El infame discurso de Felipe VI
Eso sí, Felipe VI ha demostrado que de tartamudear nada, aunque la ocasión merecía tartamudeos, sudores y tembleques. No se amedrentó por nuestra infamia y pidió, como un Zapatero cualquiera, “actuar como un solo mundo” y transformarlo “en los próximos 15 años” para “librarlo de la pobreza extrema y del hambre que todavía hoy afligen a buena parte de la Humanidad”. Si no le conociera, hasta lloraría de emoción al creer que El Preparao es un gran humanista. No lo es. Y como no lo es, no puede realizar aseveraciones tan gruesas cuando visitó Arabia Saudí en su primer año de mandato y tuvo que anular otro viaje en el segundo año de reinado por la presión mediática.
Y siguió, total, las palabras se las escriben: “Estamos aquí para comprometernos, en nombre de nuestros pueblos, a transformar el mundo”. Si semejantes palabras las hubiera pronunciado el monarca sueco habrían supuesto un momento de reflexión en mitad de la sangrienta vorágine que supone la silenciosa guerra mundial que ya cuenta con más de 65 millones de desplazados. Pero no las hizo él.
Suecia ha acogido a 163.000 refugiados desde 2015, dedica un 1% del PIB a los mismos y el 16% de los habitantes de dicho país nacieron en el extranjero. Llegaron al límite de sus posibilidades e hicieron todo lo que pudieron, y si se vieron forzados a reducir el flujo migratorio se debió al repugnante comportamiento de la mayoría de Europa, España incluida. Un sueco no tiene nada que reprochar a su estado y puede sentirse orgulloso, pero Suecia no es España ni Carlos Gustavo es Felipe VI ni su monarquía es machista como la nuestra (la heredera es Victoria de Suecia) ni fue restaurada por un sanguinario dictador fascista.
España solo ha acogido a 480 refugiados de los más de 17.000 a los que se comprometió, por lo que si el compromiso al que se refiere Felipe VI es semejante, el mundo no se cambia ni en quinientos años. Si a ello le añadimos que Suecia tiene 9,5 millones de habitantes y España 46,7 millones, el esfuerzo sueco sería comparable a que España hubiera acogido a 800.000 refugiados… Así pues, el discurso de Felipe VI no es más que un chiste borbónico, uno más de los muchos que acumula la historia, ante un auditorio responsable de lo que acontece. Al mundo le iría mucho mejor si la alocución se hubiera pronunciado en una prisión, al menos existirían más posibilidades de cumplirse los vaticinios realizados.
Papá Juan Carlos I y la ‘princesa’ Corinna cambiarán el mundo
Felipe, ya crecido, como el amigo que se toma tres cervezas de más y se convierte en el amo de la fiesta, se lanzó: “Lo vamos a cambiar entre todos y para todos. La agenda para el cambio que hoy adoptamos es fruto de una negociación entre iguales y recoge la voz de millones de ciudadanos. Son ellos quienes nos han dicho lo que esperan de nosotros. Lo hacen en nombre de la generación que está ahora viendo la luz y que cumplirá 15 años en el año 2030”. Entre todos no sé, pero seguro que el mundo no lo cambian entre papá Juan Carlos I y suamiga entrañable Corinna ejerciendo de intermediarios en las ventas de más de 250 carros de combate a Arabia Saudí (ambos). Papá Juan Carlos I debió pensar que sería una buena forma de cambiar el mundo que los sauditas contaran con más de doscientos cincuenta carros de combate Leopard y el ministro Morenés que contarán con todo el arsenal de su bazar.Por desgracia, parece que papá Juan Carlos I no podrá cambiar el mundo porque se encuentra perdido en el glamour de los hoteles y restaurantes más exclusivos (a costa de todos nosotros).
“Nadie es inmune a las debilidades de un modelo de crecimiento que ahora hemos de corregir y perfeccionar preservando sus fortalezas y eliminando sus excesos”, fue la guinda del pastel. Otro insulto más a la decencia si tenemos en cuenta el tugurio corrupto en el que vivimos, la lamentable situación de las Fuerzas Armadas, la mera existencia de la justicia militar, la ley mordaza, los recortes en derechos y libertades o gastos sociales, los medios de comunicación menos fiables de Europa, el segundo país del mundo con más desaparecidos… ¿No existen suficientes excesos en España?
Aunque la ONU sea una organización fallida y desprestigiada, no merecen una patochada tan lamentable como la acontecida, para eso están los circos y, si fallan estos, los medios de comunicación españoles.
Luis Gonzalo Segura, es exteniente del Ejército de Tierra, miembro del Colectivo Anemoi.
En la actualidad, su principal fuente de ingresos son las ventas de Código rojo, ¡CONSÍGUELA AQUÍ FIRMADA Y DEDICADA!. “Código rojo le echa huevos al asunto y no deja títere con cabeza. Se arriesga, proclamando la verdad a los cuatro vientos, haciendo que prevalezca, por una vez, algo tan denostado hoy en día como la libertad de expresión” (“A golpe de letra” por Sergio Sancor).
El Colectivo Anemoi recomienda las novelas “Código rojo” (2015) y “Un paso al frente” (2014). Un hito histórico en la lucha democrática en el seno de los ejércitos.
Puedes seguirlo en Facebook móvil, Facebook internet, luisgonzalosegura.com y Twitter (@luisgonzaloseg).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario