Por el camino correcto (parte 2). Por Fabián Escalnte Fontpor La pupila insomne |
La crítica y la autocrítica es consustancial a las ideas marxistas y socialistas. Fidel el 26 de julio de 1962, en crítica pública al sectarismo, citó a Lenin al decir: “la seriedad de un Partido revolucionario se mide por su actitud ante sus propios errores”. Nuestros enemigos son ajenos a estos conceptos y tratan de tergiversar y difamar la crítica revolucionaria, que siempre es constructiva y tiene la finalidad de señalar los errores, sus responsables y enmendar el camino en pos de las soluciones necesarias.
A un mes de los sucesos del domingo 11 de julio, la sesgada información sobre los mismos, imposibilitan conocer con exactitud qué fue lo que sucedió, en qué localidades y provincias se realizaron las protestas y disturbios, cual fue la magnitud alcanzada y por qué no fueron neutralizados a tiempo, a pesar de que el planeamiento de una acción de calle, con una “carga” subversiva, se publicitaba por las redes sociales.
Ello es fundamental, pues su conocimiento posibilitará a los combatientes revolucionarios, que somos mayoría, orientarnos en el actual panorama político y en los planes imperiales en marcha.
Como se ha conocido, las protestas y disturbios citados tuvieron cinco componentes esenciales:
1.- el incremento del bloqueo multilateral impuesto por Estados Unidos;
2.- una acción enemiga muy bien diseñada para subvertir el orden social, utilizando las “redes” como principal protagonista, organizando la diseminación de rumores y falsas noticias y alentando la protesta pública a causa de apagones y otras penurias, además de la utilización de agentes del patio, actividades estas que no fueron descubiertas y neutralizadas a tiempo;
3.-La irritación de sectores poblacionales a causa de la extensión y agresividad de la pandemia; la escasez de alimentos y medicamentos, con las interminables colas y la presencia en ellas de antisociales que comercian los turnos y controlan el lugar, con independencia de la “vigilancia” de brigadistas y policías.
4.- los errores del denominado “ordenamiento”, que de la noche a la mañana cambió el mapa socio económico del país, generando un estado de incertidumbre e inestabilidad económica y social de proporciones aún pendientes de evaluación.
5.- la deficiente comunicación de los “sucesos” al pueblo, para explicar y reconocer causas y errores, y también para señalar el rumbo.
Después de los eventos referidos, las autoridades correspondientes han tomado -con carácter de urgencia- medidas esencialmente económicas, aunque también políticas, las primeras, algo dilatadas, en el proceso de establecer las normativas legales, lo que ha sido utilizado por adversarios y enemigos para considerarlas resultado de las protestas realizadas.
Las segundas, han implicado la presencia de los principales dirigentes del Partido y el Gobierno, reunidos con los productores, con los profesionales, con los jóvenes universitarios, con artistas y juristas, con la población, lo cual ha devenido en ejercicio democrático y revolucionario y contrarresta en medida importante las campañas subversivas,
Las visitas que hoy se realizan por los principales dirigentes del gobierno y el Partido, encabezadas por el Presidente Díaz Canel, resultaran el método adecuado para comprender las deficiencias antes apuntadas y buscar, como se hace, las soluciones, que por cierto, no sobrevendrán como milagros, pues ellas tendrán que abrirse paso, no solo contra el accionar enemigo, sino también en lucha tenaz con la burocracia y el pensamiento conservador e inmovilista.
Es vital el análisis y la reflexión publica, por los medios masivos a nuestro alcance, principalmente la TV, de las causas y condiciones, y de los errores económicos y políticos que provocaron las protestas y disturbios conocidos y que con independencia de la acción enemiga, tiene un componente social y económico.
Nuestro pueblo, educado por Fidel Castro, acostumbrado al diálogo permanente, al análisis de los problemas, las dificultades y los errores, no se resigna a que no se profundice en ellos y se señalen las soluciones. En ocasión del revés de la zafra de los 10 millones explicó directamente: “...esta batalla de los 10 millones no la ha perdido el pueblo. Nosotros podemos decirle con absoluta seguridad que el pueblo no perdió la batalla…….Esa batalla la perdimos nosotros. La perdió el aparato administrativo y nosotros, los dirigentes de la Revolución….”, y a continuación señaló las acciones a seguir.
Luego, en los inicios de éste siglo, nos explicó y desmenuzó su concepto de Revolución, devenido en legado, que entre otras ideas exponía con meridiana claridad que: “Revolución es el sentido del momento histórico”… Cambiar todo lo que deba ser cambiado”…. etc. Finalmente, en el 2005 en histórica intervención en la Universidad habanera, nos alertaba de que la Revolución solo podría ser destruida desde dentro.
La rectificación de errores y tendencias negativas, enunciadas por Fidel en 1986, continúan con vigencia invaluable. Las estructuras políticas y de gobierno locales han devenido en mecanismos de participación formales, con poca representatividad, plagadas de formalismos y habitualidad. Es necesario –como en varias ocasiones ha reiterado el Presidente-, crear mecanismos ágiles, que nos permitan llegar a los lugares más vulnerables, a los más desatendidos.
En la vida partidista, no se puede resolver con viejos métodos y estilos de trabajo, la compleja y grave situación política, social e ideológica, por la cual atraviesa la Nación.
Proyectar un plan de medidas (en diapositivas) para “listar”, “determinar” y “definir” a priori las dificultades y problemas políticos existentes en “todo el país”, no alcanzará para enfrentar adecuadamente la respuesta que en territorios y localidades, las fuerzas revolucionarias deben ejecutar en la defensa de las conquistas sociales, políticas y económicas alcanzadas en estas seis décadas. Las organizaciones políticas y sociales, también las de masas, deberían tener un nivel de decisión para que las acciones consensuadas en su seno, se instrumenten de inmediato para el combate.
La política hay que “hacerla” en las calles, en el enfrentamiento directo a las ideas enemigas, esclareciendo al confundido, al honesto, teniendo en cuenta que no se puede generalizar y que los problemas de unos no son los de otros.
Las visitas a los territorios por parte del Presidente y otros dirigentes del Partido y del gobierno, se han multiplicado, para constatar los problemas existentes y en su caso, buscar soluciones. Nuestros Delegados del Poder Popular, los Intendentes y Gobernadores, los Secretarios del Partido, Presidentas de las Delegaciones de la FMC, Coordinadores de los CDR, seguramente conocen al detalle los problemas de cada territorio, insistentemente planteados una y otra vez por sus electores y miembros de las mismas.
A grandes problemas, grandes soluciones.
Un aspecto importante, que afecta a nuestra organización en las comunidades es su debilidad en edad y número. El núcleo zonal es, en la actualidad, el “retiro” de los que fueron la vanguardia revolucionaria, de los que aún mantienen la fe, y la consistencia política, excelentes compañeros, pero de edad avanzada, que muchas veces tienen dificultades, por problemas de enfermedad, hasta para asistir a las reuniones, con limitadas posibilidades de orientar a las organizaciones de masas y sociales locales, dialogar con la población, y mucho menos enfrentar –físicamente- al enemigo.
Los comunistas, vanguardia de las masas revolucionarias, deben militar en la base, (mayoritariamente y salvo excepciones) en el barrio, en el Consejo Popular en la cual habita con su familia y debe ser ejemplo, en tanto es allí, donde se desarrolla la batalla política, la defensa de las conquistas revolucionarias. “Atraerlos” o “sumarlos” a las actividades políticas del núcleo zonal es una experiencia que no logro resultados en los 90, por la sencilla razón que los “militantes de centros de trabajo” no se sentían subordinados a la instancia municipal.
El núcleo –zonal, o territorial- debería ser “la célula fundamental”, el centro dirigente de la base, y allí deberían desarrollar su vida política los militantes. Esa podría ser una decisión -casi impostergable- en una estrategia para enfrentar no solo al enemigo, sino el resto de las afectaciones que padecemos, incluyendo las batallas contra la pandemia, la corrupción, la inacción y la abulia.
Por otra parte, el trabajo político e ideológico debe proyectarse a cada nivel del cual se trate: nacional, provincial y local. Los territorios, regiones y comunidades tienen problemas diversos y propios y en ese sentido debe planificarse su respuesta, que debe ejecutarse sin dilaciones ni consultas innecesarias, proporcionando los niveles de decisiones necesarios.
A ello se sumaría la necesidad de las organizaciones de base del Partido y la UJC de escuchar y dialogar constantemente, comprender las críticas que se producen en el territorio, para solucionar los asuntos que estén a su alcance, explicar cuáles no se pueden remediar de inmediato y elevar éstos a los niveles correspondientes en busca de soluciones a mediano plazo.
Un comunista no debe permanecer en silencio ante una manifestación hostil, provocadora o confusa y ello solo se logra con la militancia comprometida en la comunidad. El pensamiento revolucionario y anti imperialista se desarrolla en el combate contra las ideas del enemigo.
Nunca antes en nuestra historia revolucionaria ha sido mayor el peligro de la agresión imperialista, nunca tampoco ha sido tan fuerte y coordinada esta ofensiva emprendida por el Imperio que pretende abiertamente y a contra pelo de la opinión pública mundial, asesinar el proyecto revolucionario cubano.
La actividad subversiva es hoy un asunto de prioridad nacional, en tanto enfrentamos una ofensiva enemiga de dimensiones sorprendentes, que utilizan las redes sociales, agentes internos, familiares residentes en el exterior, los medios radiales, las agencias de prensa extranjera etc., a los fines de dañar y desacreditar el prestigio y la credibilidad de la Revolución y al Socialismo.
Biden, como afirmara un colega, es el mayor Trumpista que hoy existe en Norteamérica y probablemente imbuido por la Mafia cubano americana de Miami, se ha ilusionado con ser el Presidente que derrotara a la Revolución cubana. ! ILUSO!!
La emigración cubana se ha visto bombardeada e influenciada por la propaganda enemiga y ella a su vez, se proyecta –muchas veces negativamente- sobre familiares y amigos en el país, algo que no debe subestimarse. Estas circunstancias influyen de manera directa en sectores de la sociedad cubana, que sufre de penurias y dificultades y a la cual no llega con efectividad el mensaje revolucionario, y reclama soluciones.
La ofensiva enemiga no ha quedado atrás y se preparan para lo que consideran el golpe final. Nada ha concluido, en tanto las causas que originaron las protestas y disturbios, al menos las socioeconómicas y pandémicas, se mantienen, mientras se incrementan a través de las redes sociales los llamados a la violencia, y la realización de todo tipo de actividad subversiva, asegurados con presupuestos millonarios destinados a estos fines, y el Gobierno de Estados Unidos, aprueba nuevas medidas para continuar la agresión por todos los medios a su alcance.
El gobierno revolucionario ha comenzado a tomar medidas que permiten destrabar las fuerzas productivas, mejorar las condiciones de vida en barrios marginales, favorecer la importación libre de impuesto de determinadas mercancías y facilitar la producción agropecuaria, se realiza un esfuerzo tremendo, tareas que deben mantener el seguimiento critico actual. Profundizar en los errores, enmendar el camino.
A éste aguerrido pueblo cubano, no le falta patriotismo, ni solidez política para evaluar y analizar dificultades, errores y deficiencias, en tanto existe suficiente reciedumbre ideológica, moral, patriótica y cultural para discutir cualquier cuestión con argumentos Revolucionarios, Martianos y Fidelistas: esta es la época que nos ha tocado vivir, y la viviremos, y venceremos. Patria o Muerte. ¡!!
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