ENTRESIJOS
DEL ALMA
Autor: PEDRO
MARTÍNEZ DÍAZ
Portada:
Aleida Mercedes Martínez Girona
Dedicado:
A todas las madres del mundo.
A la madre de mi hija y a mi hija (que supongo que
será madre), por su amor.
Y muy especialmente, a mi madre, porque era todo amor.
“El amor no idolátrico a una idea o a una persona es
sereno, no estridente; es tranquilo y profundo; nace cada instante, pero no es
delirio. No es embriaguez, ni lleva a la abnegación, sino que nace de la
superación del egoísmo del yo”. Erich Fromm.
ENTRESIJOS
DEL ALMA
Meditaciones y reflexiones poéticas y filosóficas,
sobre tiempos convulsos, que nos ha tocado vivir, sin saber de dónde venimos ni
a dónde vamos ni que camino tomamos para este viaje como fotones volátiles
perdidos en el universo.
Dedicatoria……..……………………………………………………………….............1
Una reflexión……………………………………………………………………...…….2
1) Tú……………………………………………………………………………………..5
2) En mi cuarto viejo…………………………………………………………………...7
3) Paso inadvertido…………………………………………………………………..…8
4) Si cada minuto……………………………………………………………………….9
5) Cargado de vida…………………………………………………………………….10
6) Dentro de mí……………………………………………………………………..… 11
7) Tengo el alma……………………………………………………………………….12
8) Soledad……………………………………………………………………………...13
9) No tengo ganas de vivir…………………………………………………………….14
10) Tu tiempo y el mío………………………………………………………………...15
11) Las cosas pequeñas………………………………………………………………..17
12) No me digas………………………………………………………………………..18
13) El canto del mochuelo…………………………………………………………….19
14) Con mis manos…………………………………………………………………….20
15) Todo me parece……………………………………………………………………22
16) Tu paso desaliñado………………………………………………………………..24
17) Te castigo…………………………………………………………………………..25
18) La calle vacía………………………………………………………………………27
19) Tengo………………………………………………………………………………28
20) Sé que soy………………………………………………………………………….30
21) A Juan Ramón Jiménez…………………………………………………………..32
22) El cielo oculta…………………………………………………………………...…33
23) Sentada con tus ocho años………………………………………………………..34
24) A mi campo………………………………………………………………………..35
25) Las lanzas………………………………………………………………………….37
26) Mil seres………………………………………………………………………...…38
27) Mi verso es libre…………………………………………………………………..39
28) Tienes el nombre………………………………………………………………….41
29) Poema a Almería………………………………………………………………….42
30) Gracias a ti………………………………………………………………………...43
31) Buenas noches soledad………………………………………………………...….45
32) Tengo puesta mi mano……………………………………………………………47
33) Agrupados mis delirios………………………………………………………...…47
34) ¡Sufrir tanto!
¿Para qué ?....................................................................................49
35) Con la angustia……………………………………………………………………50
36) Mi única eternidad………………………………………………………………..51
37) Tengo de ti…………………………………………………………………………52
38) Entre sombras infinitas……………………………………………………...……53
39) Hablar de tí, viento………………………………………………………………..54
40) Está la casa………………………………………………………………………...55
41) Poema del invierno para refrescar el caluroso
verano…………………………56
42) El horizonte de la vida……………………………………………………...…….58
43) Poema para
Aleida Mercedes, mi hija…………………………………………..59
44) Mi cielo bello….…………………………………………………………………...60
45) Si algún día me extrañas………………………………………………………….61
46) Sólo tú eres verdadero…………………………………………………………….62
47) He parado el tiempo………………………………………………...…………….63
48) Aquí estoy amada mía………………………………………………………..…..64
49) Poema
dedicado al compañero a Juan Guillén: las voces…………………..…65
50) Siento el mundo………………………………………………………………...…66
51) Soy un elemento……………………………………………………………….......67
52) Esta noche…………………………………………………………………………68
Biografía autor y publicaciones………..……………………………………………..69
Tú
Tú,
Ven aquí,
eres la verdad
Que yo me imagino.
Tú,
no te vayas,
eres el cielo
y el mar,
del lugar, en que vivo.
Tú,
ven aquí,
inventaremos encantos,
llenos, de cualquier luz,
hasta cuando queramos.
Tú,
no reniegues,
la salve
de nuestro canto,
que nace cada mañana,
del siglo
en que estamos.
Tú,
no tengas miedo,
no perderemos las imágenes
del yo,
en beneficio de la nada,
en lo peor de los vivos,
estaremos juntos,
hasta el final
de los siglos.
Tú,
no te pierdas,
vuelve aquí,
venceremos,
hasta el último fulgor,
del mendrugo de pan
de nuestro zurrón.
Si, ¡tú!, ¡te vas!
en ese momento,
¡no tendremos más!,
ni el sol;
ni la luz;
ni el rio;
ni la fuente.
Y el hasta nunca
no será igual
que el hasta siempre.
2 En mi cuarto viejo
En mi cuarto viejo,
crecen como palmeras las penas,
cobijadas en el manto de la melancolía,
con el ritmo de las cosas,
que envejecen,
para ser fiel al hoy
sin llorar por la vida.
En mi cuarto viejo,
las penas pueden crecer,
pero nunca pueden matar
las torres incólumes,
que alimentan al ser.
En mi cuarto viejo,
tengo tantas cosas,
dentro de mi entrañas
que el día que vengan,
no sé que voy hacer
con el equipaje
que abrasa el alma.
En mi cuarto viejo,
estará mi mente;
y alli permanecerá
para siempre.
En mi cuarto viejo,
veo este circo
de mentiras,
de esta forma de vida,
con un montón de escoria
desabrida
Aunque un montón de sentimientos
colman mi habitación vieja,
ella todo lo guarda,
sin que nadie lo proteja,
porque los dolores humanos
no es objeto de nadie,
ni pretexto de cualquiera.
3 Paso
inadvertido
Paso inadvertido,
por un mundo de duelo.
Soy una persona,
de vida altamente
perdida en un universo,
grande y vacío,
hasta en el reverso.
Ando siempre,
del final
hacia el principio,
con pasos hundidos,
en estercoladas simientes
del sin sentido.
Espero brotar,
en las secuencias del tiempo,
que gira atrás,
borrando las páginas
del exterminio.
Y los días flotan conmigo,
con las ruedas del tiempo,
y a la luz de los labios,
para que no exista el olvido.
4 Si cada minuto
Si cada minuto
tiene un grito,
cada hora
tiene un quejido,
cada mañana
su alborada,
en los entresijos
de mi alma.
Y cada día
envuelve quejidos,
por meses y por hilos,
para enjaularlos
en los espacios divididos.
Pero si los gritos;
los quejidos y las jaulas,
de la humanidad,
se vuelven ríos de sangre;
la mar, se volverá
verde-granate;
y, nadie podrá bañarse.
La esperanza se vestirá
de color rojo-carmesí,
el llanto se vestirá
de color verde brillante.
Y el mar,
se tornará azul tristeza,
del silbido
de las sirenas.
La mente no volverá,
al centro de su contenido
para comprender
que no tienen la propiedad:
ni del minuto;
ni del grito;
ni de los días;
ni de las noches,
solo sabe que se enjaulan
los quejidos, de los hombres,
que sueñan vivir libres en la eternidad.
5 Cargado de vida
Cargado de vida voy,
luchando contra la más fuerte,
de las tormentas,
la razón humana,
que destroza las flores derruidas
de angustia y lágrimas.
Y todavía tengo aliento
para seguir
al trote y corriendo.
dando una savia nueva
a la brisa que sopla,
de un mar tranquilo y sediento.
Buscando la justicia de la paz,
en un remanso de la tierra,
que volverá sin alas,
por una montaña
abrupta, bajo el asombro
de nuestra mirada.
La lluvia vendrá
serena y dorada, en oro fino
amasaremos el pan,
que tú y yo,
comeremos cada día que el sol nazca,
en esta tierra,
que nos alimenta,
y nos salva.
6 Dentro de mí
Dentro de mí,
andan las horas,
blancas de verdad
y llaneza;
en mi mente
que serenamente las halaga.
Sentado
sobre una roca solitaria,
mis ideas
permanecen,
en silencio,
en un mundo
que me divaga.
Todo me da vueltas
alrededor,
de la inmovilidad,
y firmeza de mi corazón.
Serenamente aislado,
abastezco de felicidad,
mi camino blanco
y limpio por extensión,
la maleza del recuerdo,
que viene sin olvido,
diluyendo los días,
como un azucarillo
en las aguas.
7 Tengo el alma
Tengo el alma,
vacía de rencor,
hasta su última
queja descalza.
Tengo el corazón,
vacío de ensueños,
hasta el último
desvelo de amor.
Tengo el alma,
vacía de infinidad,
hasta su última
gota de mortal.
Tengo el corazón,
vacío de odio,
que es lo peor,
hasta el último
rescoldo abrasador.
Tengo ausente,
el sentimiento malvado,
que con ropaje obscuro
oculta su hermano
Con todo esto vacío,
tengo lleno el corazón,
de cuerdas tensas
vibrando de amor.
8 Soledad
Soledad,
te quiero tener,
fuera del ruido,
oculta de obscenas
miradas.
Me hablas soledad
de la forma
que nadie te oye,
ni te alaba.
Te hablo soledad,
como si fueras el cielo,
con todo tu azul
en medio,
de tu inaccesible desvelo.
Tu voz y la mía,
se cruzan,
en el agua y en lo inmenso.
El espacio aéreo,
se llena de ondas de soledad,
que chocan sus cuerpos.
Soledad,
quiero vivir,
solo,
y de vez en cuando para ti.
Soledad,
sin nadie,
necesito tu aire,
necesito tu aire,
para seguir, para seguir,
para… levantarme.
9 No tengo ganas
No tengo ganas
hoy de vivir.
La vida se hace pesada.
Tengo ganas de escribir.
La fantasía con esto
me salva.
No tengo ganas
hoy de hablar.
El alma se me
quebranta.
Tengo ganas
de mirar.
Los labios callan
las palabras.
Hoy no tengo ganas.
El ruido del mundo
me arrastra,
entre los entresijos
de mi alma.
Tengo ganas de
de no sentir nada.
Tengo ganas,
de volar al vacío,
con el llanto
del niño
sobre mi espaldas.
10 Tu tiempo y el mío
Tu tiempo y el mío,
corren paralelos
y distantes,
puedo estar
con el tiempo,
en muchos lugares
al instante.
No me importa el tiempo,
no se separa de ti,
ni se aleja,
ni se acerca,
su transcurrir
ni siquiera un momento.
Ni va para atrás,
Ni va para adelante,
siempre es constante.
La vida y el tiempo,
son tu tiempo
y el mío,
que van paralelos
y distantes,
así corren por el universo.
La eternidad, vive
del tiempo y de la vida
existente,
por siempre, sin reloj
que le despierte.
Ni la paralelidad,
ni la horizontalidad,
del tiempo,
matan al ser real.
Solamente permanecen,
uno con el otro sin más.
La eternidad,
no tiene fin,
la medida y el origen
lo lleva en sí.
Cada cual,
siendo lo constante,
la nada
y el todo;
dentro y fuera
del universo,
que nadamos,
guarda arrinconados,
las raíces
de los tiempos
que imaginamos.
11 Las cosas pequeñas
Las cosas pequeñas,
van quedando
marcadas, en el rollo
de las imágenes,
con formas de películas,
que son los alimentos
de nuestros sustancias
vividas.
Van
creciendo para siempre,
en nosotros, como seres vivientes.
Nuestro pequeño ser,
en forma de fotón,
camina con la sombra
invisible de los rayos del sol
con el atardecer...
Y con las sombras
del mediodía,
acomplejantes y enanas;
las pequeñas cosas
son la vida,
sólo ellas, hacen
lo triste y lo feliz
grande
y pequeño al instante.
Las vanas glorias,
no te canses,
para nada valen
si no llevan consigo
la dignidad del detalle
Y lo peor
si agujereas el granero
de lo que mas vale,
de lo que crees
inacabable.
12 No me digas
No me digas,
un sí ciego,
y, mátame con un no luminoso.
No me pintes,
un mundo muerto,
y, mátame vivo
como a cualquier esperpento.
Mátame con tu amor,
siguiendo
el río de la estrella;
que camina
por la calle,
vestido de gala
en el domingo de fiesta.
Llévame al jardín,
que ofrece su sangre
fresca, como agua,
para la ternura
de un alma sedienta,
como las plantas,
que toman la vida,
como la mies de la siega.
Siembra tu paz
y anega tu odio;
y entonces brotará
en tus manos,
la justicia
como el rocío
en los campos de trigo,
de las noches largas,
del invierno y del otoño,
que cubrieron de blanco,
una tierra de esperanzas.
13 El canto del mochuelo
El canto del mochuelo,
en esta tarde de mayo,
deja silencios
floridos,
para una primavera
triste de hogaño.
¡Maldita sea!
Ir quiere
con el hombre
solidario y libre
A tu lado
quiero encontrarme
con una sonrisa
entre cardos nacida;
sincera y buena,
alimentada de aire
cogido por tu canto.
Pero, sólo tengo conmigo,
el sol limpio
y el cielo blanco.
Y un mochuelo
cantándome en un árbol
cuando me levanto.
Sólo eso,
y mío es, el rostro
reclinado,
de una mañana
de primavera de mayo.
Y en ella veo,
las dóciles hierbas,
sin saber,
si mañana de nuevo
en el silencio de las estrellas
nos encontraremos otra vez,
con el canto del mochuelo
al anochecer
junta a ellas.
14 Con mis manos
Con mis manos,
escribiré las denuncias,
que se perderán
por los oceanos.
Con mis manos,
ahondaré la tierra,
y regaré verdades,
plantadas desde siempre,
sobre la naturaleza
que emerge.
Con mis manos,
derribaré los muros,
de las injusticias
y del engaño;
construidos con el sudor
del hermano, que pone cerco,
a la dignidad
con su propio llanto.
Con mis manos,
humildes y rurales,
llenaré papeles
vacíos y blancos,
para dejarlos
repletos de verdadero canto.
Con mis manos,
amaré sin descansar,
y haré cada día
el eterno pan.
Con mis manos,
cultivaré la amistad,
en una sociedad
cada día más
sin humanidad.
Con mis manos,
levantaré el pulso
de vida que ausenta
la mañana turbia
del ser obscuro.
Con mis manos,
haré un sol
y una tierra
fértil en empatía,
y a lo real inaccesible,
poblándola de alimentos,
de cultura, felicidad y poesía.
Con mis manos,
abiertas y cerradas,
hundiré los milagros
que nos venden con palmadas.
Siempre con mis manos,
ensueño,
con tus manos enlazadas,
marco la besana
de la tierra con el cielo,
para la humanidad entera,
sin razas, sin religiones, sin naciones,
en lo más recóndito
de su seno.
15 Todo me parece
Todo me parece,
como himnos
solitarios
de deseos infinitos.
A lo lejos,
se ven
las rupturas del cielo
entre los horizontes
del amanecer.
Entre nublos negros
nacen rayas granates.
El silencio de las bocas
pasan con el tedio
de la velocidad
de la noche sin remedio
El autocar,
deja kilómetros atrás,
caminando,
entre las horas,
que nacían a tu lado.
Sembraba mi corazón
gotas de mi vida,
en el espacio del tiempo,
y, esforzaba el reloj
detener la extensión
de la medida.
Soñar, es partir
el tiempo en dos,
en el momento justo,
que suena el despertador.
Así, cada momento
que amanecía,
quedaba mi sueño,
con la luz rota,
tú seguías en el asiento
de mi lado;
regando las imágenes
del corazón invisibles.
Nunca un camino
largo fue tan corto
en el llanto.
La presencia de tus ojos,
besaba, el nudo
de la alegría,
bello como el universo,
y, brillante como un relámpago.
Dando a mí ser,
la sustancia necesaria,
para respirar la vida,
en el ensueño
de tu cielo,
y el amanecer de tu risa.
Todo gracias a ti,
que siendo
una viva postal,
bajada de otro mundo,
para ser carne abrasada
en esta tierra humana
de locos de necedad.
Hoy puedo escribir
con mi mano dolida,
la ruptura,
de una noche de camino,
largo en espacio,
y corto en tiempo,
que tus ojos
llenaban de sollozos,
el silencio del destino.
Gracias a ti,
pues ahora
te espero,
hasta que lo eterno,
nos una, y los canales
abiertos,
de nuestras venas,
marquen las huellas,
a los pasos de nuestras veredas.
16 Tu paso desaliñado
Tu paso desaliñado,
y tu pobreza,
tiene
sobre mí,
los arcos
de mi fuerza.
Tú casa pequeña,
tú linda habitación
de dormir,
donde tus ojos cunados
se cierran y vuelan
como las golondrinas
en el cielo feliz.
Te quiero así,
inmensamente,
desde el uno
al otro lado confín.
Te quiero,
y mis palabras
tan pequeñas
tienen miedo
porque, al mirarte,
puedo despertar
el silencio de tu bello sueño.
17 Te castigo
Te castigo,
con el castigo
más cruel
de la vida.
Te retiro
el sabor agridulce
de mi mirada.
Te castigo,
al más cruel
de los castigos.
La fuente
que te creías
inacabada,
desde hoy,
no beberás
su agua.
Sentirás una sed
profunda,
largas noches
desvelada.
Y los ríos,
ni las miradas,
ni la nieve,
ni las charcas,
calmarán tu sed
agobiada
de sueños,
cuando despiertes
cada mañana.
Cruel será,
las imágenes de caricias,
engalanadas,
de flores llorosas,
que ya no las tendrás.
en tu piel vaporosa.
La luz no brotará
con los reflejos
en tu cara.
Cuando te mires,
en el espejo del cielo,
y veas en tus entrañas,
el grito
sordo y sufrido,
de rabia.
Desde hoy,
caminarás en penumbra,
tu mirada,
mi mano
ya no te dará el respiro,
que necesita tu almohada
ese es mi último castigo.
18 La calle vacía
La calle vacía,
alumbra la soledad
del alba.
La calle llena,
la obscuridad del silencio
del alma.
La calle,
con su pavimento frío,
solitario
de la nada.
Por la calle,
te veo;
en la calle,
eres rueda pisoteada.
Hasta la calle,
con tu alba,
tu miseria,
siempre andante,
con el asfalto
sobre tus espaldas.
19 Tengo
Tengo,
en mi poder
aún,
la esencia de tu mirada.
Tengo,
en el seno,
de la brisa,
de mi alma,
el corazón
de tu risa.
Tengo,
dentro de mí,
unas horas de tu vida,
que crecen,
lejos
y cerca de tí.
Tengo,
dentro del tiempo,
un ciclo verde
de esperanza,
prisionero de tu cerco.
Tengo,
tu bondad navegando
perdida
en un desierto.
La noche ha llegado,
mi luz se ha ocultado,
mis ojos
y mis manos,
buscan, los momentos
más bellos, en cada arena,
la imagen de tu encuentro.
El cielo
y mis brazos
como un niño
lloran el castigo
imaginado.
Tu eres el sueño,
de una sombra
blanca,
adherida a mi boca,
por el golpe
de tu palabra.
Tu eres el surco del día
que va arando la noche,
como luciérnaga
que nos guía,
hacia la sensibilidad humana.
Así, tengo,
el poder de la mirada
de tus ojos,
por un camino abierto,
que me lleva
al paraíso donde manan los sentimientos.
20 Sé que soy
Sé que soy,
una montaña,
blanca y obscura,
en medio,
de una piedra
escarpada y abrupta.
Sé que soy,
camino, aire
y desvelo,
en medio,
de una afirmación
desecha en el suelo.
Sé que soy,
cada latido
de pena;
en medio
de una soledad
diluida en la arena.
Sé que soy,
verso sobre papel,
y cemento
sobre sardinel,
en medio,
de un edificio,
como un lamento.
Sé que soy,
hasta la nada
con lo eterno,
en medio,
de un halo maldito.
Sé que soy,
una paja
pasajera,
en medio de una
pajera.
Sé que soy,
una frase breve,
en medio,
de largas murmuraciones
de la gente.
Sé que soy,
un sueño corto,
en medio,
de una noche amarga,
cargada de silencio,
cuando calla.
Sé que soy,
un suspiro,
en medio,
de la niebla
en un grito
Sé que soy,
el pecado
de un deseo,
en medio,
de un cuerpo limpio
en un templo.
Sé que soy,
una gota de agua,
en medio,
de las dunas
del desierto.
Sé que soy,
se que soy,
una espera,
con voz
de incienso,
y un poema, en las largas noches
del invierno, durmiendo despierto.
21 A Juan Ramón Jiménez
A Juan Ramón Jiménez,
el cielo,
viene hacia mí,
y tú estás lejos.
La tierra,
va hacia tí,
y tú estás cerca.
La tierra, el cielo,
las estrellas tristes,
los días plateados;
por la noche los espero.
El viento me trae
un aroma cargado
de horizontes melancólicos
con poemas de clavel.
Respiro oxígenos
diluidos en la nostalgia
del sonido del aire,
en la tierra y en el cielo.
Tu figura crece
en el corazón de la poesía
y en una soledad
sin omega ni alfa de melancolía.
Entre los vientos
vagas los aires
de las bellezas
puras que escapan
del ensueño
por las ventanas del tiempo.
22 El cielo oculta
El cielo oculta
tu rostro;
maravilla desnuda
de la tierra.
Las palabras emitidas
por tu boca;
santa y buena;
vuelan al aire
como la fe
y la esperanza.
Ni tu rostro,
ni tus palabras
han venido
a mis ojos
ni a mis oídos.
Pero espero
el camino
que me lleve
a tu casa;
y, desde la ventana
de tu cara,
alientes la cruz
de mis llagas.
¿Comprender? ¡Qué!
¡Te quiero!
Y nunca tuve,
ni tu imagen,
ni tu alma.
23 Sentada con tus ocho años
Sentada con tus ocho años,
sobre un portal,
calado de indeferencia
y de daño.
Tus ojos miran,
con la ternura
fuera del entorno,
que mece al mundo
que te configura.
Pasan señores,
bien vestidos
y su buenas corbatas
rozan tus modestas ropas
displicentemente
y no se sobresaltan.
Mientras te veo,
como una bella siembra
de otoño, con lluvioso invierno,
y una florida primavera,
con final dorado de verano,
para espigar con tu mano,
el amor sincero.
Dando ejemplo al mundo
de la prisa miserable,
de la sana espiga,
que le saque del error
que inunda
su almas enfermizas,
cargadas de “inteligencia”
absurda.
24 A mi campo
A mi campo, a mi tierra;
a esos rayos,
que caen entre las sombras
verticales de las tarde;
resquebrajando las heridas
del polvo de todos los días.
El sol atormenta a un lugareño,
la rojez quemada de su frente,
sedienta de agua,
entre los nublos del sudor
arando la tierra.
El polvo vuela
haciendo camino,
como una estela
marinera.
A mi campo,
cuando se limpia
el sudor del arado,
desaparece su huella.
El lugareño es como una estrella,
y ve la soledad
amarga,
de esta tierra,
morir
en el campo
es vivir la vida llena
con ella.
Los cortijos
y las casas guardan
dentro de sí,
la jerga de sus palabras.
Su alma vive en penumbra,
pero no se derrumba,
porque la sabiduría
del silencio le alumbra.
No lloréis hombres
y mujeres de ciudad,
máquinas de trabajar.
Si desaparece mi campo,
desaparece la flor,
ya no habrá la alegría
de la mañana al amanecer.
Y estarán tristes lo rayos del sol
sobre las estelas del atardecer.
Este es mi campo y esta es mi tierra
viven venerando la sana tradición,
que nació tras el surco
que fertilizó sobre ella.
25 Las lanzas
Las lanzas,
lanzadas a los de abajo;
desde lo alto,
para matarnos
como viles escarabajos.
Mi ahora,
camina más rápido
de lo normal,
y las lanzadas por nuestros hermanos
siegan nuestros cuerpos sin piedad.
La vida no se vive,
con este modelo de sociedad,
no encuentra su centro,
se enfanga de miserias insensitivas
creando desiertos
de huesos de insumos por dentro
dejando lo esencia en las orillas.
que se desperdicia.
Este mundo
vacío de sentimientos
que destruye nuestras vidas
por todos los horizontes
rodeados de riquezas,
nos llena de ruinas.
Pero yo tengo,
menos mal,
a tus ojos verdes,
que como un lucero,
me abren cerrojos,
de estas cárceles,
y multiplican mi sonrisa;
que me levantan
el sentido de la vida.
26 Mil seres
Mil seres,
retorcidos como una columna
salomónica;
nacen,
cada día en cada sol,
que alumbra,
de mañana y de tarde,
sin que esto conmueva al corazón de nadie.
Las sensaciones de los hombres
que matan como nada,
manchando sus manos
con semillas de sangre.
Mil seres,
veo llorar en el camino,
que los lleva
a ningún destino.
Busco una respuesta,
al origen de esa crueldad,
para que crezcan los jardines
del amor y la amistad:
y sólo encuentro,
indiferencia y oquedad.
Mil seres,
Veo andando en desbandada,
por los asfaltos solitarios,
del llanto contaminado,
que aplasta la ciudad.
Mil seres
humanos,
caen cada día al suelo,
sin que el empedrado
de sus carnes,
muevan la conciencia
del mundo ni un dedo.
27 Mi
verso es libre
Mi verso es libre,
como las flores,
que solas nacen
y solas mueren.
Mi verso es libre,
como la luz,
que duerme en una estrella
y amanece
en un planeta.
Mi verso es libre,
como la aurora,
que corre
hacia la mañana,
refugio de sus deseos
sin obstáculos ni demora.
Mi verso es libre,
como tú,
cuando tus sentidos
te oprimen,
y te escapas con el pensamiento
de su esclavitud.
Mi verso es libre,
y nadie puede amarrar,
su voz
que eternamente vibrará.
Mi verso es libre,
como la sencillez,
humana,
que sangra del corazón
y muere aislada.
Mi verso es libre,
y vive el fruto,
que su cosecha le ofreció
cada mañana.
Mi verso es libre,
como el silbo,
de la belleza
que sublima las flores
que emergen de la sabia.
Mi verso es libre,
como las palabras,
de mi boca;
que aunque nadie las escucha,
viajan por los espacios,
de la eternidad y
nadie las controla.
Mi verso es libre,
como el aire de las alturas,
que existen
sin tiempo ni cerraduras.
Mi verso es libre,
y siempre vive,
porque nunca muere
lo sutil y lo sublime,
es imposible.
Mi verso es libre
y anda por siempre
por ese universo,
inalcanzable,
para los necios que desperdician
su tiempo.
.
28 Tienes
el nombre
Tienes el nombre,
Esperanza,
de soledad, pobreza y olvido;
y envuelta de verde
andas por los caminos.
Eres tan extraña
como mi propia vida;
llena de ausencia,
vacía de sentido.
Sé, Esperanza,
que no te tengo
ni te he tenido.
Sé, que no serás mía
ni lo has sido.
¿Cómo no tener tu nombre
tan siquiera en el diario
de bolsillo?
Si, ya no tengo Esperanza,
el aire me robó
los papeles viejos
en los que escribía
mis añoranzas.
¿Qué haré,
si he perdido los papales
y su alma?
¿Cómo voy a llamar
el vacío que me dejan
las palabras?
Si, tú, como la noche,
Esperanza,
te llevaste,
la única luz que alumbraba
mis veredas de huellas
escarchadas.
29 Poema
a Almería
Eres desnuda como la verdad,
de tu suelo árido,
de erial de desierto y matorral.
Tu claridad y tu luz,
tu campo tan seco,
enternece el corazón,
y escalofríos al cielo.
Tus colinas limpias
de vegetación,
cubiertas de esparto,
del impío sol,
que abrasa
con toda su fuerza
hasta los lagartos.
Tus pobres bojas,
que sin vida,
el viento os arrastra
como las hojas.
¡Almería, Almería!
Eres patria de la faz de la calma,
que me ilumina,
y la de tu soledad, que me embarga.
Eres la tierra
de los profetas de las noches
estrelladas,
que inspiras
y sublimas el alma.
¡Almería, Almería!
¡Ay Almería!,
Me resucita del ensueño,
para instar al mundo,
¡que existes!
¡Qué tu tierra morena
y pálida!
Eres tierra de amor,
y candidez humana,
donde la diafanidad,
no tiene ni religiones ni razas,
con tu aridez de generosidad milenaria.
30 Gracias
a ti
Gracias a ti,
vivo, imploro, lloro y canto.
Gracias a ti,
me libro de la ordinariez
de la vida y del trabajo.
Gracias a ti,
cada día es diferente,
cada día nace algo.
Gracias a ti,
el sol alumbra dos veces
y la noche llega callando.
Gracias a ti,
yo sigo andando
y todavía no me he suicidado
Gracias a ti,
Me pueden llamar loco
por vivir amando.
Gracias a ti,
salgo de la cordura
de los discursos atiborrados.
Gracias a ti,
vivo y vivo
conmigo y lo sencillo.
Gracias a ti,
tengo, dias, horas y años,
siglos, lustros, milenios;
siempre contigo dentro,
tu eres un poema,
y yo un hombre solo
caminando por su senda.
Gracias a ti,
tu vas en la mente,
aunque nadie lo ve
ni lo siente
desde el origen
de la especie.
Gracias a tí
vas con el nombre callado,
se lo recitas durmiendo
y con tus venas despertado.
Gracias a ti,
simples gracias,
más la vida te debo,
y cada día es tuyo
y todo lo que tengo.
31 Buenas noches soledad
Buenas noches soledad,
son las tres de la madrugada,
buenas noches obscuridad,
buenas noches, estrella del alba.
Esta noche estrella del alba,
esta noche voy a estar con vosotros,
en mi vieja habitación,
tengo poemas escritos,
en las paredes, con palabras
nacidas, de las entrañas.
Pero no, esta noche,
voy a escribir poemas,
en las arenas del desierto,
voy a diluirme con el polvo,
arrancado por el viento.
Voy a ser mar,
fuertemente embravecido
Voy a ser noche
de buenas noches entumecido.
Buenas noches
otra vez, solo me presento:
soy una luz sin camino.
Buenas noches,
tú mirada,
ya no alcanza mi silencio,
soy un rostro ensombrecido
que sale a tu encuentro.
Buenas noches,
mi noche,
nos vemos con las estrellas
y con la estrella del sol,
cuando llegue el día
llega nuestra desaparición,
Buenas noches, a ti,
que estas sentado en esa acera
con el frio del invierno.
¿qué haces ahí?
-No tengo casa-
ni aposento ni dinero
Buen hombre,
ni dinero ni aposento
espere al cielo pues
¿el cielo?
diablos, el infierno,
para quitarme el frio
allá, dicen, hay brasero
Buenas noches,
buenas noches al mendigo,
sin techo,
tu pasas horas
y yo te pienso,
oigo el dolor
de tu silencio,
sin que nadie le importe ello.
32 Tengo puesta mi mano
Tengo puesta mi mano,
en el vacío de tu corazón,
ese corazón tiembla,
el tiempo de vida
en un día de amor.
Tengo mi mano puesta,
en cualquier vacío,
que no tenga vida,
y resucite
con el vaho,
en otra mano esclava
presa de cadenas amordazadas.
Tengo la mano puesta
en mi corazón
que todavía palpita,
hasta que llegue
el tránsito de la otra vida.
Tengo la mono puesta,
ahí, en esa pausa, de vacío,
que tu corazón deja
en cada latido
Tengo la mano puesta
en el impulso eterno,
del tu y yo,
en el obscuro silencio,
y te pido:
la mano sobre la mano;
andar sin tiempo
a través de los años.
33 Agrupados mis delirios
Agrupados mis delirios,
en la fe de tus ojos;
veo la luz,
en las noches,
de los días de sonrojos.
Pienso agrupar
todos mis dolores,
como aire en la mano
de los adioses.
Caminar con ellos,
entre los huecos
de mi alma,
entresijadas
en los rincones
más pequeños
y olvidados,
con su polvo
y sus telarañas.
El universo,
camina sobre los latidos,
del corazón,
que palpitan en lo más hondo
de lo sentidos.
Mi puño se mostrará
bien cerrado
y ahogará
el genio de mi piel,
que curará con dureza
mis llagas de ayer.
¡Universo mío!
quiero olvidar,
tu polvo, tu arena,
y tu pena en las entrañas.
Tan pequeña,
amaneces en mi pupila,
que pareces célula
de luz opaca,
entre rincones de siglos,
ocultos,
sin cuna en la madrugada.
34 ¡Sufrir tanto! ¿para qué?
¡Sufrir tanto! ¿para qué ?
donde buscarás,
tantas glorias, tantos infiernos,
y la verdad, ¿dónde está?
Tanto desvelo, tanto dolor,
parece como si nada
y la vida ¿donde va?
llorar tanto ¿para qué?
donde las lágrimas
crecen con tanta solidez.
Tanta noche tanta mañana,
parece como sangre
extinguida en soledad
en los espacios celestes.
Como se paga el sufrimiento
en esta tierra,
aquí,
el infierno
no tiene sentido,
ni la gloria será su fin.
Si hay más allá,
Si hay más sufrimiento,
mi corazón se hundirá
como agua en desierto.
La angustia temblará
de los origenes
de mi especie
dejando el mundo
fuera de la ética y de la moral
sin gloria, sin eternidad,
sin infierno sin ayer
sin mañana.
35 Con la angustia
Con la angustia
y el dolor,
del estar lejos,
de lo que quieres
de cerca.
Con la angustia
y el dolor,
de sentirse esclavo
consciente
y te miren con pena.
Con la angustia
y el dolor,
de vivir
sintiendo el temblor
dentro de mis venas.
Con la angustia
y el dolor,
de estar a miles de kilómetros
de tu origen
y de tu tierra.
Con la angustia
y el dolor
de mis quejidos
de emigrante
son tan hondos,
son tan grandes,
que me pierdo
como un caballero errante.
Con la angustia
y el dolor,
del fuego de inocencia,
que sale
de mi corazón;
con ella sembraré
vuelos de fe,
y labios de pureza,
que rediman el bien
y maldigan la maleza.
36 Mi única eternidad
Mi única
eternidad,
es la eternidad
del instante,
que me suspira,
desde el cielo,
me llama y me
invita.
Mi única eternidad,
es la llamada
que grita,
que no se le
escucha,
y no tiene
respuesta en esta vida.
Mi única
eternidad,
es la sombra de
la noche
sin estrellas
que en el mar se
cobijan.
Mi única
eternidad,
es el sonido de
una golondrina
que apuesta
volar
por entre las
miradas malditas.
Mi única
eternidad,
es la espera de
la nada,
y un socavón en
el vacío
con adornos y
cintas.
Mi única
eternidad,
es el deseo de
morir,
y morir como yo
quiero,
sin que nadie me
lo diga.
37
Tengo de ti
Tengo de tí,
el recuerdo de
un poema,
puesto en tus
labios;
balbuceantes,
con su roja
sangre
de pena febril.
Tengo de ti,
el llanto; opaco
y frívolo,
de tus lágrimas
que se deslizaban
dejando la
huella en tu rostro,
como flechas
lanzadas
en un mundo, de
manos escondidas
y de hombres sin
conciencia.
Te tengo a tí,
unas palabras
escritas,
que aparqué,
en un lugar,
donde, ni las
estrellas las ven.
Tengo de ti,
una mirada
firme,
y, una mano
blanda;
como un ramo de
flores secas,
en un jardín sin
agua.
38
Entre sombras infinitas
Entre sombras
infinitas
de sueños,
te respiro mía
y en mis brazos.
No soy nada,
voy como una broza
en un río de
niebla blanca,
donde languidece
mi alma.
Mi corazón flota
en su lucha,
con la soledad
infinita,
donde perecen
los suspiros,
de mis
sentimientos,
como los
horizontes perdidos.
39
Hablar de tí, viento
Hablar de ti,
viento,
es hablar de
música
llena de formas
ocultas
en el tiempo.
Hablar de ti,
viento,
es hablar de
misterios,
de noches, de
días,
de horas
interminables de desaliento.
Hablar de ti,
viento,
es repetir una
historia
que nunca se
repite
en la memoria
del silencio.
Hablar de tí,
viento,
es evocar con el
corazón,
que cualquier
momento,
pasado o
presente,
no fue mejor ni
peor,
sino que fue
y es una lágrima
permanente.
40
Está la casa
Está la casa,
está la puerta,
están las
ventanas,
están las
sillas,
está la cama,
está todo,
hasta las
sábanas
donde tu cuerpo
y tu mundo
descansaban.
Está todo, todo.
Está la música,
están las
melodías,
están los
sonidos.
Está el mar,
está el azul del
cielo.
Está todo, todo.
Está el
infinito,
están las
estrellas,
que tú no
mirabas.
Está el reflejo
de tu belleza,
como vuelo de
paloma atormentada
por el cruel
gavilán que le acecha.
Todo está, no
falta nada,
pero la vida, la
crueldad,
el amor de
verdad,
que se pierde y
no se vuelve a encontrar.
Está el llanto,
que dejaste en
mis venas
y que no volverá.
Están las
huellas
de lo eterno
que son las
vivencias.
Cuando se marcha
todo,
y se queda
el hueco de la opacidad,
el espacio,
vacío difuminado,
sin sonidos ni
colores.
Cuando todo
pasa,
todo muere,
sólo queda la
espera,
la nada y lo
inerte.
41
Poema del invierno para refrescar el caluroso verano
Acércate, a mí,
¡oh! compañera,
Acércate, a mí,
y no dejes que
el invierno
se interponga
entre nosotros.
Siéntate, aquí,
conmigo, junto a
las llamas
del fuego,
es lo más bello
del invierno.
Háblame de la
vida,
háblame de tu
corazón,
aquí, junto a la
chimenea;
detrás de la
noche,
para que no se
vaya el calor,
asegura la
puerta
con el pestillo,
cierra la
ventana,
porque el
colérico semblante
del mundo me
abate.
Imagina sólo la
tranquilidad
de nuestros
yermos campos,
cubiertos de la
oscuridad
con sus rocíos
blancos
que hacen llorar
de calma
a mi desangelada
alma.
El olivo con su
aceite
al candil
alimenta
y con su leña
a nuestro
corazón calienta.
¡Oh! compañera,
no dejes que su
luz
y fuego se
desvanezca.
Coloca el
candil,
aquí, junto a mí,
para que yo
pueda leer
con mis
lágrimas,
lo que a tu lado
mi vida
ha escrito sobre
la mejilla de tu cara.
Acércate a mí,
no tengas miedo.
¡Oh! amada
compañera,
verás las brasas
de mi alma,
que se extinguen
bajo las
pulverizadas
cenizas de las
ramas.
¡Abrázame!,
acaríciame con
tu aliento
porque nos
cierran la vida,
destilemos
nuestro tiempo.
Mirémonos, el
uno al otro,
frente a frente,
antes que la
noche
se abra al día,
y nos ciegue el
corazón roto.
Búscame con tus
brazos,
rodéame con tu
voz,
deja que el amor
del sueño
funda nuestros trazos.
¡Bésame! Por
favor,
que la vida se
acaba.
¡No ves que nos
acecha,
el rudo frío del
invierno,
y la nada nos
entierra!
Pero no temas,
amada amapola,
no podrán helar
el hielo
de nuestros
trémulos labios,
porque cuando ya
no estemos aquí,
estaremos en el
pensamiento.
Si, tú y yo,
seremos un beso
eterno,
una constelación
en el universo.
¡Cuán profundos
y vastos han de ser
los océanos de
los sueños!
¡compañera!
¡Cuándo sólo
haya la luz de
los sentimientos!
42 El horizonte de la vida
El horizonte de
la vida
llega hasta el
umbral de la muerte;
y allí se
termina la raza egoísta
y todos sus
poderíos.
El horizonte que
se pierde,
es un horizonte
de tiempo
que se va para
siempre.
Se va de
nuestras manos
y no podemos
detenerlo.
El horizonte se
va tiñendo,
de un
rojo-sangre
más allá de las
alturas,
en el atardecer
del viento.
El horizonte de
la vida,
es la cumbre de
la alta montaña
y se pierde tu
mirada
con tu frente
inclinada,
hacia perfil de
tus pestañas.
No puedes pensar
que tu horizonte
pueda caminar
con el infinito
sin morir,
sino que del
horizonte de la vida,
solo quedará la
sombra del sentir
de tu alma insensitiva.
43
Poema para Aleida Mercedes, mi hija.
Tus
ojillos brillantes,
como
estrellas,
de
noches oscuras cargadas,
de
tiernos húmedos rocíos chispeantes;
que
calan e inundan lo más hondo del alma
de
mi atormentado ser
cuando
te tengo distante.
Tus
enérgicos ademanes,
llenos
de vitalidad radiante,
cuando
los tengo presentes
parecen
una fuerza aplastante.
Pero
¡oh! ¡Cuando no los tengo!
Me
parece que el mundo
se
me hunde en un momento;
parece
que el mundo
me
aplana;
me
veo perdido,
en
un mundo cargado de cosas,
donde
todo me falta.
44
Mi cielo bello
Mi
cielo bello,
en
mis venas te llevo,
y
se me coagula la sangre
de
tan hondo que te llevo dentro,
Me
pides, que no te quiera mucho,
y
menos con locura,
sin
embargo, mi corazón
te
responde, multiplicando su amor
para
ahogar mi cordura.
Tu
decides,
para
salvarme o matarme,
lo
puedes hacer cuando quieras,
con
sólo decirme:
que
me amas
o
que me dejas,
en
este caso,
todo
lo que te amo,
desaparecerá
del universo
como
la aurora del cielo.
Pero
no te hagas ilusiones,
las
moléculas de mi cuerpo,
se
diluirán por el infinito,
para
que tu, no viéndome,
yo
te pueda querer in témpore.
45
Si algún día me extrañas
Si
algún día me extrañas,
cuando
esté desaparecido,
búscame
por el camino,
cuando
alumbra el sol
que
te lleva a la ciudad del destino.
Allí
te dirá mi voz,
de
forma clara,
al
pasar las horas,
todo
lo que te he dicho
y
todo lo que me callara.
Si
algún día,
me
quieres encontrar,
búscame
sin tardanza,
en
esas cosas humildes,
que
un día te regalara.
Si
algún día,
me
quieres encontrar,
búscame
en el ensueño,
de
la bondad humana,
porque
lo que nos rodea
rápidamente
pasa.
Siempre
estaré
apartado
de la maldad
en
el vacío de la nada.
Y
siempre viajará conmigo
la
sonrisa de tu cara,
que
alimenta mi madrugada,
después
de tanto tiempo,
de
mi nostalgia lejana.
Ya
sabes,
si
algún día y quieres,
me
buscas donde estaba,
allí,
sólo habrá un espectro,
que
será el llanto de mi alma.
46 Sólo tú eres verdadero
Sólo
tú eres verdadero,
sólo
tú eres grande;
más
grande que el cielo;
más
grande que el infinito;
por
tí, he vivido exiliado;
por
tí, he dado vueltas por la tierra;
por
tí, he caminado y caminado;
por
tí, he paseado y paseado;
por
tí, he estado escondido detrás de un árbol;
por
tí, he ido por las tardes al viejo atrio;
por
tí, he sido formal, serio y hombre;
por
tí, he sido revolucionario y ateo;
por
ti, he sido perseguido por la Ley;
por
tí, he sido no creyente y cristiano;
por
tí, por las noches me he sublevado;
por
tí, he estado contra los dioses;
por
ti, me he echado a la calle;
por
tí, huyo de los santos;
por
tí, creo en mi palabra;
por
tí, no veo mi mirada, mi fe, ni mis llagas;
por
ti, reniego de ser hombre;
por
tí, sería piedra insensitiva;
por
tí, lloro mis frustraciones sin mentiras;
por
tí, sólo veo caretas en vez de caras;
por
tí, me hundo y me deprimo;
por
tí, lucho y pervivo;
por
tí, hablo y callo;
por
tí, hago el silencio más largo.
¿Quién
eres tú que tanto suspiras?
¡Yo
soy la vida efímera!
47
He parado el tiempo
He
parado el tiempo,
aquí,
en tu ausencia,
ahora
que me faltas,
y
no tengo a tu cuerpo.
He
querido llorar
para
siempre, eternizar
tu
viva presencia
ahora
que tú no estás.
El
reloj se ha muerto aquí,
dentro
de mi corazón,
y
ya nunca marcará la hora del fin.
La
imagen que me dejas,
llena
a mi soledad,
para
que no sangren mis venas.
He
empuñado tus momentos,
para
llevarlos conmigo.
Y
cuidarlos con el aliento,
de
mi amor esparcido.
Quiero
permanecer perpetuo;
cosido
a las horas,
que
me has regalado
sin
tu saberlo.
Con
la generosidad de tu mirada,
impregnada
en el silencio;
aquí
estás como la melodía
más
bella de mis entrañas dentro.
Guardaré
el color de tu cara,
en
el paisaje de mis retinas,
como
magnolias entristecidas.
Tu
hermosura vivirá,
como
una luz,
dentro
de mi amargura,
ya
que nunca conmigo estarás tú.
48
Aquí estoy amada mía
Aquí
estoy amada mía
amándote,
porque
aquí donde estoy
te
amo,
única
manera de amarte.
Nadie
ve mi amor,
ni
tan siquiera la ceguera.
El
vacío del llanto
de
mi vida se apodera,
hundiéndose
como un arado
en
el corazón de la tierra.
Aquí
sigo, anónimo,
sin
nombre ni apellido.
Aquí
está, este amor sufrido,
amándote
sin más recompensa,
que
mi tiempo vivido.
Y
no pido nada por la derrota,
mi
llanto está desecho
y
nunca crujirá delante de tu puerta.
49 Poema dedicado al compañero a Juan
Guillén: las voces
Las
voces,
de
una multitud agresiva
y
aislada,
que
atrozmente se devoran
el
alma;
va
hundiéndose dentro de una horrible
soledad
humana.
Los
gritos,
de
un hombre en medio
de
todo,
es
muy poca sangre
derramada,
para
que pueda ser
escuchada,
en
un mundo en llamas,
de
tanto corazón roto.
Las
manos
apretadas
en el puño,
de
una tierra
envenenada,
por
la estupidez inhumana,
que
expropia la sabiduría
que
germina,
de
la naturaleza
donde
nace nuestra vida,
universal
y libre
sin
amo ni soflama.
Las
lágrimas,
se
perderán en bóvedas,
cargadas
del vacío, sin contornos
y
aquí, no habrá quien se salve;
si
no nos unimos
en
el grito
de
un sueño de uno mismo.
50
Siento el mundo
Siento
el mundo
alrededor
de mí,
donde
todo parece
girar
sin existir.
Todo
es extraño,
no
sé descifrar,
se
pasan los minutos;
me
falta la presencia de algo,
los
segundos pensando.
Cada
instante
que
se me escapa,
es
un girón de mi carne
que
alimenta mi tristeza,
para
que mi corazón no se desangre.
Todo
es nada,
y
nada es todo;
y
cuando me encuentro
y
lo logro,
parece
que la multitud
me
despedaza.
¡Cuánta
miseria
se
hunde dentro
de
un mundo de abundancia!
A
esa barbarie
le
llaman,
“progreso”
y “avance”.
51
Soy un elemento
Soy
un elemento
microscópico
dentro del cosmos,
que
ansío, amo y vivo
para
la nada.
Estoy
rodeado de seres celestes,
corro
por medio astros, planetas,
espacios
siderales, satélites
como
un ser invisible e inexistente.
Soy
un fotón infinito
del
microcosmos, navegando el espacio
interplanetario
donde me sostengo contrito.
Estoy
ahí,
para
hablar del universo
entero,
que
en el planeta
tierra,
hay
mucha mentira,
mucha
gente infame,
mucha
cobardía
y
mucho miedo.
Si
quieres volar conmigo:
aquí
tienes mi corazón
como
nave,
que
te dará cobijo,
con
justicia cálida sin precio,
ni
tarifas;
y
mi alma fotónica será el piloto
con
la seguridad de llevarte
al
lugar que necesitas.
52
Esta noche
Esta
noche,
te
puedo decir,
las
cosas más hermosas
y
más bellas,
que
hay en el centro
de
mi existir.
Te
puedo decir,
que
te amé
sin
límite y sin fin.
Te
puedo decir,
que
estoy ausente
en
medio de la gente.
Te
puedo decir,
que
tus ojos
eran
mis luceros
y
tu boca mi cielo.
Te
quiero decir,
para
que lo sepas,
que
tú y yo,
éramos
dos arcadas bellas
en
medio del viento
y
las tormentas.
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