todo va bien”, que
la economía se está remontando en un 0,1% del PIB y que Hacienda ha
aprobado incluir la prostitución y la droga, lo que supondría un aumento
del PIB de hasta cuatro veces más; ¡todos/as deberíamos dar saltos de
alegría…!
Y todo esto ocurre mientras muchas familias ven
peligrar sus vidas, no ven la luz al final del túnel y se agobian, y por
lo tanto eligen el camino más rápido para dejar de existir de este
mundo. Porque no existen recursos donde el ciudadano/a pueda buscar la
ayuda que necesita, y ante esa carencia institucional se encuentra en un
periplo, que al final terminan por elegir el del último adiós, el
suicidio, ese acto provocado voluntariamente que el sociólogo Émile
Durkheim describía en su obra. Y es verdad que “nadie muere por nadie”,
eso está más que superado con creces, porque al día siguiente la vida
sigue, los políticos bromean, y siguen justificando los gastos de las
tarjetas “invisibles” que vergonzoso es en época de crisis. Pero que muy
bien saben defenderse de la corrupción política, que por cierto, ya
podrían comparar este tipo de corrupción con la de la mafia, para que
todos los ciudadanos/as podamos conocer cuál es más perjudicial y cómo
repercute en la vida cotidiana de todos los ciudadanos/as, y quizás así
podamos darnos cuenta de que ya no nos creemos sus discursos.
También podrían sacar a la opinión pública algunos de los estudios
estadísticos de los suicidios en España, sobre todo los causados por los
desastres políticos y económicos que han influido directamente en la
vida de los ciudadanos/as. Pues no hay derecho que en tiempos de crisis
sigan disfrutando de presupuestos desorbitados y que nos tengamos que
enterar por otros medios de los últimos escándalos de corrupción. Me
parece que cada vez somos más los ciudadanos/as que no nos conformamos,
que no nos identificamos con gobernantes de esta envergadura y que cada
vez más, somos multitudinarios los indignados que no compartimos esta
realidad que nos hacen creer. Porque si los datos de suicidios salen a
la luz, entonces nos daremos cuenta que las muertes en carretera se
quedan en cifras mucho más baja que las personas que se suicidan. Y
desde ese momento habrá que plantearse qué papel tienen nuestros
representantes políticos ante una cifra de suicidios que siguen
sumándose y nadie hace nada. Quizás también podríamos preguntarnos qué
planes o estrategias han llevado a cabo nuestros mandatarios para
disminuir los suicidios de esta índole.
Y es que quizás mañana
pueda ser alguno de nosotros, alguno de los que en este momento no ha
conocido la auténtica desesperación y la soledad que han sentido esos
ciudadanos/as ante el abandono por parte de sus representantes
políticos. Quizás mañana sea tarde para esa familia que ya sabe que
tiene el auto judicial. Quizás haya alguien planteándose buscar una
salida a su vida. Quizás sea demasiado tarde cuando lea esto… Quizás
nunca deberíamos consentir que esto haya sucedido, pero quizás algún día
lleguemos a comprender a los suicidados que dejaron de existir en este
mundo por culpa de una incomprensión.
Andrés López Pérez. Licenciado en Antropología Social y Cultural.
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