Cuba: 55 años resistiendo al imperialismo, 55 años construyendo el socialismo
por Kaos. Cuba
Somos el futuro de este país: palabras de estudiantes en el acto por
los 55 años de la Revolución. Discurso de Raúl en Santiago: No
cederemos ante agresiones, chantajes ni amenazas
"Hoy, a mis escasos 20 años, cuando
los medios internacionales solo hablan el lenguaje de conflictos bélicos
que amenazan con destruir nuestro planeta, al verme cada mañana con mi
bata de estudiante, presta a adquirir todos los conocimientos en una
universidad gratuita, con los recursos necesarios que me harán una buena
médica, a la que antes del triunfo revolucionario solo accedían
representantes de los sectores burgueses, cuarenta alumnos por curso en
cualquier carrera, acuden a mí recuerdos de la infancia y una frase que
repetía mi abuelo: "Cuba, qué hubiera sido de ti sin tu juventud".
Somos el futuro de este país
Palabras de Aylén Cumbá Chávez, estudiante de tercer año de estomatología de la Facultad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba
Compatriotas:
Hoy, a mis escasos 20 años, cuando los
medios internacionales solo hablan el lenguaje de conflictos bélicos que
amenazan con destruir nuestro planeta, al verme cada mañana con mi bata
de estudiante, presta a adquirir todos los conocimientos en una
universidad gratuita, con los recursos necesarios que me harán una buena
médica, a la que antes del triunfo revolucionario solo accedían
representantes de los sectores burgueses, cuarenta alumnos por curso en
cualquier carrera, acuden a mí recuerdos de la infancia y una frase que
repetía mi abuelo: "Cuba, qué hubiera
sido de ti sin tu juventud". Entiendo cuánta savia encierran esas
palabras y solo sé decir: ¡Gracias!, porque en la historia siempre ha
estado impresa la huella del valor, las ganas de mover y el
inconmensurable sentido del deber que solo atesora esta edad.
Jóvenes fueron los que no vacilaron en
abrazar el sagrado compromiso de defender la patria. Jóvenes fueron
Céspedes, Agramonte, Martí, Maceo, que comprendieron la necesidad de
empuñar las armas ante un régimen que nos humillaba. Joven era Mella al
fundar el Partido Comunista de Cuba, o Villena y Guiteras cuando tomaron la universidad, los obreros, el pueblo y los impregnaron de genuino espíritu de lucha.
Jóvenes los ojos de Abel, los de la
Generación del Centenario, que se inmolaron en el Moncada. En sus años
mozos estaban Frank, Fidel, Raúl, Camilo, el Che, Almeida, y Vilma y
Celia, marianas multiplicadas ayer y hoy en estas cien heroínas de la
lucha clandestina que nos acompañan, ellos bajaron invencibles a
establecer la paz sobre esta tierra, como escribiera Neruda.
Joven militar "el arañero", Presidente
Chávez, que soñó un futuro más digno para la tierra de Bolívar y para el
mundo. Y nuestros cinco hermanos antiterroristas, hombres de estos
tiempos, fieles ejemplos de sentimiento patriótico e incuestionables
valores morales. Si cada generación viste el uniforme de su época, la
nuestra se cubrirá con el estudio, el trabajo, con enaltecer a nuestros
héroes y construir un mundo mejor.
No desmayaremos en la defensa de todo lo
logrado y en respaldar a la dirección histórica de nuestra Revolución
en toda la política de cambios económicos y sociales emprendida,
convencidos de que saldremos adelante a pesar del genocida bloqueo
impuesto por el gobierno norteamericano.
¡No nos dejemos confundir por la invasión de información y consumismo, nosotros somos el futuro de este país!
La historia será siempre protagonizada
por los jóvenes y es un honor para mí decirles a Fidel, a Raúl, al
pueblo, al mundo: ¡Tranquilos, pueden contar con nosotros!
¡Viva el 55 aniversario del triunfo de la Revolución! (Exclamaciones de: "¡Viva!")
¡Vivan Fidel y Raúl! (Exclamaciones de: "¡Vivan!")
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (Exclamaciones de: "¡Venceremos!") (Aplausos.)
Fidel, estamos estudiando y seremos mejores cada día
Palabras de la pionera Claralbis Soler Infante, alumna de cuarto grado de la Ciudad Escolar 26 de julio
¡Qué alegría siento por estar en este histórico y bello lugar!
Mis abuelos y maestros me han contado que Martí, al igual que Fidel, luchó por erradicar en Cuba
la opresión, la discriminación, la explotación, la miseria a la que
estaba sometido el pueblo, y gracias a Fidel, con nuestra Revolución se
cumplió este sueño.
Con el triunfo de la Revolución cubana,
se abrió una nueva página de independencia y libertad. Hoy somos
cientos de miles de niños y niñas los que hemos aprendido a leer y a
escribir, y también muchos los que ya son maestros, médicos, ingenieros,
artistas, deportistas, periodistas, agricultores y obreros.
Que todos los niños de Cuba
tengamos educación gratuita y sepamos leer y escribir es una de las
obras más hermosas e importantes logradas por nuestra Revolución. Como
también lo es que tengamos salud. Nos sentimos felices y seguros por
todas las conquistas alcanzadas por nuestro pueblo en estos 55 años.
Los pioneros cubanos
no solo tenemos el privilegio de tener escuelas y maestros que nos
enseñan y nos educan, sino que tenemos a nuestro alcance los programas
de la Revolución: computadoras, televisores y videos que elevan nuestra
cultura general integral. Pero nuestro deber fundamental es ser mejores
estudiantes y aprender cada día más.
¡Muchas gracias, Fidel!
¡Muchas gracias, Raúl!
Antes de terminar estas breves palabras
quisiera decirle a Fidel que me puse muy contenta cuando hace unos
poquitos días lo vi en la televisión con Maduro. Se ve muy bien. Y para
concluir le diré que estamos estudiando mucho y seremos mejores cada
día, como usted nos lo ha pedido.
¡Vivan Fidel y Raúl! (Exclamaciones de: "¡Vivan!")
¡Gloria eterna a los héroes y mártires de la patria! (Exclamaciones de: "¡Gloria!")
¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!
Gracias (Aplausos).
Gracias Fidel
Palabras de Juan Carlos Casanova Camps, trabajador de la dirección provincial de Educación de Santiago de Cuba
Compatriotas:
Cuánta historia, cuántos momentos vienen
a nuestras mentes, en especial del pueblo santiaguero, que una vez más
alza su frente para ver los balcones del antiguo Ayuntamiento y recordar
la figura de nuestro invencible Comandante en Jefe Fidel Castro y su
voz vibrante, diciéndole al pueblo: ¡Al fin hemos llegado a Santiago!
Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado.
En estos 55 años de Revolución el pueblo
de Santiago ha estado y seguirá junto a Fidel, Raúl y la Revolución,
sin importar lo duro que ha sido el camino, porque estamos conscientes
del hermoso legado patriótico que hemos heredado y seguros de nuestros
valores. Cumpliendo y respaldando cabalmente los Lineamientos del Sexto
Congreso del Partido Comunista de Cuba y fieles defensores de las conquistas del socialismo.
Si cerramos nuestros ojos y recordamos
aquel amanecer del mes de octubre de 2012, cuando miles de santiagueros
salimos a las calles luego de enfrentar los azotes del huracán Sandy,
cuánto dolor, cuántas lágrimas, tanto sacrificio perdido. Pero una vez
más, con los pechos apretados y las manos bien firmes, Santiago se alzó y
hoy la vemos hermosa, hospitalaria y heroica como siempre.
Este pueblo demostró la estirpe de sus
héroes, el Santiago que estaba en las calles, en las obras, en las
escuelas, en la recuperación, era el pueblo de Frank, de Pepito, de
Otto, el Santiago del 30 de noviembre, con sus puertas y ventanas
abiertas a los verdaderos revolucionarios.
Los trabajadores que representamos al sector de la educación cubana,
conscientes estamos de que nuestra profesión es un modo de hacer
patria, de llenar de valores la vida de nuestros alumnos y de que
nuestro sentido de vida es forjar el presente y futuro de la sociedad.
Que Raúl y el gobierno tengan plena
confianza, que siempre seremos escudos de voluntad y sacrificio para que
nuestro pueblo nunca vuelva a la triste y nefasta herencia que nos
habían dejado los gobiernos anteriores de un millón de personas que no
sabían leer ni escribir, medio millón de niños sin escuelas y más de 10
000 maestros sin trabajo.
Hoy la obra de la Revolución ha
despertado interés y admiración en el mundo por sus planes de desarrollo
educacional y cultural, llevando con orgullo que a menos de tres años
de Revolución nos declaramos como el primer país de Latinoamérica libre
de analfabetismo, lo cual nos abrió las puertas a la senda de la
libertad y la igualdad social.
Fidel, desde este histórico lugar, el pueblo santiaguero y todos los trabajadores de Cuba
le decimos ¡Gracias por enseñarnos el camino correcto! ¡Gracias por
enseñarnos a luchar y a emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros
propios esfuerzos! ¡Gracias por enseñarnos a luchar por nuestros sueños
de justicia para Cuba y para el mundo! ¡Y seguro esté, Comandante, de que aquí en Santiago siempre le esperará la victoria!
¡Gracias, Fidel!
¡Viva la Revolución! (Exclamaciones de: "¡Viva!")
¡Vivan Fidel y Raúl! (Exclamaciones de: "¡Vivan!")
Muchas gracias (Aplausos).
Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz,
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto de
conmemoración del 55 Aniversario del triunfo de la Revolución, en el
parque Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba, el 1ro de enero de
2014, “Año 56 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Santiagueras y santiagueros;
Orientales;
Combatientes del Ejército Rebelde, de la
lucha clandestina y de todas las acciones combativas en defensa de la
Revolución a lo largo de estos 55 años;
Compatriotas:
Ni el más soñador de los que acompañamos a Fidel en un acto como este, el Primero de Enero de 1959, podía imaginar que hoy estaríamos aquí.
Nada fácil ha resultado este largo y
azaroso camino. Ello ha sido posible, en primer lugar, gracias a la
inmensa capacidad de resistencia y lucha de varias generaciones del
noble y heroico pueblo cubano, verdadero protagonista de esta, su Revolución,
que es el triunfo del mismo ideal de los mambises que en 1868, con
Céspedes a la cabeza, iniciaron la guerra por la independencia del yugo
español; de Maceo yGómez, con quienes José Martí en 1895 retoma la gesta libertaria, truncada por la intervención norteamericana en 1898, que impidió la entrada a Santiago de Cuba del Ejército Libertador.
Es también la causa que enarbolaron
contra la república burguesa y neocolonial Baliño, Mella, Rubén Martínez
Villena, Guiteras y Jesús Menéndez, por solo mencionar a algunos.
Fue ese el afán que motivó a la
Generación del Centenario, bajo el mando de Fidel, a asaltar los
cuarteles Moncada, en esta ciudad, y Carlos Manuel de Céspedes, en
Bayamo; a sobreponerse al fracaso, resistir el rigor de la prisión,
venir en la expedición del yate Granma, soportar el duro revés de
Alegría de Pío y encaminarse a la Sierra Maestra para empezar la lucha
guerrillera del naciente Ejército Rebelde, cuyo Comandante en Jefe,
ejemplo personal de valor en el combate, tenacidad e inclaudicable fe en
la victoria, junto a su vocación unitaria e indiscutible liderazgo,
supo forjar la unidad de todas las fuerzas revolucionarias y conducirlas
al triunfo definitivo.
Exactamente 60 años después de que los
interventores norteamericanos escamotearan la victoria a las huestes
insurrectas, esta vez los mambises sí pudieron entrar a la ciudad de
Santiago de Cuba.
Rendimos hoy merecido tributo a quienes
entregaron sus vidas en montañas, campos y ciudades, combatientes del
Ejército Rebelde y luchadores clandestinos, a aquellos que después del
triunfo cayeron en otras muchas honrosas misiones, a todos los que
dedicaron su juventud y energías a construir el socialismo, guiándose
por la prédica martiana de que toda la gloria del mundo cabe en un grano
de maíz y que no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con
el deber.
No podemos dejar de mencionar la contribución decisiva de las mujeres cubanas
a lo largo del proceso revolucionario, como dignas continuadoras del
ejemplo de Mariana Grajales, la madre de los Maceo, tanto en la lucha
guerrillera como particularmente en la clandestinidad, sometidas a la
brutal persecución de los esbirros de la tiranía. En ocasión de este 55
aniversario, la Televisión Cubana ha estado difundiendo el serial histórico Clandestinas como
un justo homenaje a aquellas valerosas muchachitas que tantas veces
arriesgaron la vida. Algunas de ellas se encuentran aquí presentes, para
alegría nuestra (Aplausos).
En este propio lugar, el Primero de
Enero de 1959, en medio del júbilo popular que se adueñó de todo el
país, ya Fidel premonitoriamente advertía, cito: “La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros.”
Desde bien temprano, se pusieron en
marcha infinidad de planes de desestabilización, comenzando con el
refugio brindado en Estados Unidos a criminales y torturadores del
régimen de Batista y también a toda suerte de malversadores que se apropiaron del erario de la nación.
La Revolución triunfante debió enfrentar
el fomento y la organización del terrorismo de Estado mediante el
sabotaje y el bandidismo armado, que en dos ocasiones llegó a actuar en
las seis provincias que entonces tenía el país; la exclusión de Cuba de la OEA y
la ruptura de relaciones diplomáticas por todos los países
latinoamericanos, con la honrosa excepción de México; la invasión de
Playa Girón, el bloqueo económico, comercial y financiero, la masiva
campaña mediática para difamar al proceso revolucionario y a sus
líderes, en especial contra Fidel, objetivo de más de 600 planes de
atentado; la Crisis de los cohetes en octubre de 1962, el secuestro y
ataques a embarcaciones y aeronaves civiles, el asesinato de maestros y
alfabetizadores, obreros, campesinos, estudiantes y diplomáticos, que
dejó una estela, hasta ahora, de 3 478 muertos y 2 099 incapacitados.
Han sido 55 años de incesante lucha
frente a los designios de once administraciones norteamericanas que, con
mayor o menor hostilidad, no han cejado en el propósito de cambiar el
régimen económico y social fruto de la Revolución, apagar su ejemplo y
reinstaurar el dominio imperial sobre nuestra Patria.
La Revolución Cubana
puso fin a varios mitos, entre ellos, el de que no era posible
construir el socialismo en una pequeña isla a 90 millas de Estados
Unidos. Una Revolución que no fue consecuencia de una confrontación
internacional ni contó con apoyo masivo del exterior. Una Revolución que
no se limitó a la sustitución de un poder por otro, sino que en menos
de 24 horas disolvió la maquinaria represiva del régimen dictatorial y
sentó las bases de una sociedad nueva. Una Revolución que construyó un
ejército que es el pueblo uniformado, y elaboró, para defenderse, su
propia doctrina militar.
Una Revolución que cumple
55 años de trabajo por y para el pueblo, a quien hizo dueño de la tierra
y las industrias, alfabetizando primero y formando maestros y
profesores, construyendo escuelas generales y especiales para todos los
niños, universidades, escuelas de arte y de deportes, edificando
policlínicos y hospitales, preparando médicos para Cuba y el mundo. Una Revolución que nos ha llevado a alcanzar índices de educación y salud que hoy son referencia internacional.
Una Revolución que sentó las bases para democratizar los espacios de creación, difusión y acceso a la cultura.
Resumiendo, una Revolución
que ha hecho realidad y proseguirá cumpliendo el profundo anhelo
martiano que preside la Constitución y señala, cito: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.”
Al hablar de estas
cuestiones, recuerdo la frase de Fidel el 26 de julio del 2003 al
intervenir en el acto por el aniversario 50 del Moncada cuando afirmó: “educar
al pueblo en la verdad, con palabras y con hechos irrebatibles, ha sido
quizás el factor fundamental de la grandiosa proeza que este ha
realizado”.
Cómo calificar de otra
manera la colosal capacidad de resistencia y de confianza en sí mismo
que brindó al mundo nuestro pueblo, que supo resistir estoicamente el
durísimo período especial a que nos vimos sometidos como consecuencia de
la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista, en medio
de la ola de incertidumbre y desmoralización que esos dramáticos
acontecimientos generaron en buena parte de las fuerzas progresistas de
la humanidad.
La imagen de Cuba,
famosa en América antes de la Revolución como un paraíso para el juego,
la prostitución, refugio de mafiosos y destino preferido de sus sucias
inversiones, facilitadas por la generalizada corrupción administrativa
de la tiranía, se transformó mediante el proceso revolucionario en
símbolo de dignidad, independencia, humanismo e intransigencia en
defensa de los principios.
Siguiendo la máxima de Martí, la Revolución Cubana
nunca ha preguntado de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el
deber. Hemos sido coherentes y consecuentes con la ética martiana. A lo
largo de 55 años recibimos la solidaridad noble y generosa de muchos
pueblos hermanos, en primer lugar de la Unión Soviética mientras existió
y muy especialmente en los primeros y difíciles años, al tiempo que
brindamos nuestro apoyo solidario en distintas regiones del planeta,
tanto en las gloriosas misiones combativas internacionalistas como en
los programas de colaboración médica, educacional, deportiva y en otras
esferas, haciendo realidad el legado de que “Patria es Humanidad”.
Jamás hemos cedido ni
cederemos ante agresiones, chantajes ni amenazas. La política exterior
de la Revolución siempre ha sido un arma poderosa para defender la
independencia, autodeterminación y soberanía nacionales, en favor de la
paz mundial, el desarrollo, la justicia social y la solidaridad con los
pueblos del Tercer Mundo.
El planeta que habitamos ha
cambiado mucho desde el primero de enero de 1959. Esta pequeña isla, a
la que mediante brutales presiones de los gobiernos norteamericanos se
pretendió separar de su entorno regional, ejerce la presidencia Pro
Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y
se apresta a celebrar su reunión Cumbre en La Habana a finales de este
mes, animada por el ideal de forjar una nueva unidad dentro de la
diversidad en Nuestra América.
No olvidamos la singular coincidencia histórica de que en una fecha como hoy, 1ro de enero, hace
210 años, triunfó la primera revolución en la región latinoamericana y
caribeña, la que también fue la primera y única victoria de un
movimiento revolucionario dirigido por negros esclavos que luchaban
contra ese oprobioso sistema y a la vez por la independencia nacional.
Los efectos de aquellos dramáticos acontecimientos repercutieron en Cuba, incluso por las venas de no pocos orientales corre sangre haitiana.
Ambas naciones hemos tenido que pagar un alto precio por la audacia de enfrentar a los imperios dominantes.
Al abordar este asunto deseo reiterar al hermano pueblo haitiano y a su gobierno que los cubanos jamás los abandonaremos y que siempre podrán contar con nuestra modesta colaboración (Aplausos).
Compañeras y compañeros:
Aprovecho la ocasión para dedicar unas breves palabras a la marcha de dos importantes programas en interés de Santiago de Cuba.
A un costo de más de 200 millones de
dólares se ha ejecutado la reconstrucción del acueducto de la segunda
ciudad en población del país, en la que un cuarto de millón de
habitantes recibía el servicio de agua entre 7 y 9 días, otros 76 500
tenían un ciclo de distribución superior a 15 días y más de 16 000 ni
siquiera contaban con acueducto, lo que llevaba a realizar unos 200
viajes de pipas diarios para abastecerlos, con un elevado consumo de
combustible.
Para casi todos ustedes hoy la situación
descrita pertenece al pasado, pues de los 32 sectores hidrométricos
existentes, 29 se abastecen diariamente, quedando tres que lo hacen en
días alternos y se trabaja en la calibración del sistema de distribución
para alcanzar la meta trazada. Además fueron rehabilitadas las tres
plantas potabilizadoras y 22 estaciones de bombeo.
Como parte de este programa también se
inició la construcción del alcantarillado y drenaje pluvial,
específicamente en el reparto San Pedrito, lo que se extenderá al resto
de la ciudad a partir del 2014.
Se ha dotado a la Empresa de Acueducto y
Alcantarillado del equipamiento requerido para asegurar la
sostenibilidad de sus servicios. Corresponde ahora a ustedes hacer un
uso racional del agua.
Como es conocido, esta ciudad sufrió la
furia de los vientos del huracán Sandy en la madrugada del 25 de octubre
del 2012, que también afectó, aunque en menor magnitud, a las
provincias de Holguín y Guantánamo. La pérdida de 11 vidas humanas y las
desoladoras imágenes de destrucción de viviendas, infraestructuras e
instalaciones vitales que tuvimos que padecer en las primeras jornadas
posteriores al evento, pusieron de manifiesto, junto a la solidaridad
nacional e internacional, en primer lugar de los hermanos venezolanos (Aplausos), la capacidad del pueblo santiaguero para vencer cualquier obstáculo.
A un año y dos meses de intenso trabajo,
se ha logrado solucionar el 50% de las 171 380 afectaciones reportadas a
la vivienda, además fue restablecido el 97% de las instalaciones de
salud pública, el 88% del sistema de educación, el 82% de cultura y
deportes, así como el ciento por ciento en el caso de la industria
alimentaria.
A pesar del incumplimiento del plan
provincial de nuevas viviendas, se culminaron las 331 planificadas en el
barrio de San Pedrito, históricamente uno de los más humildes, y se
continúan los trabajos en otras zonas de la ciudad.
Proseguiremos controlando sistemáticamente desde el Gobierno Central estas labores hasta su total restablecimiento.
Para lograr edificar una ciudad cada vez
más bella, higiénica, ordenada y disciplinada, a la altura de su
condición de Ciudad Heroica, cuna de la Revolución, como expresé el 26
de julio del año pasado al conmemorar el 60 aniversario del Moncada,
corresponde ahora, en primer lugar a las autoridades, con el apoyo de
sus ciudadanos, reforzar el respeto —repito, reforzar el respeto— al
papel que debe jugar la Planificación Física, a lo que contribuirá el
estricto cumplimiento del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de la
ciudad, que será aprobado este año por la Asamblea Provincial del Poder
Popular.
Pienso que si todos cumplimos con
nuestro deber, podremos continuar asegurando que “Santiago sigue siendo
Santiago” (Exclamaciones de: “¡Santiago!”). Exactamente (Aplausos). Si
quisiéramos ayudar a traducirlo, eso quiere decir que se puede
construir, pero no donde a cada cual se le ocurra, si no más nunca vamos
a tener una ciudad como decíamos el 26 de Julio y hoy: bella,
higiénica, ordenada y disciplinada. ¿Están de acuerdo ustedes?
(Exclamaciones de: “¡Sí!” y aplausos.)
Hasta aquí lo que pensaba decirles sobre ambos programas.
Seguidamente abordaré una cuestión en la
que resta un largo trecho por recorrer. Me refiero al reto que nos
impone la permanente campaña de subversión político-ideológica concebida
y dirigida desde los centros del poder global para recolonizar las
mentes de los pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo
mejor.
En su brillante definición del concepto
“Revolución” formulada el primero de mayo del año 2000, en la Plaza de
la Revolución, en La Habana, Fidel enunció, entre otras ideas, las siguientes:
“Revolución es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional;”
“es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio;”
“es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.
En nuestro caso, como sucede en varias
regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente
plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo
neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución
Socialista a partir de una manipulación premeditada de la historia y de
la situación actual de crisis general del sistema capitalista, en
menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacionales,
favoreciendo el individualismo, el egoísmo y el interés mercantilista
por encima de la moral.
En resumen, se afanan engañosamente en
vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de
ideologías y conciencia social, como si esos preceptos no representaran
cabalmente los intereses de la clase dominante en el mundo capitalista.
Con ello pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección
histórica de la Revolución y las nuevas generaciones y promover
incertidumbre y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado
fin de desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba.
En las presentes circunstancias, el
desafío se hace mayor y estamos seguros de que con el concurso de las
fuerzas de que dispone la Revolución saldremos victoriosos en este
decisivo campo de batalla, haciendo realidad los objetivos que en la
esfera ideológica aprobó la Primera Conferencia Nacional del Partido
hace dos años, dirección en la que no se ha avanzado lo necesario.
Queda muchísimo trabajo por hacer. Para
ello contamos con la pujanza y compromiso patriótico de la gran masa de
intelectuales, artistas, profesores y maestros revolucionarios, así como
con la firmeza de nuestros centros de investigaciones sociales,
universidades y de su estudiantado, aún sin utilizar plenamente sus
potencialidades.
Los empeños de diseminar ideas que
niegan la vitalidad de los conceptos marxistas, leninistas y martianos,
deberán contrarrestarse, entre otros medios, con una creativa
conceptualización teórica del socialismo posible en las condiciones de Cuba, como única alternativa de igualdad y justicia para todos.
Las nuevas generaciones de dirigentes,
que paulatina y ordenadamente van asumiendo las principales
responsabilidades en la dirección de la nación, nunca podrán olvidar que
esta es la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y
para los humildes (Aplausos y exclamaciones), premisa imprescindible y
antídoto efectivo para no caer bajo el influjo de los cantos de sirena
del enemigo, que no renunciará al objetivo de distanciarlas de nuestro
pueblo, en el propósito de socavar su unidad con el Partido Comunista,
único heredero legítimo del legado y la autoridad del Comandante en Jefe
de la Revolución Cubana, el compañero Fidel Castro Ruz (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”).
En este sentido, vale la pena recordar
la relevancia que tiene continuar perfeccionando constantemente el
principio de consultar de manera directa con la población las decisiones
vitales para el desarrollo de la sociedad, como quedó demostrado
durante el proceso previo a la aprobación del nuevo Código de Trabajo
por nuestra Asamblea Nacional, al igual que en su momento se hizo con el
proyecto de los Lineamientos de la Política Económica y Social, los que
luego de su amplio y democrático examen popular fueron aprobados por el
Sexto Congreso del Partido y refrendados posteriormente en nuestro
Parlamento, ante el cual se rinde cuenta dos veces al año acerca de su
implementación y de similar manera se procede en el seno del Gobierno y
del Partido.
Con este método se podrá
garantizar que el programa de la Revolución se actualice cada cinco
años, para que siempre responda a los verdaderos intereses del pueblo en
los asuntos fundamentales de la sociedad y corregir oportunamente
cualquier error. Así se asegurará también el permanente perfeccionamiento y profundización de nuestra democracia socialista.
Estrechamente vinculada con estos
conceptos de alcance estratégico, verdaderamente estratégico para el
presente y el futuro de la Patria, está la frase pronunciada por Fidel
aquí, casi a esta misma hora, desde ese balcón exactamente, hace hoy 55
años, con la que, por su eterna vigencia deseo concluir mis palabras,
cito: “La Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto, sino con el pueblo, que es al único que le debe sus victorias” (Aplausos).
Cincuenta y cinco años después, en el
propio lugar, podemos repetir con orgullo: ¡La Revolución sigue igual,
sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo!
Muchas gracias.
(Exclamaciones de: “¡Viva la Revolución, Vivan Fidel y Raúl!”)
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