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lunes, 20 de julio de 2020

Lo que España o Francia no permitirían pero exigen a Cuba

José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- Imagínense que la izquierda llegara a varios gobiernos del Sur de Europa y aplicara decididas políticas públicas. Y que, afectados ciertos intereses transnacionales, EEUU les impusiese una guerra comercial.
¿España permitiría que miembros de organizaciones españolas, con fondos de la Casa Blanca, se dedicaran a destruir su industria turística?
¿Italia permitiría que periodistas italianos, pagados por EEUU, hicieran una campaña de boicot internacional a sus propios productos?
¿Francia permitiría que supuestos activistas de derechos humanos, pagados por Washington, alentaran el bloqueo total a su economía?
Pues no. Ni España, ni Italia ni Francia lo permitirían. Sus códigos penales son claros (1). De 3 a 10 años de cárcel a quien reciba “del extranjero (...) dinero” para “actos contrarios a los intereses nacionales" de Italia. Prisión de 4 a 8 años a quien mantenga "relaciones de inteligencia” que comprometan “los intereses vitales de España". Penas de hasta 30 años –por motivos similares- en Francia.
Ahora llevemos esta situación imaginaria, ubicada en países de la rica Europa, a la realidad que sufre un país pobre del Sur: Cuba.
La “disidente” cubana Rosa María Payá, con fondos federales de EEUU, hace lobby en favor de la Ley Helms-Burton, que sanciona a compañías turísticas de todo el mundo e impide las inversiones en Cuba (2).
José Daniel Ferrer, cuyo colectivo “disidente” es sostenido por la Casa Blanca, presiona para que Joe Biden, de ganar las elecciones, mantenga la actual asfixia económica a la Isla (3).
Otro “disidente”, Guillermo Fariñas, reconoce que su misión es “perjudicar un acuerdo económico entre Cuba y la Unión Europea”, y así taponar toda alternativa comercial al bloqueo de EEUU (4).
Jorge Enrique Rodríguez, “periodista” de Diario de Cuba, medio financiado por Washington, se dedica a la más burda propaganda contra los acuerdos de cooperación entre la Unión Europea y Cuba (5).
Pero ¿qué leemos en la prensa europea? ¿Que por mantener "relaciones de inteligencia” y recibir dinero para “actos contrarios a los intereses nacionales" de Cuba, tal como contemplan los códigos penales de Europa, estas personas deberían estar en prisión?
¿Qué son colaboracionistas de una brutal guerra económica impuesta por una superpotencia a una pequeña isla del Sur?
No. Nos cuentan que son pacíficos “opositores” a los que el “régimen cubano” “amordaza” (6), “censura” (7), no les permite su libre expresión ni organizarse políticamente (8).
Aunque sigan libres y La Habana no aplique, con todo rigor, sus leyes. Las mismas que en España, Francia o Italia no perdonarían semejantes actos de mercenarismo. Mucho menos en EEUU. Por cierto, ¿conocen algún medio europeo que llame “disidente” a un periodista preso llamado Julian Assange (9)?
Edición gráfica y de video: Esther Jávega.

jueves, 16 de julio de 2020

Capitalismo criminal. Un análisis en 360 grados. Por Karima Oliva Bello por La pupila insomne

1. La gestión de los espacios públicos debiera basarse en la profundización de los mecanismos democráticos de participación popular. Transparentar los procesos y brindar información sobre la toma de decisiones en torno a lo público debe ser una cultura de trabajo. El socialismo brinda las mejores condiciones para que así sea, hay que perfeccionar y profundizar todo cuanto se deba en esa dirección. En las urbes latinoamericanas se mantienen en las periferias (físicas, simbólicas y de toma de decisiones) grandes sectores de la población, ya que las ciudades son reconstruidas y funcionan en sintonía con las pautas de privatización y el ordenamiento que el mercado dispone. Hay áreas urbanas completas cuyas dinámicas expulsan a todos aquellos que, a pesar de ser habitantes de la ciudad, no ostentan un lugar privilegiado en la estructura socio-clasista. Investigaciones informan cómo, no solo es impensable que sean consultados sobre algo, sino que estas zonas de clase media o clase media alta son inhóspitas para los jóvenes residentes en áreas marginadas debido al alto grado de criminalización y las violencias simbólicas de que son víctimas. Las ciudades latinoamericanas son extremadamente violentas y exclusivas en el manejo de los espacios públicos. Esa realidad es más compleja que la que se ha estado discutiendo, lo cual no quita valor a los temas en cuestión.
2. Resulta interesante la importancia que tiene la defensa del carácter de lo social en el imaginario colectivo en Cuba, el derecho a decidir sobre lo público. Por lo demás, veo a cubanas y cubanos expresándose libremente, a favor y en contra del sistema político, en entornos tan públicos como las redes sociales. En ese sentido, siempre me pregunto, ¿lo que se discute en las redes es representativo de las inquietudes y del sentir de las cubanas y cubanos que viven en la isla de manera general, o de círculos muy específicos de la población que, ya sea estando en Cuba o fuera de ella, cuentan con recursos para hacer vida en las redes, acceder a contenidos y/o elaborarlos? Las redes sociales no son el país, pero comprender cómo van interactuando los diferentes planos en que el país va produciendo sus modos de subjetivación sería muy interesante.
3. La “oposición” (la declarada o la disimulada) en Cuba, capitaliza cada problemática para atacar a las instituciones e incentivar estados de opinión adversos al gobierno y al sistema político, de manera general. Lo que pudiera ser justamente presentado como la necesidad de una revisión o debate en cuanto a la forma como se gestionan determinados asuntos para, incluso, disparar un análisis más amplio que fortalezca y perfeccione el sistema, es hiperbolizado para construir una imagen de catastrofismo en torno a lo que pasa en Cuba, en que pareciere que todo se hace mal, nada funciona y, lo que es peor, el socialismo no es una alternativa. Las redes sociales seguirán usándose como armas de desinformación, manipulación mediática y guerra psicológica. Cediendo ante las presiones que se generan o desconociéndolas no son vías que ayuden a resolver el problema. Las redes pudieran ser incorporadas intencionalmente de manera estratégica como instrumentos que enriquezcan la gestión del gobierno y la participación popular, creándose mejores condiciones de canalizar insatisfacciones y construir alternativas ante la labor de quienes quieran fabricar escenarios de caos y odio.
4. Una estrategia integral de los medios de comunicación oficiales que tome en cuenta el papel que van adquiriendo las redes sociales como plataformas para el ejercicio del debate público sobre diversos temas de la realidad nacional ayudaría a contrarrestar las campañas de infodemia o desinformación que se articulan en torno a la realidad cubana y crearía un escenario de diálogo con la ciudadanía que pudiera ser efectivo.
5. Es necesario educar para una cultura crítica en el uso de las redes sociales. La idea de que ahora sí estaremos informados, porque el entorno virtual es plural y las corrientes de opinión circulan en igualdad de condiciones, es una ilusión que no tiene cómo sostenerse en la actualidad. Analizando el comportamiento en las redes sociales se evidencia que hay quienes obviamente reproducen contenidos con total claridad y conciencia del manejo que están haciendo, en una dirección u otra, sin embargo, determinados sectores de la población lo hacen sin detenerse a constatar las fuentes de la información, sin tener idea clara de la impronta ideológica de los medios o los actores políticos que producen contenidos, sin conciencia de la responsabilidad que adquieren cuando publican algo. Las estrategias de dominación cultural están muy desarrolladas en la actualidad, nos llevan un tramo grande de ventaja, hay que crear las bases de un pensamiento crítico, decolonial. Eso es tarea de las organizaciones políticas, las instituciones, los medios masivos de comunicación, los programas y planes de estudio en escuelas y universidades.
6. En última instancia, cada quien, desde donde nos encontremos, tenemos la responsabilidad de tomar una decisión personal de carácter político sobre qué queremos para nuestro país y desde ahí pensar cuál será el derrotero ético de nuestro comportamiento en las redes sociales. Si colaboraremos con análisis cada vez más críticos, sistémicos, en que ponderemos los contextos, que aporten una visión compleja, donde las diferentes aristas de un problema se pongan en perspectiva, o si, por lo contrario, abonaremos el sendero del catastrofismo, el caos, la desinformación y la mentira que se quiere construir sobre la realidad cubana.
7. La defensa del bien común es importante y no se logrará si no se asume como una tarea de todas y todos.

martes, 14 de julio de 2020

Fidel: “Economistas con un sentido político, no economistas para servir a las transnacionales”. por La pupila insomne

Nuestros enemigos tratan de golpear nuestras verdades, y contra esa obra de todo un pueblo calumnian por todos los medios posibles, intrigan y tratan de subvertir, tratan de matar la esperanza, de sembrar el pesimismo, si no, ¿para qué quieren ese indecente bloqueo? Para quebrar la moral de nuestro pueblo que, con carácter casi exclusivo en el mundo, está sufriendo el hostigamiento, la guerra económica y no económica también, la guerra política y la guerra ideológica de la más poderosa potencia que ha existido jamás en la historia; y, por primera vez, una potencia hegemónica a nivel mundial.
Estados Unidos constituye hoy la base del imperialismo globalizado y también la lucha contra esa forma de dominio tiene que ser globalizada.
Ese imperio tiene sus teóricos y sus ideólogos formados en universidades, aunque justo es decir que allí también hay hombres inteligentes y sensibles, no todos piensan exactamente igual; hombres que no comparten los métodos del imperio, ni las políticas del imperio o el criminal procedimiento de bloquear a un país pequeño, de tratar de rendirlo por hambre y por enfermedad. Tiene sus teorías, sus teóricos y sus medios de divulgarlas, y los pueblos dominados por ese imperio global deben tener también sus teóricos que han de salir de las filas de los intelectuales; en primer lugar, de los economistas. De los economistas con un sentido político, no economistas para servir a las transnacionales, o economistas para ejercer el simple papel de asesores. Hay que asesorar desde luego todo lo que se pueda, economistas que desarrollen ideas y las trasmitan a su pueblo a partir de fundamentos profundamente científicos, a partir de la ciencia y de la experiencia humana acumulada durante tanto tiempo.
Economistas del pueblo, y hoy para ser economistas del pueblo --repito-- deben ser economistas políticos; y los políticos deben ser políticos, con un mínimo de conocimientos económicos y si es posible con un máximo de conocimientos en ese campo, que hoy es la base realmente sobre la cual se está jugando el destino la humanidad, la base sobre la cual se desarrollan nuestras luchas. Y los políticos que no entiendan, o no quieran entender, o que no se esmeren en conocer la economía, no son dignos de ejercer las funciones que ejerzan como tales políticos.
No es cuestión de estar diciendo cosas que agraden porque las elecciones se aproximan, o porque se quiere que su partido gane un poco más de votos, repartiéndose una multitud de electores divididos en mil pedazos. No se trata de estar expresando cosas para obtener apoyo y con una multitud de periodistas detrás; si pasan dos horas sin una conferencia de prensa para trasmitir sus palabras y divulgar su presencia, es como si pasaran 10 días sin beber agua. Es todo un estilo político, incluso.

lunes, 13 de julio de 2020

Los ricos del mundo, con Jeff Bezos al frente, se repartieron en 2019 el PIB de España

Los ricos del mundo, con Jeff Bezos al frente, se repartieron en 2019 el PIB de España

Los ‘brotes verdes’ existen en las grandes fortunas y su fotosíntesis patrimonial no conoce límites. En un año convulso en los mercados, con guerras comerciales por doquier y riesgos de inestabilidad en sus carteras de inversión como el Brexit o las tensiones entre las superpotencias, las ganancias de los 500 milmillonarios más ricos del mundo sumaron 1,2 billones de dólares a sus cuentas personales.



Jeff Bezos, fundador de Amazon. AFP


DIEGO HERRANZ

Los ricos son cada vez más ricos. El ciclo de negocios surgido tras la crisis de 2008 del artificio de los estímulos económicos y monetarios –y de los procesos de socialización de las pérdidas que se emprendieron a través de los planes de rescate y de la gestación de los bancos malos con los que las autoridades políticas trataron de contener los efectos del credit-crunch más destructivo desde el Crash de 1929– nunca ha conocido obstáculos. Año tras año, desde entonces, los beneficios de las grandes fortunas han ido en aumento. En sentido inversamente proporcional al descenso de las rentas de los estratos sociales menos pudientes e, incluso, de una porción substancial de las clases medias, que han menguado sus censos en la práctica totalidad de las latitudes del mundo. Los 500 milmillonarios con un mayor patrimonio acumulado han empezado 2020 siendo aún más poderosos desde el punto de vista monetario, según revela el indicador que elabora la agencia Bloomberg.

El ranking lo encabeza Bezos, con un patrimonio de 115.000 millones de dólares; Gates es el segundo, con 113.000 y Arnault, tercero, con 106.000

En concreto, atesoraron 1,2 billones de dólares más en sus cuentas personales, cifra similar al tamaño del PIB español, lo que eleva sus riquezas conjuntas hasta los 5,9 billones de dólares –la suma conjunta de las economías de Japón, la tercera del planeta, y de Arabia Saudí, la decimoctava–, un 25% más que al inicio del pasado ejercicio. El fundador y director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, la gran fortuna global, encabezó la lista de ganancias. A la que se ha incorporado nuevos ricos, como Kylie Jenner, que se ha convertido en la más joven multimillonaria después de que su compañía, Kylie Cosmetics, firmase una alianza exclusiva con Ulta Beauty, por la que se desprendió del 51% de sus acciones por las que recibió 600 millones de dólares. O como el empresario de desguaces de coches Willis Johnson, dueño de Copart, una red de venta de vehículos con defectos mecánicos o de carrocería que opera en todo el territorio estadounidense y que ha amasado 1.900 millones de riqueza personal.
La emergencia de nuevos grandes patrimonios que se han acomodado por encima de la barrera de riqueza de los 1.000 millones de dólares ha sido una característica de 2019. A pesar de haber sido un ejercicio dominado por la alta volatilidad de los mercados –especialmente a lo largo de la primavera y el otoño, cuando arreciaron los efectos de las guerras comerciales y se sucedieron los datos de contracción en Alemania, Reino Unido e Italia, tres de las siete economías del G-7 y se reveló el retroceso en la actividad del PIB estadounidense– y la incertidumbre global por la proliferación de riesgos geopolíticos de alta tensión en las que están involucradas, en mayor o menor medida, las tres superpotencias en Oriente Próximo, Venezuela o Corea del Norte, entre otros, y las dudas sobre el Brexit.

Debate sobre una transformación económica

Estas suntuosas ganancias de beneficios actúan de carburante para ahondar en la desigualdad social. Quizás, el fenómeno más elocuente que ha dejado en la herencia de la quiebra de Lehman Brothers. Sólo en EEUU, el 0,1% más rico controla una porción del pastel de la riqueza de la gran economía global como nunca visto desde 1929, lo que ha añadido argumentos entre candidatos demócratas para acometer una reestructuración radical de la economía. “La riqueza acumulada por los patrimonios más boyantes repercute directamente en el coste de vida del resto de la sociedad civil”, escribió Alexandria Ocasio-Cortez en un tuit del 12 de diciembre, el día de las elecciones británicas, durante cuya campaña, el todavía líder laborista Jeremy Corbyn arremetió contra una operación filantrópica de la fundación Bezos recordando al presidente de Amazon que la mejor contribución que podría hacer era pagar impuestos. En alusión a la fuga de capitales que las multinacionales, especialmente las big-tech, propician cada año a las arcas de los tesoros nacionales por sus artificios fiscales y financieros para eludir sus obligaciones tributarias a través del dudoso concepto de sede social.
La aspirante demócrata Elisabeth Warren se ha involucrado en la idea de que las fortunas personales superiores a los 50 millones de dólares sean gravadas con un impuesto a la riqueza del 1%, y las que sobrepasen los 100 millones, el 2%, bajo el sólido argumento de que los empresarios que se han enriquecido exponencialmente en sus negocios a lo largo del actual ciclo de negocios se han beneficiado de recursos federales como los que se han destinado a la educación, la sanidad o las infraestructuras. Corbyn no logró persuadir a los votantes británicos en su proclama de “reescribir las reglas de la economía” británica. Mientras en Francia, donde algunos multimillonarios llegaron a pedir un tributo del lujo como aportación a la salida de la crisis, la tercera fortuna global, Bernard Arnault, a quien se ha señalado en varias ocasiones en los últimos años como evasor fiscal y que es una de los tres patrimonios que posee una cifra de millones de seis dígitos –más de 100.000– ha prometido que declarará sus ingresos en Francia. Después de amenazar con sacar su riqueza del país por las sucesivas acusaciones de trasladar sus beneficios –es el dueño de Louis Vuitton– en varios paraísos fiscales.

La riqueza conjunta de las 500 mayores fortunas del planeta se eleva hasta 5,9 billones de dólares

El presidente de Amazon perdió casi 9.000 millones de dólares de su patrimonio. Pero debido al multimillonario coste de su divorcio con MacKenzie Bezos. La multinacional de e-commerce acaba de admitir “ingresos récords”, de decenas de miles de millones de dólares de beneficios, hace unas semanas, antes de revelar los datos anuales definitivos. Al índice de Bloomberg ya se han incorporado 172 milmillonarios estadounidenses, que aumentaron en más de medio billón sus riquezas. Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, ganó 27.300 millones y Bill Gates, fundador de Microsoft, otros 22.700. La representación china sigue escalando, hasta incluir a 54 ricos, tras EEUU. He Xiangjian, presidente de la firma que más aires acondicionados exporta, elevó en un 79% su patrimonio. Cuantitativamente, en 23.300 millones. Entretanto, las principales fortunas rusas lo hicieron en 51.000 millones, un 21% más, debido especialmente a los beneficios durante la parte final del año de las monedas de los mercados emergentes, sobre todo el rublo. También en sus valores bursátiles y en la rentabilidad de los bonos.
Todos ellos han sido los vencedores del año. Aunque hay perdedores. Rupert Murdoch ha visto cómo su riqueza personal ha disminuido en cerca de 10.000 millones por la entrega de activos a seis de sus hijos, a los que ha hecho millonarios de cuna. O Adam Neumann, CEO de WeWork, a quien las disputas corporativas internas le han restado 8.000 millones al valor de capitalización de su compañía, valorada en cualquier caso en 47.000 millones de dólares. En este terreno, los expertos que gestionan el índice señalan también a Thomas Peterffy, propietario de Interactive Brokers, cuyo patrimonio perdió en 2019 más de 2.100 millones por la pérdida competitiva que le inculcó su rival, Charles Schwab al eliminar comisiones de intermediación a sus operaciones de cartera y adquirir Ameritrade.
En la lista también destacan millonarios millennials, como Mark Anthony Brands, dueño de Claw Hard Seltzer, la firma que comercializa la bebida alcohólica de agua de seltzer, que añadió 3.600 millones a su valoración, o Jitse Groen, de Takeaway.com, que incrementó en 1.500 millones su fortuna.
El ranking lo encabeza Bezos, con un patrimonio personal de 115.000 millones de dólares. Gates es el segundo, con 113.000 y Arnault, el tercero, con 106.000. El pódium de más de seis dígitos. A continuación, Buffet, con 89.000 millones, Zuckerberg, con 78.100 y Amancio Ortega (76.000). Los fundadores de Google, recién jubilados de labores ejecutivas en la big-tech que fundaron en los noventa, Larry Page, con 64.000 y Sergey Brin, con 62.000, cierran el top-eight.     

lunes, 6 de abril de 2020

Capitalismo asesino 26 personas tienen más riqueza que los 3.800 millones más pobres:



26 personas tienen más riqueza que los 3.800 millones más pobres


Es un fenómeno global. Se detiene la reducción de la pobreza y aumenta la concentración de riqueza. Los directores ejecutivos de las 200 compañías más grandes de Estados Unidos tienen un sueldo promedio de 18,6 millones de dólares al año. La mitad de las personas en el mundo viven con menos de dos dólares al día



2 de junio de 2019

Especial para Infobae America

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Jeff Bezos, dueño de Amazon, alcanzó el año pasado una fortuna de 112.000 millones de dólares (Foto: Archivo)


Es una de esas contradicciones de las estadísticas. Desde hace años la pobreza en el mundo viene bajando acompañada de un aumento significativo de las clases medias. Pero en este 2019, según el "Reloj Mundial de la Pobreza", una organización auspiciada por el gobierno alemán que provee datos en tiempo real de los ingresos de las personas, el ritmo de los que escapan de la miseria está disminuyendo en forma considerada. Somos menos pobres, pero la pobreza sigue aumentando. También la concentración. Ya son apenas 26 los multimillonarios que poseen más dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del planeta.

Cuando el Reloj Mundial de la Pobreza se lanzó hace dos años, en promedio, una persona escapaba de la pobreza cada segundo. El año pasado, el ritmo de reducción se desaceleró a 0,8 personas por segundo. Las últimas proyecciones para este año muestran que se ralentizó aún más: a 0,6 personas por segundo. Este es el resultado de la desaceleración en el crecimiento de la economía global que afecta particularmente a los países africanos y se alimenta de las grandes crisis como las que viven Siria, Yemen y Venezuela.

India, por ejemplo, consiguió en la última década tasas muy altas de reducción de la pobreza en enormes capas de la población que pasaron a engrosar la ascendente clase media. Pero en la última etapa del primer gobierno de Narendra Modi –reelegido la semana pasada- muestra una caída considerable del producto bruto per cápita. Ya no hay compradores para los 100.000 nuevos departamentos construidos en New Delhi en los últimos meses, tampoco se venden como antes motos ni autos nacionales. Se detuvo la movilidad social.

A nivel global, la última proyección confirmada por datos del Banco Mundial, el Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI) y el Instituto de Salud Métricas y Evaluación (IHME), indica que, en 2030, unos 500 millones de personas seguirán viviendo en la pobreza extrema, 44 millones más de la estimación anterior. Con esta actualización, el World Data Lab dice que África tiene hoy 427 millones de personas viviendo en pobreza extrema. Se espera que el continente sea el hogar de casi tres cuartas partes de la pobreza mundial a finales de 2019. "Sin embargo, muchas partes de África, como Etiopía y Kenia, están logrando avances significativos de un Desarrollo Sostenible. Pero Nigeria tuvo un retroceso muy importante", dice un informe del Brookings Institute, el centro de pensamiento demócrata en Washington. África sigue siendo el hogar de la mayoría de los extremadamente pobres del mundo, viven con menos de dos dólares por día.

Las guerras en Yemen y Siria, así como el conflicto social en Venezuela y el estancamiento económico en Tanzania, provocaron las mayores caídas de la población en la indigencia. Casi 18 millones de yemeníes viven en la pobreza extrema, el 57% de la población. En Venezuela, se prevé un aumento de 2,4 millones más de personas en la indigencia. Y ya permanecen en esa categoría 8,6 millones de venezolanos, el 26,5 por ciento de la población. En Tanzania son 23 millones, casi el 42% de sus habitantes.

Steven Pinker, el profesor de Harvard y uno de los divulgadores científicos más reconocidos, decía que en 2018 el éxito en el combate de la pobreza y el ascenso social a la clase media de millones de personas en todo el mundo era "la noticia ignorada" del año. Pero poco después, comentó en su cuenta de Twitter que las mismas estadísticas en las que basó su observación, estaban siendo revisadas. En 2019 sólo 20 millones de personas escaparán de la pobreza extrema. A este ritmo, el número global tardará cinco años en caer por debajo de 500 millones, lo que hace casi imposible cumplir con el objetivo de las Naciones Unidas de acabar con la pobreza extrema para el 2030.



Steven Pinker. (Rose Lincoln /Harvard)


Junto a la pobreza, aumenta la desigualdad económica planetaria. En su último informe, la ONG Oxfam, muestra que la riqueza de los multimillonarios aumentó 900.000 millones de dólares el año pasado. La concentración se acentuó a tal punto en 2018 que 26 multimillonarios poseen más dinero que los 3.800 millones de personas más pobres del planeta. Un año antes eran 43 esos multimillonarios. La cantidad de personas que acumularon más riqueza se duplicó desde la crisis financiera de 2008. "El abismo que aumenta entre ricos y pobres penaliza la lucha contra la pobreza, perjudica la economía y alimenta la rabia en el mundo", afirmó Winnie Byanyima, la directora ejecutiva de Oxfam.

La riqueza de los multimillonarios del mundo aumentó a un ritmo de 2.500 millones por día, mientras que los ingresos de la mitad más pobre del planeta cayeron un 11%. La ONG estimó que el hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, dueño de Amazon, alcanzó el año pasado una fortuna de 112.000 millones de dólares. El presupuesto de Salud de Etiopía equivale al 1% de esa suma.

Oxfam dice que "los más ricos se benefician no sólo de una fortuna en plena expansión, sino también de los niveles impositivos menos elevados desde hace décadas". La riqueza está particularmente infragravada; de cada dólar de impuestos a los ingresos, sólo cuatro céntimos provienen del impuesto a la riqueza. Y a esto hay que agregarle la evasión impositiva. Se estima que los más ricos esconden al fisco 7,6 billones de dólares, en algunos países como Brasil o Reino Unido, el 10% de los más pobres pagan impuestos más altos en proporción a sus ingresos que los más ricos.

Y la tendencia a la acumulación la propician las mismas empresas que benefician a sus directivos en forma desproporcionada con respecto a los salarios del resto de los empleados. Equilar, una consultora de compensaciones para ejecutivos, hizo una encuesta para el New York Times que muestra cómo los doscientos directores ejecutivos mejor pagados en Estados Unidos obtienen beneficios todavía mayores cada año. En 2018, les fue especialmente bien a los CEO: el promedio recibió pagos equivalentes a 18,6 millones de dólares, un aumento de 1,1 millones, o del 6,3 por ciento, en comparación con el año anterior. Una tasa de casi el doble de la registrada para los salarios comunes. En 2018, un año muy bueno para el mercado laboral estadounidense, el trabajador promedio recibió en el sector privado un aumento del 3,2 por ciento, equivalente a 84 centavos adicionales por hora.



Tesla autorizó en diciembre pasado un paquete de pagos a su director, Elon Musk, por cerca de 2.300 millones de dólares.


El ejemplo más destacado es el de la empresa Tesla, de innovación en automóviles y energía, autorizó en diciembre pasado un paquete de pagos a su director, Elon Musk, por cerca de 2.300 millones de dólares. No solo es la suma más elevada del año pasado para un directivo empresario, sino que es la mayor de la historia. David Zaslav, director ejecutivo de la empresa de entretenimiento Discovery, ocupó el segundo lugar con 129,5 millones de dólares. Palo Alto Networks, proveedora de servicios de ciberseguridad, le otorgó a su nuevo CEO, Nikesh Arora, un paquete que equivale a 125 millones de dólares. Oracle convino en pagarle a cada uno de sus dos directores ejecutivos 108 millones de dólares y un poco más a su presidente, Larry Ellison. Una de estos directores ejecutivos, Safra Catz, fue la mujer mejor pagada en 2018. Y el jefe global de Uber, Dara Khosrowshahi, obtuvo 45,3 millones de dólares y ocupó el décimo lugar en la lista de Equilar.

Pobreza y concentración de la riqueza son dos caras en el mismo espejo. No se puede acabar con una si no se elimina al mismo tiempo a la otra. Todos los especialistas lo saben y lo comparten. Pero no hay un liderazgo global para remediarlo. Por ahora, apenas si comparamos estadísticas y llenamos las notas de frías cifras.

lunes, 30 de marzo de 2020

El despilfarro de los gastos criminales para matar y la escasez de inversiones sociales sanitarias para la vida y el bienestar de las personas, y encima le seguimos el juego con los cuentos de los "enemigos", esos magnates inmorales que se enriquecen con el dolor, el sufrimientos y la muerte de las personas humildes, las matan de hambre y con guerras, eso es el fin del capitalista, enriquecerse a costa del prójimo, del otro sin escrúpulos de ninguna clase. Esos son los verdaderos enemigos de la humanidad.


Comparación entre Gastos Militares y Necesidades Sociales

Sábado.14 de marzo de 2020  - Va a hacer falta mucho dinero para enfrentar las secuelas del coronavirus, y sabemos de dónde se puede sacar.
Recuperamos este estudio de Tortuga, publicado en mayo de 2007, porque ahora, con la crisis del coronavirus parece que va a hacer falta mucho dinero para reforzar la sanidad, evitar que se hunda la pequeña economía y necesidades similares. Es solo por dar alguna idea sobre cuales son las partidas de gasto estatal perfectamente prescindibles de las que se podría sacar el dinero. Nota de Tortuga.


Grupo Antimilitarista Tortuga
Navegando por Internet hemos recopilado datos sobre lo que cuesta poner en marcha determinados servicios básicos que se juzgan de gran utilidad por parte de la ciudadanía, y hemos establecido la comparación con el coste de algunos artefactos bélicos de esos que se utilizan para matar personas.

El coste de unos y otros está redondeado, ya que según unas páginas u otras hay pequeñas variaciones. Decir que el coste de la maquinaria bélica lo hemos obtenido de páginas relacionadas con empresas de armamento o foros de entendidos en esta cuestión nada sospechosos de simpatizar con nuestras ideas antimilitaristas.

Llama la atención el descomunal precio de algunos armamentos, y más si se tiene en cuenta todo lo que podría hacerse en la sociedad si se eliminara este inútil gasto. Por ejemplo, si se dedicara a la investigación contra el cáncer sólo la mitad de lo que se invierte en investigación militar, es de prever que la lucha contra esta enfermedad estaría muy desarrollada. De la misma manera, si no malgastáramos el erario público en estos costosos aparatos, es tremenda la cantidad de nuevos hospitales, centros deportivos, educativos etc. que podríamos tener.

Esta lista es escasa e incompleta. Rogamos a quien tenga datos sobre lo que cuestan estas cosas que nos los vaya remitiendo a ver si entre todas creamos una buena base de datos. Muchas gracias.





¿Qué valen las siguientes cosas?

Necesidades sociales
Un colegio de primaria con todas sus dotaciones: 4.800.000 €
Una escuela infantil: 1.500.000 €
Un hospital: 35.000.000 €
Un centro cultural: 800.000 €
Un pabellón polideportivo: 484.000 €
Atención social durante un año a 3.000 personas en necesidad extrema: 1.200.000 €

Caprichos de los militares
Un misil Tomahawck 1.000.000 €
Un cazabombardero Eurofighter Typhoon: 25.000.000 €
Un cazabombardero F-16: 23.000.000 €
Un cazabombardero F-22 (sin armamento): 110.000.000 €
Un avión “invisible” B-2: 1.900.000.000 € (mil novecientos millones; es el avión más caro del mundo)
Un helicóptero Eurocopter Tigre: 12.000.000 €
Un helicóptero Apache: 13.000.000 €
Un tanque Leopard 2-A4: 1.200.000 € (son una ganga comparados con lo que cuestan los tanques yankis)
Un tanque M1 A1 Abrams 4.300.000 €
Una fragata F-100: 600.000.000 €
Un portaviones con propulsión nuclear: 3.200.000.000 €
Un submarino S-80: 450.000.000 €


Y ya con la calculadora en la mano, por ejemplo nos salen estas comparaciones:
- Un misil Tomahawck equivale a 0’20 ESCUELAS DE PRIMARIA PERFECTAMENTE DOTADAS (5 misiles = 1 escuela)
- Un tanque M1 A1 Abrams a 0’89 escuelas (casi una)
- Un helicóptero Eurocopter Tigre a 2’50 escuelas
- Un cazabombardero Eurofighter Typhoon equivale a 5’20 escuelas
- Un submarino S-80 a 94 escuelas
- Una fragata F-100 a 125 escuelas
- Un avión “invisible” B-2 a 396 escuelas
- Un portaviones con propulsión nuclear a 667 escuelas
- Un misil Tomahawck equivale a 0’02 HOSPITALES (35 misiles = un hospital)
- Un tanque M1 A1 Abrams a casi 0’12 hospitales (8 tanques = 1 hospital)
- Un helicóptero Eurocopter Tigre a 0’34 hospitales (3 helicópteros = 1 hospital)
- Un cazabombardero Eurofighter Typhoon equivale a 0’71 hospitales (3 cazas = 2 hospitales)
- Un submarino S-80 a 13 hospitales
- Una fragata F-100 a 17 hospitales
- Un avión “invisible” B-2 a 54 hospitales
- Un portaviones con propulsión nuclear a 91’5 hospitales
- Un misil Tomahawck equivale a LA ALIMENTACIÓN DE 2.500

PERSONAS EN NECESIDAD EXTREMA DURANTE UN AÑO
- Un tanque M1 A1 Abrams a la de 10.750 personas
- Un helicóptero Eurocopter Tigre a la de 30.000 personas
- Un cazabombardero Eurofighter Typhoon equivale a la de 62.500 personas
- Un submarino S-80 a la de 1.125.000 personas
- Una fragata F-100 a la de 1.500.000 personas
- Un avión “invisible” B-2 a la de 4.750.000 personas
- Un portaviones con propulsión nuclear a la de 8.000.000 personas

El Imperio y el capital no cierran en domingo

El Imperio y el capital no cierran en domingo

Rafael Poch de Feliu, periodista catalán experto en asuntos internacionales
Sobre los dilemas e inercias de los gobernantes durante la pandemia
Ante una crisis de gran alcance histórico en la que hay millones de vidas humanas potencialmente en juego como la que estamos entrando, el sentido común le sugiere a la lógica imperante una pausa, un receso, una jornada de descanso como la que el propio creador se concedió. Nada de eso: el Imperio no cierra en domingo.
Felices eran los días en los que nos preocupaba el riesgo de que Trump desencadenase una guerra contra Irán, la virulencia de las artificiales tensiones con Rusia, la intensa guerra comercial y propagandística contra China, o los incendios de California o Australia.
Se evitó el bombardeo americano de Irán, pero las sanciones de Washington -el Secretario de Estado, Mike Pompeo, acaba de anunciar su refuerzo- están incrementando allá los efectos de la pandemia.
Es imposible comprar medicinas y suministros esenciales cuando, según la reputada Universidad Sharif de Tecnología de Teherán, ya se están produciendo; una muerte cada diez minutos, 50 nuevos afectados por hora (viernes,20 de marzo), y se barajan escenarios de 3,5 millones de muertos. Eso sería más del triple de la mortandad causada por la guerra con Irak de los ochenta. En la actual coyuntura -y eso vale igual para Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Siria y otros- las sanciones son puro terrorismo.
Mientras en California se están abriendo las cárceles en previsión de un contagio generalizado, en Gaza hay dos millones de palestinos -con 60 UCIs para todos y 1,2 camas por mil habitantes- encerrados y privados por Israel de suministros fundamentales. La inercia es la de siempre.
UE: Había una vez un circo
En Europa el espectáculo es sobresaliente. El 4 de marzo Alemania decretó una prohibición de exportación de artículos de protección médica al resto de la UE. El ministro de sanidad alemán, Jens Spahn, respondió dos días después a las críticas de Bruselas, diciendo que la UE debía prohibir tal exportación al exterior de su espacio en lugar de criticar. Ante el escándalo, Alemania introdujo el día 12 algunas excepciones en su prohibición, entre indicios de que su principal agencia de control y prevención de enfermedades, el Robert Koch Institut está embelleciendo a la baja las cifras de muertos y afectados en el país.
En esas circunstancias, Italia dirigió su petición de ayuda a China, Cuba y Venezuela -países objeto de sanciones europeas- después de que “ni un solo país de la UE” respondiera a sus peticiones, según el embajador italiano ante la UE, Maurizio Massari. Instalada en una “lógica nacional” hacia sus socios, Alemania, “se ha cargado las últimas ilusiones” sobre la UE, se lee en un diario tan europeísta como La Repubblica.
Las prohibiciones exportadoras de la UE eran citadas por el Presidente serbio Aleksandr Vucic en una carta a Xi Jingping en estos términos: “la prohibición nos ha llegado de la misma gente que nos aleccionaba diciendo que no debíamos comprar productos chinos”. En la crónica europea se echan a faltar informes sobre Grecia, cuyo sistema de salud fue particularmente devastado por la inflexibilidad europea.
El 12 de marzo Trump anunciaba su prohibición de viajar a Estados Unidos para los ciudadanos de la zona Schengen. Bruselas denunció la medida como una estupidez populista. Cuatro días después, el 17 de marzo, Bruselas prohibía todos los viajes entre países no europeos y la UE durante 30 días…
La pandemia retrata a cada uno. A Trump, por ejemplo, ofreciendo mil millones a la empresa alemana CureVacpara hacerse con la exclusiva de un supuesto tratamiento contra el virus. En esa foto de grupo, China es la que sale más favorecida, pese a la masiva reeducación de los uigures, a la falta total de complejos a la hora de instalar su sistema de vigilancia ciudadana por puntos y al resto de la lista que la realidad -y también la propaganda- acumula contra ella. Como lamenta un comentarista del Wall Street Journal: “hay indicios de que China espera usar la crisis para fortalecer su posición global”.
Otro observador de mayor calidad, Patrick Cockburn, resume así la situación: “Al fracasar en una respuesta coherente ante la amenaza y acusar a los extranjeros por su difusión, Trump ha arrinconado a Estados Unidos y socavado el papel hegemónico que ha desempeñado desde la Segunda Guerra Mundial. Incluso si Biden es el próximo presidente, en el mundo post pandemia Estados Unidos habrá perdido su indiscutible primacía”.
Dilemas y estrategias de los gobiernos
Con su estricta política de contención en el foco inicial e intenso intercambio de información con el resto del mundo, China ayudó a Occidente a prepararse. Brindó tiempo. El hecho de que esa política exitosa fuera también practicada en lugares como Taiwán o Corea del Sur, invalida el tontorrón argumento de la “ventaja de la dictadura”.
La diferencia que habrá que explorar apunta más bien a mentalidades colectivas, prácticas de buen gobierno y prioridades gubernamentales. No se trata de China, sino de lo que podríamos llamar “estrategia de Asia Oriental”.
Sea como fuere, Occidente ha perdido un tiempo precioso al vacilar a la hora de aplicar una política que al final no ha sido de estricto confinamiento a la china, ni de control generalizado a base de test, sino de relativa restricción de movimientos. Ahora ya, uno tras otro, los gobiernos europeos, en Italia, España, Francia, Austria… , se pronuncian por la ampliación temporal de sus medidas restrictivas que los científicos califican de insuficientes y claman desesperadamente como causa de futuros males mayores.
La vacilación de los gobiernos occidentales también tiene que ver con el enorme dilema que esta crisis plantea: para contener la pandemia hay que matar la economía. Si se trata de dos o cuatro semanas de quietud, como pensaban inicialmente en la UE, el asunto era serio, pero si se trata de seis semanas, o de algunos meses, entonces a lo que se enfrentan los gobiernos es a un colapso económico con hundimiento del sector servicios, depreciación bursátil, contracción del consumo y las exportaciones, y, finalmente, millones de despidos laborales.
Tal es el dilema al que se enfrentan hoy los que mandan en Occidente: o se opta por una larga hibernación, con lo que la pandemia se contendrá pero la “economía” se hundirá, o se opta por la actual restricción soft con la economía en apuros y una gran mortandad. Al día de hoy seguramente nadie sabe cual de las dos opciones es más dañina, pero lo que está claro es que lo primero no es computable para quienes representan políticamente los intereses de los más ricos, porque el Capital tampoco cierra los domingos.
Mientras en Francia, Italia y España, los gobernantes, aprueban dineros y subsidios especiales, discursos y actitudes como las de Boris Johnson, Angela Merkel, Donald Trump, Jair Bolsonaro y otros, evidencian, la opción por el “abierto las 24 horas”: cualquier cosa menos el colapso económico. Johnson, y al parecer también los holandeses y suecos, ha dibujado un cierto “laissez faire” a la pandemia. Merkel ha añadido un cierto fatalismo.
Todo ello cosido por la sugerencia del darwinismo social: que sobrevivan los más fuertes, confiémonos en la “inmunidad colectiva”, etc. En su discurso del miércoles, la canciller alemana no propuso nada, ninguna medida. Cero. “Estoy completamente segura de que superaremos esta crisis, pero ¿cuantas víctimas habrá? ¿cuantos seres queridos perderemos?” dijo, antes de apelar a la “disciplina de cada cual”. Y ahí lo dejó.
Opciones como suprimir los planes de rearme de la OTAN (400.000 millones para los 29 estados miembros en los próximos cuatro años), o subir un 20% los sueldos de los más expuestos, profesionales de la sanidad, repartidores, dependientes de comercio, conductores, son medidas de sentido común que deberían estar en los discursos de todos.
La crisis económica y social que se dibuja abrirá ciertamente algunas oportunidades, hemos dicho, desde nuestra ligera ignorancia, que la pandemia contiene ciertas oportunidades de cambio, , pero lo que va a abrir a corto plazo, y con toda certeza, es un sufrimiento humano enorme, y muy especialmente entre los más débiles, pobres y vulnerables.
De la misma forma en que no es lo mismo el confinamiento en un piso-colmena del extrarradio que en una amplia villa con jardín, tampoco es lo mismo vivir con la mitad para los que tienen mucho, o suficiente, que para quienes no llegan a fin de mes o están en precario. Somos una sociedad dividida en clases.