A raíz de la más reciente intervención del Primer Secretario de nuestro Partido, compañero Miguel Díaz-Canel, en el Consejo de Ministros,
en que llamó a "implementar medidas sociales: Educación, Cultura,
Deporte, Salud, atención y prevención social, a "trabajar en la
espiritualidad de las personas y que ellos sean quienes construyan eso
que queremos mejorar, que lo tengan en sus manos, para que funcione
desde los afectos" y pidió "una propuesta sobre cómo facilitar y
estimular el acceso a fuerza de trabajo calificada –en la enseñanza
técnico profesional y en la enseñanza universitaria— de jóvenes
procedentes de hogares con vulnerabilidades, de barrios con situaciones
de vulnerabilidad y sobre todo personas negras y mulatas", recordando
que eso fue una "preocupación del Comandante en Jefe que estuvo muy
presente cuando se desarrollaron un grupo de Programas de la Revolución y
reconociendo que en aquellos años se ganó un poco, pero hemos vuelto a
retroceder", con
esperanza renovada replico estas palabras que pronuncié en un debate a
raíz de cumplirse diez años del histórico discurso de Fidel en la
Universidad el 17 de noviembre de 2005:
Hay en el discurso un tema central que tiene que ver con la idea de la reversibilidad y lo que dice Fidel
relacionado con lo que se ha interpretado como la corrupción y que es
mucho más amplio que eso por su relación con la ética y la desigualdad.
Él dice: “hay que ver dónde empezó la confusión”, y empieza a hacer el
recorrido histórico por el impacto del estalinismo y cómo contribuyó a
la “calumniosa idea de que para un comunista el fin justifica los
medios”. Es algo que se ha subrayado en muchos análisis del discurso y
que me parece que es algo esencial, su esencia ética.
Segundo:
la relación que Fidel establece entre robo y desigualdad. Sí porque él
no dice corrupción, él dice robo. Él dice “¿cuántas formas de robo hay
en este país?” De hecho estoy sugiriendo que tengamos en algún momento
un panel aquí sobre la desigualdad hoy. Porque he leído cosas, y no
estoy hablando cosas a nivel teórico, si no desde la prensa, donde a
veces la desigualdad es vista como signo de progreso. Y yo creo que si
eso va a ser parte de nuestro discurso, por lo menos tiene que pasar por
una discusión más profunda en el seno de nuestras organizaciones,
empezando por el Partido.
En
ese sentido lo que Fidel lideró por esos años y le llamó batalla de
ideas tiene una lógica tremenda, independientemente de las deformaciones
de algunas personas que tuvieron que ver con su implementación; Fernando Martínez Heredia le llama la Ofensiva de Fidel para «frenar desigualdades y reforzar al socialismo». Cuando el recorrido del documental dolorosísimo de Silvio
por los barrios, yo pensaba en cómo aquellas acciones establecieron
lazos de esos jóvenes viviendo en condiciones difíciles de marginalidad
con el proyecto de la Revolución, con el socialismo, cómo Fidel puso a
miles de estudiantes universitarios a trabajar en función de los más
desfavorecidos y a entrar en contacto con esas realidades para
transformarlas. Incluso el compañero que está sentado aquí al lado mío
me decía “a mí salvaron”.
En el caso de la proporción de jóvenes en las universidades en el que al parecer hemos descendido bastante del primer lugar en América Latina,
alguien me decía estamos en el tercer lugar de abajo hacia arriba, y si
eso es cierto podemos estar afectando la cohesión social con decisiones
que si se analizan solo desde el punto de vista económico pueden
parecer correctas. Pero si algún país necesita estar cohesionado
socialmente es este, para enfrentar todas esas cosas que decían ustedes.
Hay
que ver cómo, es verdad que tuvimos que hacer ajustes; pero lo que no
puede ser es que haya una fractura de la movilidad social de los
humildes en este país que también es otro tema a tratar. Fidel dice “…yo
sé de dónde ustedes vienen» y se refiere al origen humide de los
jóvenes que están en ese auditorio, después de hablar de diferencias de
clases. La lucha de clases es el motor de la historia, pero los motores
pueden ir para delante y también hacia atrás, y allí está el concepto de
la reversibilidad.
Este
es un escenario, en que cada vez más se va internacionalizando la lucha
de clases; donde Miami juega un rol en ese escenario cada vez mayor. Y
por supuesto es correcto abrirse a ese mundo y hay que asumirlo, lo que
no se puede ignorar es la reproducción de ese escenario clasista.
Ahora
mismo estaba viendo un video de Fidel en el 94, en el Encuentro Mundial
de Solidaridad con Cuba donde el explica el tema de la inversión
extranjera y todo lo que había conducido a «cambios y reformas que vamos haciendo», y agregaba principios que se mantienen: el poder del pueblo, que quiere decir -dice él- el poder de los trabajadores y no de las transnacionales.
Hay
discusiones que tenemos que sostener desde dentro, no sé si a raíz del
Congreso del Partido o a raíz de otra cosa. Pero que tienen que jugar
ese papel movilizador, porque lo que Fidel hace, más que un discurso, es
una gran movilización, y detrás de eso hay un concepto de la
participación, que es el concepto de participación de la Revolución y
del que Fidel es uno de sus grandes autores. Habla de los muchachos
metidos en los CUPET, habla de la lucha contra la corrupción desde un
enfoque de la participación popular, el éxito de eso se puede o no
discutir desde el punto de vista económico pero desde el punto de vista
político es indiscutible.
Y
a veces salen noticias en que parece estamos aprendiendo de la lucha
contra la corrupción de otros países desde el punto de vista técnico y
olvidando los elementos políticos y copiando cosas que ignoran las
herramientas de las organizaciones sociales nuestras en la base, de
control popular, sobre todo en aquellos aspectos con los que choca la
vida cotidiana del pueblo ¿Vamos a luchar contra la corrupción desde las
experiencias de España o Panamá? (murmullos). Las auditorías son muy
importantes, pero las auditorías no son el único método para combatir la
corrupción.
Ese
elemento movilizador desde la participación popular es lo que yo creo
que marca el centro del discurso de Fidel. Y el elemento, por supuesto,
ético.
Uno
o dos días después, él va a la Mesa Redonda en la televisión para
hablar de las transformaciones para el ahorro energético y dice una
frase, que de una manera u otra también está en los discursos de Raúl
hoy y en la situación que busca transformar la implementación de los
Lineamientos: “En este país el que menos trabaja es el que mejor vive”.
Otra vez, la desigualdad aparece como un elemento a combatir. Entonces
tú no puedes movilizar a nadie sobre la base de que eso no existe. Yo
creo que son discusiones que urgentemente tenemos que tener. Si de algo
sirve, si algún homenaje tenemos que hacer a ese discurso, que a mi
juicio es trascendental, es el debate y la movilización.
(Espacio Dialogar Dialogar, de la Asociación Hermanos Saíz, noviembre de 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario