¿Quién restaura La Habana Vieja? Por José Manzaneda
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El
 diario español “El País” nos aseguraba, hace unos días, que La Habana 
Vieja, el casco histórico de la capital cubana, está siendo “restaurada 
gracias a la cooperación internacional” (1). Y aportaba una cifra: “En 
los últimos años, un tercio de las construcciones de la capital cubana 
ha sido restaurado gracias a la cooperación internacional”.
 
Algo 
absolutamente falso. Patricia Rodríguez Alomá, Directora del Plan 
Maestro para la Revitalización Integral de la Habana Vieja, lo explicaba
 en un entrevista a Cubainformación (2): “Ha habido cooperación 
internacional, que se agradece muchísimo, porque te permite multiplicar 
los proyectos, sobre todo de corte social, que es donde esta cooperación
 incide fundamentalmente. Pero en proporción viene siendo un 10 %. De 
los recursos que se aplican a una obra un 10% pueden ser provenientes de
 la cooperación, y un 90% lo pone Cuba a través su sistema empresarial, 
que aporta los recursos en moneda libremente convertible”.
Cifras más 
en detalle las tenemos en un estudio de la especialista Vivian Cabrera 
Pérez, titulado “La cooperación internacional para el desarrollo en 
Cuba”, donde se indica que la cooperación aporta el 9 % de estos fondos 
en La Habana Vieja, y el resto –el 91 %- es soportado por el Estado 
cubano (3). Dentro de este porcentaje, la entrada principal -el 79 %- 
procede de los ingresos de hoteles, cafeterías y tiendas de la Compañía 
Turística Habaguanex, de titularidad pública y dependiente de la Oficina
 del Historiador de La Habana (4).
Evidentemente, el objetivo del periódico del Grupo Prisa no es informar sobre el proceso de rehabilitación de la Habana Vieja. Explicar cómo se financia mediante los ingresos de un sistema empresarial nacional y público, sin especulación inmobiliaria ni privatizaciones, no entra en los planes de la redacción de “El País” (5).
Su objetivo es otro: es vender a la opinión pública el habitual mensaje neocolonial de una supuesta “dependencia” de Cuba de una cooperación internacional que, además de anecdótica, es cada día más condicionada.
Evidentemente, el objetivo del periódico del Grupo Prisa no es informar sobre el proceso de rehabilitación de la Habana Vieja. Explicar cómo se financia mediante los ingresos de un sistema empresarial nacional y público, sin especulación inmobiliaria ni privatizaciones, no entra en los planes de la redacción de “El País” (5).
Su objetivo es otro: es vender a la opinión pública el habitual mensaje neocolonial de una supuesta “dependencia” de Cuba de una cooperación internacional que, además de anecdótica, es cada día más condicionada.
 *Coordinador de Cubainformación.
 
