Para junio de 2014, Obama anunció  una 
crisis migratoria  en la frontera sur, esa crisis dijo que  era la 
alarmante migración masiva de niños  y adolescentes que viajaban  solos 
sin compañía de un adulto, algo a lo que él llamó: no acompañados. Salió
 con su capa de superhéroe al estilo hollywoodense  y los medios lo 
secundaron y propagaron la noticia en un santiamén, el buen samaritano 
se humanizaba con los migrantes centroamericanos. Eso fue lo que dejó 
 plasmado en el imaginario colectivo, sedado por la mediatización.
Curioso, solo con los centroamericanos, en 
esa crisis no contaban los niños que viajaban solos desde México y el 
resto de Suramérica y de otras partes del mundo que llegan a  Estados 
Unidos vía  Latinoamérica.
Para ese mismo mes, siempre en la línea 
samaritana, anunció la creación del  Programa de Procesamiento de 
Refugiados para Menores Centroamericanos (CAM, por su sigla en inglés) 
que  sería para darles asistencia legal en el país y refugio, el 
programa sería  desarrollado por la Corporación de Servicio Comunitario 
(Corporation for National and Community Service)  -CNCS- y el 
Departamento de Justicia (DOJ),  a través de la Oficina de Revisión de 
Casos de Inmigración (EOIR). Dijo, también, dándose golpes en el pecho, 
que pondría todo de su parte para que cambiara la situación en 
Centroamérica, mientras hablaba de violencia (jamás, por supuesto, de la
 que ejerce Estados Unidos y los gobiernos neoliberales en 
Centroamérica) ejercida por las maras  y bandas delictivas (que por 
supuesto, no son las que pululan en los gobiernos del triángulo norte de
 Centroamérica y México).
Los medios de comunicación en español en 
Estados Unidos, se empacharon presentando reportajes sobre niños 
migrantes que viajaban solos, periodistas de renombre fueron enviados al
 río Bravo a  mojarse los pies  mientras iban vestidos y preparados para
 cubrir una guerra sin cuartel. Así es como ven a los niños migrantes, 
como el enemigo a entrevistar. Aquella burla fue premiada, como se 
premian siempre las puñaladas por la espalda.
Mientras Obama encerraba como en gallinero a
 los niños que llegaban a Estados Unidos sin compañía de un adulto, 
Hillary Clinton proponía que fueran deportados inmediatamente y que no 
se les abriera proceso alguno de legalización  en el país.
Finalmente se establecen desde el río Bravo,
 hasta Honduras el  Plan Frontera Sur, el Maya Chortí, el Plan Alianza 
para la Prosperidad y se renueva el Plan Mérida, con los que logra 
militarizar la región y “exige” a los gobiernos declarar la guerra a los
 cárteles en el tráfico de drogas, armas y seres humanos.  Con esto los 
gobiernos neoliberales tienen carta abierta para asesinar ciudadanos, 
ejercer como en la época de las  dictaduras; las desapariciones 
forzadas, las torturas y las masacres. Convirtiendo a México en  una 
enorme fosa clandestina que guarda en sus entrañas el genocidio 
migrante.
Una vez establecidos estos programas, desde 
Estados Unidos comienzan a deportar masivamente a estos niños y 
adolescentes que fueron utilizados como emergencia migratoria. Estas 
deportaciones masivas no fueron cubiertas por los medios de comunicación
 y no hubo periodista denunciando la bajeza de Obama y su 
administración. La comunidad latinoamericana se enteró de la 
finalización de este programa hasta que Trump lo anuncia en el 2017, 
entonces sí, volvió la prensa solapadora de Obama y Hillary Clinton a 
atacar a Trump y a colocarlo como el malvado de la película. Cuando 
callaron y solaparon las deportaciones masivas de estos niños, propuesta
 de Hillary Clinton.
Retrocedamos un poquito en el tiempo, 
vayámonos a marzo del 2011, cuando el catrín y orador Obama, echó a 
andar el Programa Comunidades Seguras,  que criminalizó a millones de 
indocumentados latinoamericanos, (lo mismo que están criminalizando 
migrantes el plan Frontera Sur y el Maya Chortí) con este programa se 
arreciaron las deportaciones masivas,  un programa con carácter de 
urgencia y ordenó que se debía implementar inmediatamente y de forma 
obligatoria en todo el país. Con este programa la policía tenía permiso 
para ejercer como agentes de inmigración y detener a cualquier  persona 
que tuviera perfil de indocumentado:  y  funcionó a la perfección.
Aquel hombre negro que como lema de 
propaganda utilizó la frase de Dolores Huerta “Sí, se puede” (Yes, we 
can)  y prometió a la comunidad indocumentada una Reforma Migratoria, se
 lavó las manos al final de su mandato, ofreciendo un programa que 
compraba a los jóvenes y desechaba a los jornaleros, que son el lomo que
 sostiene a este país.
Las deportaciones masivas que realizó Obama 
en sus dos mandatos no fueron cubiertas por los medios de comunicación 
en español, y la comunidad  latinoamericana en el país no se pudo 
enterar que Obama ha sido el presidente que más indocumentados ha 
deportado en la historia del país.
La administración Obama aterrorizó a la 
comunidad indocumentada, y la persiguió en restaurantes, discotecas, 
hospitales, paradas de bus, de tren, estadios, vía pública, y la policía
 racista se fue de casería y atrapaban como animales a cualquier 
latinoamericano que  para ellos tuviera el perfil de indocumentado. Esto
 no lo presentaron en los medios de comunicación, como urgencia en 
Derechos Humanos, como sí presentaron “la crisis migratoria de niños 
migrantes”.
De la era Obama, queda el recuerdo de la 
redada en la planta empacadora de carne en Postville, Iowa, el 12 de 
mayo de 2008, cuando Obama estaba recién estrenado como presidente. En 
esa redada se arrestaron 389 personas, la mayoría de ellas 
guatemaltecas.
Obama se fue y no cumplió con la Reforma 
Migratoria, cuando la pudo dar por decreto, como los que firmó contra 
Venezuela y tantos otros países. Y se fue y dejó una burla más, el 
Programa de Acción Diferida para los llegados en la Infancia (DACA), que
 puede ser cancelado en cualquier momento por cualquier presidente del 
partido que sea. Los ilusionó y los dejó en el limbo migratorio con una 
protección temporal como el TPS.
Si bien Trump es el ejemplo vivo de lo que 
somos como humanidad,  y es el arquetipo del machismo, la misoginia, el 
racismo y el patriarcado en general, también hay que saber reconocer que
 fue más perverso el que prometió con labias y terminó dando más de una 
puñalada por la espalda a quienes le dieron su voto: Obama.
No son justificables las palabras ni las 
acciones de Trump, en ningún momento  ni en su política interna ni 
externa. Y debe ser cuestionado.
Pero resulta más fácil odiar a Trump y 
culparlo de todos nuestros males, como humanidad, antes que vernos en un
 espejo y evaluar nuestros actos individuales y como comunidad.  La 
administración Trump solo renovó los programas de deportaciones masivas 
que ya había dejado  instalados Obama. La separación de padres e hijos 
migrantes que llegan a la frontera, ya se venía dando desde la 
administración Obama, pero eso no lo reportaron los medios de 
comunicación, al contrario, lo solaparon. Casualidad que hoy lo sacan a 
la luz con la administración Trump.
Y no porque les importe la comunidad 
migrante y su salud mental y física, sino para beneficio propio. 
Aterrorizando a la comunidad indocumentada ellos ganan, colocando a 
Trump como el nefasto e inhumano también. Trump es el escaparate 
perfecto para que ellos laven sus culpas.  Si bien es cierto que las 
palabras de Trump han envalentonado a cuanto truhán anda por la calle, 
también lo es que ellos siempre han actuado sin importar quién sea el 
presidente, sino veamos el actuar de la policía contra la comunidad afro
 en el gobierno de Obama, ¿y qué hizo él? Nada. Las políticas de la 
Patrulla Fronteriza son las mismas, han sido las mismas desde la 
administración Clinton. ¡El gran demócrata humanista y pícaro como 
Obama! No olvidemos que la construcción del muro en la frontera la 
inició Clinton y calladita la boca.
Es más fácil conducir la cólera colectiva, 
el odio, el miedo, la frustración y el terror  hacia el personaje 
Trump,  antes que aceptar que todos tenemos algo de él, porque venimos 
de la misma naturaleza humana criada con patrones racistas, misóginos y 
machistas.  Y resulta más fácil colocarlo a él como el receptor de 
nuestro odio colectivo, antes que aceptar nuestra doble moral y nuestra 
poca sensibilidad dentro  y fuera de Estados Unidos. Los migrantes 
indocumentados seguirán siendo el trampolín para que salten en él los 
opurtunistas.
Pero aterrorizar a la comunidad 
indocumentada en Estados Unidos, como lo están haciendo los medios de 
comunicación, solo es cosa de viles canallas y oportunistas.
Audio:
No es Trump, es el sistema. Y el sistema lo hacemos todos.
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado
02 de mayo de 2018, Estados Unidos.
 
 
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