[Vídeo] Me matan si no trabajo y si trabajo me matan
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- Publicado en Domingo, 18 Mayo 2014 08:54
- Escrito por Juan Ciucci
Me matan comienza con una voz en 'off' 
que nos relata el conflicto, y  su solución en favor de los 
trabajadores. Nos introduce en la historia a  partir de su resolución 
favorable, a partir de la lucha obrera, y luego  nos hará testigos del 
proceso. No trabaja el suspenso, no intenta  construir un relato; por el
 contrario, lo que pretende es que  comprendamos y analicemos este echo 
puntual, en el marco de una lucha  general. A partir de allí le sede la 
palabra a los obreros, y los  interrumpirá solo para acotar y encuadrar 
el relato. Son ellos los que  nos cuentan sus problemas, cómo el medico 
de la fabrica les mentía sobre  su salud, cómo fueron muriendo 
compañeros, cómo empezaron a comprender  lo que sucedía. Pero a su vez 
se lo están contando entre ellos en  asamblea, no a nosotros como 
espectadores. Participamos de la asamblea,  no están dando testimonio 
ante las cámaras. Democracia directa,  democracia obrera.
La cámara se interna en esta olla 
popular, comenzamos a escuchar sus  voces, sus relatos, su historia. 
Algunos planos ayudan a reforzar el  relato de los obreros ('travelling'
 por las inmediaciones de la fabrica  para constatar que ya no quedan 
perros en la zona, toma desde un auto en  movimiento con sonido en off 
de metralla para apoyar el relato del  tiroteo de un trabajador por la 
burocracia), sirven como conectivos de  los sucesos. También se juega 
con la alegoría del cementerio cercano,  con los pasacalles colgados en 
su puerta. La muerte esta presente, son  estas amenazas, estas 
ausencias; y también está en el cuerpo. “Vos estas  podrido”, le dice el
 medico del sindicato a uno de ellos: la  explotación se ha evidenciado 
en su cuerpo, la lleva con él  permanentemente. Se empieza a convivir 
con la muerte. En una época en  que la muerte estaba presente de muchas 
maneras para todo el campo  popular (veremos luego a Ortega Peña), esta 
película hoy nos resuena con  el espesor diario de esa tragedia.
Al mismo tiempo que Cine de la Base
 relata los sucesos, los analiza; también los interviene. Es  
significativa la presentación de la película: pintadas callejeras sirven
  de títulos. Allí podemos ver en la puerta de entrada de la fabrica  
Insud el titulo de la película pintado con aerosol. El espacio del  
conflicto se ve así transformado, complejizado. Esta obra esta en el  
aquí y ahora del conflicto, interviene virtualmente con su cámara y su  
presencia; pero a la vez físicamente también con su cámara, su  
presencia, y sus pintadas. Aquello que será el relato de estos sucesos, 
 está presente como anuncio desde las propias paredes de la fábrica.  
Logra de esta manera confundir los tiempos del relato y de la realidad  
filmada, potenciando el momento del registro. Cómo no tomar conciencia  
de lo que significa este registro (tanto por parte de los trabajadores  
como del grupo cinematográfico), a partir de su inscripción concreta en 
 esta realidad filmada.
Asistimos a la decisión de marchar hacia
 el congreso para exigir las  mejoras. Vemos los preparativos, 
participamos de la marcha, oímos las  canciones, las proclamas. Una 
cámara que marcha, junto a nosotros.
Solo el pueblo salvara al pueblo
Y en el medio del conflicto, la historia
 se complejiza. Y aparece el  homenaje al intelectual revolucionario: 
Rodolfo Ortega Peña [militaba en  el Peronismo de Base]. El único 
diputado que se acerco a escuchar a  estos trabajadores, que se implicó 
con ellos. Un referente en esta época  de compromiso y militancia. La 
marcha al congreso es el 29 de Marzo de  1974. Menos de 5 meses después,
 el 1 de Agosto, será asesinado en la vía  pública, al bajar de un taxi,
 en una zona liberada del centro porteño,  por la organización 
parapolicial La Triple A. Es por eso que es un  homenaje doblemente 
significativo: por la importancia y el riesgo de  denunciar claramente 
su asesinato y a sus ejecutores tan cerca del echo;  y por las 
diferencias políticas que tenían con este referente del  “peronismo 
revolucionario”, que sin embargo los unían en el enemigo a  enfrentar. 
La filmación de esa plaza, en la que Ortega Peña arenga a los  
trabajadores para que continúen con la pelea y no esperen que el  
congreso les solucione el problema, demuestra la honestidad y el respeto
  con que tratan a este abogado revolucionario.
Aquí podemos encontrar un rasgo común a varias de las películas del grupo o de Gleyzer ('México, la revolución congelada';
  'Los Traidores'; 'Ni olvido ni perdón'): incluir en el análisis al  
peronismo revolucionario, confrontarlo criticamente, entablar un dialogo
  superador de dicotomias. Estos intentos son cercanos a la propuesta 
del  FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo), que era el frente 
del  PRT-ERP que intentaba la unidad con otros sectores políticos. Se lo
  muestra a Ortega Peña participando justamente del VI Congreso del FAS,
 y  son las únicas siglas políticas que aparecen en la película. Dice la
  voz en 'off': “Diputado del pueblo. Apoyó siempre a los obreros en  
conflicto, buscó continuamente la unidad entre la izquierda combativa y 
 los sectores revolucionarios del peronismo”. Podemos diferenciar estas 
 películas de alcance un poco mayor, con los comunicados del PRT-ERP  
filmados por el grupo (Swift, BND), claramente ligados al desarrollo del
  partido, a un sentido más propagandístico. Es diferente el enfoque y 
el  análisis, el punto sobre el que se decide incidir.
Ortega Peña expone el problema, y 
entrega el petitorio a los  diputados que se han comprometido a asumir 
el problema “dentro de este  marco limitado como saben ustedes que es el
 parlamento”, dice el  diputado. “Pero una vez más queremos recordarles:
 la lucha no se libra  en el congreso sino que la libran los propios 
trabajadores. Solo el  pueblo salvara al pueblo, no debemos olvidar 
esto”, remata.
“Por una ley que favorezca a la clase obrera en general”
Los trabajadores logran un primer 
triunfo en Insud: consiguen que la  empresa reconozca la existencia de 
Saturnismo, y que les pague las seis  quincenas adeudadas. En el 
Congreso, la cámara dialoga con el obrero  orador, lo sigue. Lo retrata.
 Ambos están testimoniando, denunciando.  “Prácticamente somos hombres 
inútiles”, dirá él. Por la explotación de  los monopolios, de este 
sistema. Es el gran protagonista de la película:  un dirigente obrero de
 base, al que la cámara le permite explayarse, lo  acompaña en sus 
discursos tan cinematográficamente expresivos. Es un  hallazgo, y 
Gleyzer se da cuenta inmediatamente. Son los momentos más  ricos, cuando
 este obrero se abisma en su mismo discurso al intentar  exponer lo que 
les pasa, lo que sienten. Y la cámara acompaña, no  intenta embellecer 
su relato, su testimonio. Interpreta el valor de esa  puesta, de ese 
discurso. “Y al trabajador no lo atajan paredes, ni  ametralladoras, ni 
tanques”, dice, montado luego del homenaje a Ortega  Peña, a la imagen 
de su ataúd. Y nos conmueve, nos moviliza, logra  impelernos a continuar
 nuestro accionar, a no desistir.
De este caso particular sacamos la 
enseñanza del funcionamiento  general del sistema. “En Insud el 
capitalismo no ha reparado en hacer  peligrar la vida de los obreros. Es
 que el capitalismo solo puede  obtener su ganancia explotando a los 
trabajadores, robándoles la parte  de las utilidades que les 
corresponde”, nos aclara la voz en 'off'. Y  allí les da voz a los 
capitalistas para que nos expliquen como han  llegado a ser los dueños 
de las máquinas: acumulación originaria, dirá  Marx. Aquí nos 
encontramos con uno de los aportes fundamentales de Cine  de la Base al 
cine político-militante (revolucionario): la utilización  de la 
animación, y con ella, del humor. Dentro de la película, este  breve 
corto de animación sirve para producir un extrañamiento, una  ruptura en
 su discurso. Algo inesperado sucede: vemos una animación en  la que se 
ridiculiza al capitalista, a la vez que se nos muestra la  injusticia 
capital de este sistema. Su explicación, su discurso, es tan  ridículo 
como ficcional. Solo la violencia puede sostenerlo; la  violencia 
diaria, cotidiana, imperceptible de tan naturalizada. Aquí el  humor 
permite retratarla en su verdad, que es completamente falsa. Y  permite 
al espectador experimentar una suerte de “extrañamiento  brechtiano”, 
una ruptura en el canon documental con este relato  ficcional y 
humorístico. Se hace palpable el aquí y ahora de la  proyección, del 
discurso. Lo testimonial abre paso al análisis, que  desde el humor se 
nos impone.
El extrañamiento también se refuerza en 
la utilización de la música.  Este cantor popular (la leyenda nos cuenta
 que fue Gleyzer quien se lo  cruzo, y quiso incluirlo en la película) 
también maneja el humor y la  ironía. Sus canciones de protesta son 
absolutamente contrapuestas a lo  esperable, son consignas simples y 
directas, que denuncian y proponen  respuestas directas. Su versión de 
los versos de Guillen que dan título  al film, es tan original como 
disruptiva; exquisitamente desprolija. Y  en el final, rematara sobre 
imágenes del Cordobazo un “Los vamo a  reventar, los vamo a reventar”, 
tan apoteótico como genuino,  profundamente popular. El recorrido de las
 canciones permite pasar de un  primer momento de ruptura humorística, a
 este final que nos convoca a  la lucha, de un modo original y sincero.
Para el cierre queda la reflexión de un 
trabajador en la olla popular  de la fabrica, sobre las elecciones del 
11 de marzo (del ´73), y la  liberación que han votado y de la que no se
 ha dado nada. Las últimas  imágenes retoman el Cordobazo, la 
movilización obrero- estudiantil, el  pueblo en las calles, buscando esa
 liberación. Profunda reflexión sobre  esta democracia burguesa, 
conflicto ineludible con los “peronistas  revolucionarios”, apuesta y 
convocatoria al pueblo, a la clase obrera.  Ultima película dirigida por
 Raymundo Gleyzer, es una clara exhortación a  no caer en la trampa de 
la democracia representativa burguesa, a no  perder todos estos años de 
lucha y de organización, a no dejar caer las  banderas. Le llevó la vida
 este planteo, este ideal. Como a tantos  otros.
“Esta película es nuestro homenaje. Compañero Ortega Peña, Presente. Hasta la Victoria Siempre”.
Coda: Fragmentos recuperados
De la copia que circula en la Argentina, ha reaparecido un faltante que se recuperó en Italia, y que aparece en 'Un arma cargada de futuro',
  la película de Mascaró Cine sobre la política cultural del PRT-ERP y 
su  frente cultural, el FATRAC. Allí aparece el secuestro del director 
de  la Empresa de Industrialización del Plomo INSUD, Enrique Mendelsohn,
  realizado por el ERP. Quienes lo cuentan son los trabajadores, en al  
olla popular. Recuerdan cuando no les pagaba, cuando los amenazaba con  
pegarles con un látigo para que trabajen. La acción es así presentada  
desde las bases, y apoyadas por éstas. Por comprender que esa acción  
violenta se suma a sus luchas, en búsqueda del triunfo de la clase  
obrera. Un faltante en la copia que recupera parte de esa historia, y de
  esas luchas.
 
 
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