La injerencia de
Estados Unidos en los asuntos internos de Paraguay forma parte de su
cotidianidad, e incluso, se ve como algo normal.
En la situación
actual, cuando se ha entrado en la etapa final de la carrera electoral,
los dos candidatos con opción de ganar las elecciones Santiago Peña de
la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) y Efraín Alegre
del partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) se reunieron por separado
con el embajador de Estados Unidos Marc Ostfield y publicaron
ostensiblemente las fotos del encuentro.
Ambos son
candidatos del sistema y fuertes aliados de Estados Unidos, de manera
tal que esta acción no se entiende como injerencia.
Aunque solo hace
unas semanas, todo indicaba que el candidato colorado Peña sería el
ganador en las elecciones salvo que se produjera algún hecho
impredecible y sorpresivo. Tal evento tuvo lugar el 26 de enero pasado
cuando Estados Unidos impuso sanciones económicas al vicepresidente de
Paraguay Hugo Velázquez y al expresidente Horacio Cartes por
"corrupción", tras haberles vetado la entrada al país hace meses.
Tal como ocurrió en
Honduras con el expresidente Juan Orlando Hernández, Washington sostuvo
sus candidaturas, las apoyó soslayando las acusaciones de
organizaciones internacionales independientes y de parte importante de
la opinión pública de sus propios países, para después arremeter contra
ellos cuando ya no les sirven para su arremetida conservadora y
contraria a los intereses de los pueblos.
Vale decir que
existiendo condiciones objetivas y subjetivas para producir un cambio
similar al que ha venido ocurriendo en buena parte de América Latina, la
división de la izquierda no le permite a ésta, ser un actor electoral
importante.
En medio de la
dinámica electoral, el candidato del PLRA ha hecho algunas concesiones
para atraerse a un sector de la izquierda que forma parte del Frente
Guasú. Entre las declaraciones electoreras hechas por Alegre, resalta el
anuncio de que en caso de ganar las elecciones, establecería relaciones
con China, lo cual no pasa de ser una maniobra electorera según la
opinión de la mayoría de los analistas paraguayos.
En este marco, la
decisión de Estados Unidos de colocar a Cartes en la lista de políticos
corruptos del departamento de Estado no pasa de ser una nueva maniobra
injerencista. Por ello, cualquier empresa o ciudadano que haga negocios
con Cartes será sujeto de sanciones por parte de Washington. En una
maniobra desesperada, Cartes cedió a sus hijos las acciones de sus
empresas con el objetivo de evadir las sanciones, buscando sobrevivir
como empresario, toda vez que su carrera política parece haber llegado a
su fin.
Con esta
disposición, Estados Unidos manifiesta una intrusión abierta y descarada
en el proceso electoral que fue ocultada por los medios de comunicación
paraguayos. Esta acción ha generado un verdadero problema para la
candidatura de Santiago Peña que creció políticamente de la mano del
expresidente y se le conoce como su pupilo más cercano.
Cuando la decisión
de Estados Unidos ya no pudo ser ocultada, y los medios –como movidos
por una varita mágica- iniciaron un frontal y homogéneo ataque contra
Peña, éste se reunió con el embajador de Estados Unidos tras lo cual
hizo una declaración de prensa en la que resaltó que en caso de ganar
las elecciones la prioridad de su política exterior estaría encaminada a
fortalecer las relaciones de Paraguay con Estados Unidos, Israel y
Taiwán. De esta manera, lanzaba un mensaje directo a la clase
empresarial sobre todo si se considera que algunos sectores de ella,
sobre todo los vinculados a la producción de carne y soya -priorizando
sus grandes intereses corporativos- de forma cada vez más desembozada
opinan favorablemente acerca de la necesidad de establecer relaciones
con China.
La declaración de
la embajada de estados Unidos del 26 de enero pasado fue particularmente
dura al afirmar que “antes, durante y posterior a su mandato
presidencial”, Cartes incurrió en un "patrón coordinado de corrupción"
que incluye sobornos a funcionarios y legisladores. El propio embajador
estadounidense Marc Ostfield, aseguró que durante más de una década,
Cartes aprovechó su riqueza adquirida ilegítimamente y su influencia
“para expandir su poder político y económico en las instituciones
paraguayas”.
Por esta razón la
Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos
resolvió sancionar a Cartes por su “implicación en una corrupción
sistemática que ha socavado las instituciones democráticas en Paraguay”.
Así mismo la OFAC congeló los activos financieros que pudiese tener en
Estados Unidos, además de lo cual, se impusieron sanciones específicas
contra cuatro empresas controladas por Cartes y su familia. Con esta
acción, Estados Unidos debilitó al partido colorado que ahora busca
distanciarse del expresidente.
En este marco,
Peña, subrepticiamente ha buscado desmarcarse de su relación
privilegiada con Cartes. En caso que ganara Peña las elecciones, para
sostenerse, va a hacer todo lo que esté a su alcance para favorecer las
instrucciones de la embajada de Estados Unidos porque esa pareciera ser
su mejor carta de victoria.
Eso, por supuesto,
incluye su alejamiento de Cartes del que no puede desprenderse ahora
porque lo necesita para ganar las elecciones dada la gran influencia que
el expresidente mantiene en importantes sectores del partido colorado.
No obstante, siguiendo instrucciones de la Embajada de Estados Unidos,
Peña se ha cuidado de no criticar públicamente a Cartes.
Esta situación
parece contradictoria, porque la decisión de Estados Unidos de
involucrar a Cartes con la corrupción podría haber sido interpretada
como favorable para el PLRA. En realidad, como ha dicho una analista
paraguayo, lo que ha hecho la embajada de Estados Unidos es un “reseteo”
interno para colocar bajo su control tanto a liberales como a
colorados, de manera que no haya salida al margen de cualquiera de estos
dos partidos, sabiendo que el que gane, estará en total sintonía con
Estados Unidos.
Según el portal del
partido Frente Amplio de Paraguay, proclive a la candidatura de Alegre,
la oposición ha comenzado a insistir en la necesidad de “voto útil” en
favor de éste, a fin de derrotar a Peña. Afirman que todos los sondeos
apuntan a un enfrentamiento entre Alegre y Peña por lo cual están
apelando a la creación de un frente único en el que “los demás
candidatos de oposición antepongan la posibilidad de alternancia optando
por el mejor posicionado”.
De otro lado, a
partir de su tradicional oportunismo extremo, el PLRA señala que en el
escenario actual, se debe dar una alternancia que obliga a la
designación de un candidato único de la oposición, como opción que
ofrecería grandes posibilidades para derrotar al partido colorado.
No debe olvidarse
que el PLRA formaba parte de la coalición de gobierno que llevó al poder
a Fernando Lugo, para después hacer una alianza con los colorados que
propiciaron el golpe de estado de 2012 para hacerse del poder. De manera
que la traición es parte natural de su quehacer político. Eso lo sabe
la embajada de Estados Unidos. Y es a partir de ello que está
construyendo su cambio “gatopardiano” en el país guaraní.